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6: inicio

Los días pasaron lentos y tortuosos, cada maldito segundo se le hizo eterno, el primer día pudo ver a diablillos atados por todo el cuerpo, forcejeando, gritando y posiblemente llorando, casi grita de alivio al notar suelo bajo sus pies tras más de 23 horas, había llegado al fondo. A los minutos ya lo estaban subiendo, tan lento como lo bajaron, tardaron otro día en sacarlo, incluso se excedieron unas horas. En el ascenso, todo estaba oscuro, la primera mitad desde el fondo al menos, a medida que se iba acercando a la superficie todo era más y más claro, sus ojos destellearon al notar lo tirantes que eran las cadenas atadas a sus esposas.

Sintió que los últimos segundos eran tan largos que volvería a fallecer, no pudo mantener su mente en el constante convencimiento de que ese dolor no existía.

Primero salieron sus manos y muñecas.

"El dolor está en tu mente"

Luego la mitad de los brazos

"Eres mucho más que esta mierda...NO EXISTE Y PUNTO"

Salió su cabeza, bien alta, antes que lo que quedaba de sus brazos y sus hombros. Su sonrisa era impecable, sus ojos eran de tonos rojizos a causa de la sangre que se había filtrado en ellos, pero aún con esto los tenía abiertos. Parpadeó un par de veces antes de poder distinguir a los demonios del otro día, murmurando con cara de confusión e incluso con una sombra de miedo en sus miradas. Lo ascendieron a la plataforma y bajaron las cadenas en cuanto los pies del ex-locutor pisaron en firme. No pudo evitar que sus piernas flaqueasen por unos momentos, era comprensible, había estado dos días y algo bajo sangre hirviente sin mover apenas las piernas.

Ambos demonios de piel rojiza, que parecían encargarse de los castigos de esa sección, se acercaron a Alastor, uno lo desataba mientras el otro tomaba nota de datos personales para un informe.

-Nombre completo?-

-Tan solo Alastor- zanjó, no le agradaban mucho sus apellidos ya que eran de su padre los dos

-...si no coopera las cosas se complicarán-

-Estoy cooperando, puedes poner una carita sonriente después de eso para reconocerme- bromeó, el demonio pareció rendirse con ello

-...ocupación en vida?-

-Locutor de radio, practicante de magia negra y voodooh- se sobó las muñecas una vez estuvieron libres

-Ciudad, estado y país en el que falleció y lo mismo para el que nació-

-El mismo para ambos, Nueva Orleans, estado de Luisiana, país de Estados Unidos- el demonio que lo liberó le extendió una toalla, que aceptó con gusto

-Causa de muerte?-

Y se quedó callado, que iba a decir? Que había muerto de una forma tan patética como lo fue el ir a cazar y acabar siendo cazado?

-...un balazo en la frente- se decantó por el motivo final mientras se secaba el pelo.

-Levántese el pelo de la frente para corroborarlo- dijo con seriedad, el que Alastor se hubiera pasado tanto rato pensando no le daba confianza

El ex locutor suspiró con pesadumbre, terminó de secarse el pelo, la cara y las manos, se levantó el flequillo, aún estaba ahí el agujero de bala que no le llegaba a traspasar la cabeza entera. El demonio que tomaba apuntes pareció alarmarse un poco por algo, aunque no tardó en recobrar la compostura y anotar más animadamente.

-...a cuantos mató?- preguntó tras un rato en el que Alastor se había acabado de secar y le había devuelto la toalla al otro demonio

-Pues...creo que rondan los cincuenta...sabe? Después de un tiempo uno deja de contar las muertes con números...ponga setenta y largos mejor pensado, por restarme algunos- rio suavemente de una manera que hizo estremecer internamente a ambos demonios

-...eso es todo, siga recto en esa dirección y llegará a la ciudad, ahí búsquese la no vida- dijo fingiendo desinterés

-Está bien, gracias caballeros- se giró y apenas dio dos pasos en la dirección indicada, el otro lo llamó

-Disculpe...tal vez le convendría ir a ver al Lord de la zona, le resultará interesante de seguro- afirmó, recibiendo un golpe en el brazo por parte de su compañero

Alastor se detuvo y miró por encima del hombro a los dos sujetos, su mirada era totalmente seria y con un brillo de maldad, aunque sería difícil borrarle la sonrisa. Se giró hacia ellos, notando que les faltaba poco para empezar a sudar frío.

-...¿quien es...- preguntó -y donde se encuentra?-

-No le incumbe, busque su camino- intervino un tercero más alto y corpulento, parecía querer intimidar con su mirada asesina

-Lo buscaré si son tan amables d- -fue interrumpido

-Vive en el centro de la ciudad, no daré más detalles...- lo examinó por unos segundos, luego sacó un papel del bolsillo y paseó su mirada de este al ahora demonio -...¿señor Alastor?-

-¿Si?- no le agradaba ese sujeto

El más alto sacó un sobre del bolsillo interno de la chaqueta y puso el papel encima, extendiendo ambos hacia Alastor. El sobre era dorado con detalles plateados, esto impresionó a los presentes a excepción del recién llegado, quien tomó el sobre con cierto aburrimiento, o al menos hasta que vio quien lo mandaba y que el papel que tenía el guardia era una foto suya en vida.

-¿Puedo saber por qué tenía usted una fotografía mía y por qué me entrega una carta de..."él"?- intuía que no era muy habitual hablar del rey dirigiéndose por su nombre de pila

-Llegó hace un día y poco, no sé qué hay dentro del sobre, solo el remitente adecuado puede abrirla, la imagen era tan solo para dárselo a la persona indicada- explicó con seriedad

Alastor se quedó en silencio, pensando por unos segundos, la curiosidad lo mataba, pero debía conseguir un lugar más privado para verlo, se limitó a asentir y dar las gracias antes de retirarse. Habría una distancia de media Nueva Orleans de donde estaba hasta las afueras de la ciudad, aunque no era problema para él, que se limitó a sacar aquel libro de debajo de la ropa, la misma ropa con la que murió, sonrió agradecido con la pista brindada por el gobernante días atrás.

Murmuró un hechizo sencillo, Souk se alzó y lo envolvió, haciéndolo desaparecer del lugar y reaparecer entre las sombras de un callejón del centro de la ciudad. Por un momento se planteó leer allí la carta de Lucifer, pero sintió que no sería sensato, guardó el sobre entre las páginas del libro junto a su fotografía, escondió este de nuevo en su chaquetón.

Salió caminando a paso lento del callejón, fijándose en cada detalle de la ciudad con calma, estaba bien, los edificios parecían algo antiguos, pero no mucho. Las farolas de la calle tenían tenues luces que indicaban que era de noche, resopló con fastidio, no tenía un sitio en el que quedarse y definitivamente no estaba entre sus planes pedir dinero o dormir en la calle. Miró a su sombra, se suponía que esta ya había estado en el infierno infinidad de veces, una ayuda no le iría mal.

-¿Y bien? ¿Ahora qué?- inquirió el ex locutor

-No te aconsejo hablarle a la sombra que solo tú percibes que se mueve, habla y demás- dijo con calma

Alastor se hubiera dado un golpe en la cara por sentirse tan estúpido de no haber visto por el rabillo del ojo a un demonio susurrando algo con miedo al verlo e irse corriendo, ¿quién se asustaría viendo a alguien hablar con su sombra? Sonrió más incluso al percatarse y miró a Souk con cierta malicia.

-No seas tan insolente, ¿bien? Soy tu contratista y debes ayudarme- sentenció, Souk rio y un par de demonios salieron corriendo -¿qué hago para pasar la noche?- preguntó de nuevo

-Bueno, es sencillo, si me dejas erguirme y caminar como caminas tú te guiaré a un lugar donde puedes dormir, mañana mismo puedo guiarte hacia un lugar en el que te den trabajo- ofreció

-Primero explícame lo que decían esos dos antes, ¿qué tiene que ver el Lord de la zona con todo esto?-

-...eres fuerte- comenzó -y muy poderoso, también astuto y se te ha perdido la cabeza en alguna parte, absolutamente todo eso es positivamente valorado por el lord del anillo, allí te llevaré mañana Alastor, allí trabajarás. Pero no es tan sencillo- explicó, y cuando vio que podía porque así lo quería Alastor, se irguió y se puso frente a él como otro demonio cualquiera

"Intentará controlarte, dominarte, robar tu nombre y tu identidad, tu poder, tu fuerza y todo lo que haya en ti que se pueda aprovechar, una vez lo haga te tirará a la basura como quien tira una servilleta usada. No debes permitir que sepa tu nombre ni apellidos, por lo menos que nunca descubra tus apellidos, y mucho menos la causa de tu muerte, tampoco debe saber que practicas la magia negra ni que me tienes a mi. Será difícil, tanto que llegará un día en que solo desees que alguien te mate antes de seguir con eso, pero no tienes otra opción Alastor; tu cadena de radio terminó, tu antigua casa, corta infancia feliz, amores de la juventud... TODO lo que hayas tenido ya ha acabado, y no hay opción de retomarlo"

Con esas crudas palabras Alastor aceptó que todo había terminado, nunca le sería más sencillo "mentir", porque no lo sentiría una mentira, no era nadie porque ya no era Alastor, lo supo en cuanto entendió que hubo un tiempo en el que lo fue, ahora sencillamente no era nadie.

Souk lo guió hacia una casa abandonada, ambos entraros y el que no era nada ni nadie (4l45t0r) exploró con ilusión infantil todo el lugar, podía hacerlo porque ya fue un adulto y un adolescente, pero jamás llegó a sentirse como un niño. Exploró la casa, acariciando las paredes de los pasillos mientras corría apresuradamente por estos.

Se había perdido y tardaría su tiempo en encontrarse.

Ya no era Alastor.

Ya no era un vivo.

Ya no era nadie....

¿Realmente lo fue en algún punto?

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