Otra vez está sucediendo. Shōto no puede evitar dejar de ver a donde está Katsuki. No entiende porque de un tiempo para acá se le queda viendo ni el porqué todo sucede de esa manera, con él viéndolo desde la distancia para darse cuenta que efectivamente el rubio no lo tiene presente en su vida.

Y eso es lo que le parece de lo más extraño; si tan sólo le gustara lo entendería pero...

¿Gustar?

Shōto de pronto se encuentra pensando de nuevo en Katsuki, dibujando en su rostro una suave y sutil sonrisa que, por alguna extraña razón, le ha provocado un rubor notorio. Supone que es por el motivo de que jamás ha presenciado algo como eso.

Pero algo que de seguro Eijirō, Denki, Mina, Hanta, Kyoka, Satō y, demasiado seguro, Izuku, su mejor amigo, sí lo han hecho.

Por alguna razón eso le desespera, le entra una extraña sensación de querer estar cerca del rubio. ¿Qué tanto será cerca? Eso es lo que se pregunta cada vez que llega al mismo punto. 

Es extraño, muy extraño.

Cómo desea platicarle de ello a su hermana mayor, Fuyumi.

Le encantaría saber tanto su opinión.

Gustar...

Gustar...

Gustar...

Tal vez, sólo tal vez, deba de considerar que le pueda gustar Katsuki.

¡No! Definitivamente no. Sus mejillas no soportan las palabras "gustar" y "Katsuki" juntas.