Capítulo 11: A donde nos lleve el corazón
https://youtu.be/dNaxCvPsRaQ
El poder de una decisión. Yo pienso que cada uno de nosotros tiene el don de decidir qué camino seguir, ¿y ustedes? Es algo que hizo Javi, y Cris también; cada uno a su propia manera. Pero a final de cuentas, creo que tomaron decisiones que los guiaron por el camino de sus vidas. Y si hay algo muy bonito en esto, es que tus decisiones pueden hacer que, en el camino que elegiste, te encuentres con otros que pueden entender por qué estás ahí. Y es que, sentirse solo, y estarlo, pueden ser dos cosas completamente diferentes...
Y después de ese breve momento de reflexión, nos vamos al primer jueves del mes de marzo, que también vendría a ser el día siguiente a las sesiones que tuvieron nuestros amigos en el gabinete psicológico.
A medida que el salón de clases de la universidad se iba llenando, entraba un muchacho, que se puso a ver a los demás mientras trataba de encontrar algún rostro familiar.
—¡¿Lalo?! —le preguntaba Cris, que se acercaba a él.
—¡Ohh! ¡Cómo estás, choquita! —le respondía el muchacho, con una sonrisa.
Por cierto, "choco" o "choca", son palabras que en Bolivia se utilizan para referirse a la gente rubia, de una forma más amigable.
—Oye perdido, vos y tus amigos sí que se desaparecieron hace semanas, ¿no? —le decía Cris—. ¿Qué les pasó? Ya no supe nada de ustedes después del primer día.
—Esos changos sólo me estaban acompañando ese día, ni siquiera son de la carrera —decía Lalo, con una risa pícara—. Aunque te diré que a cada rato me dicen que quieren venir a verte de nuevo. Como que los dejaste bien flechaditos.
—Naah, no creo —respondía Cris, un poco incómoda—. Oye, ¿y vos estás bien? ¿No te pasó nada malo, no?
—¿Qué? ¿Por lo que me perdí? —No, tranquila mamita. Es que después del primer día, me tomé unas vacacioncitas hasta ayer. Al final ya me voy a estar poniendo al día con las materias. Más bien si fueras muy gentil y me prestaras tus apuntes...
—Oye, eres bien caradura, ¿no? —le respondía Cris, regañándolo en broma—. Agradecé que soy buena gente, pero no te acostumbres.
Lalo se sentía observado, como si tuviera unos ojos en su nuca. Y al darse la vuelta, notó que un grupo lo miraba disimuladamente, con mucha curiosidad.
—Creo que tus guardaespaldas están a punto de brincarme a la yugular —decía Lalo, señalándole al grupo.
—¿Cómo que guardaespaldas? —Cris volteaba, para luego ver a Zoe, Jukas y Javi; que los estaban viendo desde hace rato. Después de esto, empezó a reírse—. Ven, Lalo, te voy a presentar a mis amigos, ¡te van a caer bien!
Y así es como Lalo conoció a nuestro querido grupo de amigos. Y mientras se iban presentando y charlando hasta el inicio de clases, ¿qué tal si aprovecho para describirlo un poco? Lalo era un muchacho alto, con una postura firme, que vestía ropa oscura y reservada. Y aunque tenía una presencia seria y fuerte, su rostro era alegre y relajado, y parecía alguien bromista, con buen sentido del humor. Lalo a veces era muy coqueto con las chicas, y aunque podía ser incómodo para algunas, también habían otras que caían ante sus "encantos". Lalo se autopercibía como el macho alfa, jaja, y eso le daba cosas malas y buenas, pues aunque a veces actuaba de forma torpe, también tenía un buen corazón, y era muy, muy protector.
De esta forma, las clases de la mañana daban inicio; y en esta primera, aparecía la jefa de carrera de psicología, que si no conocen este cargo, son algo así como los directores de cada carrera, vistos como la figura de autoridad que está por encima de los alumnos y docentes dentro de la universidad. Y detrás de ella, también llegaban algunas personas más.
—Buen día licenciada, buen día chicos —decía la jefa de carrera, a la que le devolvían el saludo—. El día de hoy, la universidad aceptó nuevos alumnos en psicología, así que por favor denles la bienvenida a sus nuevos compañeros.
Todos se quedaron viendo con curiosidad, mientras dos mujeres y un varón entraban a la sala.
—Licen, se los encargo —decía la jefa, para luego mirar a los tres alumnos que llegaban detrás de ella—. Bienvenidos, chicos. Y ya saben, si necesitan algo, siempre pueden venir a mi oficina —la jefa de carrera se puso a ver a los demás—. Ustedes también ya saben, pero igual recuerden que cuentan conmigo. Bueno chicos, licen, ¡nos vemos!
https://youtu.be/kVLHSzr01kg
Y después de que la jefa se fue, la docente veía a los tres nuevos alumnos, y les dijo:
—¡Hola, chicos, bienvenidos! Por favor preséntense, así ya vamos rompiendo el hielo y se acoplan al curso.
—¡Hola, hola! —decía una de las chicas, llena de emoción—. Yo me llamo Aurora y vengo de traspaso. ¡Si quieren llámenme Aura, o Auro, o como les guste más! Estaba estudiando en otro país, pero al final tuve que venir a vivir acá, y por suerte me aceptaron para continuar mis estudios. Parece linda persona la jefa de carrera, ¿no? ¡Ustedes también! —Aurora se dio la vuelta con una sonrisa—. ¡Usted también, Licen! No crea que me olvidé. Pero mejor no me alargo. ¡Ojalá nos llevemos bien todos!
Aurora era, como ya se habrán dado cuenta, una persona muy suelta y alegre, y parecía muy relajada y feliz de la vida. Y su forma de vestir también daba esa sensación. Verán, ella vestía con ropa ligera, suelta y juvenil, con unos toques hippies incluidos, que la hacían ver como alguien coqueta y agradable. ¡También tenía una presencia muy linda! Cuando la vi por primera vez, lo primero que se me vino a la mente es que ella era alguien genuinamente feliz. Sé que eso suena raro, pero al verla, te daba la sensación de que era alguien que estaba en paz consigo misma, y que también era muy popular y querida por los demás.
—Ehm, ¡Hola! —decía el muchacho a su lado, moviendo su mano en señal de saludo—. Mi nombre es Felipe, y también vengo de traspaso... —Felipe se puso a ver a la sala, y cuando vio a Zoe, se quedó en silencio por un rato—. Este, bueno... Me gusta el dibujo, el arte, la poesía y... y un montón de cosas más. ¡Un gusto conocerlos! Creo que mejor voy a sentarme.
Felipe tenía el cabello largo y usaba una chamarra de cuero con varios toques metaleros, como cadenas y dibujos de varios grupos famosos. También llevaba colgados unos audífonos para escuchar música, que aunque estuvieran lejos, aún podías oír la batería retumbando en su interior. Yo diría que era alguien que llevaba el poder del rock en su sangre, aunque también parecía un poco tímido, y hablaba con mucha ilusión. Todo un apasionado de la vida.
—Soy Camila —decía la última en entrar, para después quedarse viendo en silencio a Cris y Javi por un rato—. Eso es todo.
Camila tenía una presencia intimidante, y una cara de pocos amigos. Algunos la miraban con una mezcla de atracción y temor, aunque esta última parte ocasionaba que muy pocos se quieran acercar a ella. Se vestía con un estilo punk y rock, muy genial por cierto. Y su mirada, esa sí que te hacía sentir indefenso, parecía una cazadora buscando su próxima presa para desollarla viva.
Después de que los tres se fueron a sentar, la licenciada le pidió a la sala que formen grupos para trabajar. Lalo fue rápidamente a hablar con Camila, y le dijo con mucha seguridad:
—Amiga, ven conmigo, nos vamos a llevar bien.
—NO —respondía Camila, totalmente cortante.
Lalo se quedó en silencio por unos segundos, y se fue con la cabeza hacia abajo, mientras murmuraba algunas cosas.
—Lalo, ¿qué ha pasado? —le preguntaba Javi mientras recorría su silla.
—Bicho —le respondía Lalo, con el apodo que había elegido para Javi—, ¿qué le pasa a esa loca? Mejor ni le hables, es una rayona —La palabra "rayona", se usa en Bolivia de forma coloquial para referirse a personas quisquillosas, torpes o desubicadas.
—No seas así, Lalo —decía Javi, que se reía un poco—. Capaz no te ha escuchado bien, o se ha puesto nerviosa.
Javi fue a hablarle a Camila, mientras Cris lo veía en silencio y un poco preocupada. Jukas y Zoe se veían entre ellos.
—Hola, amiga —le decía Javi—. ¿Quieres estar en nuestro grupo?
Camila lo vio de pies a cabeza, para luego pensar un rato y responderle:
—Claro, vamos.
