19: La reunión (Lucifer)
/Unos días antes de la reunión/
El día había empezado tan monótono como siempre. Fingió una sonrisa al ver a su mujer y darle un beso de buenos días.
Se levantó y la sonrisa le afloró sola cuando vio a su hija, muchas veces sentía que era su verdadera alegría de vivir en esa época. Tuvo que comer un poco a prisa para tener tiempo de acabar todos los documentos de ese día. Le dio un rápido beso en la frente a Charlie antes de caminar a prisa a su oficina.
Estuvo horas entre montañas de documentos, peticiones y permiso hasta que dio con aquello.
-...¿una nueva cadena oficial?- cabiló, extrañado por la zona donde estaba ubicada.
Estaba a punto de agarrar el sello rojo para rechazar cuando leyó los nombres.
-...Alastor- susurró.
Releyó un par de veces el documento y suspiró, sus dedos se deslizaron del mango de madera oscura del sello rojo al de madera más clara del sello verde. Aprobó la petición y se apuntó la cadena y hora solo por curiosidad.
Cuando estuvo tan cansado que no sentía fuerzas para sellar un solo papel más, miró una vieja radio que tenía en una esquina. Faltaban dos o tres minutos para la emisión, pero hasta el sonido de estática sería mejor que ese silencio abismal.
Se levantó y puso la cadena, sorprendiéndose de que en lugar de estática hubiera jazz.
Caminó por la habitación para moverse un poco después de tantas horas sentado, y cuando menos lo esperó, escuchó su voz.
/-Ladies and gentlemen, welcome again to our humble radio channel, in today's emission we have tons of news!
First of all...-/ se escuchó por el altavoz.
Llevaba tanto sin oír esa voz que por un instante no la reconoció, y al hacerlo un sentimiento raro recorrió su columna y llegó a su cabeza, provocándole un estado similar al de la anestesia.
Escuchó toda la emisión con atención, incluso los anuncios publicitarios, y aún después de que pasaran días o semanas podría haber relatado con orden preciso la emisión palabra por palabra.
Cuando volvió al trabajo se sintió más despejado de alguna forma. Hizo tiempo récord y acabó el papeleo que le quedaba en una hora y media.
Así fue poniéndose todos los días la misma cadena. Se había encargado de invitar a Alastor a la siguiente reunión al descubrir que era mano derecha de un Lord, quería hablar con él y escuchar su voz sin la estática de la radio.
Pasó el resto del día después de la emisión con su familia, por primera vez en esa época haciendo cosas de una familia feliz. Vieron algunas películas, jugaron a cosas, etc.
A la hora de irse a la cama, se sorprendió al no poder dormir. Tenía la mente en blanco y estaba relajado, pero aún así no podía conciliar el sueño de ninguna forma. Había sido la primera de muchas noches sin dormir, algunas continuadas, otras no.
La primera noche que consiguió dormir, lo último que pensó fue en aquel humano castaño de piel oscura, el único que no lo había tratado como un ser superior, el único que se había interesado realmente. Le vino a la cabeza ese preciso momento
"Tan solo lo habitual, cuanto me queda, a que hora debería ir mañana, como ha estado usted, quien sería la mejor próxima víctima...esas cosas"
Tal vez fue en ese momento que dejó de sentir cariño por su mujer, tal vez fue antes y bajo otras circunstancias. No podía asegurar nada aún, pero la fuerza que tenían en él aquellas palabras era sin duda particular.
/Día de la reunión/
Por alguna razón despertó con energía, había dormido una hora escasa pero sentía haber descansado todas las horas que llevaba sin hacerlo esa semana.
Cómo era más temprano de lo esperado, tuvo al fin tiempo para sí mismo, tiempo que decidió invertir en la buena lectura de los clásicos.
Cuando iba por la mitad del libro, tuvo que interrumpir su lectura al oír "señor, el desayuno".
El resto de la mañana transcurrió como casi siempre, tranquila y algo aburrida, pero por algún motivo menos monótona que de costumbre. Eso lo alegró, y por consecuente, el día mejoró.
Quedaría una hora y media más o menos para la reunión, y Lucifer pocas veces se había sentido tan abrumado. ¿Por qué? No lo sabía, solo sabía que había un molesto locutor rondando en su mente que no parecía muy por la labor de irse.
