único
─No creo que exista alguien en este planeta que pueda comprometerse con el señor Kang. ─comentó Sunghoon mientras se posaba el peine por el cabello, Jungwon a su lado se encogió de hombros sin más comentarios.
Al parecer, todo mundo estaba expectante a conocer la supuesta "afortunada" pareja del señor Kang, hoy en la fiesta de promoción de la empresa la daría a conocer.
─Es su comodín para fin de año, yo tampoco lo creía ─dijo Jungwon rociándose con colonia. ─, pero oye, Kang Haedo no es un tipo feo y parece ser buen partido si te pones a pensar, es mayor, si, pero tiene una fortuna de infarto. Creo que si me gustaran los hombres maduros también me metería con él.
Sunghoon alzó una ceja divertido y le vio por a través de un espejo riendo con gracia, Jungwon se volvió a encoger de hombros sintiéndose juzgado.
─¿Qué? No me mires así, cualquier con una oportunidad de esa magnitud no la perdería, es sentido común. Supervivencia humana.
─¿Y Wonyoung qué? ¿Acaso ya no te gusta? ¿La cambiarías por un anciano adinerado?
Jungwon bajó rápidamente su peine y abrió su boca sumamente ofendido por las preguntas del mayor.
─No metas a Wony en esto, Park, yo jamás cambiaría a mi pastelito de crema.
Sunghoon rió divertido por el cursi apodo que el menor le había puesto a su novia.
Quizá tenía un poco de razón en sus palabras, es decir, el señor Kang era un hombre ya cruzando los cuarenta y cinco años, era apuesto y tenía porte, su fuerte guiño a su enorme fortuna y ser dueño de varias sucursales al rededor de todo el país, le hacían un blanco fácil para ser conquistado por cualquier mujer externa.
Está noche todos conocerían de quién se trataba dichosa fulana que pudo amarrarlo.
─Si fuera Wonyoung ya te habría bloqueado de todas mis redes por ese apodo tan ridículo.
─Ah, cállate, lo dices porque tienes envidia, a ella no le molesta y su apodo esta mejor que el que ella me puso.
─¿En serio? ¿Y cuál es?
─"Corazoncito de miel".
─Definitivamente es mejor que el tuyo. ─se burló, y se guardó el peine en el bolsillo de su pantalón.
Jungwon rodó los ojos y repitió la acción del chico. ─¿no harías lo mismo que nosotros si tuvieras pareja? ─Sunghoon negó rápidamente con una expresión de susto.
─Nunca llegaría a ese punto ─el mayor suspiró pesado recordando su vida amorosa pasada y los fracaso en citas anteriores. ─, y por el momento no estoy interesado en tener parejas sentimentales.
En realidad, no han podido conquistarlo o no encuentra quien llene sus expectativas para así avanzar a algo más serio. Todas las chicas que ha conocido le aburrían, solo querían salir de compras al Shopping y eran muy tímidas, las prefería abiertas y extrovertidas; lo intentó con algunas un tiempo, pero las muy cretinas buscaban algo pasajero y de rato, por obvias razones las rechazaba.
─Mmh, Sunghoon~ ─el menor formó un leve puchero en sus labios y tomó a su mayor por los hombros. ─llevas casi seis años como un solterón, debes buscar a alguien que te haga sonreír como una vez lo hizo Yu...
Si no fuera porque Sunghoon interpuso un dedo en los labios de este y un "Shh" lo callaron, Jungwon habría mencionado su nombre.
─No lo digas. Las cosas pasadas deben quedar como tal, en el pasado.
─Pero Hoon...
─No, y ya vámonos, ya todos deben estar en la fiesta. ¿Crees que me asciendan? ─habló el pálido con una sonrisa un poco incómoda, cambiando de tema y evadiendo cualquier intento del menor por hablar de su antigua pareja.
Jungwon apretó sus labios y asintió rendida, siguiendo al chico detrás de él.
*
Cuando llegaron a la corporación, todos los empleados habían llegado y se encontraban reunidos en el salón de eventos de este mismo, en su gran mayoría platicaban sosteniendo bebidas y con la música sofisticada de fondo, mientras otros aun arreglaban pequeños detalles en el salón en cuanto a decoración.
─Oh, todo se ve muy elegante.
─Si ─un mesero que paseaba con una bandeja de champán se cruzó por su camino y Jungwon lo detuvo pidiendo uno, agradeció por último. ─¡hasta hay meseros con Champán! Me siento como una de esas películas de millonarios.
Sunghoon negó rodando los ojos, una pequeña sonrisa en su rostro.
─¡Hola mi corazoncito de miel! ─la alegre voz de cierta coreana se hizo presente detrás de ellos y unos brazos se posaron alrededor de los hombros de Yang sacándole un susto.
Era Wonyoung. Ésta besó la mejilla de su novio.
─¡Mi pastelito de crema! ─le devolvió el saludo con un tono chillón y a diferencia de la castaña, Jungwon besó los labios de su novia.
Sunghoon sentía que iba a tener un ataque de diabetes por la exagerada dulzura en la cual se trataban el par de muchachos.
─¡Hey, Hoon, cómo estás! ─saludó Jang dándose cuenta de la presencia del mayor y agitó su mano.
El mencionado asintió con su cabeza y sonrió con simpatía. ─Hola Wony.
─¿Amor, sabes si el señor Kang ya llegó? ─preguntó Jungwon entrelazando su mano con la de Wonyoung.
─Sí, llegó unos minutos antes que ustedes.
─¿Y trajo a su pareja? Escuché que lo haría para presentarla. ─dijo Jungwon con sus ojos intrigados y un leve apuro en su voz, estaba ansioso por conocer a aquella chica.
─Uh... Creo que sí ─contestó Jang algo dudosa. ─de hecho, vino acompañado del brazo por una chica muy linda, posiblemente sea ella.
─¿Es muy linda? ─cuestionó ahora Sunghoon interesada.
─Oh si, pero fueron directo a la oficina del jefe sin decir nada, ni siquiera saludaron los muy groseros. Quién sabe qué estarán haciendo ahí dentro. ─aquello último fue expresado con asco y una graciosa mueca de la coreana menor.
─¡Ew! No digas eso Wony, me da náuseas pensar en el señor Kang y esa mujer haciendo cosas. ─se quejó Jungwon.
─Después de todo si es verdad. ─comentó Sunghoon en un susurro. Algo incrédulo en pensar que su jefe contraería nupcias con una chica, muy posiblemente años menor que él.
Pasaron diez minutos platicando acerca de cosas de la vida y uno que otro chisme de la empresa entre empleados, tomando champán y vino que ofrecían los meseros.
De pronto, la música bajó el volumen y la puerta principal se abrió dando paso al señor Kang. Todos hicieron una reverencia recibiendo a su jefe.
Este subió al escenario y tomó el micrófono para dar el anuncio.
─Buenos noches a todos, quiero darles las gracias por estar aquí presentes en este pequeña fiesta de promoción para nuestros empleados; como saben, hoy daremos a conocer a nuestros próximos ascendidos de puesto, y el tan anhelado puesto como asistente de presidencia, lo que catalogaría a uno de ustedes como mi mano derecha, claro está que lo dejaré al final como sorpresa y cierre de la noche.
─Me siento como en una entrega de premios. ─susurró Jungwon con una sonrisa.
Sunghoon y Wonyoung asintieron divertidos y animados.
─Demos por empezada la noche ─anunció el hombre con una sonrisa galante. ─pero antes, quisiera hacerles un anuncio importante, una noticia que tomará un rumbo diferente en mi vida. Mi amor, sube por favor. ─pidió el hombre extendiendo su mano al frente, señalando a la mujer quien le acompañó en un principio.
Todos voltearon la mirada a su derecha para observar a la misteriosa afortunada.
Su cabello castaño y ondulado iba suelto, llevaba un vestido morado corto y pegado a su esbelta silueta, sus largas piernas desfilaban desnudas y sus pies resonaban gracias a unos finos tacones negros, su cuello brillaba con las caras joyas y su cuerpo emanaba un dulce aroma a perfume.
Todos quedaron boquiabiertos una vez la chica llegó hasta el señor Kang y se paró al lado de este, siendo sujetada por la cintura, dando la cara a los empleados mostrando así su increíble belleza.
Impactados era una palabra tan corta para describir como se encontraban en ese momento los empleados de la corporación. Pero la expresión en el rostro de Sunghoon y Jungwon era indescriptible para lo que sus ojos habían visto.
El menor codeó a Sunghoon, estupefacto por la revelación. Park la miró de reojo y su boca no se cerraba. Era una maldita broma.
─Les presento a Shin Yuna, mi prometida y proxima señora de Kang.
La coreana inclinó su cabeza en un acto de cortesía al público y todos aplaudieron felicitando a la pareja.
