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Capitulo 31🦋

Es más que un simple tacto, es una forma de curar el alma-- Thimitolgil💞

Él estuvo ahí, él me sostuvo, secó mis lágrimas e intentó que me calmara, no tengo palabras para describir el amor que siento hacia él porque no es solo el agradecimiento lo que me guía a quererlo tanto, es su ser, su ternura, su todo.
Esa noche decidió no dejarme sola, me abrazó en mi cama y acarició mi pelo intentando que me tranquilizara pero las lágrimas eran imparables y cada vez que tomaba un suspiro por el cansancio que me causaba el llanto, él me daba un beso en la frente, supe que enrealidad había elegido al mejor amigo del mundo, mojé toda su camisa con lágrimas y no le dió la menor importancia, siguió estando ahí todo el tiempo hasta que me quedé dormida en su pecho.

Al día siguiente cuando desperté y lo encontré en la cama no pude evitar sonreír porque mi tormenta había cesado y por ahora me encontraba tranquila — Gracias, Arthy — estuve tentada a darle un beso en la frente cuando salí de la ducha y lo encontré aún durmiendo pero solo le había dejado una nota antes de ir al trabajo.

"Te quiero, mi Arte"

Gracias.

Después de mi ritual de la mañana me dirigí al trabajo, me estaban esperando, lo sabía era absolutamente lógico después de dejar el lugar ayer y no volver — Pero es que soy la jefa, ¿Para qué dar explicaciones? — aveces me torno bastante arrogante.
Pasé por el tayer antes de subir encontrándome con la sorpresa de que Estelle se encontraba ahí, regañando a una de las costureras.

--¡Hey! Hola — todas menos ella me miraron. Puse una mano en su espalda y le dí palmaditas, ella salió de mi alcance poco después.

--Ya veo que hoy quiere trabajar, señorita — replicó sarcásticamente con el ceño fruncido como siempre.

Las demás personas del lugar la miraron como si fuese Alien, nadie me habla así en mi marca, en cambio yo sonreí.

--No cabe dudas de que la señorita Estelle es nuestra mommy gruñona— ellas soltaron una carcajada — Buenos días, Fadwi.

--¿Ya terminó con hacerse la graciosa, señorita? Quisiera trabajar si me lo permite — su mirada  denotaba las ganas de matar que tenía.

--Estelle ¿Te mordió un perro cuando venías? Estás unnn... Un poquito rabiosa— ella falló en su intento de no rodar los ojos, las chicas siguieron riéndose. Pero se callaron con una sola mirada de Estelle.

--¿Ya?

--Bien querida, ¿Dime qué tenemos aquí? — volví a acercarme y puse una mano en su hombro.

--Nada que no pueda solucionar.

--Oye. Deja esto en manos de María, ella es la encargada aquí, tú relájate.

--Como verá, ella aún no está aquí.

--Okey, en ese caso te dejo. Pasas a mi oficina cuando termines aquí y espero tus documentos, Estelle— ya iba a entrar al ascensor pero volteé y exclamé — Chicas, tengan cuidado con sus ojos de lacer —algunas soltaron risitas, sin más salí del lugar.

En el pasillo me encontré con Víctor.

--Oye, cariño ¿Cómo es eso del aumento del salario?

--Buenos días para tí también.

--No hagas que retire mis votos de confianza.

--Créeme que sé lo que hago.

--Eso espero — murmuró antes de entrar a su oficina.

Acto seguido giré la perilla y entré a la mía.

_____________________✿________________✿________

Estelle.

Esa mujer estaba apunto de volverla loca, es la molestia personificada, es más Estelle estaba segura de que sí buscaba en el diccionario la palabra "molestia" aparecería su nombre. No tuvo más remedio que ir hasta su oficina para entregarle sus documentos que bien podía hacerlo ella misma, como antes lo hacía.

--Estos son mis documentos — había entrado después de tocar la puerta "Dios me libre de entrar de la nada y encontrarla en plena acción sexual" era su mayor miedo.

--Gracias, Estrellita.

Estelle se había acostumbrado a ese ridículo apodo aunque aún no sabía el porqué y aveces se lo cuestionaba. Sé quedó mirando como su jefa veía interesada los papeles. Y murmuró algo que ella no entendió.

--¿Ah?

--Nada — la miró sonriendo — Puedes sentarte, Estelle.

Sin embargo ella no lo hizo.

--Estelle, siéntate por favor.

--Bien — ésta vez sí lo hizo y observó curiosa cómo Kiara jugaba con su llavero de Ironman que al parecer no soltaba nunca.

--Somos amigas ¿no?

--No podría decir que lo nuestro es "amistad".

--¿Lo nuestro? — arqueó una ceja divertida — Suena lindo — Estelle rodó los ojos.

--Eres hermosa, Kiara.

Michier no se esperó esa declaración, no podía esconder su sorpresa ni mucho menos su rubor.

