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Capítulo 23🦋

Porque hoy sufrí, porque hoy lloré, porque hoy me duele el alma-- Thimitolgil 📿

La fiesta en la isla era bastante hermosa, busqué a Arth. Lo busqué por varios minutos porque la música retumbaba en mis oídos con un volumen demencial no podía escuchar la voz de nadie. Me sentí como en una película de disney de motociclistas y surfistas no me acordaba el nombre pero la vibras eran increíblemente parecidas que me pregunté si ellos sacaron la idea de ahí. Mi amiga y yo nos habíamos vestido bastante casual con los vestidos de playa y nuestros pelos sueltos.

--¡ARTH! MIERDA ¿DÓNDE CARAJOS TE METISTE? — no encontré a nadie pero me topé con unos chicos bastantes sonrientes —  Hey, chicos, ¿Han visto a un hombre como de un metro ochenta y cinco, blanco, pelo negro, ojos azules?

— Casi todos los chicos que han entrado son así — dijo uno riendo, llevaban cervezas en mano así que probablemente no era buena idea preguntarles, estaban colados.

--Bien, pues éste muchacho es ridículamente hermoso y tiene una pinta de presumido, es más — miré nuevamente a mi alrededor — Su característica más importante seguramente es que lleva el pelo con gel siempre y usa una pulserita idéntica a ésta— les mostré la joya.

El chico se burló.

— Vaya, mejor dame su dirección, ya casi me cuentas hasta cuantos pelos tiene.

--Mira nene, no te atrevas a joderme — le apunté con el dedo índice, soltó una risita.

— ¿Qué harás niñita? — se acercó peligrosamente a mí, media mí misma estatura lo miré a los ojos sin parpadear y le dirigí una de mis mejores miradas asesinas — ¿Con qué muy valiente eh? ¿No aguantas bromas? — volvió a soltar una risita, su aliento y todo su cuerpo apestaba a alcohol.

--Estoy aguantando la respiración, apestas — sonreí retandole, se acercó más, no retrocedí.

Una voz familiar con un perfume que conocía a la perfección se hicieron presentes.

--Epaaa, tocala y probablemente amanezcas descuartizado en un basurero.

Volteé a verlo sin retroceder, su mano ya estaba en mi hombro, ví a Lizzy con los vasos ella estaba sonriendo.

— Aquí está tú noviecito — dijo tomando otro trago de su cerveza.

Arth y yo nos miramos y empezamos a reír.

--Déjamelo a mí — salí del camino y ¡Bammm!, de un momento a otro la nariz del muchacho ya estaba sangrando.

— ¡Joder! ¿Qué diablos te hice hermano?

--Nada — se encogió de hombros divertido — ¿No soportas una bromita, niñito?

— Imbécil.

--No vuelvas a creerte el muy macho por ahí, ah.

Él puso su brazo sobre mis hombros y nos dirigimos hasta la fiesta.

--Arturo debes controlar tus impulsos.

--Lizzita, miamor, se lo merecían-- dije.

Ella me dió mi bebida.

--Cambiando de tema ¿Dónde estaban, hermanitas? — la última palabra lo dijo en un tono divertido, Lizzy le dió una mirada de reproche y él la acercó, uniéndose a mí bajo los brazos de Arth.

--Estaba buscándote, her-ma-ni-to.

--No digan eso en broma — nos miró con un puchero-- debíamos parar rápido porque de lo contrario lloraría.

--Una promesa — se agarraron del meñique y me miraron.

-- Esto es absurdo, es una promesa — me les uní, Lizzy sonrió y los dos la seguimos.

--Saben que las quiero mucho ¿Verdad?

Nos dió besos en la frente.

--También los quiero mucho.

--Yo más — ella ya estaba con lágrimas en los ojos.

--¡Nooo! Cariño, no llores.

Se secó las lágrimas con el dedo meñique.

--Es que son muy tiernos.

Arth y yo nos alejamos, la miramos y luego sonreimos.

--¡No, no, no! ¿Qué harán? — se estaba distanciando poco a poco.

La seguimos con la intención de llenarla de cosquillas.

--¡CHICOS NO! ¡NOOO! — dijo divertida corriendo lejos de nosostros que la estábamos siguiendo, dejé mi vaso en las manos de una desconocida.

--Por favor me espera una ratito--la chica cuyo rostro no ví bien quedó perpleja, volví a correr tras ella.

--¡KIII! POR EL OTRO EXTREMO.

--VOY.

Yo la esperé por un extremo mientras Arth la seguía, ella me esquivó y fué detrás de una palmera, la gente que nos veían sonrieron con diversión.

--¡AYUDA! ME QUIEREN SECUESTRAR.

--LIZZY NO SEAS MARICA — miré a la persona que de repente se había preocupado la señalé — ES MI AMIGA, SÓLO ESTAMOS JUGANDOO  — alargué la última sílaba.

Cuando la miré ya había corrido de nuevo.

--KIARA PRESTA ATENCIÓN QUE SE NOS ESCAPA — él ya estaba apunto de atraparla.

Volví a situarme en el otro extremo a su espera, Arth la jaló con la cinta de su vestido que se encontraba en la parte baja de la espalda y ella cayó sobre él. Quedé estupefacta — Uy, no — unos segundos después reaccioné y me dirigí hasta ellos.

--OIGAN. ¿QUÉ USTEDES QUIEREN QUEDARSE ASÍ PARA SIEMPRE? — ambos parecieron salir del shock.

--Perdón, perdón — me pareció ver un rubor en las mejillas de Lizzita, ella extendió el brazo.

La ayudé a pararse.

--¿Y a mí?

Entré las dos lo ayudamos solo después de rodar los ojos.

--Lizzy, lo siento mucho.

--Fué un accidente, Arth.

--¡Vamos que solo es una caída! No sé a quién le dejé mi bebida.

— Aquí está — la joven me lo tendió, era hermosa.

--Gracias — lo cogí —  lo siento mucho, estábamos..

— Jugando.

--Así es — solté una risita.

— Bueno, si gustas otra bebida te invito.

--No, ella tiene prohibido ligar en estás vacaciones — la vergüenza empezó a subir desde la punta de mis pies hasta la cabeza, me puse roja.

Ella solo sonrió.

— Solo era una bebida para conocernos— me guiñó un ojo y desapareció entre la multitud.

--¡Bailemos!

--T- e o-d-i-o — le dediqué una mirada asesina y él se echó a reír.

--Vamooos, rasca bolas. Que ya nos divertiremos juntos.

--Es verdad, es una noche de amigos.

--Vale no me queda más remedio.

--A bailar.

--Damas — agarró nuestras manos — Consedame esta pieza.

Reímos y salimos a bailar, el estilo musical ahora era bastante variado, en bastantes idiomas, cuando pasaron una en español canté a todo el pulmón.

--YO QUISIERA CONOCERTE.

-- YO QUISIERA DESCUBRIRTE.

— Y QUE PASE LO QUE TENGA QUE PASAR — Arth que no entendía a la perfección lo que decía, nosotras no le hicimos caso.

Una canción romántica sonó y todas las parejitas del lugar se pegaron y los demás buscaron pareja.

--¿Y ahora?

Agarré mi botellita de cerveza y bailé con él, ignorando la pregunta. Soltaron una risita y Liz se encogió de hombros antes de poner sus manos sobre Arturo. Estaba segura de que ese era mi ridículo del año — Bien Kiara, ahora estos manes se van aburlar de tí y tu patético baile con la botella de cerveza — Aún así seguí con eso, Arth me miró y yo levanté un pulgar sonriendo. Él negó con la cabeza y sonrió — Venga hombre, después me la pagas.

Me cansé de hacer el ridículo y procedí a acabar con mi pareja, ahora esa botella estaba vacía. Me pareció tan eterno la canción, eterno y desagradable que cuando terminaron prácticamente yo salté de la emoción y comencé a bailar, ellos me seguieron el ritmo.

Después de bailar tres horas todos juntos realmente estaba un poco pasada de copas y apostaría que mis dos amigos también. Salimos de la fiesta para dirigirnos hasta la orilla de la playa entre risas y jalones. La verdad era que los tres somos unos borrachos risueños.

Nos encontramos sentados en la orilla, tratando de dejar de reír por algo que había dicho Arth, que bien ya no recordaba. Lizzy soltó un suspiro y se recostó en la arena.

--Creo que bebimos de más.

-- Arturo río — ¿Tú crees?

--Nuestras madres van a preparar nuestra decapitación.

--Me sequé las lágrimas de tanto reír — Podemos decirles que nos hemos infectado de una enfermedad muy rara.

Ellos volvieron a reír.

--Uyyy, siiii. La enfermedad de la borrachera.

--Cállense tarados — dijo tratando de no reír más.

--El consumo de dos cervezas diarias reduce el riesgo de padecer Alzheimer.

Ellos dejaron escapar una estruendosa carcajada.

--¿Qué? Es verdad.

--Pero en todo caso es dos.

--No dos docenas.

--Entonces es mejor comprar desde ya pastillas para la resaca.

--No me quiero levantar.

--No puedes dormir aquí.

--Vámonos — dije con un intento fallido de levantarme.

--Da vergüenza lo borrachas que están.

--¡Calla!

♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡♡

Duele, duele porque ya no puedo encontrarte.
Duele  porque te busco en cada rincón en la solías estar.
Porque te extraño y aún quiero que sigas junto a mí.
No puedo dejarte ir.

Duele, duele porque ya nunca voy verte
Porque no podré escucharte y abrazarte
Porque eres mi mitad y siempre lo serás
No puedo dejarte ir.

Duele tanto que no sé porque no me he derrumbado.
Duele tanto que ahora no puedo por el llanto
Duele, duele que te alejes cuando yo no puedo dejarte ir.

Duele porque eres mi par.
Duele porque nunca te dejaré de amar.
Pero ahora ya no estás.
Ahora ya no estás.

Duele, duele y siempre, por siempre va a doler
Cuando te busco, cuando te llamo, no estás
Y duele tanto que no puedo con el llanto
No puedo dejarte ir, te amo.

eres parte de mi y yo de tí.
Siento como si hubieran roto la mitad de mi misma.
Y duele, porque pensé que siempre seríamos tu y yo contra el mundo
Así que duele y no puedo hacer nada más que llorar.
No puedo hacer nada más que llorar.

     ——————————————————————

Estelle.

--¡Holaaa! Hermanita.

Ella se encontraba en la ventana de su alcoba, comiéndose unas pastas con salsa, no podía hablar debido a que estaba atragantandose con la comida.

--¿Estás tensa? — se sentó en el piso delante de ella.

--¿Qué?

--Si una persona come mucho está tensa.

--No estoy comiendo mucho.

El miró a su alrededor, donas, galletas, comida, comida.

--Vale quizás un poco.

--Hablas muy rápido, eso no es normal en tí.

Ella arqueó una ceja. Él soltó una risita.

--Si una persona habla poco pero rápido, esconde un secreto.

--¿De dónde aprendes tantas tonterías?

--Te molesta por que es verdad.

--Niño — advirtió.

--Dime que pasa.

--Soltó un suspiro — Vale. Estoy estresada por lo de mi trabajo, no sé que haré pero no puedo en ninguna dimensión trabajar con ella pero lamentablemente necesito el dinero.

El joven empezó a reír, su hermana le dirigió una mirada amenazadora.

--Siento que te gusta.

--Deja de decir mamadas. Es mujer.

-- ¿Y qué? Hermana, no importa.

--A mi no me gustan las mujeres.

--No empieces con tonterías. Hermana, los que juran no ser homosexuales, lo son.

--Vale, pues ésta es la excepción. Y no me gusta, la odio. Niño escucha bien "LA ODIO".

El siguió riendo.

-- Te gusta.

--Es imposible, además de ser mujer es la hija de mi jefa tú sabrás la diferencia económica y de estatus, ella es una Gilipollas que cada día cambia de piernas, es una tonta, es demasiado caprichosa, es irritante, me molesta todo el tiempo y enserio que la odio, aunque me gustara, está totalmente fuera de mi alcance.

Su hermano quedó cojudo con el cambio en últimas instancias "aunque me gustara"

--Es más posible que te guste alguien fuera de tu alcance. Y Estelle, sé que no eres tan tonta como para solo fijarte en lo que tiene entre las piernas, no importa si es hombre o mujer lo importante es el alma.

--Vale pues no me gusta ni su alma ni su cuerpo.

--Es tú pedo si quieres seguir con eso — se levantó y al salir dió un portazo.

Kiara.

La semana había pasado rápidamente. Hoy estábamos de regreso a casa.

--¡HIJAAAA! ¿HAS VISTO LA MALETA AZUL? ES DE TU PADRE, NO LA ENCUENTRA.

--NO MAMÁ. PREGUNTALE A SEBASTIÁN.

--KI, KI, KI — dió saltitos frente a mí, hace unos minutos había subido a ver su nueva habitación — AMOOOOO MI HABITACIÓN. ¿YA VISTE? ESTÁ HERMOSO ¡VAMOS!, ¡VAMOS!

Al parecer todos hoy iban a gritar.

--PEQUEÑAAAAA— gritó mi nana desde la cocina.

--DIMEEE.

--NO TE HABLO A TÍ.

Okey, ya me habían cambiado por completo, agarré las manitas de Cristal  y nos dirigimos a la cocina.

--Veremos que quiere la tía Susan.

La pequeña sonrió, la solté en cuanto pasamos la puerta de la cocina y justo entonces sonó mi teléfono. Era una llamada grupal. Lizzy por un lado, Arth por el otro.

--¡KIARA!

--¡TE DIJE QUE RESPONDERÍA!

--¿Cuál es el problema con ustedes?  ¿El avión les dañó algo del cerebro? ¿Hoy es el día de los gritos?

Ellos rieron.

--Perdón, estoy desempacando.

--Día de los gritos — río — estás loca. Y Lizzita tú no desempacas, apuesto que lo hace la desafortunada Gabriela.

Gabriela que era una de las mucamas de su gran mansión bufó en respuesta, provocando una carcajada en Arth y una sonrisa en mi.

--GABRIELA, DEJALA QUE LO HAGA ELLA SOLA.

--ME PAGAN.

--LA GABI ME HA LIMPIADO EL TRASERO — lo dijo con otro significado, pero Arth exclamó divertido.

--NO LO DUDO, ERES UNA AUTÉNTICA HARAGANA.

Yo reí.

--DE LIZZY ME LO ESPERO, PERO LA GABRIELA NO LIMPIARIA CULOS POR UN PAR DE BILLETES.

--SOLO ESO ME FALTARÍA.

Los tres reimos.

--Está bien, Gaby, puedes irte yo termino sola. Gracias.

--De nada.

--Te quiero.

--JA, INTERESADA.

--¿PODRIAS CALLARTE?

--Arturo, no la hagas llorar.

--Shhhhh. La vas a hacer llorar tú.

--Tú eres el molestoso.

--Y tú eres quien dice que va a llorar.

--Cállense, ambos me están haciendo llorar.

--Perdón, pequeña. No llores.

--UYYYY. No la Lizzita ya va a dejar de llorar porque le dices no llores — Lizzy soltó una risita — Lizzy, cariño, todo está bien ya le daré su merecido a Kiara, es una vieja mala.

--Vieja tu abuela.

--La tuya, la mía ya está muerta.

Lizzy rió a carcajadas.

--Uyyy, se lo diré. Pobre de tí.

--Vale, pues sabes que los espíritus son muy peligrosos, no creo que a mí santa abuelita que en paz descanse le guste que le hayas dicho vieja.

--Arturo, deja de decir tonterías.

--Ya cállense.

Yo reí.

--Nos mandas a callar cada dos por tres.

--Se lo merecen. Nada más dicen estupideces.

--Me dolió, ahora él que va a llorar soy yo.

--Estúpido.

--Aveces no sé si somos amigos o enemigos.

--Somos ...

--Arturo, no te atrevas.

Yo reí por un largo rato, no entendí sus siguientes palabras.

--¿Listos para mañana?

--Yo ya estoy acostumbrado al trabajo, hablen por ustedes.

--YAAAAAA. EL TRABAJADOOOR.

--No me grites.

--Arturo, te estás ganando una buena paliza. Y sí, ki, estoy lista. ¿Tú lo estas?

--Estoy nerviosa, no creo que lo esté pero digamos que me emociona ver a las chicas de nuevo y a María.

--¿Y a la Estelle?-- cuestionó mi amigo.

--Reí — Por supuesto, estoy deseando verla.

--No la molestes tanto, ella es muy buena-- ph dulce Lizzy.

--A.

--Celosa-- respondió.

--En este caso no sabemos si de tí o de ella.

--SHHHHH. ARTH.

--Arturo, si te estás ganando esas palizas-- amenacé.

--NO HABLEN ASI DELANTE DE LA NIÑA-- gritó mi nana.

--ESTA BIEN QUERIDA, YA VAMOS A CORTAR. — volví al teléfono — Me tengo que ir.

--Vale, hoy la cena es en mi casa a mi mamá le gusta la puntualidad.

--Aveces creo que tú madre es lesbiana.

— ¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEE?— ambos exclamaron a la vez.

--No lo sé, me la imagino toda dominante en una relación, siendo una suggar mommy, celosa y gruñona.

--No es gracioso que tengas fantasías sexuales con la mamá de tu mejor amiga.

--Ya ni hasta tu mamá se salva.

--Que no me la imagino conmigo, ¡Por dios!

--Me consta que estás enamorada de mi mamá.

--Nos consta. Pero yo también tengo un crush con tu madre, Arth. Es normal pero mí mamá ...

--¡TRAICIÓN! Mis dos mejores amigas teniendo fantasías con mi madre.

--¡CALLAAAAA!-- gritó Lizzie.

--Que ella sea nuestra crush no significa que no la imaginemos así. Tu tienes un crush con Meryl Streaptease, eso no significa que la imagines en la cama.

--¿A caso he dicho que no?

--COCHINOOOOO.

--CERDOOOOO.

--Vale, es una broma — río.

--Dudoso.

--Cuesta creer, Arth.

--QUE DEJEN DE HABLAR MAMADAS FRENTE A LA NIÑA-- gritó de nuevo.

--PERDOOOON-- respondió  Lizzy.

--Vale, ahora sí me tengo que ir. Besos.

Corté.

--Niña — me miró mal.

--Ni te atrevas. Antes era tu pequeña, me has cambiado.

Ella soltó una audible risa.

--Pequeña. Ambas son mis dos niñas.

Sonreí.

--Más te vale — le dí un beso en la mejilla.

Agarré una de las galletas que habían en la mesa y me despedí de la pequeña. Salí buscando mi coche de inmediato, puse música clásica y fuí a una velocidad moderada. Bailaba mientras comía y cantaba, todos los que me pasaban me miraban con una cara de  ¡EY, ESA DE AHI ESTÁ LOCA! Si que lo estoy. Mi mamá me llamó por teléfono — perdón mamá, ahora no puedo — Oh Dios mío, esas canciones eran vida. Mi abuelo me había dicho que "La música tiene la capacidad de reparar el daño cerebral, así como de recuperar los recuerdos perdidos". Cierto, pero la música hacía más que eso, para mí la música podría no solo reparar el daño cerebral si no también el daño del alma, la música podría revivir, sanar, la música transporta, duele, hace feliz, la música era emociones, era sentimientos y era vida. Para mí la música siempre sería más que eso.

Firework  de Katy Perry me hacía sentir como en el espacio y cantarlo a todo pulmón mientras iba a por mis fuegos artificiales era sin duda todo un hito. Las cuerdas bucales no me daban más de tanto cantar o gritar, pero no me había sentido mal desde que subí al coche, desde que me apoderé del volante y empecé a escuchar, bailar y cantar, no había sentido calma desde hace tanto tiempo, hoy me dejaría llevar por todo, dejaría que estás canciones me empoderadan. La canción de Rockabye, me daba ganas de bailar podría ser tan triste recordar los momentos  lejanos de cuando mi madre nos arropaba y cantaba, cuando ella nos decía que durmieramos y que todo estaría bien "mamá nada está bien", pero no podría decírselo, no le daría ese dolor. La canción Love me like You do, también me parecía dolorosa pero aún así la canté a todo pulmón y hasta llegar al aeropuerto no paré de cantar.

Bajé del coche con apuro, una gran y tonta sonrisa en el rostro, corrí hasta la entrada.

--¿Pero qué diablos? — puso una mala cara.

Fabián estaba radiante, yo igual. Estelle parecía haber embellecido aún más en París.

--Jeg har aldrig tænkt på at beundre en andens skønhed så meget. Jeg vidste ikke engang, at nogen så perfekt kunne eksistere.

--Que diós te bendiga satán.

Reí a carcajadas.

--¿Qué hace aquí señorita?

La miré.

--Mi madre me envió a buscarlos — MENTIRAAA.

--Lo dudo — sus ojos penetraban los míos buscando una pizca de duda, no lo encontraría.

--No veo porque ese tenga que ser mí problema.

--No necesitamos ayuda.

Una de sus bolsas se le cayó, reí cuando ella torpemente se agachó intentando recogerlo, lo agarré sin dificultades y nuestras frentes se pegaron, me levanté con cuidado a no darle una cabezaso, su ceño fruncido con furia me dió más ganas de seguir jugando.

--Una mano nunca está demás.

--La tuya sí.

--Hermanita, vámonos, no te quejes.

Ella rodó los ojos, me ofrecí a ayudarla con las maletas pero no quiso, le abrí el maletero, me miró con unos ojos asesinos todo el tiempo. Le abrí la puerta del coche y cerré cuando se subió, Fabián ésta vez había decidido acompañar a su hermana en el asiento trasero, subí el techo del coche cerrando las ventanas polarizadas.

--¿Qué tal las vacaciones? — dije al mismo tiempo que el coche arrancó.

--Fabuloso, visitamos la antigua casa de nuestros padres que al parecer es propiedad de alguien más y sigue intacta, no niego que han hecho una buena elección la casa ¡Está de pelos!, sin contar que mi hermanita me ha dicho más sobre ellos, París es hermoso.

-- Vaya, me alegra que los hayas disfrutado amigo —dije casi obvia, él había dicho un puñado de palabras y solo entendí que visitaron la casa de sus padres y que Estell le había contado más de ellos.

--No tienes porque contarle todo eso, hermano.

--Lo siento.

--Mamá los ha invitado hoy a una cena en casa de Lizzy. Estelle, Lizzy cree que eres buena onda y lloraría si no asistes.

El joven soltó una risita, lo miré por el retrovisor y su hermana hizo lo mismo.

--Si, ella — susurró Fabián.

--Mi amiga es muy sensible.

-- Veremos si asistimos.

--Está bien.

No hubo palabra alguna en los siguientes minutos en lo que llegamos a su casa, los ayudé con las maletas, me despedí dándole a mi Estrellita algo más por lo cual odiarme e inmediatamente volví a casa.

Unas horas después ya nos encontrabamos frente a una  mesa tan pulida que se veía mí reflejo, me observé a mí misma ahí y cuando levanté la vista Lizzy se estaba retocando el maquillaje con su reflejo, Arth miraba si su peinado no se había malogrado y Cris estaba con mi papá haciendo caras.

--¡NO ES UN ESPEJO! Hija deja de hacer eso-- gritó Marcela.

Ella llevó sus manos detrás de la espalda inmediatamente, Arth tomó un vaso de agua y yo coloqué mís manos sobre mis piernas, observando la entrada fijamente.

--¿Esperas a alguien hija?

--Invité a Estelle, Lizzy quiso hacerlo, yo solo fuí la mensajera.

--No tengas miedo, ella me agrada.

-- Marcela  yo no tengo miedo — miré de reojo a Arturo quien se había vuelto a perfeccionar el peinado.

Felicia dió un manotazo a la mesa, Arth se exaltó y dejó de hacer lo que estaba haciendo.

--Cuidado, Felichi, esa mesa cuesta demasiado. No la rayes.

--Aaaaayyy, mamá. Si la vez pasada Timi, derramó su comida aquí — Timi era el hijo de Carlos.

--Por dios, no sé que haré con ustedes, hijo.

--Ésta mesa sí que parece un espejo ¿Me la revende?

Todos rieron, pero yo realmente estaba interesada.

--Niña — advirtió.

Volví a mirar la puerta, ni una señal de Estelle.

--Son 21:39, no creo que vengan.

--Tienes razón, hay que cenar. Mañana es el primer día de trabajo de nuestras niñas — Lizzy y yo éramos los centros de atención.

Sonreí.

La cena, fué tan normal como todas las demás la única diferencia es que yo toda la noche esperaba por ella y no me concentré tanto en lo que ocurría en mi alrededor.

— Estelle, Estelle. Nadie deja plantada a Kiara Michier.

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