*
─¿A dónde vas Sunghoon? ─preguntó Jungwon alcanzando al más alto y tomándolo del brazo, de este le seguía Wonyoung, quién no sabía qué pasaba entre ambas chicas y por qué Sunghoon cambió su actitud al conocer a la prometida de su jefe.
─Suéltame Yang, me voy de este circo. ─se zafó con brusquedad del agarre y Jungwon frunció el ceño debido a la fuerza.
─Hey, hey, cálmate no puedes irte así porque si aún debemos esperar, te van a promocionar.
─Si, de seguro a un puesto mediocre, cogeré mi nuevo cargo mañana y diré que surgió un inconveniente familiar, por eso me fui.
─Oh si, "inconveniente familiar" o ¿"sentimental"?
Sunghoon se detuvo bufando y se volteó dando la cara.
─Oigan, ¿qué está pasando? ─preguntó Wonyoung confundida, parándose a un lado de ambos amigos, mirándolos consecutivamente en busca de una repuesta.
Pero al parecer, esto debía esperar un poquito más. Oh quizá no.
─No pienso quedarme aquí presenciando a mi ex-novia pegada a un tipo que le dobla la edad. ¡Y para variar están comprometidos! ¿Entiendes eso? ¡Se van a casar! ─el alterado tono de la voz de Sunghoon llamaba la atención de unos cuantos empleados en el salón. Jungwon miró a sus lados algo avergonzado y pidió disculpas a quién es se encontraban cerca.
─Oye, baja un poco la voz... Entiendo que estés enojado por eso, pero tienes que aceptar que ustedes ya no son nada hace bastante tiempo, se nota que ella ya pasó la página, Sunghoon.
─¿Pues sabes qué? Me niego a aceptar ese estúpido matrimonio. ─confesó desafiante.
─No tienes derecho para oponerte a un compromiso, Sunghoon.
─No me importa, ¿qué diablos hace ella con él? ¿cómo demonios se supone que lo conoció?
─Esperen, déjenme ver si entiendo... ─Wonyoung bajó la mirada analizándola situación punto por punto. ─está chica, Yuna era tu pareja en algún punto de la vida y ahora da la casualidad de que está comprometida con el señor Kang, despertando así celos en Sunghoon porque muy seguro en el fondo aún la quieres, ¿cierto?
El mayor miró con rareza a la coreana y Jungwon asintió confirmando su hipótesis.
─Oh por Dios, esto si que es lo más inesperado que he oído esta noche.
─Si, pero yo no estoy celoso, estoy furioso, ¿por qué el señor Kang? ¡es muy viejo para ella!
La pareja intercambiaron miradas divertidas. ─Ajá, estás celoso, Park Sunghoon~ ─canturrearon ambos caminando alrededor de este y finalmente entrelazaron sus brazos a cada uno del mayor llevándolo nuevamente a la pista del salón.
─¡Oigan eso no es cierto, ya déjenme, quiero irme de aquí! ─trato de muchas contra la pareja para soltarse, pero le fue imposible, los chicos habían puesto presión en su fuerza.
─Park Sunghoon extraña a su ex, estás celoso~ ─seguían burlándose.
─Ugh...
Rendido, se dejó arrastrar.
*
─En este momento, daré a conocer quién será el contador...
─Esto está tomando una eternidad, ¿cuántos puestos quedan antes del asistente de presidente? ─preguntó Jungwon con aburrimiento.
─Si quiera unos seis más.
Sunghoon se volteó un momento al escuchar un par de tacones resonar a lejos en el salón.
Allí se percató que cierta coreana salía del lugar dirigiéndose al pasillo.
Un extraño instinto dentro de él le obligaba a pararse e ir corriendo hasta aquella muchacha, sabía que tenía algo que arreglar con esta y aún tenía tiempo.
─Me disculpan, ya vuelvo, iré al baño. ─avisó a sus amigos y estos asintieron sin dejar de prestar atención al frente.
Sunghoon se excusó entre los presentes y salió del salón adentrándose por el iluminado pasillo del edificio, por este se encontraba la oficina del señor Kang, algunas de otros empleados y los baños respectivamente.
Olfateó con tanta claridad el fuerte aroma a frutos rojos y vainilla que desprendía el perfume de la coreana.
Esta ya no estaba a la vista así que se dispuso a buscarla. No le tomó mucho tiempo cuando la oficina de su jefe fue abierta y de la amplia puerta salió aquella mujer. Rápidamente se apresuró a emboscarla devuelta a la habitación y cerrar la puerta con seguro detrás de él, impidiéndole el paso por más que esta hubiera luchado en un principio.
