✘22
Sentía que la cabeza le daba vueltas y cuando intentó abrir los ojos, una punzada de dolor le cruzó las sienes.
—¡Cielos, esto duele como la mierda! —masculló entre dientes.
—¿Ki? ¡Estás despierto! —exclamó una voz a su lado. Al parecer la persona estaba contenta.
Intentó abrir un ojo primero y no lo logró al primer intento. Sentía una presión en el fondo de la cabeza y unas náuseas repetinas lo asaltaron, dejándolo momentáneamente congelado. Una vez que pasaron unos minutos y las náuseas habían mermado un poco, Kihyun volvió a intentar abrir los ojos. El dolor estalló en su cabeza, pero al menos ya podía ver. El techo blanco y las luces lo hicieron parpadear. Maldijo un par de veces más y levantó una mano. Escuchó algunos pasos a su lado y alguien le bajó su brazo con cuidado.
—No hagas movimientos bruscos, podría salirse la aguja de la mano.
¿Aguja? Los ojos se abrieron al máximo e intentó girar la cabeza, pero una cara apareció en todo su campo visual. Una cara que era todo ojos y boca. Parpadeó confundido y los labios le temblaron. ¿Acaso ese loco iba a besarlo?
El muchacho que lo miraba sonrió y sus mofletes se le abultaron dándole un aspecto casi infantil.
—Hola, Ki... —dijo el muchacho tocándole la frente.
Tragó saliva y la garganta le ardió un poco por la falta de uso.
—¿Q... qué... quién eres? ¿Dó... Dónde estoy?
Los enormes ojos del muchacho se abrieron en respuesta y se llevó una mano a la boca.
—¿Cómo que no sabes quién soy, Kiki?
Kihyun movió los ojos intentando reconocer algo a su alrededor. Era obvio que se encontraba en un hospital, pero no tenía idea de por qué.
—¿Por qué estoy aquí? —preguntó confundido. Intentó incorporarse, pero al primer movimiento su cabeza pareció dividirse en dos. Soltó un quejido y el muchacho se apresuró a agarrar un control remoto color negro y apretó un botón. La camilla se elevó un poco y por fin Kihyun pudo sentarse sin necesidad de moverse demasiado—. Bueno, ¿vas a decirme quién eres?
El muchacho se lo quedó mirando y entonces la puerta se abrió y entró una enfermera seguida de un chico rubio que apenas lo vio, lanzó un gritito feliz y se abalanzó a abrazarlo.
—¿Pero qué demo...? ¡Ouch! —se quejó Kihyun cuando el chico rubio lo besó en la frente.
—Señor —la enfermera miró al chico rubio y frunció el ceño— debo pedirle que modere sus impulsos. El paciente aún está recuperándose.
El rubio frunció los labios, apenado y asintió bajando la mirada al piso.
—¿Cómo se siente, señor Han?
¿Señor Han? ¿Quién diablos era el señor Han?
—¿Cómo me ha llamado? Creo que se ha equivocado de paciente... Mi nombre es... ¿Cómo se llamaba?
La enfermera le dedicó una sonrisa comprensiva y Kihyun quiso golpearla. Lo miraba como si él estuviera loco.
—No se preocupe, señor Han —dijo la mujer, poniendo una tela gruesa alrededor de su brazo para tomarle la presión— ha recibido un golpe muy fuerte. Es natural el estado de conmoción en el que se encuentra.
Kihyun miró a los otros dos con desesperación, buscando ayuda pero solo vio como los otros dos lo miraban preocupados. Kihyun dejó que la enfermera hiciera su trabajo y se dedicó a observar a esos dos muchachos que lo miraban con pena. ¿Quiénes eran? No recordaba haberlos visto antes. El muchacho de ojos gigantes era apuesto. ¿Sería alguien cercano a él? ¿Su hermano? No recordaba tener un hermano, y por otra parte no se parecían, el tipo era alto como un poste. El otro chico, el rubio, era bonito, pero en una manera más inocente. Poseía una belleza sutil, mientras que el ojudo era bello de una manera perturbadora. ¿De dónde conocería a esos dos sujetos? Entrecerró los ojos y frunció los labios.
—Todo parece estar en orden, señor Han. En media hora vendrá a verlo el doctor.
Cuando la enfermera cerró la puerta, Kihyun suspiró y volvió su atención a las siluetas delgadas a su lado.
—Bueno, entonces... ¿Van a decirme quiénes son ustedes dos? ¿Qué diablos hago acá y por qué esa enfermera hablaba en inglés?
Los dos muchachos se miraron entre sí y luego a él.
—Ki... —dijo entonces el chico de labios gruesos— ¿de veras no nos recuerdas?
Kihyun alzó las cejas.
—¿Debería? —Kihyun hizo una mueca y abrió mucho los ojos—. ¿Acaso ustedes... Oigan, ¿estoy saliendo con alguno de ustedes dos? Porque si es así...
—¡No! —dijo el rubio, con un gesto asqueado— ¿acaso te volviste loco?
Kihyun ladeó la cabeza y lo miró de arriba abajo.
—¿Perdón? ¿No estoy a tu altura acaso? Disculpa, serás muy lindo y todo pero... definitivamente jamás me hubiera fijado en ti. Y además tienes dientes de conejo.
Minhyuk levantó una ceja y se cruzó de brazos.
—Bueno, lo bueno es que sigues siendo el mismo enano cínico de siempre.
—¿Enano? Que tu parezcas un poste de luz no significa que yo...
—¡Bueno, basta! —exclamó el otro muchacho.
—¿Y tú qué? —dijo Kihyun moviendo la cabeza desafiante—. ¿Tampoco soy suficiente para ti? Déjenme decirles que ninguno de ustedes me duraría un round, soy demasiado incluso para los dos juntos...
Alguien tocó a la puerta y la sonrisa de Kihyun se extendió cuan grande era. Un hombre delicioso acababa de entrar a la habitación y Kihyun rezó en silencio para que ese hombretón fuera su doctor.
—Hola —saludó el recién llegado. Miró a los dos muchachos fugazmente y luego lo miró a él. Se acercó a la cama con cierta timidez y le sonrió—. La enfermera dijo que habías despertado, ¿cómo te sientes? —preguntó el hermoso desconocido tomándole la mano. Kihyun sintió sus mejillas calentarse.
—Yo... muy bien, gracias...
—¡No nos reconoce! —dijo el muchacho ojudo. Kihyun frunció la boca y lo miró—. ¡Hoseok, Kiki quedó amnésico!
Hoseok. Así que el hermoso musculoso se llamaba Hoseok. Intentó bucear en sus recuerdos para poder ubicar a ese adonis pálido en su vida, pero no pudo sacar nada en limpio.
Y para su mala suerte, el hombretón soltó su mano y se apresuró a acercarse al chico ojudo y a estrecharlo en sus brazos.
—Tranquilo, bebé. Él va a recuperarse...
¡Hola! Si alguien necesitaba consuelo era él, no ese llorón de metro ochenta. Maldijo su mala suerte por lo bajo y bufó.
—¡Bueno, a ver si la cortan con la novela de las cinco y alguien me explica qué diablos hago aquí y quienes son ustedes!
La parejita se separó y Hoseok suspiró para luego sentarse junto a su cama.
—¿Recuerdas tu nombre?
Kihyun chasqueó la lengua y rodó los ojos.
—Bueno, al parecer soy Kiki y el señor Han. Así que si me llamo Kiki Han mejor hubieran dejado que me muriera.
Minhyuk soltó una carcajada y HyungWon lo codeó, pero se mordió los labios intentando no reír también.
—Te llamas Yoo Kihyun —dijo Hoseok esperando alguna reacción por parte del convaleciente. No la hubo. Kihyun tenía los ojos puestos en sus brazos.
—Oye, ¿a qué te dedicas? Esos brazos pueden partir una sandía a la mitad... —observó apretándole un bícep.
—¡Hey! —se quejó HyungWon en voz alta—. Quita las manos de mi hombre si no quieres perder también los dedos.
Kihyun quitó la mano y se volvió a recostar.
—Bien, bien, entonces. Yoo Kihyun. ¿Cómo llegué aquí?
—Hubo un incendio en mi local y el techo cayó sobre ti...
—¿Tu local?
Hoseok le contó lo que había sucedido la noche de la explosión. Kihyun escuchaba todo con abierta sorpresa. Parecía una película.
—...Y este HyunWoo que me rescató de entre los escombros, ¿quién es?
—Oh, HyunWoo es...
—Tu marido —dijo MinHyuk muy alegremente.
—¡Min! —lo retó HyungWon.
Min se encogió de hombros.
—¿Qué? Prácticamente están casados. Viven peleando, duermen juntos, Ki le cocina...
La cara de asombro de Kihyun era digna de una foto. Esposo. ¿Estaba casado con ese tal HyunWoo?
Luego de un rato, Kihyun ya no se sentía tan incómodo con la presencia de los tres muchachos. Eran agradables y por lo visto también eran sus amigos. Ahora sabía que era un diseñador muy famoso en Corea —cosa que por supuesto no le sorprendió en absoluto— y que el muchacho de ojos de farol era su modelo exclusivo. Y ahora, al parecer, también tenía un novio.
En un momento, HyungWon y Hoseok salieron de la habitación y Min le acercó un vaso con agua.
—¿Hay algo más que quieras preguntarme? —Min se sentó a su lado y se apoyó en la cama.
Kihyun lo pensó unos instantes y finalmente asintió.
—Cuéntame sobre HyunWoo. ¿Cómo es? ¿Hace mucho que estamos juntos? Me sorprende enterarme de esto, nunca creí que yo pudiera, ya sabes, estar en pareja...
Min sonrió y alzó las cejas.
—Oh, no digas eso. Puedes ser encantador cuando quieres. Y con respecto a HyunWoo... bueno, él es algo... especial.
Kihyun lo miró con preocupación.
—¿Es... tiene algún problema mental o algo así?
—¿Qué? ¡No! No me refería a eso. Él es un poco tosco. Es grande y fuerte. No suele hablar mucho y come como un oso antes de hibernar. Le encantan tus pasteles.
Kihyun sonrió satisfecho. Sabía que podía mantener feliz a un hombre.
—Oye, ¿y por qué no ha venido a verme?
Min frunció el ceño.
—Oh, supongo que vendrá en cualquier momento.
—¿Crees que pueda recordarlo? ¿Y si él me rechaza cuando vea que no puedo acordarme de él?
—Tuviste un accidente casi fatal, ha estado montando guardia en el pasillo por dos noches seguidas. Deberías haber visto cómo estaba de preocupado. Tú solo sé cariñoso con él... —entonces Min sonrió de lado y se mordió el labio— aunque ¿sabes qué? Podrías hacer algo mejor...
Una hora después, cuando el doctor lo había revisado y le había dado un panorama favorable para su recuperación, Min se asomó a la puerta y le hizo una seña.
—HyunWoo está viniendo por el pasillo...
Kihyun se puso nervioso de repente y sin saber qué hacer, se mordió un poco los labios y se peinó el cabello con los dedos. Y esperó.
La puerta se abrió despacio y Kihyun se quedó sin aliento. Por la puerta entró el hombre más apuesto que hubiera visto en su vida. Incluso mucho más apuesto que Hoseok. Era un morenazo de espaldas anchas, labios gordos y brazos de leñador.
—¿HyunWoo...? —susurró con el poco aliento que le quedaba.
El hombre esbozó una sonrisa y se acercó con timidez a la cama.
—Ki... ¿có...cómo estás...?
Kihyun recordó las palabras que Min le había dicho un rato antes.
'Tú sólo sé cariñoso con él...'
Y entonces sin meditarlo mucho ni reparar en que, técnicamente acababa de conocer al sujeto, estiró las manos tomándolo por el cuello de la camisa para luego jalarlo hacia él y atrapar sus labios en un beso apasionado.
Cerró los ojos y suspiró feliz. Haber tenido ese accidente había resultado lo mejor que le había pasado en la vida.
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