9: Tal vez irrelevante
Tardó una hora en llegar a pie hasta el territorio vecino, observó con calma el lugar, la ciudad parecía más organizada y bella que en la que vivía.
Caminó entre la gente, que parecía más amable y jovial, hasta dar con una tienda de ropa que le pareció adecuada, entró en el pequeño negocio, parecía haber empezado hacía poco.
Sonó una suave campanilla en cuanto abrió la puerta, anunciando la llegada del cliente, en la tienda sonaba un jazz suave que hizo al demonio ciervo sonreír de un modo distinto, era la sonrisa más sincera que había dado desde su llegada en el infierno.
-Voy- exclamó una voz femenina desde la trastienda
Alastor aguardó en silencio, paseando la mirada por los conjuntos, estaba sencillamente encantado, todo era de su agrado, algunos conjuntos incluso los tuvo en vida, tonos negros, marrones, azules y verdes adornaban todas las prendas. Trajes elegantes y no tanto, vestidos con lujosos tacones, blusas de telas suaves y vistosas faldas vestían los maniquís.
Una mujer de pelo blanco y tez con un suave tono grisáceo salió a atender al cliente, sonriente y luciendo un pintalabios negro, apoyó los brazos sobre el mostrador, viendo con sus ojos negros a Alastor.
-Buenos días, en qué puedo ayudarle?-
-Buenos días, estaba buscando una maleta resistente y algún conjunto, lo que tengo ya está en las últimas- explicó
-Ya veo...bien, puedo enseñarle algunos trajes que creo que le irían al dedillo- ofreció -tan solo dígame exactamente lo que busca, algo más casual? Más formal?-
-No tengo un ojo excelente para estas cosas...se lo dejo a usted señorita-
A la demonio parecieron iluminársele los ojos, fue corriendo a la trastienda y tardó unos minutos en volver, tenía unos cuantos conjuntos en los brazos, los apoyó en el mostrador y miró a Alastor, quien trataba en vano de adecentar su ropa.
-Venga por aquí por favor- pidió, lo guiaría a los probadores.
Alastor aceptó de buena gana, le gustaba la energía de la chica, entusiasta y alegre, totalmente vestida, como él . Eso le agradaba.
Pasó un buen rato probando trajes de todo tipo, elegantes, simples, complejos, formales...todos le quedaban divinamente, eso dificultaba la elección.
-Qué le parecen?- preguntó la mujer, entusiasmada
-Son muy buenos, es una lástima no poder llevármelos todos-
-Puede que no todos, pero puedo dejarle dos trajes a un precio bastante asequible- ofreció -últimamente no hay muchas ventas...-
-Es normal...tengo un pequeño lapsus, pero cuando llegué había una crisis enorme, no la sigue habiendo?-
-Sí, la hay, pero la inflación ahora es bastante baja en comparación con antes- explicó
-Entiendo...tal vez sea la zona-
-La zona?- preguntó confusa
-Sí, quiero decir...hace cuanto empezó con el negocio?-
-Hace unos pocos meses, como los precios eran relativamente bajos la gente frecuentaba mucho la tienda-
-No ha pensado en moverse a una zona con menos competencia? Ahora con los precios relativamente normalizados aquí abajo podría tener más éxito en una calle solitaria que en una calle llena de tiendas de marca- explicó
-No es mala idea...pero en todo caso debería pedir permiso al Lord...no creo que aceptase la solicitud...-
-Entonces por qué no cambias de territorio?-
La contraria comenzó a reír, pensando que se trataba de una broma, su risa fue cesando poco a poco según se daba cuenta de que hablaba en serio.
-...debe ser nuevo por aquí...muy nuevo...está prohibido en este anillo ir de territorio en territorio a sus anchas-
Alastor quedó en silencio por unos instantes, la contraria rio suavemente para la sorpresa del demonio ciervo.
-No diré nada, tranquilo- aseguró
Su cuerpo, tenso como el de un cervatillo frente a un depredador, se fue relajando poco a poco, se habría llevado la mano al pecho si en este aún se sintiese el latido de su corazón.
Tras un rato de conversación y regateo leve con el precio de los trajes que más le gustaron más la maleta de cuero negruzco, Alastor le entregó 840 Souls a la contraria, era sin duda agradable, posiblemente volvería.
