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✘10

HyungWon cerró los ojos dejando que el viento golpeara su cara y aspiró el olor de las miles de flores del jardín del café. Le encantaba pasar tiempo en ese lugar cuando se desocupaba un poco de las tareas en House of Wenee. Se abrazó la cintura y pensó en MinHyuk, rogando al cielo que se encontrara bien para así poder reunirse con él. Sintió unos pasos detrás suyo y se apresuró a limpiarse los ojos que estaban algo llorosos.

—¿Te encuentras bien? —Hoseok le apoyó una mano en el centro de la espalda y se paró a su lado.

HyungWon sonrió como pudo y asintió.

—Claro que sí, sólo me gusta venir aquí.

—Este jardín fue lo que me convenció de comprar este lugar. Estaba algo abandonado cuando apenas llegué. Fue una tarea frustrante por momentos, pero creo que quedó bien después de todo.

HyungWon miró a su ahora jefe y no pudo evitar sonreír.

—Hiciste un trabajo maravilloso. Es precioso. Me trae mucha paz.

Hoseok se puso las manos en el bolsillo y tomó asiento en una de las mesas. HyungWon lo imitó.

—SeungWoo —Hoseok habló despacio y HyungWon sintió una punzada de culpa. Estaba mintiéndole a Hoseok y eso le pesaba demasiado. Quería decirle que no se llamaba SeungWoo y que estaba huyendo de su esposo. Pero no podía hacerlo. No si quería mantenerlo fuera de peligro. Nadie debía saber quién era él—. Sabes que puedes confiar en mi. Que puedes decirme cualquier cosa.

HyungWon lo miró por unos segundos y luego desvió la mirada hacia las flores.

—Ya haz hecho demasiado por mí, Hoseok.

Hoseok no dijo nada, pero suspiró y se puso de pie. No iba a presionar al muchacho para que se abriera a él, pero le rompía el corazón verlo triste. No sabía por qué, pero sentía la urgencia de protegerlo, de reconfortarlo, de hacerlo sentir bien, de verlo sonreír.

—Ya es hora de irnos —dijo. HyungWon suspiró y le sonrió.

—Está bien, ¿queda algo más por hacer? ¿Necesitas que te ayude en algo más?
—preguntó siguiéndolo fuera del jardín.

—No, ya está todo limpio y listo para mañana. Fue un día algo agitado, ¿no crees? —Hoseok apagó las luces de la cocina y del jardín. Agarró su chaqueta y las llaves de la camioneta.

HyungWon se colocó el abrigo y se cruzó el morral sobre el pecho. Ambos salieron del lugar. Afuera estaba oscureciendo.

—Fue algo movido el día, pero también es gratificante estar aquí. La gente es sensacional y muy agradable —Hoseok cerró la puerta del local y se frotó las manos. Afuera había un poco de viento.

—Vamos —dijo moviendo la mano hacia la camioneta— está empezando a hacer frío.

HyungWon no se movió.

—Creo que esta noche prefiero caminar —dijo mirando hacia el cielo.

—¿Qué cosas dices? Puedo llevarte, no me molesta y me queda de paso.

HyungWon lo pensó un momento, tenía ganas de estar solo, pero tampoco quería hacerle un desplante a Hoseok. Finalmente aceptó y se subió a la camioneta. Olía a vainilla y café. Se ajustó el cinturón.

—¿Tienes hambre? —preguntó Hoseok encendiendo la calefacción.

—Un poco. Supongo que la señora Smith habrá cocinado otro de sus platos suculentos para 'hacerme engordar'. Nunca había comido tanto en mi vida como desde que llegué aquí —dijo recostando la cabeza en el respaldo y mirando a Hoseok.

Este lo miró y golpeó los dedos en el volante.

—Mmm, ¿quieres comer algo diferente?

HyunGwon no supo qué contestar.

—Hago un Japchae para chuparse los dedos. Bueno, eso es lo que dice Gyu...

HyungWon soltó una risita.

—No pienso ponerlo en duda. Ya te dije una vez que tus manos son mágicas. Todo lo que haces en la cocina es simplemente exquisito.

