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Capítulo 27🦋

El tiempo corre sin esperarnos, sin sanarnos y si no corres con ella te quedas estancado-- FQ💥♥

Pocas veces encontramos paz en una persona, muy pocas veces sentimos que estamos en el lugar correcto con la persona correcta y aunque no somos nada más que jefa y secretaria, que dos desconocidas, en ese instante en el momento en que ella alzó su copa para brindar con mi familia supe que no escogería a nadie más, que solo podría compartir esos momentos con ella, que solo ella complementaria ese espacio vacío, fué en ese instante que entendí que yo no la odiaba, que no podía hacerlo, que al contrario, yo necesitaba de ella.

Estrellita 💥

Estelle.

Kiara la había llamado por su apodo delante de todos y el corazón le había dado un salto,  estaba apunto de sonreír cómo todos los demás  pero no lo hizo en cambio la miró, miró a esa mujer delante de ella, a esa preciosa mujer, si de algo se había dado cuenta es que se sentía agusto con esa familia, con ese entorno y apesar de no socializar mucho, ellos parecían quererla, a ella y a su hermano. Hace tiempo que no había sentido eso, el calor de una familia, el cariño y la paz en una gran mesa llena de personas.

-- ¿Hermana?

--Dime.

--Perdón.

--Ya, no pasa nada.

-- Hermana.

--Fabián, que no pasa nada. Sólo para la próxima no hables de mis cosas sin mí permiso.

--Lo siento.

Estelle entró al baño sin decir una palabra más, es tan ilógico que en una sola cena la persona que más "odiaba" se haya enterado de esos sueños pasados, que tuvo la oportunidad de conocerla más y al ver los ojos de Kiara se había dado cuenta de lo que pensaba, el recuerdo de esa vez dónde mencionó las alas rotas había pasado por su cabeza y lo único que no podía permitir era que esa mujer le tuviera lastima, nunca.
Todo en su vida estaba tan bien hasta que Kiara Michier apareció. Todo en su monótona vida seguía su curso con fluides pero desde que llegó ella cada día había sido diferente y todo se le venía encima, todas esas emociones, ese odio, todo el miedo que nunca había sentido o que almenos habia dejado en el pasado, sí, Estelle no puede negar el hecho de no haber sentido esos miedos antes.
Entonces cuando por fin su vida había tomado un curso, cuando por fin había resuelto sus problemas con ella misma, Kiara llegó e hizo que todo tomara un curso distinto.
Estelle la odiaba, con toda su alma, con todas sus fuerzas — almenos eso era lo que ella creía.

Kiara.

Podría ser insignificante pero ese descubrimiento lo cambió todo, tenía que hablar con ella por más que molestarla fuera uno de mis mejores pasatiempos, tenía que disculparme, ofrecerle una sincera amistad, cualquier cosa.

Ese día me levanté confusa, indecisa, incluso nerviosa, me puse unos jeans y una camisa blanca con pequeños estampados de color celeste cielo, unos tacones que combinaban y el pelo suelto, mi pelo en sí es un completo desastre es lacio pero cuando no lo peino es un manojo de algún objeto horrendo, como una enredadera, sí exactamente eso — Sí alguien me viera así muy probablemente retirarían ese reporte de "Diosa Isis"--
Salí luego de despedirme de mamá y la pequeña, decida a pedir disculpas, decida a forjar una amistad con ella.

Ya a la hora del almuerzo la invité a visitar la cafetería cercana, ella arrugó el entrecejo lo cual me había hecho sonreír pero después de todo había aceptado.

--¿A qué se debe esto?

--A que tengo hambre — Nunca había estado más nerviosa en mi vida.

--¿Enserio? — incrédula. Aveces creía que ella era la jefa y yo era la asistente.

--Por supuesto. ¿Vas a comer? — observé su plato.

-- ¿Puedo hablarle de "tú", ahora? — sonreí y asentí — Bien, Kiara, como decirlo ... Esto no me da buena espina— solté una risita.

--Nada de lo que hago te da buena espina.

--Tienes razón — silencio.

Ella comió.

--No te odio, Estelle — me miró de repente, por primera vez quise que alguien me creyera, por primera vez me preocupé en lo que alguien pensaría de mí y ella estuvo ahí con la vista levantada sin decir ni una sola palabra, solo mirándome. "Por favor, habla". Fueron los segundos más largos de mi vida, toda una maldita eternidad y ella aún no estaba dispuesta a hablar — ¿Estrellita?

--Es una lástima que yo no pueda decir lo mismo.

Nada más debía añadirse, algo se había roto dentro de mí, algo que ni siquiera yo sabia que existía pero dolió y sabía que si seguía así rompería a llorar; estaba tan decepcionada aunque me lo esperaba, el hecho es que soy una mierda, que ni siquiera yo me quería, yo también me odiaba pero lo merecía, había roto el corazón de tantas personas que si alguien llegara y sencillamente le prendiera fuego a la mía yo me quedaría mirando, callada y aceptando mi destino porque me lo merezco, siempre lo he hecho.
Está vez yo me quedé sin palabras, yo no supe que decir — "Está en su derecho, aunque duela, ella tiene todo el derecho a odiarte" .

--Lo sé — intenté sonreír, sus ojos seguían fijos en los mío y pedí que no viera mi decepción.

--Bien.

--Te propongo algo.

-- Dime.

--Podríamos intentar llevarnos bien y si quieres podríamos no lo sé, intentar ser amigas — su sonrisa irónica me detuvo.

--¿Enserio?, ¿Y el profesionalismo?

--Quizás no te hayas dado cuenta pero nuestro odio mutuo, porque sí, Estelle, ya recordé la razón por la cuál no te soporto — Golpe por golpe. Ella soltó una carcajada sarcástica y eso hizo que todo doliera el triple, porque yo solo estaba siendo un animal herido tratando de defenderse — El hecho es que eso hace que nuestro ambiente de trabajo sea tenso y los demás lo notan, nos impide centrarnos completamente en el trabajo y Estelle tengo grandes proyectos en la mente, créeme que lo único que me impide no buscar otra asistente es mi madre.

--Bien, acepto entonces — ¿Cómo es que podía ser tan fría?

--Bien — traté de sonreír pero aún seguía doliendo — Intentemos dejar nuestro odio de lado entonces.

--Bien.

Me levanté y salí de ahí tratando de escapar pero ella me siguió.

--¡Oye! — paré y la miré — ¿Cómo se cierran los tratos?

Le pasé mi mano, no la había tocado desde esa última vez, la vez en las que sus manos eran mis soportes, mi fuerza  ahora tocarla me dolía, me decepcionaba.

--Es un trato.

Tres meses después.

El tiempo había transcurrido porque él nunca espera, nunca sana, nunca nada, el tiempo solo vuela y tú te quedas estancado.
Arth y yo no habíamos conseguido atrapar de David y la razón era simple: estábamos demasiado ocupados en nuestros trabajos y cuando teniamos tiempo hacíamos cosas divertidas juntos o pasábamos tiempo en familia. Estelle y yo no empezamos a ser amigas, no como me lo había imaginado, nunca le pedí perdón y las ganas de hacerlo se habían ido, mi relación con Cristal floreció en estos últimos meses, estamos más unidas que nunca.

Todo está bien, todo está bien pero desearía que yo también lo estuviera.

--He llamado a Estelle-- dijo Arth.

--Bien porque enserio me agrada.

--Es una buena chica.

--Lo es y lo mejor, es muchooo menos molesta que ustedes dos-- soltó  Lizzy.

--Cállate que la operación "Quitarle la máscara al payaso", sigue en pie.

--Son unos ... — me miró, estaba perdida en mi misma — ¿Kiara?— la miré sin decir una palabra.

--Kiara, estamos listos ¿No?

--¿Para qué?

--La operación ¿Qué no estabas escuchando?-- me miró preocupado.

--Sí.

--Bien, porque estoy por decirte el plan.

--¡Ustedes dos!

--Calla, mariquita — sonreí divertida y ella entrecerró los ojos.

--¡Eso!— masajeó sus manos entusiasmado.

--Hola — alcé la vista, la miré atónita.

--¡Hola, preciosa! — se levantó a saludarla,  por un momento quise hacer lo mismo.

--¡Hasta que por fin llegas!— la mirada de Estelle estaba sobre mí.

--¿Cuál es la urgencia?

--Debes apoyarme, estos dos están locos, deveras— sonreí y la miré.

--Y tú ciega.

--No estoy entendiendo.

--¡Ah!, hola, Estell — me fulminó con la mirada.

--Una súper operación que Ki y yo estuvimos planeando está apunto de empezar.

--¿Trabajo?

--Nada de eso, Estrellita — me levanté, ella se sentó.

--¿Cómo le dijiste?

-- Arth, cierra la boca y mantente calmado— Lizzy soltó una risa.

--Verás — me puse delante de Estelle, posé mis manos en la mesa y me incliné un poco hasta que mi rostro estuviera a la altura del suyo, mirándola fríamente "ojalá esa frialdad llegara hasta más profundo".

¿Era necesario?, no por supuesto que no, pero quería estar más cerca de ella, siempre quería lo cual me llevaba al hecho de no soportarla.

--David, le está siendo infiel a mi mejor amiga.

-- ¡Qué no! — la ignoré, estaba completamente concentrada en la mujer que alzaba una ceja de manera incrédula.

-- ¿Enserio?

--Estelle, no le hagas caso, están locos. Ambos lo están.

--Ciega.

--Loco.

--Cornuda.

--Imbécil.

--Silencio — mi tono era calmado y no me había movido.

--¿Y eso qué tiene que ver conmigo?

--Nada, pregúntale a Lizzy ella fué quien pidió por tí — ella que estaba inclinada se enderezó, haciendo de la distancia aún más corta, mis amigos (pude deducir que estaban con las bocas abiertas mirándonos).

--¿Cuál es su necesidad, señorita Michier de estar tan cerca de mí?

Arth soltó una risita, Lizzy le hizo callar.

--La verdadera pregunta es, ¿Porqué temes a estar tan cerca de mí? — ella tragó saliva, me miró y hubo un pequeño destello de nerviosismo, miedo y dudas en sus ojos. Decidí alejarme, ella no se movió — El hecho es que mi buen amigo, Arth y yo nos encargaremos de encontrar pruebas y al parecer Lizzy quiere a alguien de su lado.

--Estelle, te juro que están locos.

--Mi pequeña y hermosa mejor amiga — solté una risita eso había sonado patético — Siento que después de ésto necesitaras todo el apoyo posible, así que la presencia de doña amargada es buena.

--¿No estamos en horario de trabajo, no? — negué con la cabeza — Entonces, Michier cuida tus palabras.

Todos reímos, ella se enfureció más.

--Perdón, perdón.

--¿Qué se supone que haré yo?

--Estar de mi lado — sonrió dulcemente.

--Acepto.

--Uy, dos contra dos, me parece justo.

--En este caso me gustaría perder, pero sé que voy a ganar.

--No estés tan segura.

--Ay, Estelle es que tú no sabes lo que ha pasado.

--Cuéntanos — dijo Lizzy y  la miré, el miedo en sus ojos, su corazón apunto de partirse en dos.

No podía hacerle eso a mi amiga aunque en realidad no estaba haciendo nada él era el único culpable, él único miserable, pero necesitaba pruebas.

-- Arth y yo lo vamos a seguir, vamos a tomarles fotos, videos, lo que sea.

--¿Cómo estaremos seguras de que son reales?..

¡Dios!, Estelle que no sabes nada weona, no sé en qué momento Lizzy pensó que ésta le daría apoyo.

--¿Kiara?-- me miró él.

--¿Tengo que pensar en todo? Arturo dame una mano, por dios.

--Irán con nosotros, se quedarán en el coche no lo sé.

--Buena idea.

--Acepto, de todas maneras sé que no encontraremos nada.

--Propongo que sea por turnos si vamos todo será más sospechoso.

--Hasta que por fin usas tu cabeza weón.

--Kiara.

--Arturo.

--¡Chicos!

--¿Siempre se comportan como niños? — Estelle sonrió.

--Aquí la rasca bolas.

--Arturo te estás ganando una de las buenas.

--Dios mío — rodó los ojos — Estelle no les hagas caso.

--Bien, grupos.

--Estelle y yo.

--Mira, no soy tan tonta Liz sé que si ustedes dos se quedan lo último que harán es vigilarlo probablemente irán al cine a ver alguna de esas películas súper románticas y aburridas tuyas.

-- Kiara, no son aburridas ¿Verdad Arth? — miré al hombre de manera desafiante.

--No, Lizzy, no lo son.

--¿Ves? — me sacó la lengua, yo solté una risita, Estrelle sonrió y me miró.

--Bien, Arth va con Estelle, prometiendo no hacerse del gracioso y tú mi pequeña mariquita vas conmigo.

--Bien.

--¿Cuándo es todo esto?

--Fin de semana. Cambiaremos de grupo después.

--Espera — los tres la miramos — ¿Me tocará contigo?

Asentí.

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