--Pero eres increíblemente insoportable, irritante, arrogante y una larga lista más, pero creo que tú mayor problema es que tienes la autoestima tan elevada que te crees el centro del mundo — el corazón de Kiara se había apretado, verdades que le dolían, excepto lo último, Kiara nunca llegó a amarse a si misma, pero le dolió cada palabra de lo que había dicho—  Solo hay un pequeño detalle del cuál no te has dado cuenta, tú Michier no eres el centro de mi mundo.

Aún así Kiara trató de sonreír sarcásticamente.

--¿Quién dijo que quiero serlo? Cariño, ésto es un trabajo y lamento mucho que no me soportes, pero digamos que la tienes complicado, como ya sabes soy tu jefa.

--Exactamente — ella se había parado para marcharse.

--Es una lastima que a mí sí me caigas bien.

La joven sin más salió de la oficina y soltó el aire que había retenido.

--A mi también me caes bien.

Y la verdad era esa, que ambas estaban muy lejos de odiarse porque en realidad a Estelle le gustaba la forma despreocupada, fresca y divertida en la que Kiara se portaba sin borrar su verdadera escencia y en el fondo ella sabía que ki, solamente la molestaba a ella por lo cual su enojo aunmetaba, ojalá pudiera decirle eso a su jefa que ella no la odiaba pero en cuanto más lejos; mejor estaba.

Kiara.

Cuando ella salió de la oficina estuve apunto de llorar, un nudo en la garganta se había interpuesto sin mi autorización y era difícil de quitarmelo, enrealidad tenía la esperanza de que todo aquello que dijo fuera solo de boca para afuera, que no lo sintiera, pero ambas nos habíamos pasado de palabras y por supuesto que yo me lo merecía, no podía quejarme — ¿Autoestima elevada? Oh, estrellita no tienes la menor idea ... — me levanté de mi silla y fuí hasta la ventana, quería ver la ciudad, tranquilizarme, no debí haber dicho tantas tonterías y mucho menos a ella. Quizás ambas nos parecemos más de lo que creíamos.
Después de sentirme más calmada volví a mi escritorio agarré sus documentos: 13 de mayo,  faltaba un mes y 14 días para su cumpleaños y por alguna razón extraña me emocionaba, me senté y empecé a trabajar, había documentos y planes en los cuales debía ocupar mi mente, asi que saqué el móvil, entré a Spotify porque trabajar con música se me hacía mucho más placentero, dejé mi llavero especial sobre la mesa y empecé.
Tendría que hacer unos viajes, contratos con empresas distribuidoras y comerciantes, toda europa, parte de asia y américa, sonreí con lo último por supuesto que quería volver a América, especialmente en América latina.
Las horas habían pasado rápido, Estelle volvió a entrar avisando que se retiraría a comer, asentí y se quedó mirándome por un rato antes de marcharse, simplemente ignoré el hecho.
Ese día no tenía hambre, así que saqué algunas hojas y empecé a dibujar. De alguna manera mi mente me jugaba en contra y terminé pensando en ella, en mi hermosa secretaria y seguí dibujando toda la tarde, sin que nadie me hubiera molestado pues la próxima vez que ví la hora ya eran 18:45 p.m.

--Bueno — observé mi mesa repleta de bocetos — Creo que es suficiente. 

Seguí mirando lo que había hecho, vestidos, trajes, camisas y zapatos — Esto es ... Kiara, no mames has estado diseñando para Estelle sin darte cuenta — Todos los diseños eran para Estelle, tenían su escencia y cada uno reflejaba su personalidad, sin intención alguna había diseñado como 30 prendas para mí secretaria y eso era muyyy raro, demasiado raro para mí — solté un suspiro.

Ya te está volviendo loca.

Eso fué lo que pasó por mi cabeza mientras juntaba los bocetos y los guardaba en una carpeta, después de eso me dispuse a ir por un café, algo ese día no estaba bien, cómo un peso en mí corazón que no me dejaba respirar con calma y si no me mantenía ocupada probablemente me daría un ataque de ansiedad e iría a vomitar. Al llegar a la cocina saqué el bote de café y calenté el agua, el café frío nunca me supo bien, esperar me ponía ansiosa y por muy infantil que suene cuando estaba así mordía mis uñas cuál niña así que tuve que contar —uno- inhala, dos- exhala.

--¿Kiara? — sus ojos delataban su preocupación y vino hasta mí rápidamente — ¿Estás bien?

--Si... Solo...

--Respira.

--Tu mano.

--¿Qué?

--Que me tomes de la mano — quizás no tendría que darle esa información — me calmas.

Ella dudó pero al final tomó mis dos manos y entrelazó nuestros dedos, tardé segundos en sentirme calmada, no aguanté el impulso y la abracé, al principio ella no reaccionó estuvo ahí patidifusa pero sedió apretandome contra ella.

--Tranquila — ella estaba temblando.

--Gracias — susurré.

--Estoy aquí, Kiara, estás a salvo.

--Gracias.

Era todo lo que podía decir "Gracias

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