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✘Punto final

HyunWoo lo apuntó con el arma y le hizo una seña a HyungWon.

—Aléjate de él —le dijo— este hijo de puta no volverá a tocarte nunca más.

Xaio rió y levantó ambas manos en señal de rendición.

—¿Qué crees que haces? Sabes que no puedes impedírmelo, él es de mi propiedad. A propósito, ¿qué hiciste con mis hombres?

HyungWon se subió los pantalones, aún temblando y se alejó hacia un costado.

—Están tomando una siesta. Una muy, muy larga.

Xaio se prendió el pantalón y luego se peinó el cabello con la manos, suspirando.

—Deberías haberte quedado conmigo tú también. Hacíamos un buen equipo.

HyunWoo soltó una risita que nada tenía de divertida.

—Si, bueno. Necesitaba un cambio de aire.

Xiao miró de reojo esperando ver a alguien.

—Mira, voy a ser bueno y te dejaré ir libremente. Sólo no te metas entre mi marido y yo...

—¿Crees que te dejaré irte así como así? No sólo intentaste violar a mi amigo sino que también casi matas a mi... A Kihyun.

Xiao ladeó la cabeza y frunció el ceño, visiblemente divertido.

—Créeme más de uno me lo hubiera agradecido, ese enano bocón era un dolor de trasero. ¿Entonces no murió? Vaya, es una lástima.

HyunWoo torció el gesto y a Xiao eso no le pasó desapercibido.

—¿Qué sucede? Espera un momento, no vas a decirme que tú y el pitufo parlanchín, están... —la carcajada de Xiao hizo eco en el lugar y HyunWoo se movió hacia adelante con el puño en alto. El golpe lo hizo trastabillar, pero no lo hizo caer.

—Cierra la boca —dijo HyunWoo—. Ya me harté de escucharte.

Xiao se pasó la mano por el labio y vio que tenía sangre. Sus ojos centellearon y se lanzó sobre HyunWoo. Ambos cayeron al piso levantando polvo para todos lados.

—¡Vete, Wonnie! —le gritó HyunWoo dándole un puñetazo en la boca del estómago a Xiao.

HyungWon, con la ropa desgarrada y una mueca horrorizada, corrió hacia la entrada.

La lucha en la que estaban enfrascados los dos hombres estaba escalando rápidamente en una lucha encarnizada. HyungWon salió del lugar como pudo, tanteando las paredes porque la única luz que provenía de la lámpara que Xiao había encendido se había extinguido al caer por el desastre producto de alguna patada.

A trompicones logró llegar a la camioneta y sin saber muy bien qué hacer y no queriendo irse sin HyunWoo, sacó el celular de su bolsillo e intentó encenderlo para llamar a la policía, pero cuando por fin apretó el botón de encendido una mano lo agarró del cabello y lo jaló hacia atrás haciéndolo caer.

—¿A dónde crees que vas?

Gritó cuando su marido empezó a arrastrarlo por el cabello hacia el bosque. Pataleó y gritó. Podía sentir cómo la piel de su espalda se raspaba contra las piedras y la hierba.

—¡Suéltame! ¡Ayuda!

Luego de unos minutos que a HyungWon le parecieron una eternidad, su marido detuvo la marcha y lo lanzó sin piedad contra un árbol. Su cabeza rebotó contra el tronco y sintió un hilo tibio bajar por su oído. El golpe lo desorientó por un momento. Pudo escuchar el ruido del agua. Debía haber algún río o alguna cascada cerca.

—Me tienes harto con tu actitud de mierda —le escupió su marido tomándolo por la barbilla nuevamente—. Voy a matarte y nadie va saber de ti nunca más...

HyungWon sollozaba, intentando ver algo en la oscuridad del bosque. Un golpe en su mejilla y cayó de costado sobre las gruesas raíces del árbol. Con horror descubrió que Xiao le estaba quitando los pantalones otra vez. Lanzó una patada y a cambio recibió otro golpe. Entonces su marido se tumbó encima suyo y empezó a besar y morder su cuello.

—¡No, maldito hijo de puta, suéltame!

Movió las manos hacia los costados, tanteando en busca de algo que pudiera usar como arma. Su marido seguía manoseándolo y el asco que sintió lo hizo acercar la cara y morderle una oreja. Xiao gritó y se incorporó lo suficiente como que Wonnie lo empujara y pudiera levantarse. Y se echó a correr hacia el agua. Con las manos hacia adelante intentando no chocar con nada. Tropezó varias veces en el camino hasta que la oscuridad se desvaneció y la luz de la luna iluminó todo el espacio. Había llegado a la orilla de un acantilado. Sus pies se detuvieron de golpe y miró el agua caer en pequeñas nubes de espuma blanca.

—¿Vas a saltar o estabas esperándome?

HyungWon suspiró antes de darse vuelta. Xaio estaba a unos metros, la cara magullada y la camisa empapada de sangre. HyungWon dio un paso hacia atrás, cada vez más cerca del borde.

—Puse el mundo a tus pies —HyungWon vio cómo su marido daba un paso más hacia él. Si decidía saltar nadie lo sabría. Nadie sabría qué había pasado. Hoseok pensaría que lo había abandonado. Hoseok... le dolía la garganta pero ya no lloraba— solo pedía que me amaras... Me volví loco por ti... —dos pasos más y lo tenía a escasos metros de distancia.

Salta. Salta y todo habrá terminado. No habrá más palizas ni abusos... pero tampoco habrá cafés y pasteles en la cama por las mañanas. Ni besos dulces llenos de glaseado ni abrazos que duraban horas. Jamás volvería a sentirse amado. Jamás volvería a verlo. A él. A su amor.

Lo siento, Hoseok. Perdóname. Te amo.

Un chasquido llenó el espacio y sus oídos explotaron en un ruido ensordecedor. Sus rodillas tocaron el suelo y sus ojos se cerraron.

Un siglo después unas manos lo sacudieron, pero él se negaba a abrir los ojos.

—Ya todo terminó, Wonnie... Ya estás a salvo…

El miedo había sido su compañero por muchos años, tantos que hasta había llegado a creer que no podría vivir sin él. Dicen que uno le teme a lo deconocido sin embargo para él lo conocido era lo que le ponía los pelos de punta. Lo que hacía que su estómago se cerrara de terror, que sus piernas temblaran y su pulso se acelerara.

Xiao había construído un laberinto de miedo a su alrededor y le costó años de oscuridad y pasos en falso poder salir de él. El miedo había robado sus sueños, su alegría, su sonrisa hasta reducirlo a una carcasa que se rompía ante cualquier palabra. Un cuerpo acostumbrado al maltrato luego no sabe cómo funcionar, olvida cómo moverse. Un cuerpo lleno de marcas, de inseguridades, de cansancio y frustración.

Hasta que Hoseok llegó a su vida. Él. Sólo él había sabido despejar su oscuridad para llenarla de luz a fuerza de sonrisas y caricias que calentaban su alma lastimada. Ahora sus piernas temblaban y su pulso se aceleraba, pero por las razones correctas. Porque esa sonrisa era capaz de borrar lo malo de un plumazo y alejarlo para nunca más volver porque todos los miedos morían en sus brazos.

Cuando HyunWoo bajó de la camioneta con Wonnie en brazos, Hoseok sintió que su mundo se hacía pedazos. Corrió hacia ellos gritando con Gonnie ladrando a sus espaldas.

HyunWoo se lo entregó en los brazos.

—Él está bien —dijo a su amigo que tenía el rostro desencajado—. Ya todo terminó.


HyungWon abrió los ojos y parpadeó varias veces para encontrarse con una cabellera negra y un ceño fruncido.

—Vaya, sí que eres un tronco.

Movió la cabeza y casi aulló de dolor.

—Oye, tampoco es para tanto. Estarás bien, solo espera a que te traigan la comida y verás lo que es sufrir de verdad.

HyungWon logró incorporarse en la cama y vio que Kihyun le acomodaba la mesita móvil ajustándola al frente.

—Juro que lo primero que haré cuando me den el alta será presentar una queja contra la cocina de este lugar. Se supone que acá deben curar a las personas no intentar matarlas... —dijo subiendo el tono de voz al cuando una enfermera entró a hacerle las curaciones—. Y no me hagan empezar con estas batas espantosas, preferiría haber muerto, imaginen si moría con estas fachas, juro que no iba a dejarlos en paz ni en el más allá...

—Ya deja de quejarte, por el amor de dios...

HyungWon y Kihyun miraron hacia la puerta para ver a un HyunWoo con la cara magullada y un brazo inmovilizado por un cabestrillo.

—Tú no estás en posición de decirme nada —le dijo Kihyun yendo a su encuentro para luego abrazarlo por la cintura y esconder la cara en su costado—. ¿Cómo ha ido todo? ¿Hoseok?

HyunWoo le acarició la espalda y dejó un beso sobre su cabeza. Kihyun sonrió feliz mientras que HyungWon no salía de su asombro. ¿Desde cuándo esos dos actuaban tan acaramelados?

—Nunu... —La voz le salió rasposa y cansada. HyunWoo se acercó a él—. ¿Dónde está Hoseok? ¿Él está bien?

—Estoy bien —dijo Hoseok entrando con una gran cesta con pasteles y regalos. Kihyun soltó un chillido y corrió a abrirla para comenzar a comerse los pasteles.

—¡Hey —Hoseok lo retó— no los traje para ti!

Kihyun dejó de comer y sacudió la cabeza.

—Prueba esa comida y luego me dices...

Hoseok rodó los ojos y se acercó a Wonnie que lo miraba azorado. Su corazón saltaba contento.

—Hola, bebé. Al fin despiertas. ¿Cómo te sientes?

—Me duele un poco la cabeza y la espalda, pero nada que no pueda soportar... ¿Tú? ¿Cómo estás? ¿Qué sucedió? ¿Él... él realmente está...?

Hoseok asintió.

—Si. Ya no volverá a hacerte daño.

HyungWon comenzó a llorar y Hoseok lo estrechó en sus brazos mirando a sus dos amigos que se encogieron de hombros y salieron de la habitación.

—No llores, mi amor. Ya todo acabó. Ya no debes temer.

—Lloro porque estoy feliz. Pensé que nunca volvería a verte...

Hoseok lo apartó apenas para mirarlo a la cara.

—No digas eso nunca más. No pienso alejarme de ti otra vez. Sentí que moría cuando HyunWoo apareció cargándote. Nunca tuve tanto miedo en mi vida. Te amo, Wonnie.

Ningún miedo iba a alejarlo ya de su lado.

—Y yo te amo a ti, amor.

Fin

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