─¿Qué crees que haces? Déjame salir en este preciso momento o gritaré. ─amenazó la menor con el ceño fruncido y un notable enojo en su voz.
─Grita si quieres, no te dejaré salir hasta que hablemos. ─contraatacó el más alto desafiándola.
Yuna rió con ironía y negó. ─no hay nada de qué hablar, Park, déjame salir, ahora. ─parecía sería y dispuesta, pero Sunghoon le importaba poco, no dejaría salir a esa mujer de ninguna manera, la mantendría con ella el tiempo que quiera.
─Sí que lo hay, ¿qué demonios haces comprometida con Kang Haedo?
─Eso no te incumbe.
─Si lo hace, respóndeme, ese tipo de dobla la edad y que yo sepa jamás te han gustado maduros.
─No me conoces lo suficiente para saber lo que me gusta, y si de ser así, las personas cambian, por algo me casaré con Kang. Quítate. ─quiso apartar al coreano sin éxito, pues este la empujó levemente a un lado.
─Te conozco lo suficiente para saber que no estás haciendo esto sin obtener algo de por medio. ─se apartó de la puerta y a paso lento se fue acercando a la menor, Yuna retrocedió con casa pisada. ─¿qué obtendrás al casarte con Kang? beneficios muy buenos, por supuesto. Dinero, prestamos ilimitados, mansiones, lujos, joyas.
─Me estás ofendiendo, Park Sunghoon, y no te lo voy a permitir.
Finalmente chocó su trasero contra el borde del escritorio y apoyó sus manos en la lisa madera de este. Estaba muy fría por el aire acondicionado.
─Entonces responde, llana y sencilla, Shin Yuna. ¿No te interesa el tipo pero estás con él para sacar provecho? Buscas en él lo que no pudiste conmigo. Eres una víbora. ─Fue lo último que dijo, antes de que su mejilla fuera impactada con tal magnitud por la palma de la menor.
Ese ardor se encendió dentro de él, había llegado a su límite y lo sabía, pero solo decía la verdad.
─¡No te voy a permitir que me sigas ofendiendo, idiota!
─¡Es la verdad! No te gusta y jamás te gustará, pero eres tan ambiciosa que eso domina por sobre tus verdaderos ideales.
Yuna lo observó con furia y fulminante. ¿Cómo se atrevía a hablarle de tal forma? Tiene suerte que no quiera matarlo ahí mismo.
Shin rió con gracia sin quebrar el contacto visual con el mayor, mordiendo su labio inferior. Tenía una idea de dónde iba todo esto.
Sunghoon jamás dejó de amarla incluso cuando rompió con él por no prometerle la vida que siempre quiso; una vida fácil y rodeada de montones de dinero, esa vida libre de problemas y fácil. Claro, no era fácil conseguirlo y eso el coreano se lo repitió miles de veces y por más que siempre buscó la forma de dársela, Yuna se cansó de ello y puso un punto final a su relación.
Sin embargo, no podía mentirse, por más mediocre que haya imaginado el futuro junto a Park, se había enamorado perdidamente de ese muchacho y acabar con la relación golpeó fuertemente su corazón, se mostró fuerte pero por dentro estaba igual de rota.
Aún así, sabía que debía priorizarse más que nadie. No podían culparla por ser una jodida vanidosa y ambiciosa. El dinero y el poder movían al mundo.
O al menos su mente decía aquello, pero si corazón siempre dictó otra cosa.
─Te sientes tan celoso de verme con alguien más y que yo ya no sienta nada por ti.
¡Mientes! Siempre mientes.
─Jamás me sentiré celoso por un tipo que no vale la pena.
─¿No vale la pena? Cariño, él se forra de dinero... Me trata como una reina y me complace en todo hábito.
Rápidamente la sonrisa cínica del pálido decayó. ¿A qué se refería con "hábito"?
Una sensación extraña invadió su pecho, con disgusto dibujó una mueca en su rostro y tomó por los hombros a la menor.
─¿Acaso ese tipo te ha hecho el amor? ¿Lo hiciste con él cuando llegaron aquí? ¡Dime algo joder! ─cuestionó con desespero.
El simple hecho de pensar en ese hombre tocando el cuerpo de la chica que más ha amado le provocaba escalofríos y repulsión la vez.
─Eso no es de tu incumbencia, metiche.
Sunghoon rió con incredulidad. ─entonces es verdad, creo que voy a vomitar. ─se separó pidiendo dos dedos en su frente y frotándola con fuerza.
─Hazlo, te puedo contar los detalles como ayuda.
Se volvió a acercar a esta mirándola fijamente, no la creía capaz de aquello.
─No, prefiero pensar que me estás mintiendo, Kang Haedo jamás sera mejor que un hombre joven y dispuesto como yo en la cama. ─sentenció acercándose peligrosamente al rostro de la coreana, chocando sus alientos.
─¿Cómo estás seguro de eso? Puedo confirmar que es por mucho mejor que tú, sus toques van más allá de los tuyos, Park.
─No te creo, sé que me mientes y no te has acostado con ese tipo, tú jamás te entregarías a un hombre como ese.
Parecía estar más agitado y exasperado, Yuna lo notaba, su agarre se volvió más posesivo al caer sobre su cintura y sujetarla en pequeños toques con su pulgar, robándole pequeños escalofríos.
El aura de la habitación se había tornado oscura y el ambiente se hizo más tenso y pesado, algo estaba por pasar entre ambos si no se detenían en ese mismo instante, lo sabían muy en el fondo.
Porque todavía seguía vigente esa chispa que se encendía cuando ambos cuerpos yacían juntos, sea separados por una fina capa de tela o la dersa piel.
─Te digo la verdad, Sunghoon... ─susurró la menor rozando lentamente sus labios por los ajenos y con las manos temblorosas se acercó a la camiseta de Sunghoon.
─Puedes decirlo y gritarlo a los cuatro vientos si quieres, Shin, pero ambos sabemos que la única persona que ha logrado entrar en ti y sacar esas emociones de tu cuerpo, soy yo.
Declaró claro y fuerte el mayor, con la mirada oscura y firme que se posó como un cazador sobre su presa al notar lo débil que se veían los ojos de la menor ante su suave y seductor tono.
─Oh, jódete Park Sunghoon.
Y dicho esto, cayó rendida, enrollando sus brazos alrededor del cuello del mayor, acercando sus rostros y chocando finalmente sus labios en un frenético y apurado beso.
Sunghoon la rodeó por la cintura, alzándola un poco y sentándola encima del escritorio. Sus bocas comenzaron una caliente batalla por quién se comía mejor al otro. No se inmutaron a esconder su respiración, era tan pesada y agitada.
─Me vuelves tan loco. ─dijo en un momento del beso el mayor. Yuna respondió con una sonrisita y volvió a acercarlo a sus labios.
─Me halaga saberlo. ─dijo la coreana.
Sus manos rápidamente viajaron hasta los botones ajenos, buscando abrirlos.
Por un momento se olvidaron que estaban en medio de una fiesta de promoción de empleados, en la oficina de su jefe y prometido, y que muy posiblemente tenían la posibilidad de ser atrapados en tal acto cuestionable.
Eso solo incrementaba la adrenalina y deseo en ambos.
Tan pronto como desabotonó la camiseta del mayor y Sunghoon bajó el cierre del vestido ajeno, ambos torsos quedaron expuestos, siendo solo Yuna cubierta por el brasier.
─Ese tipo jamás te ha tocado, ni hoy ni nunca ─dijo mientras bajaba lentamente la tira transparente del sostén de Yuna, dándose también el gusto de sentir la suavidad de su piel bajó sus dígitos. ─tu piel está intacta, mírate responder tan tensa ante mi toque. Solo yo tengo ese poder.
Yuna mordió su labio inferior y ladeó su cabeza al notar como el mayor se acercaba a su cuello, muy dispuesta a besarlo y chupar, marcándola como suya una vez más luego de tanto tiempo.
Sunghoon no mentía en nada, era cierto, su cuerpo se tensaba y respondía con tanta debilidad para él, solo bastaba con hablarle o posar sus manos para provocar una reacción.
Shin abrió sus piernas, permitiéndole al pálido posicionarse mejor.
Mientras Sunghoon lamía su cuello, sus manos se encargaron de ir bajando de a poco el vestido y con ayuda de la coreana logró quitarlo.
El mayor se alejó un poco para admirar con mejor plenitud la figura de su amada, había pasado tanto tiempo desde que pudo verla en tal situación, sumisa, desnuda para él y entregada, lista para ser suya como en los viejos tiempos.
─Eres preciosa. ─la tomó por la barbilla y volvió a besar esos labios que tanto le encantaban.
Yuna tomó la camiseta del mayor, quitándolo como hizo con ella, no perdió tiempo y se acercó para empezar a besar su cuello. Sunghoon con la respiración agitada ladeó su cabeza entregado a los mimos de la menor.
