Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✘7

Nota: Recuerden que los diálogos con (*) significa que son en coreano.

Hoseok sintió una pena inmensa por el muchacho que yacía como un ovillo en el piso. Sus grandes ojos lo miraban entre asustado e intrigado. Se acuclilló a su lado y le acarició la cabeza

—(*) Seung Woo, amigo —no dejó de acariciar la cabeza ni los hombros del desconocido. Se lo notaba asustado y tenso—. No sé qué es lo que está sucediéndote, pero puedes hablar conmigo.

HyungWon se incorporó despacio y se limpió las lágrimas con una mano.

—(*) Lo siento —dijo con un sollozo apagado. —Estoy un poco estresado, eso es todo. No conozco a nadie y supongo que me ganó la nostalgia. Siento que hayas tenido que venir hasta aquí... —intentó ponerse de pie, pero Hoseok no lo dejó y lo sostuvo para que no se fuera de bruces al piso.

Lo ayudó a sentarse en la cama y le pidió a la señora Smith un vaso con agua y si podía preparar algún té de hierbas.

—(*) No te preocupes por mí, amigo. Ahora recuéstate. —HyungWon hizo lo que el hombre le sugirió. Su cabeza parecía un tambor y sus ojos se cerraban por reflejo a las puntadas que sentía en las sienes—. Me llamo Hoseok, creo que ya me presenté —dijo dudando—. Tengo una casa de té a unos pocos kilómetros de aquí.

HyungWon escuchaba atentamente lo que el amable desconocido le estaba contando. Quería agradecerle el haberse tomado la molestia de haber ido hasta allí, pero pronto los analgésicos empezaron a hacer efecto. Sin darse cuenta y gracias a las caricias que el hombre le estaba dando en la cabeza, fue quedándose dormido.

Hoseok se quedó sentado al lado del chico hasta que su respiración se hizo más estable. ¿Qué problemas tendría para haber tenido una crisis de esa magnitud? Suspiró, quitándole el cabello de la cara con suavidad para no despertarlo.

—¿Se quedó dormido? —preguntó la señora Smith entrando a la habitación con una bandeja.

Hoseok asintió.

—Estaba muy angustiado —le dijo— de casualidad, ¿él le comentó algo? ¿Sabe si tenía algún tipo de problemas?

La señora lo pensó un rato, pero acabó por mover la cabeza, negándolo.

—No, hablamos poco y cosas triviales. Ya sabes, el clima, el pueblo... Me preocupa no saber qué hacer si vuelve a ocurrirle de nuevo.

Hoseok se quedó un rato en silencio observando al chico dormir. No debía ser mucho más joven que él, pero tenía un leve aspecto aniñado que lo hacía parecer recién salido de la adolescencia. Pudo notar que era alto, incluso algunos centímetros más alto que él y que era muy delgado. Demasiado para no sentirse preocupado.

—Señora Smith, ¿el chico se alimentaba bien?

—Sí, también noté lo delgado que está, pero no creí que fuera algo para alarmarme. Hoy en día está tan de moda la delgadez. Claro que mi corazón campestre resiente eso y si por mí fuera, lo alimentaría como si fuera mi nieto. Puedo afirmar que estaba encantado con tus pasteles porque los alababa a cada bocado, pero a decir verdad comía como un pajarito. Es un chico precioso y verlo en este estado me parte el alma.

Hoseok asintió y le subió la manta para que no sintiera frío. Luego de unos minutos, ambos abandonaron la habitación.

—Me gustaría poder ayudarlo —dijo una vez que se sentaron en la sala—. Debe ser difícil estar en un país que no es el propio y encontrarse solo. Yo no la pasé muy bien al principio. Puedo entender que se sienta un poco fuera de lugar. —Su celular vibró en su bolsillo. Era Gyu preguntándole si se iba a tardar mucho más porque estaban recibiendo más clientes de lo habitual—. Yo debo irme ahora, pero vendré una vez que cierre el local. Al menos intentaré hablar un poco con él y ver si puedo ganarme su confianza. Después de todo, somos compatriotas.

—Te lo agradezco, Hoseok. Eres un sol.

Hoseok se despidió prometiendo volver más tarde y se subió a su camioneta.

—¿Pasó algo? —preguntó Gyu apenas lo vio cruzar la puerta del local. Estaba haciendo malabares para entregar unos pedidos para algunas mesas.

—Un pequeño incidente en la posada de la señora Smith. Luego te contaré. Ahora, ¿por dónde empiezo?

—Dos frappé de banana con chocolate y dos bollos de crema de maní para las chicas de aquella mesa —dijo señalando discretamente hacia el salón—. Tres eclair rellenos y un latte de caramelo para la mesa de las fresias.

Hoseok se puso el delantal y preparó las bandejas. Y aunque la tarde se presentaba un poco agitada, no pudo dejar de pensar en el muchacho de la posada, Seung Woo.

Estaba realmente agradecido por la cantidad de gente que recibía día a día, entre locales y extranjeros, pero a veces sentía que los tres no eran suficientes porque por momentos se veía desbordado ante tantos pedidos y a veces, barajaba la posibilidad de contratar a una persona más. La señora Fergus era una mujer entusiasta y trabajaba a la par suya, pero como House of Wenee también ofrecía entregas a domicilio, Gyu se veía frecuentemente arrastrado fuera del local para hacer las entregas.

—Parece que esta semana va a estar algo ajetreada —la señora Fergus luchaba con la máquina de café que había decidido trabarse en ese momento.

Hoseok la apartó gentilmente y la revisó.

—En buena hora, pero estuve pensando que quizás necesitaríamos a alguien más aquí. Usted y Gyu ya hacen demasiado.

La señora Fergus asintió, anotando algunas cosas que estaban faltando en la despensa.

—Si, había pensado lo mismo. Creo que una mano adicional nos vendría de maravilla.
¿Tienes a alguien en mente?

Hoseok lo pensó un segundo.

—Preguntaré a la señora Smith y veré si alguien está libre. Ah, a propósito de eso, ¿podría prepararme una caja bien surtida de pasteles para llevar?

—¿Un pedido? —la mujer revisó la lista que estaba pegada en uno de los laterales del exhibidor.

Hoseok sonrió cuando por fin la máquina volvió a funcionar con normalidad. Por cuestiones de gustos personales, el café generalmente lo hacía él, le gustaba moler los granos, tomarse el tiempo de calentar la leche, de batir la crema y todo el proceso que eso involucraba, pero a veces, cuando la gente era demasiada, no le quedaba más remedio que usar la máquina.

—No, es para un... amigo que acaba de llegar.

La señora Fergus lo miró.

—¿Un amigo? ¿De tu país?

Hoseok asintió, terminó de sacar del horno unas masitas de aduki dulce y miel.

—Algo así —contestó distraídamente pensando si a Seung Woo le gustarían las masitas. Decidió apartar algunas para llevarle también—. Llegó hace unas semanas y está algo solo.

—Ah, ya veo. Bueno, no te preocupes, le prepararé una caja especial.

—Gracias, señora Fergus. No sé qué haría sin usted.

La mujer se rio y se fue a atender a un hombre que acaba de llegar.

Unas horas más tarde, estaban terminando todo para cerrar. Gyu barría el saloncito, la señora Fergus terminaba de cerrar la caja y
de anotar todos los pedidos para el otro día y Hoseok terminaba de limpiar los exhibidores.

—Gyu, en la cocina te dejé preparado los frascos de dulces para tu mamá y le preparé uno de sus pasteles favoritos.

—Mi mamá está a dos pasos de adoptarte
—dijo el chico quitándose el delantal y yendo hacia la cocina.

Hoseok se rio y luego de revisar que todo estuviera en orden, agarró la caja que la señora Fergus había preparado para Seung Woo y le hizo un latte de canela para llevarle, rogando que le gustara.

Se despidieron los tres en la entrada, la señora Fergus subió a su auto, Gyu a su bicicleta y él a su camioneta.

Cuando llegó, la señora Smith estaba sirviendo la cena.

—Buenas noches —saludó. Había algunas caras conocidas y se detuvo unos segundos a conversar. Luego se dirigió a la señora Smith. —¿Cómo está él? —preguntó.

—Despertó hace algunas horas, le dije que tomara un baño y que le llevaría la cena en un rato.

—Está bien, yo se la llevaré entonces.

La señora Smith preparó la bandeja y Hoseok se perdió en los pasillos para la habitación del chico. Golpeó la puerta un par de veces hasta que escuchó 'adelante'.

Seung Woo estaba ya vestido, con una bonita bata de bordados chinos.

—Oh, hola... —dijo una vez que se giró para la puerta.

Hoseok le sonrió.

—(*) ¿Puedo pasar?

HyungWon asintió.

—¿Cómo te sientes? —preguntó dejando la bandeja sobre el pequeño escritorio.

HyungWon se ruborizó un poco, todavía apenado por la escena de la mañana.

—Un poco mejor, muchas gracias. Siento haberlo molestado...

—Hoseok.

HyungWon asintió.

—Hoseok. De veras agradezco que te hayas tomado la molestia de venir hasta aquí —su mirada cayó al piso—. Estuve algo... inestable estos días. Siento haberlos preocupado.

Hoseok sacudió la mano como diciéndole que no había problema alguno.

—No te preocupes. Lo importante es que tú estés bien. La señora Smith te preparó la cena, y debo insistir en que pruebes sus estofados. Son de otro mundo.

HyungWon sonrió un poco y volvió a agradecerle.

—Ah, la señora Smith también me dijo que te habían gustado mis pasteles, así que me tomé la libertad de traerte algunos —dijo apoyando la caja sobre la cama—. No sabía tus gustos, pero espero que sean de tu agrado.

HyungWon abrió mucho los ojos.

—¿Tú eres el que hace esos deliciosos pasteles? —Hoseok asintió con una sonrisa—. Dios mío, déjame decirte que son espectaculares. Nunca había probado algo igual. Muchas gracias...

Conversaron un poco y así Hoseok se enteró que el chico estaba, efectivamente solo y que no conocía a nadie en Irlanda. Que había tenido una crisis de ansiedad y que se había quedado sin medicamentos y había entrado en pánico.

—Soy un idiota —dijo dejando el plato de estofado a un lado una vez que comió algunos pocos bocados—, pero no sabía qué hacer. Esto de estar sin hacer nada puede ser un peligro también. Tengo que buscar alguna actividad para mantenerme ocupado.

Hoseok estaba encantado con el muchacho que una vez repuesto de sus crisis, pudo apreciar que era divertido aunque algo melancólico y hermoso, con un cierto parecido a Gyu que era considerado una belleza exótica por todos en el pueblo.

—Ahora que lo mencionas, yo estoy necesitando a alguien para que me ayude en la cafetería. ¿Te gustaría trabajar conmigo?

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro