"Planes..."
- Así que... Nada. Ese estúpido dragón está feliz con esa pequeña bola blanca, ¿No? - dijo Jack dragón en una cabaña, en el bosque de la ciudad.
Habían cuatro personas en aquel lugar. No eran nada más y nada menos que Jack; aquel dragón que intento hacerme la vida imposible en el trabajo sin éxito. Jaqueline; aquella gata que me coqueteo antes de que estuviera junto a mi tigre. Esaú; el dragón rosado que me coqueteó en el restaurante antes de que tuviera el amor con mi tigre y Randal; el mejor amigo de Jack.
- Exacto, me da asco ese tigre, aún no entiendo porque está tan enamorado y no de esté. Esa pequeño dragón no sabe que es un hombre de verdad... - dijo aquel rosado riendo un poco.
- Agh... Ni me hables... La tiene bien grande...~ - dijo aquella gata.
- Lo se, lo sé, ellos ahora no son mi prioridad, quiero vengarme de esa estúpida familia... - en ese momento tocaron la puerta. Randal abrió con una bolsa que tenía un cuerpo.
- Aquí está el pinche padre, haz lo que quieras con ese estúpido tigre - dijo el mapache jadeando de cansancio.
El dragón y la gata al ver aquel cuerpo. Se asustaron, estaban siendo cómplices de un secuestro.
- Miren... Este es el estúpido padre de ese tigre - dijo rompiendo la bolsa y mostrando el cuerpo oscuro por las quemaduras.
- Q... Que, que, que, no, no, no... Amamos a Emanuel y queremos que ese tigre se valla de su vida, pero... Esto no es posible Jack... Esto... Esto está mal... - dijo el rosado asustado.
- No... No voy a ayudarte a matar a alguien... Yo me voy...
- Te sigo - dijo el rosado y la gata, pero Randal cerro la puerta con seguro...
Los pasos atrás alteraban a los animales acorralados.
- Griten todo lo que quieran... Total... - el dragón recargo el arma - Aquí no se escuchará nada... - apunto a la gata, ella se sorprendió.
La tranquilidad del bosque se fue en un parpadeo, dos disparos retumbaron por el área pero inaudible para alguien.
El dragón rosado y la gata negra cayeron al suelo, desangrando por un agujeros en ambas cabezas. Randal estaba también asustado pero no lo demostraba.
Jack miro ambos cuerpos, y comenzó a carcajear, miro el cuerpo chamuscado y río.
- No te preocupes, volverás a ver a tu hijo contigo en unos días... - el dragón comenzó a carcajear a más no poder. Randal solo abrió la puerta y se fue a la ciudad.
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