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✘12

Hoseok abrió la puerta y guió a un tembloroso HyungWon al interior de su casa. El perro de Hoseok se abalanzó sobre éste y lo tiró al piso para empezar a lamerle todo el rostro.

—¡Goonie, no! —gritó Hoseok apresurándose a rescatar a HyungWon—. SeungWoo, lo siento, lo siento.

Una risa encantadora lo hizo callar. HyungWon reía sin parar mientras Gonnie movía la cola para todos lados y lo cubría con su cuerpo.

—Hola, precioso —dijo sin parar de reír.

—Lo siento, no suele ver a muchas personas —se disculpó Hoseok sentándose en el piso— y aún es cachorro...

HyungWon restregó la cara en el cuello del animal y este volvió a lamerle la cara. Hoseok rio y lo ayudó a levantarse.

—El baño está por el pasillo, la primera puerta a tu derecha. Puedes lavarte ahí y luego ven a la sala. Haré algo para comer.

HyungWon le agradeció y se perdió por el pasillo seguido por Goonie.

HyungWon se lavó la cara y el cuello que aún tenía rastros de baba de perro y se miró en el espejo. Había tenido una crisis de nervios delante de Hoseok. Ahora qué iba a decirle. Se acomodó el cabello y se puso un poco de bálsamo labial en un intento por parecer un poco más presentable.

Salió al pasillo y rascó las orejas del animal.

—¿Estoy en un problema, no es así? —dijo al aire. El perro ladró y sacó la lengua.

HyungWon sonrió y caminó hasta la sala y aprovechó para echar un vistazo alrededor. La casa era acogedora y con un toque rústico. De colores tierra con sillones color verde oliva decorados con mantas tejidas, los muebles eran pesados y se notaba que estaban hechos a mano porque todos tenían un acabado natural que los hacía muy agradable a la vista. Las paredes color manteca tenían algunos platos decorativos que llamaron su atención por los dibujos.

—¿Te gustan? —HyungWon se giró y se encontró con Hoseok que le sonreía con dos tazas en las manos. Le pasó una y HyungWon le agradeció.

—Tu casa es muy linda —dijo con timidez.

Hoseok paseó la mirada por la sala y asintió.

—Es cómoda y sencilla. Ven, vamos a sentarnos mientras se hace la comida...

HyungWon lo siguió hasta la mesa donde Hoseok le apartó una silla para que se sentara. HyungWon estaba desconcertado por tantos gestos amables que tenía Hoseok con él. El hombre era todo un caballero. Era amable con todos, atento y considerado. HyungWon por momentos no sabía cómo actuar a su alrededor porque tantas atenciones lo abrumaban y lo descolocaban. Se ruborizó ligeramente y apartó la cara para que el otro no lo notara.

—Gracias —dijo—. Hoseok... quiero pedirte disculpas por lo que pasó en la camioneta.

—Hey, no te preocupes —lo tranquilizó apoyando una mano sobre la suya— no tienes que hablar de ello si no quieres.

A HyungWon se le llenaron los ojos de lágrimas.

—Llora si lo necesitas SeungWoo, no es bueno guardarse nada...

Un sollozó fuerte y Hoseok se levantó para arrodillarse a su lado y rodearlo con sus brazos. HyungWon se dejó abrazar.

—Shhh, tranquilo —Hoseok daba pequeños golpecitos en su espalda, murmurando palabras de aliento.

HyungWon tomó aire y se separó para limpiarse los ojos.

—Mi nombre no es SeungWoo —dijo entonces. —Me llamo HyungWon.

Hoseok tardó unos segundos en reaccionar, entonces sonrió.

—Es un bonito nombre —dijo—. Te sienta mejor que SeungWoo.

Goonie ladró a su lado y movió la cola.

—¿Lo ves? A Goonie también le gusta.

HyungWon no pudo evitar reír entre lágrimas. Estiró la mano y acarició las orejas del perro.

—Vamos a hacer una cosa —Hoseok se incorporó y se alisó la camisa—. Vamos a comer y luego podremos hablar más tranquilos. Con el estómago lleno los problemas no parecen tan serios.

Un rato después, ambos disfrutaban de un buen plato de Japchae. HyungWon suspiró.

—Hoseok, ya no sé qué más decir para alabarte. Esto está sensacional.

Hoseok movió la mano con modestia.

—No tienes que decir nada, mientras lo disfrutes para mí está bien.

HyungWon le sonrió.

— ¿Eres real? Digo, porque aún no entiendo cómo puedes seguir soltero.

Hoseok rio y le agradeció los cumplidos.

—Bueno, para serte honesto, los últimos años solo tuve cabeza para el trabajo. ¿Y tú? ¿Eres soltero?

La sonrisa de HyungWon se borró de inmediato y fijó la vista en el mantel. Hoseok se dio cuenta de la incomodidad de su invitado y se reprochó mentalmente la falta.

—Lo siento —dijo— no quise ser entrometido...

HyungWon sacudió la cabeza.

— No, por favor, no te disculpes. Es solo que me es difícil hablar de ello.

—Entonces hablaremos de otra cosa.

—No, no. Está bien. No quiero esconderme más, Hoseok. Ya huí por demasiado tiempo.

Hoseok lo entendió y luego de que ambos levantaran los platos y limpiaran el desorden de la cena, se sentaron en el sofá con una taza de café en la mano.

—Bien, entonces, HyungWon...

HyungWon asintió. 

—Chae. Chae HyungWon. Y para responder a tu pregunta, soy casado.

Hoseok frunció el ceño, pero no dejó de sonreír.

—No lo hubiera imaginado. ¿Él sigue en Corea?

—Así es... Al menos eso espero. Yo... digamos que huí de él.

La boca de Hoseok se abrió y dijo:

—Ah, entiendo...

—Él es una persona algo problemática y lo nuestro no fue un matrimonio feliz.

—¿Puedo preguntar por qué huiste? —Hoseok hizo la pregunta dudando.

— Él... —Hoseok pudo ver que HyungWon estaba nervioso. Le tomó la mano y la apretó con suavidad—. Él era violento conmigo...

Hoseok ya se lo imaginaba, pero lo invadió una rabia muda. ¿Quién podía ser tan enfermo de golpear a alguien como HyungWon?

—La última vez que me golpeó, no pude trabajar por algunas semanas.

—¿De que trabajabas?

—Bueno... me da algo de pena decirlo. Yo era modelo.

Esta vez Hoseok no se sorprendió tanto. Saltaba a la vista que HyungWon era de una belleza exquisita y tenía el porte y la altura.

—Oh, puedo entender eso.

A HyungWon se le colorearon las mejillas y carraspeó antes de continuar.

—El tema es que él me amenzaba y me tuvo encerrado varios días. Pude escapar, pero me temo que está buscándome —dijo con tristeza. Gonnie se acercó a él y apoyó la cabeza en su regazo.

—¿Has ido con la policía? —preguntó Hoseok.

—Él es un hombre muy poderoso. Nunca me creyeron. Pude salir del país con otra identidad. —Se llevó ambas manos a la cara y gimoteó.

Hoseok no lo dudó y volvió a abrazarlo.

—¿Tú crees que él sabe que estás aquí?

HyungWon levantó la cara y sus ojos se abrieron de horror al imaginarse tal posibilidad.

—Ya pasaron algunos meses. Si hubiera sabido que estaba acá, habría venido por mí... Pero lo hará. Tarde o temprano me encontrará.

—No, no pienses eso —le acarició los hombros— tienes que mantenerte tranquilo.

—Tengo miedo, Hoseok. Tengo miedo de lo que pudo haberle hecho a mis amigos —las lágrimas salían sin control y Hoseok se levantó para buscar pañuelos.

—Tranquilo, no llores, por favor...

—Si algo les pasa por mi culpa, jamás me lo perdonaré. Por eso debo irme antes de que estés en peligro tú también.

Hoseok negó con la cabeza.

—No, no puedes irte. No puedo dejar que lo hagas.

HyungWon se irguió para mirarlo.

—Hoseok, entiende que no puedo permitir que algo te pase a ti, a Gyu, a la señora Fergus...

—No dejaré que nada te suceda. Confía en mí. Yo cuidaré de ti.

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