El grupo se quedó con los ojos bien abiertos después de escuchar la respuesta. ¿Y cómo culparlos? A veces me pregunto si el hecho de que Javi era el señorito despistado, fue la razón por la que no captó ninguna de las señales que daba Camila sobre mantenerse lejos de ella. Aunque a veces pienso que Javi pudo haberlo hecho a pesar de eso, ¿no creen? ¿Pero por qué Camila aceptó la oferta de Javi y no la de Lalo? ¿Acaso era porque Javi se veía más... inofensivo? Y si fuera así... ¿Eso era algo bueno o malo?
Y así es como, junto a Lalo y Camila, nuestros amigos formaron un grupo de seis para hacer el trabajo que les dio la docente, a la vez que se iban conociendo mejor.
https://youtu.be/Fi8-MW5P744
Las clases del día fueron transcurriendo rápidamente hasta llegar a finalizar en la tarde de ese jueves. Después de que Cris, Javi, Jukas y Zoe se preparaban para irse, Zoe se acercó a Javi y lo separó del resto, para luego decirle:
—Javi, te cuento que ayer traté de hablar con el Jukas... —Javi se quedó viéndola en silencio, sin entender, y Zoe se empezó a reír—. ¡Ay, hijo! ¡Sobre lo que se fue mal de su terapia! Pero al final se hizo al loco, y me cambió de tema todo el rato.
—Ucha... —le decía Javi, que se le ocurría una idea—. ¡Tranqui, Zoe! Puedo aprovechar de hablar con él ahora.
—Dale Javi, capaz se abre contigo. Yo le voy a contar a la Cris nuestro plan, y así los dejamos solos.
Después de esto, Zoe se llevó a Cris por un rato para explicarle el plan, y ambas se acercaron a los chicos para despedirse de ellos. Jukas las miraba sospechosamente y les dijo:
—¿Qué nomás estarán yendo a hacer, no? Están medio misteriositas ustedes.
Las dos se fueron riendo entre ellas, y Jukas se fue caminando con Javi.
—Oye, Javi —le decía Jukas—, ¿unas tucumanitas?
—¡Uuh! ¡Ya rugiste! —respondía Javi, con emoción.
https://youtu.be/rdiQNbn0gxQ
Y mientras ambos grupos se separaban, a la distancia se encontraba observándolos desde hace varios minutos el estudiante de medicina que conocieron hace poco: Víctor. Después de cerrar su mano, podía notarse un suave brillo verde apagándose dentro de su puño.
—Lo sabía —murmuraba Víctor—, uno de ellos puede activarla... ¿Pero cuál? —mientras se alejaba, iba caminando con dificultad, repitiendo tres palabras—. Dolor, sendero, empatía... Dolor, sendero, empatía...
—«Vamos, Mai, ¿dónde estás?» —pensaba Edward, que se encontraba parado a unos metros de la universidad—. «Me dijiste que nos veríamos a esta hora exacta. Sigues actuando como una niña pequeña...».
En ese momento, Edward sintió un frío recorrerle la espalda, como si el tiempo hubiera empezado a volverse más lento. Asustado por la sensación, Ed se quedó inmóvil, viendo de reojo a la persona que pasaba a su lado, que ya se imaginarán, murmuraba tres palabras mientras seguía su camino.
—«No...» —pensaba Edward, tratando de mantener la calma—. «No te muevas, Ed... Por lo que más quieras, no te muevas ni un milímetro...».
Ed se quedó viendo de reojo mientras Víctor seguía alejándose, hasta que después de varios minutos se sintió a una distancia segura, empezando a calmarse un poco y recuperando el aliento.
—¡Oye, grandote! —le gritaba una voz a su lado.
Edward, a pesar de ser un tipo grande y fuerte, dio un salto muy ágil hacia atrás, como uno de esos que dan los gatos cuando se asustan por algo, poniéndose todo tiesos y a la defensiva.
—¡¿Qué te pasa?! —le decía una muchacha que empezaba a reírse—. Oye, miedosín, ¡ni que hubieras visto un fantasma! Bueno, ya sabes...
—¿Mai? —le decía Ed, aún nervioso.
—¡SHH! ¡No digas ese nombre, grandulón! Ya deberías haberte acostumbrado a mi nuevo nombre, y mira que me costó mucho elegirlo. ¿Sabes? No es por presumir, pero suena muy lindo, y mientras más veces lo...
Ed la tomó del brazo, caminando en dirección opuesta a la que se fue Víctor.
—Sí, sí, perdón —decía Edward, en voz baja—, pero ahora hay algo más importante que eso.
Mai se quedó viéndolo mientras era llevada con fuerza, y le dijo:
—Oye Ed, ¿qué tienes? Me estás preocupando...
Edward no decía nada, mientras seguía caminando con Mai. Ella notó que él estaba temblando un poco.
—Vamos a un lugar seguro y hablamos, ¿sí? No quiero que nadie nos vea ni nos escuche —le decía Edward, que seguía con la mirada al frente.
A Mai se le abrieron los ojos con preocupación, empezando a entender la reacción de su hermano. Unos segundos después, ella le tocó el brazo con la otra mano, haciendo que se detenga. Ed volteó su mirada hacia Mai, y ella lo vio a los ojos, asintiendo con la cabeza. Ed dejó de sujetarle el brazo, para después caminar juntos en silencio.
https://youtu.be/eONRwnY39ww
Mientras tanto, Javi y Jukas estaban sentados en la plaza, comiendo unas tucumanas, cuando de repente Jukas dijo:
—Oye Javi, la Zoe te pidió que hablaras conmigo, ¿verdad?
Javi se atragantó con la comida y se puso a toser un poco, para después tomar un poco de refresco y responder con una pequeña risa:
—Pucha... ¿Tan malo soy para disimular?
—Bueno, más o menos —le respondía Jukas, con una sonrisa—. Aunque tampoco es tu culpa. Ayer la Zoe me insistía harto en saber cómo estaba después de la terapia. ¿Y que de repente hoy se ponga a cuchichear contigo y la Cris? Tampoco es tan difícil darse cuenta.
—Jaja, somos un desastre —le decía Javi.
—Pero, la verdad, es que yo quería charlar contigo sobre eso.
—¿En serio? ¿Sobre la Zoe?
—Sí, sobre la... ¿Qué? ¡No seas payaso! Sobre mi terapia de ayer.
—¿Y cómo te fue en la terapia? Te diré que la Zoe se preocupó harto por vos. Bueno, todos nosotros.
—Te cuento que hablamos hartas cosas con la Patty, y uno de esos ratos me preguntó si yo era feliz en la carrera.
—¿Y qué le dijiste?
—La verdad es que es una linda carrera, en serio, pero... no es algo que me apasione. No es algo que diga: "Hoy quisiera aprender tal cosa", o "Quiero saber esta otra".
—¿Y de cómo fue que elegiste psico?
—Me llamaba harto la atención, conocer la mente humana, entender nuestras conductas, creo que son cosas bien interesantes. Pero ¿sabes? He visto cómo ustedes se emocionan cuando los docentes están explicando o contando ejemplos de sus casos y de lo que hicieron. Yo... yo quisiera tener esa emoción con la carrera, pero siento que no la tengo.
—¿Tú crees? ¿Y hay algo que te dé esa emoción? ¿Algo que te guste mucho?
—Bueno, justo la Patty me preguntó eso, y le conté que me gustan harto los números —Jukas se quedó recordando—. Desde hace tiempo yo quería estudiar economía. Me encantan los números, imaginarme fórmulas en mi cabeza, resolver ecuaciones... Pero nunca me había animado, porque en Oruro no había la carrera, y aquí en La Paz muy pocas universidades la tenían, y de paso en esas universidades te piden dar un examen de ingreso que es bieeen difícil. Así que mientras buscaba otras opciones, yo decía: "Psicología está interesante nomás...". Mi mamá me animó a entrar, me dijo que capaz me terminaba gustando después de conocer bien.
—¿Pero al final no te llamó mucho la atención?
—Creo que no tanto... Y no te voy a negar que tiene cosas que me gustan, pero no me veo dedicándome a esto en el futuro.
—¿Y qué te gustaría hacer?
—A mi me gusta economía, pero... ¿Tú qué piensas, Javi? La Zoe me dijo que si no me animaba a hablar con ella, tú también podías aconsejarme.
—¿Yo? —decía Javi, poniéndose a pensar—. Jukas, quiero preguntarte algo: ¿Qué harías si les dices a tus papás que quieres estudiar economía, y ellos no quieren que lo hagas? ¿Cuál sería tu respuesta?
—Oye, esa es una pregunta interesante —le decía Jukas—. A ver... Yo creo que trataría de convencerlos, al final es mi elección, es a lo que me voy a dedicar, tiene que ser algo que me haga feliz.