—Bueno, entonces, ¿qué dices? ¿Puedo cocinar para ti?

—¿No estás muy cansado? Podemos comer otra día...

Hoseok asintió y miró hacia delante.

—No estoy cansado, pero si eso quieres, otro día será. No quiero ser pesado y creo que quieres estar solo.

HyungWon le apoyó una mano en el hombro.

—No digas eso, es que siento que solo haces cosas por mi y no sé si lo merezco —sus ojos se cristalizaron y parpadeó para ahuyentar las lágrimas.

Hoseok estiró una mano y le acarició la mejilla. Gesto que a HyungWon lo descolocó por completo. Por reflejo se echó hacia atrás y se ruborizó en el acto al ver la mirada sorprendida de Hoseok. No estaba acostumbrado a las caricias. Las que le daba su marido generalmente iban acompañadas de golpes o insultos.

—Oh, lo siento —dijo Hoseok retirando la mano enseguida. Se sintió un estúpido, estaba tomándose demasiadas libertades y ahora SeungWoo estaba asustado—. Yo...

—Está bien, no te disculpes. Yo solo me sorprendí un momento —HyungWon se pateó mentalmente. Estaba comportándose como un paranoico. Hoseok no iba a hacerle daño. Tomando coraje se inclinó hacia Hoseok y dejó un beso en su mejilla. Esta vez el sorprendido fue Hoseok que abrió los ojos desmesuradamente y volteó a mirarlo.

—Gracias —le dijo HyungWon—. Gracias por ser tan bueno conmigo. No tengo forma de agradecer todo lo que haces por mi. Eres un ángel.

Hoseok se ruborizó y se aclaró la garganta.

—No me agradezcas, por favor.

El viaje fue en silencio. Sólo se escuchaba la música que Hoseok había puesto en el estéreo. HyungWon se sentía tranquilo y cálido. Podía quedarse así para siempre. Sus ojos se cerraron y pronto cayó en un sueño profundo.

La mano de su marido cayó con fuerza sobre uno de los costados de su cara.

'—Te dije mil veces que no uses esa ropa. Vi como esos imbéciles te desnudaban con la mirada. No puedes estar un maldito segundo sin ser el puto centro de atención, ¿no es así? Te gusta ser una putita. Te encanta que te coman con los ojos...'

XiaoJun lo agarró por el pelo y HyungWon levantó las manos intentando zafarse. Su marido lo arrastró hasta la habitación donde lo levantó con fuerza y lo lanzó sobre la cama.

Vio con horror cómo su marido se empezaba a desprender el pantalón. Tenía la camisa de seda hecha girones. Se llevó ambas manos al pecho para cubrirse aunque sabía que no le serviría de nada. Su marido ya había dictado su sentencia y decidido su castigo. Unos segundos después tenía al hombre encima suyo, besando y mordiendo su piel, quitándole la poca ropa a zarpazos para luego meterse en su cuerpo con una brutalidad que lamentablemente conocía muy bien. Estaba asustado y asqueado en partes iguales y sin embargo no pudo gritar. Ningún sonido escapó de su boca. Fijó sus ojos en el techo y solo esperó a que todo terminara.

'—Necesitas aprender que sólo yo puedo mirarte. Solo yo puedo tocarte y hacerte mío. ¿Entiendes? Mío. Mira lo que me haces hacerte, ¿por qué me haces sentirme así? ¿Te gusta que esté ciego y loco por ti? Nunca vas a dejarme. Te mataré si lo intentas... Eres mío...'

Hoseok se asustó cuando vio al muchacho temblar y agitarse dormido. Orilló la camioneta, se quitó el cinturón de seguridad y se inclinó sobre HyungWon.

—SeungWoo —dijo sacudiéndolo con suavidad—. SeungWoo

—¡No, suéltame Xiao...!

Hoseok frunció el ceño. ¿Xiao?

—SeungWoo... Despierta. Estás teniendo una pesadilla.

HyungWon abrió los ojos y se aferró al cuello de la camisa de Hoseok que casi cae hacia adelante.

—Me matará. Él va a matarme...

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