Capítulo 6
Podía sentir el corazón latiéndome en la garganta, mientras entreabría los labios, dispuesta a terminar con aquel momento de incertidumbre...
—¿D-De qué quiere hablar, señor Callum? —dije, bajando la mirada hacia mis pies, sintiéndome incapaz de mantener la suya.
¡Cielos! Me sentía tan diminuta... hubiese deseado mínimo aún llevar mis zapatos altos.
—¿Puedo pasar?
El ligero desorden que había en mi sala de estar volvió a mi memoria después de que había dado el consentimiento, asintiendo con la cabeza. Ya era demasiado tarde para detenerlo, él señor Callum se había adentrado en aquel espacio, y sus ojos azules inspeccionaban el lugar en un rápido vistazo, hasta que finalmente se posaron en mí.
—Perdone el desorden —dije, apenada, pasándolo de lado para recoger mis zapatos y el bolso. —. Puedo sentarse, si desea.
Él asintió con la cabeza, encaminándose hacia el sofá más más grande, en donde procedió a sentarse, viéndome recoger lo que podía para que el lugar se viese menos desordenado.
—Estábamos en medio de una conversación, Mackenzie y usted se marchó antes de que pudiera decirle más, y no conforme con dejar la reunión, también abandonó su puesto de trabajo. —me acusó, una vez que llegué al sofá pequeño, a un costado de aquel en que él se encontraba.
El momento había llegado... todo se había terminado.
—De verdad lo siento, señor Callum, y-yo no me sentí bien después de...
—¿Confesarme que te gusta mi hermano? —preguntó sin tacto.
Mordí mi mejilla interna, y bajé la mirada, sintiéndome un tanto avergonzada.
—No sientas pena, Mackenzie, no estoy aquí para juzgarte por tus gustos tan... excéntricos.
—¿Lo está para despedirme? —pregunté directamente, armándome de valor para verlo a la cara.
—No —respondió con presura. —. Claro que no, ¿por qué habría de hacerlo? ¿Porque me digas que te gusta mi hermano?
Tragué saliva, mientras jugueteaba con mis dedos de manera nerviosa. Si no era a despedirme, por qué había ido hasta mi casa, ¿y cómo encontró mi dirección? Bueno, eso si tenía respuesta; quizás lo vio en mi expediente, o le preguntó a Dante.
—¿E-Entonces de qué quiere hablar, señor Callum? —volví a preguntar.
Él inhaló hondo, mientras se removía un poco incómodo en el sofá, seguro pensando en qué sería lo siguiente que me diría.
—Te gusta Damián —comenzó por ahí. —. ¿Pero sabes que él...? Es decir, él...
—¿Qué yo no le gusto intenta decirme?
—Maya —expresó con un ligero tono de pesar. —. Eres una mujer realmente hermosa, pero...
—No soy del tipo de Damián —tragué saliva, intentando deshacer el nudo en mi garganta mientras juntaba las manos sobre mi regazo para jugar con mis dedos de manera nerviosa. —. Estoy consciente de ello, lo he visto con suficientes mujeres como para saber que tiene un patrón; todas son altas, esbeltas, elegantes y muy guapas. Yo soy de baja estatura y no tengo el cuerpo de proporciones grandes que tanto le gustan...
Cielos, saberlo era una cosa, pero decirlo en voz alta me resultaba realmente doloroso, al punto en que no podía controlar el temblor en mi voz, ni ocultar la tristeza que se marcó en cada una de mis facciones.
—Siempre fue una misión imposible y ahora que usted lo sabe todo se volverá más incómodo, por eso creo que presentaré mi renuncia.
—Maya —su voz llamó mi atención. —. No tienes que renunciar, no le diré a nadie sobre tus sentimientos por mi hermano... y no tienes que avergonzarte, no es un delito estar enamorado, y no siempre podemos elegir de quien nos enamoramos —su semblante decayó notoriamente. —. Yo te entiendo, más de que lo piensas, estoy a punto de ir a enfrentarme a mi exnovia después de un año de nuestra tortuosa ruptura, y como si no fuese suficiente, estará comprometida con otro.
Alcé la mirada para verlo con una expresión perpleja; no era secreto para nadie dentro de la Firma lo que pasó en la fiesta anterior, incluso siendo nueva me había enterado del desplante que sufrió mi jefe cuando le propuso matrimonio a la hija de uno de los socios de la fiesta, lo que no me esperaba, era que un año después ella ya estuviese comprometida con otro hombre.
¡Cielos! Eso era peor que no ser visto por la persona que amaba. Comenzaba a comprender el motivo por el que mi jefe intentaba encontrar a alguien que lo acompañara a dicha fiesta, pero esa persona no podía ser yo, por mil y un motivos.
—Maya —habló nuevamente, sacándome de mi ensimismamiento. —. Podemos ayudarnos mutuamente.
Fruncí el ceño en confusión.
—¿De qué manera? —inquirí, curiosa.
—Yo puedo lograr que Damián se sienta atrido hacia ti. —dijo, y mi corazón me dio un salto en el pecho.
—¿C-Cómo?
—Conozco los gustos de mi hermano, así que puedo ayudarte a ser una mujer capaz de seducirlo, sin importar que no cumplas con las medidas y tallas.
—¡¿De verdad, usted podría ayudarme con eso?! —pregunté, sonando más desesperada de lo que pretendía.
Él asintió con la cabeza, mientras me observaba.
—¿Segura que quieres hacerlo? Tendrás que cambiar mucho, Mackenzie, desde tu apariencia hasta la actitud, a él no le gustan las mujeres tímidas...