—¿Y si no te apoyaran?
—Ufa, si no me apoyaran... Encontraría la forma, aunque sea a escondidas.
https://youtu.be/GX0O2mH4PeQ
A Javi se le dibujó una sonrisa en el rostro después de escuchar la respuesta. Vio en silencio a Jukas, y después de unos segundos, dijo:
—Creo que en vez de decirte qué hacer, voy a contarte una historia —Javi sintió cómo su vista empezaba a desenfocarse, pero cerró los ojos por un momento, concentrándose—. «No es el momento, no... Yo quiero hablar con mi amigo, por favor...».
Después de que Javi aclaró sus pensamientos, sintió que su vista volvía a la normalidad. Empezó a sentir mucha paz, y mirando a Jukas a los ojos, le dijo:
—Jukas, yo... entré a psicología sin que mi familia lo sepa.
Jukas se quedó viéndolo en silencio. Y Javi continuó:
—Toda mi familia cree que estoy en ingeniería de sistemas. En serio, mis papás, mis hermanos, todos. Casi nadie sabe lo que te estoy contando, ni siquiera la Cris. La única que lo sabe es la Patty, y ahora también tú. Yo no soy el tipo más listo del mundo, ni el mejor en dar consejos, pero puedo hablarte de mi experiencia. Yo elegí lo que me gusta, a pesar de que mis papás no estaban de acuerdo, a pesar de que ya tenían todo un futuro planeado para mí... Yo, al igual que tú, quiero hacer lo que me gusta, quiero encontrar mi felicidad, aunque vaya en contra de mis papás, aunque vaya en contra de todo. Porque si no tenemos eso, ¿qué nos queda? Aunque estoy tratando de seguir mi sueño, creo que no tomé el mejor camino. Me da miedo hablar con mis papás, me da miedo ser una decepción, pero también me da miedo perderme a mí mismo.
Jukas miraba seriamente a Javi, pero también se sintió más aliviado, sentía que no era el único en una encrucijada.
—Javi... Gracias, gracias por contarme esto —decía Jukas, sorprendido—. Siempre andas tan feliz y tranquilo... Yo en serio creía que vos tenías toda tu vida resuelta, hermano.
—¿Yo? Yo ni siquiera puedo caminar y tomar refresco al mismo tiempo —ambos se pusieron a reír después de que Javi dijo eso—. Jukas, no le vayas a contar a nadie, porfa. Y perdón por no ser de más ayuda, pero espero que mi historia te sirva de algo. Tu decisión es sólo tuya.
Jukas se quedó pensando en lo que le contó Javi, manteniéndose en silencio por un rato, mientras terminaban de comer.
—¿Sabes? —decía Jukas después de un rato, dirigiendo su mirada hacia el horizonte—. A mí realmente me gusta mucho economía... —Jukas volteó su mirada hacia Javi—. Esta es mi decisión: Quiero intentar entrar a estudiar la carrera de economía. Quiero dar ese examen, creo que lo vale. Al final, si tanto me gusta, tengo que empezar a demostrármelo, ¿no? Voy a estudiar mucho y voy a dar el examen de ingreso este fin de año.
—¿Y cómo crees que lo tomen tus papás?
—Mi papá, con tal de que yo estudie y después consiga trabajo, creo que va a estar tranquilo. Mi mamá siempre me anda preguntando qué tal me va en psico, pero creo que va a entender. Mejor ahora, que unos años después, ¿no? Aunque me da pena que se ponga triste, ella andaba muy ilusionada con todo esto —Jukas soltó un ligero suspiro—. Mi mamá es bien dura conmigo, pero creo que también va a apoyarme. ¿Y la tuya, Javi? ¿Cómo es tu mamita?
https://youtu.be/I0eJEJ9KA6k
—¿Mi mamá? —preguntaba Javi, para luego quedarse pensando por un rato y mirar hacia el cielo—. Yo antes me peleaba mucho con mi mamá, y ella tampoco era muy pacífica que digamos —Javi se reía un poco después de decir eso—. Pero a pesar de todas nuestras diferencias, ella siempre trata de estar ahí, de hacerme sentir querido, importante. Mi mamá tiene un corazón muy grande... y es la persona más importante de mi vida.
