Esteban solía ser un alfa muy sereno, no se molestaba con facilidad y eso ayudaba a manejar todas sus emociones, pero últimamente eso ya no estaba siendo tan fácil.

Estudiaba artes escénicas en una buena universidad de Buenos Aires, ya era su último año y no salía mucho de su edificio, hasta hace un par de meses que su mejor amigo Enzo comenzó a salir con un omega un año menor; Matías y junto con este su par de revoltosos amigos; Juan y Francisco, otros dos lindos omegas. El no tenía problema con ninguno de estos sucesos, el verdadero problema era que en estos últimos días Francisco atraía más la atención de los alfas, no era sorprendente debido a que Fran tenía una blanca, suave y delicada piel, sonrojada naturalmente, unos rizos dorados cual sol y unos brillantes ojos verdes que dejaban hipnotizado a cualquiera, no es que él prestara demasiada atención porque no lo hacía y ahora estaba ahí en esa banca de el campus acompañándolos.

El sol estaba brillando, era un día agradable y el grupo de esos tres omegas se encontraba con otros cuatro alfas en la sombra de un árbol, Esteban podía escucharlos reír y hablar emocionados por las boberías que soltaban, tenia los ojos cerrados y estaba acostado contra el tronco del árbol, no quería abrir los ojos, suele decir que es por cansancio pero dudaba que su cansancio era lo que lo llevara a enfocar siempre sus ojos al omega rubio y es que él podría perderse contando las pecas de su cara o admirando lo largas y rubias que son sus pestañas, pero no le daba importancia; era el cansancio y ya. Sus amigos seguían riendo y el los acompañaba cuando los chistes llegaban a sus oídos y los comprendía, era agradable hasta que escucho lo que Benjamín le decía a Francisco.

— Fran, pero que lindos ojos tienes. — Esteban abre los ojos en cuanto esas palabras llegan a sus oídos, ve como Benjamín el "Chori" como suelen llamarlo sus amigos le sonríe a Fran y este sonrojado suelta una risa, esa risa nerviosa y estruendosa que solo él posee.

— ¡Ay, gracias!, ¿quieres que nos demos un beso? — El alfa interno de Esteban sólo puede gruñir ante la insinuación de él alfa a él omega y como esté parece corresponder emocionado ese ridículo intento de seducirlo, porque justo eso era algo ridículo, él podría hacer algo mucho mejor, más ingenioso y que dejara al omega embelesado de amor, pero no lo haría porque Francisco no le gustaba.

El grupo sigue riendo ya pasada la bobería que Benja le dijo a Fran, Esteban se siente tranquilo, pero no vuelve a recostarse sobre el árbol, no vuelve a cerrar los ojos y no se relaja para nada en los siguientes treinta minutos que dura el lapso libre que tenía el grupo, siempre con su alfa alerta sobre Francisco y con un ojo en todos los alfas que hablaran, se acercaran o miraran a Fran, en especial a Benja que su alfa había decidido que era una amenaza latente y sentía la necesidad de mostrarle que si esto fuera una pelea real por el omega -que no lo era porque a él no le gustaba Francisco- el ganaría sin dudarlo, pero por ahora solo dejaba salir con suaves y casi imperceptibles feromonas su aroma a piñones y jengibre, sonriendo cuando notaba como el omega se relajaba llevando su mirada sutilmente hacia él y sonriéndole, pero daba igual haría esto por cualquier omega, no es que Francisco fuera especial.

Que se note que Esteban no le gusta Fran, nonono para nada.

Ojalá les guste este primer capítulo, así va a ser la mayoría de la historia cositas random en la que Esteban siente que le comen el ganado -que no quiere admitir que él quiere ese ganado- y tampoco planeo que sea muy larga, cualquier error que noten, alguna duda o sugerencia háganmela saber, los tqm, gracias por leer. 🧚🧚