Harto de solo estar dando vueltas de un lado a otro, fue a la sala de reuniones y se sentó en la silla que encabezaba la mesa.
Y ahí pasó el tiempo restante, acabando de leer el libro que había empezado antes de que entrase el primer Overlord. Sus ansias iban aumentando según pasaban los minutos, no se dio cuenta hasta entonces de lo mucho que deseaba ver de nuevo a Alastor. Asoció ese deseo al mal que le hizo al acortar su vida, pero una diminuta parte de él reía con fuerza ante esa idea.
Finalmente lo vio, había entrado junto al Overlord de un territorio que había cobrado cierta importancia en los últimos meses, ahora le parecía obvia la razón. Una vez todos estuvieron sentados esperó a que, como siempre, alguien empezase a hablar, no obstante, ninguno se atrevía a abrir la boca.
Después de un rato se permitió tener el descaro de preguntarle al pecador directamente.
-¿Funcionó el hechizo?- no se sintió avergonzado ni turbado por romper el silencio con una pregunta así, es más, parecía entretenerle tanto la presencia del casi castaño como la confusión de los demás.
-De maravilla, por favor, ignore mi presencia señor- pidió él, realmente curioso por el sentido que tomaría la reunión.
Lucifer se sorprendió un poco al escuchar la voz aún con estática del pecador, pero poco después de eso las cosas volvieron a fluir con normalidad. Hablaron de la falta de alimentos, de la altísima tasa de muerte, de posibles soluciones, etcétera, realmente no era tan complicado encontrar soluciones al problema.
Después de unas horas, cuando la reunión estaba por acabar, Lucifer habló viendo al Overlord con forma de ave.
-¿Te importa si se queda unos minutos?- vio al Overlord asentir y retirarse, y solo cuando estuvieron solos se sintió más calmado.
-Tanto me extrañabas para forzar volver a verme?- bromeó con una sonrisa perfecta en el rostro.
-Ha sido pura casualidad señor, se lo aseguro- contestó, esquivo.
-Por favor- replicó -me conoces y te conozco desde hace mucho como para seguir pretendiendo-
Vio al de tez oscura ampliar su sonrisa, y eso le produjo una extraña satisfacción.
-...no tenía intención de verte de nuevo- confesó -Pero no va a ser la última vez ni por asomo-
Esa declaración provocó una risotada que le salió de la caja torácica, era la primera vez que reía en semanas.
-Al fin dejas de pretender ser un ser de luz, estamos en el infierno Alastor, nadie se traga eso- habló mientras se acercaba a una vitrina con vino y copas.
-Estaremos en el infierno, pero sin respeto ni humildad, no se llega a ninguna parte, tienes que ponerte a merced de alguien antes de ocupar un mejor puesto...cuando llegue a donde quiero llegar, dejaré de pretender-
-Un descanso de vez en cuando no te matará...otra vez- bromeó abriendo una botella.
Sirvió vino en ambas copas y le ofreció una al locutor.
-Venga- insistió -solo una copa-
Notó la duda en la mirada del contrario, con un poco de insistencia deshizo la duda del contrario. Brindaron y bebieron, charlaron y rieron.
Lo pasaron bien por un rato, que era todo lo que el monarca había necesitado en bastante tiempo.
El tiempo le pasó volando, cuando quiso darse cuenta Alastor- ya se había levantado con intención de retirarse.
-Nos veremos en otra ocasión señor- se despidió cordialmente.
Esa despedida frustró bastante a Lucifer, que miró al locutor con fijeza.
-...corrígete- ordenó, dando suaves golpecitos en la base de la copa de cristal.
-Lucifer- pronunció el demonio con una sonrisa amplia y misteriosa.
Al monarca se le erizó la piel, su nombre había sonado mucho mejor de lo que esperaba en los labios del menor. Tragó en seco mientras Alastor se retiraba del lugar. El rubio quedó solo y ruborizado en la sala de reuniones, reviviendo ese instante en bucle como si fuera una droga.
"Lucifer" resonó en su cabeza mientras estaba en una especie de trance del que tardaría un rato en salir.
(Dedicado a Madthekiller felicidades :) )
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