—Y-Yo si quiero, y me esforzaré por conseguirlo, seré la clase de mujer que a él le gusta, seguiré sus instrucciones. —hablé, decidida y él ladeó la cabeza, mientras me inspeccionaba con la mirada.
—Si te soy honesto, no creo que valga la pena cambiar por alguien más, menos por mi hermano.
—Quiero hacerlo —sentencié, apuñando la tela de mi falta y presionándolo contra mi regazo con un poco de ansiedad. —. Por favor, señor Callum, creo que vale la pena intentar.
No me importaba cuánto tuviese que cambiar, cielos, había aprendido a andar con zapatos altos tacón de aguja porque noté que eran los que utilizaban las mujeres que frecuentaban la oficina, aunque tropezaba a cada instante. Si pude hacer eso, estaba segura de que podría hacer mucho más y estaba dispuesta a intentar.
—Pero todo esto será con una condición, Mackenzie —declaró de pronto. —. Yo te prometo convertirte en una mujer capaz de seducir a Damián Maxwell, si tú finges ser mi novia para evitar momentos vergonzosos frente a mi exnovia durante la fiesta. Y para que sea más efectivo, todos en nuestro entorno deben creer que lo nuestro es real, y me refiero literalmente a todos.
Mi presión cayó en picada, y si seguía así, seguramente sufriría un infarto antes de que terminara el día.
¡¿Cómo se le ocurría pedirme eso sabiendo lo que sentía por su hermano?! Simplemente era imposible que me hiciese pasar por su novia frente a todos los socios y algunos empleados de la firma, si mi intención era salir con Damián algún día, ¿qué pensarían de mí al creer que habría salido con ambos hermanos? ¿Y qué salir con ambos? Seguramente Damián pasaría de mí al creer que me encontraba en una relación con su hermano mayor.
¡No! No era una opción.
—P-Pero, señor Callum...
—Si te preocupa Damián, es en vano —dijo, como si pudiera leer mis pensamientos. —. No existe personas más descarada que mi hermano menor, y estoy más que seguro de que si logras seducirlo, poco le importará que hayas salido conmigo. Al contrario, seguro que eso le excitaría aún más.
Él se puso de pie, y no fue muy buen gesto a menos que su intención fuese intimidarme, ya que fue lo único que logró con tremenda estatura. Desde mi posición se veía realmente imponente, nada que ver con el gentil y pacifico hombre con el trabajaba a diario. Podía ver la desesperación en sus ojos, y sabía que no era nada fácil, pero aún así me sentía insegura sobre la decisión.
¿Fingir ser su novia? ¿Qué implicaba ello? Tomarnos de la mano, abrazos, sonrisas y miradas coquetas, ¿quizás besarnos?... ¡Dios, era demasiado! No teníamos ese grado de confianza con él.
—Mackenzie, te juro que no haría esto si no estuviese realmente desesperado. En un mes, no encontraré a alguien que pueda conocerme, aunque la mitad de lo que tú lo haces, peor aún con el caso W vs E encima. Te lo suplico, ayudémonos mutuamente.
—¿Y si todo sale mal? —pregunté, temerosa. —. ¿Si no logro conquistar a Damián, ni hacer creer a su exnovia que usted la olvidó? Un mes no es tanto tiempo cuando hay mucho en riesgo.
—Si al final fracasamos... al menos lo haremos juntos y podremos decir que lo intentamos —él se puso de cuclillas frente a mí, y me extendió su mano. —. ¿Qué dices, Maya? ¿Me ayudas y te ayudo?
Observé su mano por cuestión de segundos, meditando. Era riesgoso, pero sentía que se trataba de un riesgo que realmente valía la pena. Si todo salía bien, dentro de tres meses me encontraría siendo una dama de honor en la boda de Laura, acompañada por el hombre de mis sueños, y podría demostrarle lo mucho que se había equivocado al creer que una chica de pueblo no podía conquistar a un hombre de ciudad, es decir, mi hermana lo logró y yo también lo haría.
¡¡Rayos, sí que valía la pena el riesgo!!
—S-Sí —me animé a responder, posando mi mano en la palma de la suya. —. Quiero intentarlo, señor Callum.
Estaba dispuesta a confiar en mi jefe.
—Gracias, Mackenzie —él sonrió, entre aliviado y satisfecho. —. Comenzaremos mañana, debes prepararte, cambiaremos tu guardarropa, también tu estilo, y te convertirás en una elegante y atractiva mujer de ciudad. El día de la fiesta nadie, ni siquiera Damián, podrá quitarte los ojos de encima. —prometió.
Tendría mucho que aprender, solo esperaba que un mes fuese suficiente para estar a la altura de su exnovia, y de paso comenzar a seducir al amor de mi vida.
«Prepárate Damián Maxwell, porque voy a lograr que me veas».
─────❁ • ❁ • ❁─────
Les deseo una Feliz Navidad, bellezas. Espero la pasen de lo mejor (ɔ◔‿◔)ɔ ♥
Un abrazo con cariño, desde Honduras ♥♥♥♥♥♥
¨¨¨¨¨¨¨¨. *
¨¨¨¨¨¨¨¨¨ **¨¨¨¨¨¨¨¨¨*o*¨¨¨¨¨¨¨¨*♥*o*¨¨¨¨¨¨¨***o***¨¨¨¨¨¨**o**♥*o*¨¨¨¨¨**♥**o**o**¨¨¨¨**o**♥***♥*o*¨¨¨*****♥*o**o****¨¨**♥**o*****o**♥**¨******o*****♥**o*******o***♥**o***o***♥ *¨¨¨¨¨____!_!____¨¨¨¨¨_________/¨¨
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro