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Dos días después, HyungWon miraba el hermoso letrero que decía House of Wenee. Se acomodó el cabello y se mordió un poco los labios para ponerlos un poco más colorados y caminó hacia la puerta.
Un agradable olor a café y pasteles lo golpeó con fuerza y no le quedó más remedio que aspirar y deleitarse para luego lanzar un suspiro satisfecho. El lugar era muy agradable a la vista, con mesitas de madera color blanco rústico y piedra negra y las paredes color lavanda suave de donde colgaban flores y plantas. El salón era espacioso, pero acogedor y más allá de las mesas había una arcada que daba a un hermoso jardín que hasta donde podía ver HyungWon desde donde estaba parado, estaba lleno de flores de varios colores.
Pronto recorrió todo con la mirada hasta ubicar a Hoseok que reía con una bandeja en la mano parado al lado de una mesa con dos señoras. HyungWon sonrió. El hombre era encantador. Podía afirmar eso con total seguridad. Se había preocupado y había cuidado de él. Y eso fue algo que lo tomó por sorpresa. Nunca nadie, además de Min, se había tomado la molestia de preguntarle siquiera cómo se sentía. Ni siquiera su esposo. Y este hombre desconocido lo había cuidado y en cierta forma, hasta mimado. Se conmovió y cuando Hoseok le propuso ayudarlo no pudo menos que aceptar. Quería hacer algo por él.
—Hola, bienvenido a House of Wenee
—dijo una voz a su lado.
Se sobresaltó un poco ya que había estado absorto mirando a Hoseok, pero se recompuso y miró al hermoso muchacho que lo miraba con una sonrisa. Se sorprendió al notar cierto parecido con él.
—Oh, hola —dijo devolviéndole la sonrisa.
—Soy...
—¿Seung Woo?
HyungWon asintió sorprendido.
—¿Cómo...?
—Bueno, no somos muchos los asiáticos de por aquí y además, el jefe dijo que te esperaba —el muchacho miró alrededor y luego se inclinó hacia él como decirle un secreto— y además eres el único 'muchacho atractivo que parece una estrella de cine' que hay por aquí.
Las cejas de HyungWon se alzaron en respuesta y el chico se echó a reír.
—Hoseok dijo que te veías así, asi que no fue muy difícil saber quién eras.
HyungWon frunció la boca y estaba seguro de haberse sonrojado hasta la raíz del pelo. Hoseok lo había llamado atractivo. No sabía por qué eso lo hacía sentirse especial.
—A propósito, soy Gyu. —El chico estiró una mano que HyungWon se apresuró a estrechar.
—Soy Seung Woo.
Gyu lo hizo sentarse en una pequeña mesita a un costado y luego desapareció dejándolo solo. Hoseok apareció poco tiempo después con una bandeja con café y dos pasteles. Le apretó ligeramente el hombro a HyungWon y le sonrió.
—Viniste —dijo sentándose frente a él con una hermosa sonrisa que alunaron sus ojos chocolate.
HyungWon se frotó las manos y asintió.
—Gracias por ofrecerme esta oportunidad, Hoseok.
—No me agradezcas —dijo apoyando una mano sobre la suya despreocupadamente para luego dar pequeñas palmaditas—. A veces es un poco cansador servir café
—dijo y rio. HyungWon se encontró riendo de la risa de Hoseok. Hacía tanto tiempo que no reía. Otra cosa más para agradecerle a este hombre.
—De todas formas te agradezco. Si no hubiera sido por ti... —se quedó en silencio pero Hoseok se inclinó hacia adelante y le puso el café enfrente.
—No es necesario que me cuentes. Yo entiendo. Ahora dime qué opinas sobre ese pastel y sobre el café. Son dos recetas nuevas y aún no las pongo a la venta.
HyungWon se limpió los ojos rápidamente, tomó la taza y le dio un sorbo. El sabor a caramelo y café —y a algo picante y refrescante a la vez— lo hicieron casi derretirse en su silla. Soltó un sonido de placer y Hoseok sonrió ampliamente.
