Primer y único capítulo.
Mis ojos se mueven rápidamente por sobre el folio, leyendo su contenido. Lo aprieto entre mis dedos, con rabia y frustración. Aún después de tanto tiempo, me sigue produciendo esos sentimientos.
«Desaparecido, sobreviviente de asesinato (...)» encabezaba la portada del famosísimo periódico Daily News.
Jeff no era un sobreviviente del asesinato.
Él era el asesino.
Lo sé. Lo vi, al final de ese fatídico día, él estaba en mi ventana, con su rostro desfigurado, sus parpados cortados al igual que su boca en un mórbido parentesco al Guasón. Aunque sus ojos ya no desbordaban timidez, como la primera vez que lo vi (lo recuerdo muy bien, porque por lo tímido que se mostraba, me causó ternura), sus ojos se veían siniestros ésta vez, como si quisiera matarme, nuestros ojos no hicieron contacto por mucho tiempo, porque se fue. Sonriéndome psicópata, como si quisiera advertirme de algo: no estoy a salvo, un hecho.
Con un encendedor comencé a quemar el periódico frente a mis ojos, sintiendo las llamas cerca de mi cara.
Estaba en medio de la noche, serían alrededor de las 10pm. Las calles extrañamente estaban solas, y yo estaba en medio de la calle, buscando que me atropellasen, seguro.
Ese periódico, que desde los 12 años lo había tenido guardado, ahora por fin me deshago de él. Han pasado 4 años desde la última vez que vi a Jeff, y lo recuerdo todo tan bien como si hace solo algunos segundos hubieran pasado, y es que, su rostro, tan cambiado... no sale de mi mente, aterrándome, sobre todo a la hora de dormir, se ve muy lejos de alejarse de mis pesadillas.
Tomo rumbo a mi casa, rápidamente. Mis padres podrían enojarse —si es que ya no lo están.
Lo único que se escucha es silbar del viento, pasando por entre las copas de los árboles y la suela de mis zapatillas contra el asfalto. Estoy trotando, siento miedo. Estoy corriendo, alguien me persigue.
Toco tupidamente la puerta de mi casa, y mi madre me abre la puerta, me mira entre sorprendida y burlona.
—Te acordaste de que tenías casa —suelta— ¿Por qué tan agitada?
—No es nada... sólo... quería volver, ya salí a caminar sola y eso... así que... ya estoy aquí.
Ella me mira con recelo, pero al final me deja libre. Subo las escaleras de mi habitación y prendo todas las luces, sintiéndome insegura en la oscuridad, aunque sé que luego tendré que apagarlas, y todo se verá sumido en color negro.
Me tiro a mi cama, y suspiro cansada. Había sido una carrera contra «eso» que me seguía, o con lo que yo me había imaginado que me seguía.
La luz se apaga y mi corazón se acelera, pero luego me tranquilizo rápidamente al escuchar un «Buenas noches, cariño», por parte de mi madre.
Cierro los ojos esperando quedarme dormida, pues estaba cansada y me dolían las piernas junto con el pecho, en cuanto mis músculos se relajan, escucho una risa, su risa. Abro mis ojos de golpe y veo su sonrisa entre la oscuridad, sin poder contenerme pego un chillido y la sonrisa desaparece entre la oscuridad como si nunca hubiera existido, o bien, nunca existió y yo me ando imaginando cosas.
Escucho a alguien correr por las escaleras, la luz se prende y veo el rostro de mi preocupada progenitora asomarse por la puerta.
—¿Qué pasó? —me pregunta, agitada.
—No es nada... yo solo... una pesadilla.
—Todo es culpa del computador y esas cosas raras que andas viendo por internet—gruñe.
Yo ruedo los ojos ante su típica respuesta. Ella se va negando con la cabeza y alegando que «en sus tiempos nada de esto ocurría».
Suspiro, me paro de mi cama, busco mi celular, me aseguro de que esté con batería, apago la luz y me acuesto con mi celular a mano por si las dudas. Imaginación o no, dormiría preparada para cualquier cosa.
Me remuevo incómoda en la cama luego de haber dormido mi primer sueño. Miro la hora en mi celular y me siento perturbada cuando veo que son las 2 de la mañana.
La oscuridad me asecha, ya puedo ver cómo algo se esconde entre ella y de la nada va a saltar hacia mi rostro, atacándome. O que la puerta se va a abrir de golpe y alguien de alto peligro para mí entrará por ahí, tengo miedo, porque no puedo ver qué está sucediendo concretamente en mi habitación, el sol no está y sólo puedo iluminar con la luz de mi celular.
Ojos grandes que me observan fijamente y sonrisa amplia, lo imagino y me aterro completamente, aún después de tanto tiempo no dejo de pensar en ello.
Mi pulso está acelerado debido al miedo que siento. Comienzo a sudar y me da miedo siquiera moverme, trato de alentarme a mí misma, pero no me sirve de nada. Creo que al más mínimo movimiento alguien más además de mí va a reaccionar.
Estoy sudando, mi cuerpo se siente caliente y las sábanas se me pegan a la piel, es incómodo, sin embargo, me siento incapaz de hacer algo al respecto. Quiero gritar, que mamá venga prendiendo todas las luces de la casa y se quede conmigo hasta el amanecer, tal y como lo hacía cuando yo era más pequeña, pero desgraciadamente ya estoy lo suficientemente grandecita como para consolarme por mí misma y convencerme de que esas cosas no son más que cuentos para asustar a la gente.
Mi cuerpo me pide moverme, no obstante, mi mente se traba y no quiere. Cierro los ojos esperando lograr volver a quedarme dormida.
«Sabes que no puedes escapar así de fácil.» escucho, y esa no es mi voz interna.
Jeff, ¿eres tú?
Jeff, por favor...
Ya déjame tranquila.
***
Me encuentro debajo de mis sábanas observando la hora en mi celular. La noche se me ha hecho eterna, sintiendo ojos desconocidos sobre mi persona y una sonrisa burlona en la oscuridad no son la mejor combinación para tener dulces sueños.
Algo en mi habitación cae, pero no sé qué es. Comienzo a sudar aún más, el miedo me está consumiendo. Consigo moverme lento debajo de las sábanas, y nada pasa. Sonrío para mí misma al ver que no ha pasado nada. Quizás solo fueron algunos libros de la escuela que dejé mal puestos en el estante y ahora han resbalado.
Siento un peso sobre mí y abro la boca para gritar por socorro, pero de mi garganta no sale ruido alguno, es como si me hubieran quitado el habla, y tengo más miedo, me desespero pues algo invisible está ahorcándome. De un momento para otro, he perdido la conciencia.
Despierto en un bosque, me asusto, pero quizás sólo es un sueño, quizás todo esto es un sueño. Me estrello contra un árbol y siento ganas de llorar. Esto no es un sueño.
—Corre, corre, que te pillo~ —canturrea una voz detrás de mí.
Volteo inmediatamente y ahora sí puedo gritar de terror. Gran sonrisa, grandes ojos, piel blanca, cabello negro y chamuscado. Ojos llenos de maldad. Sonrisa burlesca. Piel y cabello maltratado. Y un cuchillo ensangrentado.
Mis pies reaccionan solos, y comienzo a correr sin rumbo alguno, escapando de eso. Escapando de Jeff.
—¿No te parezco bello ahora?
—¿Ves mi sonrisa? Ahora nunca dejaré de sonreír.
—Seré gentil contigo, lo prometo.
Sus palabras me llegan como flechas al cuerpo, atemorizándome. Por más que corra, lo siento igual o más cerca que antes, él está jugando conmigo. Sé que él puede matarme cuando lo desee, incluso con sólo pensarlo, de todas formas mantengo una esperanza de seguir con vida, esperanza que se reduce gracias al cansancio que siente mi cuerpo después de tanto correr. No quiero morir aquí, no quiero morir en su juego.
Me sujeta por detrás, enrollando sus brazos sin ningún tipo de delicadeza alrededor de mi cuerpo, y para que me quede tranquila introduce levemente su cuchillo en mi estómago; dejo de forcejear inmediatamente y comienzo a llorar.
—Mg-j... ¿q-qué me-me jgh-harás? —pregunto entre lágrimas y totalmente desesperada. Sin aliento.
Saca el cuchillo entre mis carnes lentamente y suelto un chillido de dolor. La sangre inmediatamente empieza a correr. Sus brazos ya no me envuelven, pero me mantengo quieta y cierro fuertemente los ojos. Siento su lengua recorrer mi piel ensangrentada. Me empuja y choco contra un árbol, sus dientes aprietan mi mejilla izquierda con tanta fuerza que me arranca un pedazo de piel; él lo disfruta, aunque mantengo mis ojos cerrados y no puedo escucharlo a él gracias a mis gritos de dolor, lo sé.
Su cuchillo se desliza reiteradamente por sobre mi piel, cortándola. Lloro, pataleo débilmente y ruego para que me mate.
—Por... por favor... Je-Jeff... mát-mátame...
Y por fin hace caso a mis súplicas.
Salió más corto de lo esperado (? algo xpress, para leer así de carrerita, idk. Desde el fondo de mi kokoro espero que les haya gustado uwu
No lo he corregido, lo más probable es que tenga algunas faltas de ortografía, gramática y concordancia, por favor si ven alguna avísenme para corregir, no sean tímidas (? ah, kzi.
Bye, bye~
Go to sleep.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro