Caminando, empujando a las personas que se le cruzan por el camino, el joven aspirante a héroe ha sido regañado por los de seguridad por disturbios.

¿Qué? ¿Acaso no puede gritarle a un tipo que se atrevió a decirle "buenas tetas" a Bakugo? Que diga que no lo mató.

El rubio está afuera de la oficina de seguridad, esperándolo, algo que le produce vergüenza. ¿En dónde está Kirishima? Todo el tiempo está detrás suyo y ahora que sí quiere que se lo lleve para no estar pasando pena, no aparece. En serio, ¿por qué tiene que pasarle esto ahora que por fin está a solas con él?

Al salir, después de una llamada de atención que pudo aminorar con un gesto amable de cinco dígitos con tal de que no llamaran a su papá, Bakugo lo recibe con los brazos cruzados.

Un "no se metan en más líos" y han sido despachados.

—Tú sí que eres un nepobaby —comenta el rubio, andando por el pasillo, delante de él.

—Oye, ah... ¿ustedes están saliendo?

Detiene el paso, colorado, con el ceño fruncido—. ¿De qué mierda estás hablando?

—De ti con...

—A ver, mierda —interrumpe, deteniéndose a la mitad del pasillo mientras pone la mano delante suyo, suspirando, tratando de volver a su color original—. ¿Detenerme antes de partirle la madre al cerdo que me dijo eso? Ok, te lo paso. ¿Suponer que ese tonto y yo estamos juntos? ¿Tú quieres perder tus dientes, cara bonita?

—¿Te parezco bonito? —Se apunta el rostro, ignorando lo demás.

Desvía la mirada—. No solo las chicas pueden notarte, tonto.