—Supongo que eso significa que lo apruebas.
—Hoseok... Esto es... En serio. Wow. Creo que acabas de darle un shock de adrenalina a mis pupilas gustativas.
Hoseok levantó las cejas y se llevó una mano al pecho.
—Es la mejor crítica que recibí —dijo limpiándose una lágrima falsa que hizo reír a HyungWon.
—Lo dudo —dijo limpiándose la boca con una servilleta—, pero no estoy diciendo más que la verdad. ¿Qué le pusiste? Hay algo chispeante en mi lengua.
Hoseok se llevó un dedo a los labios y le guiñó un ojo.
—Es un secreto... Que te diré en un rato si decides quedarte.
—Tienes unas manos que hacen milagros —dijo HyungWon sin pensar y dando un sorbo más al café.
Abrió los ojos apenas dejó salir esas palabras.
—Lo siento. Eso sonaba mejor en mi cabeza...
Hoseok se rió divertido.
—Me gustan tus críticas. Ahora pasemos al pastel.
HyungWon asintió y mordió un poco y cerró los ojos. ¿Qué más podía agregar a todo lo que había dicho?
—¿Puedo aplaudir? —preguntó saboreando el pastel que se deshacía en su boca.
—Puedes, pero eso sólo logrará que no pase por esa puerta con lo alto que estará mi orgullo.
—El que no saldrá por esa puerta si sigues cocinando estas delicias seré yo. En serio, Hoseok. Eres increíble.
Ahora el que se sonrojó fue Hoseok que tuvo que taparse las orejas que estaban hirviendo de satisfacción.
—Bien, entonces no se diga más. Ahora ven, quiero enseñarte el lugar.
Hoseok le mostró el salón, el jardín y la cocina. Luego le presentó a la señora Fergus y nuevamente a Gyu que le dieron la bienvenida muy alegremente.
—Gracias por recibirme tan bien, prometo poner todo de mí para que estén contentos conmigo —dijo haciendo una pequeña reverencia.
La señora Fergus aplaudió brevemente y le apretó las mejillas.
—¡Oye, qué bonito eres! —dijo ella y luego miró a Gyu—. Ustedes dos se parecen un poco...
Gyu se echó a reír.
—Eso es porque para ustedes, los occidentales, todos los asiáticos somos iguales.
Ella le dio un golpe cariñoso al chico y lo abrazó.
—No es cierto. Además tú no eres 100% asiático. Y tampoco te pareces a Hoseok.
—Bueno, ahora que lo mencionas —dijo Hoseok mirando a ambos chicos— yo también pensé que se parecían. Quizás se deba a que ambos son mitad occidentales.
HyungWon se encogió de hombros y asintió. Gyu solo se irguió todo lo alto que era.
—Pues si yo me veo así de bien, creo que te dejaré usar mi cara para que la pongas junto al cartel del salón —dijo batiendo las pestañas y frunciendo la boca en un pico de pato.
Hoseok sacudió la cabeza riendo y le puso una bandeja en las manos.
—Lo veremos. Ahora ve a llevarle los latte de almendra a la mesa de las margaritas que están esperando hace como diez minutos.
—Lo bueno se hace esperar —dijo el chico agitando la bandeja dándose aire. Todos rieron ante la desfachatez del chico.
—Ah —Hoseok se inclinó sobre el mostrador y sacó una bolsita color negra que le dio a HyungWon—. Esto es para tí.
HyungWon lo miró un momento antes de abrir la bolsa. Dentro había un faldón color lavanda con vivos azules y un gafete con el nombre Seung Woo grabado entre flores. Las mismas flores que había en el cartel adornando el nombre del salón.
—Es muy bonito —dijo pasando los dedos por la tela. Era una de muy buena calidad.
—Me alegro que te guste. Ahora ven, acompáñame a la cocina. Te explicaré algunas cositas.
HyungWon lo siguió mirando todo lo que lo rodeaba y sintiendo al fin un poco de paz.
(Bueno pensé que House of Wenee podría verse así porque... bueno es mi historia y me gustó la foto)
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