-Hasta otro día señorita...-
-Rosie- contestó ella -puede ahorrarse las formalidades la próxima vez si así lo desea- ofreció
-Estaré encantando Rosie, y que sea lo mismo por ambas partes-
-Así será...- ahora era ella quien trataba de averiguar su nombre, como si pudiera leerlo en su rostro -no me lo digas...empieza con A...Alastor puede ser?- adivinó para la sorpresa del de tez más oscura
-Vaya, a eso le llamo yo adivinar- rio suavemente -bueno, se hace tarde, gracias, ya volveré para ver si conseguiste más clientela-
-Tal vez me traslade como dijiste, no será fácil encontrarme-
-Tendré que intentarlo-
Se sonrieron mutuamente en un silencioso adiós que, cómicamente, ambos pronunciaron a la vez de forma sencillamente armoniosa.
-Au revoir! (adiós)- hablaron ambos en un perfecto francés, rieron y el demonio ciervo salió de la tienda.
En la mano llevaba la maleta con los trajes, le habían salido más baratos de lo que esperaba, dio un último vistazo al exterior de la tienda antes de caminar con tranquilidad hacia su "hogar". Aunque no se atrevía a llamarlo así, no se sentía seguro en él, no olía a la comida de su madre y no tenía la decoración estrafalaria que ella ponía en mitad del aburrimiento de las pareces monótonas o las salas diáfanas. Sonrió, ella fue un torbellino de alegría y color en la más aburrida y monótona cárcel monocromática. La adoró y la quiso como seguro que no querría a otra mujer jamás, y estaba totalmente seguro de que jamás lloraría tanto como cuando ella murió.
Y que no se deleitaría tanto matando a alguien como lo hizo acabando con el asesino de su madre.
Había muchas cosas de las que estaba seguro, pero no tenía ni la menor idea de lo que le depararía ese día.
Al legar a la casa en ruinas no pensó en más que en comer, dejó la maleta en la puerta de la cocina y se adentró en los restos de esta para rebuscar la despensa entre los escombros. Al encontrarla sacó algo de la carne sobrante de la noche anterior y la cocinó brevemente, mientras esperaba a que se hiciera vio hacia el cielo a través del boquete en la pared que en su día fue una ventana. Debían ser las 13:20. Un poco más tarde de lo previsto.
La comida fue temprana y silenciosa, tenía mucho que hacer y muy poco tiempo que perder.
Tuvo que dejarle una nota a Bastian para que tuviera trabajo, por lo menos, para dos meses. Tenía grandes planes que no estaba dispuesto a renunciar a ellos por trabajar para el lord del territorio.
Metió en la maleta lo poco que tenía, contempló encantado como había, pegado al acolchado interno, un bolsillo secreto lo suficientemente grande como para meter el libro y que no se notase. Tomó el objeto entre los dedos con el sobre dentro (sin la carta de recomendación para el Overlord) y lo escondió en aquel bolsillo, hizo un pequeño ajuste para que la cremallera quedase por dentro y fuera así aún más indetectable. Por último, trató de cerrar la maleta, sorprendiéndose al ver que no podía, al tratar de averiguar el por qué fue buscando entre las cosas, tampoco es que tuviera mucho, una cuchilla de afeitar, un traje guardado en una bolsa, una caja de fósforos, dos pares de calcetines, un par de zapatos y un pequeño sobre que había encontrado por fortuna, lo usó para guardar su foto en vida y un pequeño complemento que siempre llevaba encima ero temía que le arrebataran.
Sacó la bolsa doblada donde residía el traje, era opaca, no se había molestado en abrirla ya que salió así de la tienda, al desdoblarla se topó con la grata sorpresa de un sombrero rojizo de ala corta y copa baja con una tela más brillante haciendo que el toque quedase más bonito.
Lo sacó y se lo probó, le quedaba perfecto, esa mujer debía tener una vista prodigiosa ya que no recordaba que le hubiera medido nada. Antes de pensar siquiera en salir de la casa se cambió de ropa, no quería parecer un vagabundo. La vieja la dejó doblada bajo los escombros por si en algún momento le llegaba la necesidad de recurrir a ella o por si alguien la encontraba y la necesitaba.
Llevaba puesto una chaqueta de una tela rojiza oscura y suave, debajo una camisa lisa de un tono rojo más claro, una corbata color burdeos igual que los vaqueros, ceñidos pero no demasiado. Por último el calzado, resplandecientes mocasines negros que dejaban ver vagamente unos calcetines largos del mismo color.