Hace un buen rato que su miembro había comenzado a despertar, y sentir esas pequeñas manos acariciar sus piel, deslizándose con tanta delicadeza en su él, y como la boquita de la coreana le lamía y besaba, solo aumentaban su calentura y con ello su amigo reclamando a gritos por entrar de una vez en aquella mujer.
Compartía ese mismo deseo, poder ahogar de placer a su miembro dentro de las estrechas paredes de Yuna eran un anhelo, sentir ese calor de su interior abrazar con amor su pene y escuchar como gemía su nombre pidiéndole más y más.
Sin soportarlo más, pegó su ya despierto bulto a la entrepierna de la menor, esta soltó un pequeño jadeó por el repentino roce y de sobresaltó viéndole deseosa.
─Siéntelo. Siente como estoy por ti, Yuna, solo tú puedes ponerme así.
La menor bajó su mano traviesa tocando el enorme bulto por encima de la tela del pantalón y mordió su labio inferior al solo imaginarse el tamaño y grosor de este, su entrada ya estaba más que preparada para recibirlo y esperaba emocionada para que el momento llegue.
─Es gratificante saber que aún provoco este sentimiento en ti, que me deseas tanto como yo. ─se declaró la menor desabotonando el pantalón tirándolo, dejando únicamente al mayor en bóxer.
─Siempre lo has hecho, jamás he podido olvidarte, Yuna, eres la única mujer a la que he amado, incluso cuando rompiste mi corazón. ─dijo el mayor tomándola de las mejillas y viéndola a los ojos.
Esto último golpeó sorpresivamente con nostalgia a la menor, sintiéndose culpable y triste. Si tan solo supiera que si le dolió a pesar de esconderlo tras un frío semblante.
─Sunghoon, te amo. ─y la coreana las unió nuevamente en un beso.
Pasaron minutos besándose apasionadamente, no podían culparlos, tantos años separados amándose, con el corazón roto, reencontrándose una vez más, debían aprovechar la oportunidad.
Incluso si pisaban en terreno peligroso.
Durante este tiempo sus cuerpo se encontraban a la plenitud y como Dios las había mandado al mundo, reforzando su lazo con amor y en lentitud.
Se dieron cuenta que no portaban protección por si lograban concebir algo que no deseaban por ahora, pero les importó tan poco ahora que simplemente decidieron tomar el riesgo y apostar a lo que trajera el destino para ellos.
─No quiero alejarme de ti, no de nuevo. ─dijo entre gemidos la menor aferrándose al cuello de Sunghoon.
El coreano yacía moviendo sus caderas en un suave vaivén de adelante hacia atrás, entrando dulcemente en Yuna.
─Entonces no lo hagas, te necesito conmigo, no con otro, tú y yo nos necesitamos, Yuna. ─dicho esto las embestidas aumentaron en velocidad, Yuna cerró sus ojos con el ceño levemente fruncido y dejó caer su cabeza sobre el pecho desnudo del pálido, dejándose amar en cuerpo y alma, recibiendo con pasión cada caricia, beso y embestida de su amor.
En un momento cuando cierto punto fue tocado en su interior, un ronco jadeó se escapó de sus labios y sus uñas se clavaron en los brazos blanquecinos del mayor.
─Oh Sunghoon, estoy por llegar... ─avisó echando la cabeza para atrás.
─Lo sé amor, yo también...
La puerta estaba siendo forzada sin que ellos se dieran cuenta, y detrás de esta un desesperado señor Kang buscaba las llaves para entrar en ella, hace casi media hora había iniciado una búsqueda por su prometida luego de que esta dijera que iría a retocarse el maquillaje. Sin embargo, jamás volvió, no podía tomarle tanto tiempo y eso lo preocupó.
Tres movimientos dentro de ella bastaron para que el hinchado miembro del mayor se corriera en su interior y ella bañara con sus fluidos al mismo. Ambos bocas gimiendo en alto sus nombres al encontrarse en el punto más alto del éxtasis.
Se miraron orgullosos, sus cuerpos temblando exhaustos y bañados de un frío sudor.
─Te amo. ─se dijeron ambos listos para juntar sus bocas en un tierno beso.
Pero el final no pudo terminar amargo, cuando el jefe de Sunghoon y prometido de Yuna se adentró a la habitación esperanzado de encontrar a su prometida. Sintiendo como algo se estrujaba en su interior y una enorme decepción lo invadió ante tal desagradable escena.
─Yuna... Sunghoon...
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