✘6
MinHyuk apuró el paso para perder a esos dos hombres que lo seguían desde hacía algunas horas. Era cuestión de tiempo para que lo atraparan. Pero al menos HyungWon estaba bien, eso era lo importante. Las noticias seguían poniendo su cara en la pantalla, eso significaba que XiaoJun aún no lo había encontrado, pero ¿por cuánto tiempo más iba a estar la suerte de su lado?
Estaba tentado a llamar a Chang, pero si lo atrapaban no quería arrastrarlo con él. Sólo quedaba esperar un poco más. Después de todo no tenía nada que perder. La única persona que lo mantenía en este mundo, ya estaba a salvo. Sonrió cuando vio de pasada una revista con la cara de su mejor amigo en la tapa. HyungWon todavía seguía teniendo la misma sonrisa que cuando eran pequeños. MinHyuk podía recordar con exactitud el día que conoció a ese chico flacucho de rodillas raspadas. Había sido el único que se le había acercado a hablar cuando en el colegio no recibía más que desprecios. HyungWon lo había defendido a capa y espada contra todos y lo siguió haciendo por años, incluso cuando ya era un modelo famoso y rico. Lo había cuidado como a un hermano pequeño y MinHyuk lo amaba. De hecho era la única persona en el mundo a la que amaba. Y estaba dispuesto a morir por su amigo como el alto lo había estado por él cuando eran niños y había soportado golpes y humillaciones que habían sido para él y eran los dos contra el mundo.
Le había jurado silenciosamente lealtad eterna y si ahora debía morir, estaba más que dispuesto a hacerlo. Porque sabía que si XiaoJun lo atrapaba, iba a matarlo.
Tomó aire y aminoró el paso. Los hombres hicieron lo mismo. Le había extrañado que no lo hubieran atacado antes, pero supuso que lo seguían para asegurarse de que los llevara con HyungWon. Idiotas.
Tomó asiento en uno de los bancos de una plaza que a esa hora estaba llena de niños y prendió un cigarro. Pensando en lo que estaría haciendo su amigo ahora. ¿Estaría bien? ¿Estaría comiendo? ¿Lo estaría esperando?
Por el rabillo del ojo vio cómo los dos hombres, porque eran dos, estaba seguro de eso, se apostaban cerca, fumando disimuladamente apoyados en los árboles, siguiendo cada uno de sus movimientos. Sonrió mientras miraba a los niños correr por el parque y luego a su cigarro. Si iba a morir pronto, iba a disfrutar de su último cigarro. Dio una calada profunda y soltó el humo con los ojos cerrados.
HyungWon sé feliz.
Se levantó y se acercó a los hombres.
—Bien, estoy listo —dijo abriendo los brazos para que vieran que no pensaba poner resistencia.
Los hombres se acercaron a él y entonces los tres empezaron a caminar.
—Escucha —dijo uno de ellos. Un grandote con cara de bueno y cuerpo de gladiador— ahórrate los golpes y ya dinos dónde está el muchacho.
MinHyuk se puso las manos en los bolsillos y les dedicó una sonrisa radiante.
—Caballeros, no sé de qué hablan.
El otro hombre que hasta ahora se había mantenido callado lo agarró del brazo y lo acercó un poco a su costado.
—Estamos dándote la oportunidad de salvarte, sabes que XiaoJun no será tan benevolente contigo.
—Lo que ese idiota haga me tiene sin cuidado.
—Luego no digas que no te avisamos —dijo finalmente. Caminaron unas cuadras más y se subieron a un auto.
—Llévatelo contigo —dijo al grandote—. Iré más tarde.
El grandote sólo rodó los ojos y gruñó en respuesta. Unos minutos después, le vendaron los ojos y lo próximo que supo era que lo sacaban del auto a empujones.
Escuchó un portón abrirse, estaba casi seguro que estaban en alguna zona industrial porque los ruidos de los autos se escuchaban distantes y el ruido que había hecho el portón al abrirse había sido fuerte y con eco. Algún tipo de galpón quizás. Caminó como pudo mientras era remolcado por el grandote. No había piso, solo tierra. Ahora si estaba seguro de que lo llevaban a algún tipo de depósito. Casi se echa a reír por lo estereotipado de la situación. Matones y galpones de tortura. Un cliché demasiado ruidoso.
—¿Me trajiste compañía? —dijo una vocecita a su lado—. Era hora, ya estaba aburriéndome de ver tu cara.
—Cierra la boca, enano —dijo el hombre que estaba atándolo a una silla.
—Enano mi trasero, gorila lobotomizado.
MinHyuk intentó relajarse, pero la vocecita chillona a su lado no se lo permitió.
—Oye, ¡yo te conozco! —dijo—. Eres el amigo de Chae, ¿cómo era tu nombre? Min... algo.
—Te dije que cerraras la boca —lo retó el grandote— o te pondré la mordaza.
—Hazlo cobarde o suéltame para que pueda patearte el trasero —MinHyuk quiso sonreír ante la audacia de la otra persona, tenía agallas.
Sintió una risa pesada a su lado.
—Dios mío —dijo la voz del matón— en serio no entiendo cómo lograste llegar a una edad adulta siendo tan malditamente insoportable.
—¿Y tú cómo lograste sobrevivir con medio cerebro? Estoy seguro de que no puedes caminar y mascar chicle al mismo tiempo. Si no fuera porque quieres asesinarme hasta te invitaría a salir. Eres mi tipo. Idiotas con pinta de mafiosos.
—Sigue soñando, minion.
—Vamos, podríamos divertirnos mucho. Piénsalo.
MinHyuk frunció la boca intentando no reír por la situación bizarra que se estaba desarrollando a su lado.
—Ni aunque fueras el último ser humano del mundo me metería conmigo.
—Ahh, ¿me tienes miedo, grandote?
—El único miedo que tengo es a que no te calles nunca —dijo el hombre en tono cansino—. Bien, es hora del almuerzo.
—Quiero sushi —dijo el chico a su lado.
—¿Dónde crees que estás? ¿En el four seasons?
—Escucha, hombre de las cavernas, hace cuatro días que me tienes acá y ya sabes que no soy de gran ayuda. No sé nada de Chae. ¿Qué quieren de mí? ¿O no quieres admitir que te encariñaste conmigo?
—Ja, ja. Si por mi fuera ya estarías en el infierno molestando a todas esas pobres almas con tu cotorreo insoportable, pero lamentablemente, tengo órdenes que seguir.
—Órdenes, órdenes. Como dije antes, es obvio que no puedes pensar por ti mismo. Dile a ese jefecito tuyo que al menos me deje darme un baño. Esto es inhumano, aún viniendo de ustedes.
—Estás loco si piensas que voy a bañarte...
—Sí, no vaya a ser cosa que te enamores y luego tenga que llevarte conmigo.
La risa pesada del matón resonó en todo el lugar.
—Eres gracioso, enano.
—Lo sé, tengo otros talentos. ¿Quieres conocerlos?
MinHyuk no entendía nada de lo que pasaba a su alrededor. El chico a su lado había dicho que estaba ahí hacía cuatro días. ¿Qué planes tenía Xaio para él? Ya sabía que el chico parlanchín a su lado era Yoo Kihyun, esa voz chillona era fácil de reconocer ya que el pequeño diseñador era figurita repetida en todos los programas de moda y chimentos habidos y por haber. Para esas alturas ya debían estar buscándolo también. Pronto las sospechas serían demasiado evidentes. Primero desaparecía HyungWon y luego el diseñador favorito de los medios. Si no lo mataban enseguida, quizás aún tenía una oportunidad de vivir.
Sólo debía ganar tiempo hasta que XiaoJun diera la cara.
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