Una vez listo y tras peinarse brevemente con los dedos, tomó la maleta y fue en dirección a la mansión del Overlord. No pasaron ni 10 minutos y ya estaba maldiciendo en tres lenguas distintas el que estuviera a tanta distancia, era como cruzar tres veces la ciudad en la que nació, Lean no sabía decirle exactamente la posición así que tampoco podía viajar de forma rápida, aún encima estaba en medio de la nada, unido a la ciudad solamente por una extensa carretera que se bifurcaba repetidas veces y que no solía usarse muy a menudo.
Caminó por 24 horas seguidas al margen derecho de la carretera, estaba agotado, pero no podía permitirse parar, no ahora que estaba tan cerca, solo 18 kilómetros lo separaban de su objetivo, teniendo en cuenta que ya había recorrido 480 era una distancia bastante corta, necesitaba llegar, hizo brevemente los cálculos en su cabeza y jadeó agotado.
-Solo una hora y veinte- se consoló a sí mismo -Espero no dar mala imagen por el cansancio...urg, todo por no haber tomado un maldito taxi- se lamentó, enfadado consigo mismo -bueno, por lo menos aún tengo los ahorros intactos- trató de consolarse nuevamente.
Tal y como calculó, en 1 hora y 20 minutos estuvo frente a la edificación.
Sonreía, agotado tanto física como mentalmente, estar despierto por más de un día entero había sido difícil, se plantó frente a los guardias que estaban a cada lado de la enorme verja metálica tras limpiarse el sudor con la manga de la camisa, hacía bastante desde que llevaba el abrigo al hombro.
Se detuvo unos segundos observando la gran pared de ladrillo, imposible de escalar, el "portón" o verja gigantesco pintado de negro, los barrotes eran muy estrechos como para pasar entre ellos, tal vez sería mejor idea escalar si no hubiera gigantes pinchos para cualquier listillo al que se le ocurriese. Estuvo seguro al ver entre los barrotes el inmenso jardín, si entraba y no se lo permitían, no saldría de allí nunca más.
-Buenas tardes caballeros- saludó, no se iba a echar atrás, no era tan sencillo.
Los guardias no contestaron, solo lo miraron con seriedad.
Y Alastor pensó "nunca creí ver a alguien tan poco vestido de sonrisa" su voz sonaba con un tono molesto en su mente.
-He venido a- - uno de los guardias lo interrumpió abriendo el portalón.
Se escuchó un levísimo susurro, algo tan leve como la brisa cálida que, en verano, solía moverle algunos mechones de pelo, consiguiendo que le hiciera cosquillas en la oreja. Sin embargo, esa voz más que risa le provocó un escalofrío que se esforzó por no dar a ver.
-Lo esperábamos señor, por favor, pase- su voz sonaba tan tosca y seca que parecía que tenía grava en la garganta.
-...muy amable- dijo, haciendo un leve movimiento de cabeza antes de entrar al recinto.
No podría relatar lo que sucedió, no sin extenderme tanto que ya saldría de los labios de alguien las preguntae "y Lucifer?" "y Lilith?" "y el hotel?".
No puedo permitir eso, no sería justo, pero tampoco puedo narrar los hechos sin esta parte...
El colgante.
El colgante que Alastor siempre llevó encima, ese colgante vio tantas cosas...muchos lo odiaríais, pero es un precio a pagar para que tenga sentido.
Os haré una pequeña demostración de cómo funciona
Y cuando se abrió el medallón del colgante se vio, ella y él, Alastor y aquella mujer, se sintió hasta en el más diminuto rincón, se sintió que, aunque parecía no ser lo deseado, a la vez lo era. Ella lo besó con gentileza, apartando el cuchillo que horas atrás Alastor trató de clavarle, y el locutor lo sintió, porque no se apartó, no lo habría hecho ni aún fuera del estado de shock.
El medallón se cerró, los recuerdos cesaron.
Pasó, y llevó mucho.
Os propondré algo, podemos alargar el relato y esperar por Lucifer...o...
Hacer un libro nuevo, una ampliación de lo sucedido, una explicación de quien fue Alastor para entender quién es ahora.
A pesar de que yo doy el veredicto final, quiero oír lo que vosotros deseáis.
¿Preferís esperar y entender su complejidad o ir al grano y ver que sucede?
Espero vuestra respuesta~
(En los comentarios ;) )
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