—Lo haces muy bien —Changbin tomaba las manos de Jeongin.

—Solo no me sueltes, por favor —estaban en medio de la pista y Jeongin tenía miedo de perder el equilibrio.

—Te enseñaré a avanzar —lo guió hasta los laterales hasta que Jeongin pudo sostenerse del barandal, retrocedió un poco y le indicó cómo debía de avanzar, cómo colocar sus pies y equilibrarse al mismo tiempo.

Jeongin realmente tenía miedo de caer de cara contra el suelo si se soltaba.

—Yo estoy aquí, nada que temer —Changbin estaba como tres metros al frente, con sus brazos abiertos esperando a que Jeongin avance hacia él—. No te caerás, si te resbalas, yo te sostendré.

El menor tragó grueso y lentamente soltó la baranda avanzando como Changbin le enseñó, sus brazos estaban en sus laterales buscando equilibrio.

—Aquí estoy —faltaba solo un metro para que sus manos se tocasen.

Jeongin se estiró un poco para alcanzarlo, mala idea, resbaló al no hacer un buen movimiento y hubiera caído al suelo de no ser por Changbin.

—Te tengo —sostuvo su cintura y lo levantó, estaban cerca, bastante.

—Gracias... —se puso algo nervioso, nadie lo había mirado de esa manera tan cariñosa y cálida... se sentía... seguro.

Changbin quería acortar aquella distancia, pero tal vez no era lo que Jeongin quiere, así que se separó sin borrar su sonrisa.

—¿Quieres ir por un helado? —el mayor invitó.

—¡Sí! Vamos —aún tenía tiempo, como 3 horas.

Se sonrieron y salieron de la pista para ir por un helado como Changbin dijo.

(...)

—Tocaré el timbre —Jeongin bajaba del auto de Changbin, lo llevó a casa.

—Te acompaño, quiero hablar con Chris —bajó de la movilidad de igual manera.

Jeongin tocó aquel botón que avisaba al residente que alguien había llegado y pocos minutos después, Chris estaba en la entrada.

—¡Chris! —Jeongin se lanzó a abrazarlo, definitivamente era diferente cuando miraba a Chris y cuando miraba a Changbin.

—Jeongin —aceptó el abrazo con retraso.

—Hasta luego, Changbin, me divertí hoy —el peliblanco se separó, miró al castaño y colocándose de puntillas besó su mejilla.

—Sí... yo igual me divertí —el lugar donde Jeongin había besado, se sentía cálido.

Jeongin le sonrió y entró a la casa, Chris estaba por cerrar la puerta, pero Changbin lo detuvo.

—Espera —detuvo a Chris—. Necesito preguntarle algo.

—Dime.

—¿Te gusta Jeongin? Porque te veo algo incómodo desde que hablo con él y si es así yo me alejaré, tan solo dime, yo entenderé —la amistad era primero.

—No, claro que no —le sonrió—. No me gustan los hombres, eres libre de coquetear y salir con Jeongin, él... no es mi tipo.

—Oh, que bien, porque sería horrible coquetear con alguien que te gusta, bien, eso era todo, nos vemos pronto —se alejó subiendo a su auto y perdiéndose en lo lejos.

—¡Jeongin! —Chris llamó desde la planta baja cuando cerró la puerta de entrada.

—¿Sí, Chri...? —no pudo terminar su oración, sus labios fueron fuertemente atacados cuando bajó al llamado de Chris.

—¿Qué hiciste con Changbin? —se separó un poco, no estaba celoso, claro que no, solo tenía curiosidad.

—Fuimos a patinar —sus mejillas estaban calientes—. Y me invitó un helado.

—¿Hicieron algo más? ¿Te tocó? —ni él sabía por qué hacía esas preguntas.

—No... solo me sostuvo para que no caiga —Chris estaba demasiado cerca y lo ponía tímido y nervioso.

—Ah, ¿sí? —quería saber dónde lo había tocado, pero no preguntó, en vez de eso volvió a besarlo, esta vez más intenso, ni siquiera había necesidad de besarlo, simplemente quería hacerlo.

—Demasiado rápido —Jeongin se separó al no poder seguir el ritmo del beso.

—¿Lo quieres más lento? —sujetó su cintura llevándolo al sofá.

¿Por qué te estoy besando?

El beso ahora era más lento, pero la intención del beso no disminuía al igual que la velocidad, es más, las caricias empezaron.

—No me derretiré en un rato, puedes parar —Jeongin habló pensando que Chris lo besaba solamente para mantenerlo en esa forma.

—Ya lo sé —y continuó el beso mientras acariciaba su cintura, el cuerpo de Jeongin era realmente hermoso, su cintura era fina, sus brazos delgados, sus manos pequeñas pero delgadas, su piel era tan blanca cuál porcelana y sus labios rosados.

Se acostaron en el sofá, Chris se abrió paso entre sus piernas para poder besarlo mejor, el ambiente cambió de temperatura, ahora hacía calor.

¿Por qué te estoy haciendo esto?

—Lo siento... iré a darme una ducha —Chris se separó repentinamente, se levantó y subió las escaleras dejando a un acalorado y un poco confundido Jeongin acostado en el sofá.

—Si me quiere... al menos un poquito —el menor sonrió y soltó un grito en sus adentros, Chris si lo quiere, al menos eso le estaba dando a conocer.

Bésame hasta que puedas decirme la verdad.