Jukas se quedó viendo a Javi, que se veía más maduro que de costumbre. A Javi se le dibujó una pequeña sonrisa y dijo:
—¿Te cuento algo muy genial? Todas las mañanas, mi mamá se levanta muy temprano y me prepara un vaso de jugo de naranja. Yo le dije que no se preocupe, que cuando yo me despierte puedo hacerlo ese rato. Incluso después de decirle eso, ella me dice que no importa, que no le toma nada de tiempo y que no me preocupe. Pero luego me enteré que mi mamá tiene dolores en sus articulaciones, y le dije que no prepare, porque sus manos le deben doler mucho al hacerlo; y aún así, ella se encapricha y no me hace caso. Ese jugo de naranja, ese vasito, es una de las mayores muestras de amor que he conocido. Una muestra de amor incondicional... —Javi hizo una pausa, como si hubiera recordado algo—. El amor de una mujer es lo que hace al mundo girar. Pero el amor de una madre... es lo que crea ese mundo en primer lugar.
—Úfale, Javi, habías sido todo un poeta vos —decía Jukas, intentando aligerar el ambiente—. Con razón la Cris quiere estar todo el rato contigo.
—¿Qué? Oye no seas payaso, sólo nos llevamos bien. Además, podría decir lo mismo de vos y la Zoe.
—Ucha, si te contara —le decía Jukas, recordando—, ayer la Zoe se puso bien insistente en saber qué me pasaba. Me daba algo de miedo, pero también me hizo sentir apreciado. Tiene nomás sus cosas lindas.
—Epa, abuelo —le decía Javi, con sorpresa—, primera vez que te escucho hablar así de la Zoe. Oye, ¿A ti qué es lo que más te gusta en una chica?
—Umm, a ver... —respondía Jukas, pensativo—. Me gusta cuando se preocupan por mí, es algo bien especial, me hace sentir valioso. Una chica que se preocupe, te llame, te pregunte cosas, piense en ti, es lo mejor que hay. Alguien que me diga: "¿Dónde has estado? ¿¡Por qué has tardado tanto!?". Que me controle, que me pegue, que mientras me está chicoteando, me grite: "¡¡ME TENÍAS PREOCUPADA, MALDITO!!" —la palabra "Chicotear", en Bolivia, se parece mucho al acto de dar latigazos. Jukas se puso a ver a Javi seriamente.
—¿Que te qué? —preguntaba Javi, levantando las cejas.
Ambos se miraron, y luego de unos segundos, se pusieron a reír a carcajadas.
—¿Como la Zoe? —preguntaba Javi, con una sonrisa y una mirada sospechosa.
—Oye, bien curiosito habías sido, ¿no? Ya, no te voy a negar que es linda, pero tampoco ha pasado nada con ella. Creo que tiene chico, y yo no soy de esos que se meten en relaciones de otros. Prefiero estar soltero y codiciado, así sin preocupaciones.
—«Momento...» —se decía Javi en su mente—. «Entonces eso de que el Jukas tenía su pareja en Oruro, ¿era su invento de esa vez?».
—Además —le decía Jukas—, no te hagas al loco, que he visto cómo la ves a la Cris...
Javi desvió la mirada disimuladamente y dijo con una risa:
—No creas que no me estoy dando cuenta, ¡estás tratando de cambiar el tema de la Zoe!
—¡Para nada! Más bien, contame pues, ¿a ti cómo te gustan las chicas, Javi? —preguntaba Jukas.
—Umm, a ver... —reflexionaba Javi—. A mí me gustan dulces, sensibles, pero también fuertes y llenas de vida. Que le gusten los animales también le da muchos puntos. Si compartimos gustos, es lo mejor del mundo. Yo pienso que mi pareja tiene que ser mi mejor amiga, pero no al revés.
—¿Cómo es eso?
—O sea, tu pareja también tiene que ser tu mejor amiga, siempre. Pero tu mejor amiga, no siempre tiene que ser tu pareja.
Jukas se puso a reír después de entender, y dijo:
—Javi, estás describiendo a la Cris...
—¿Qué? ¡No! La Cris... —Javi se puso a pensar—. «Javi, si admites frente al más quemón del universo que la Cris te parece linda, nunca te lo va a dejar pasar».
En Bolivia, la palabra "quemón", es usada para referirse a alguien poco discreto, que puede poner al descubierto cualquier secreto tuyo, para dejarte en situaciones vergonzosas. Es algo que, como sabemos, le encantaba hacer a Jukas.
Javi miró a Jukas y dijo:
—La Cris es genial... Y creo que tengo suerte de que haya querido ser mi amiga. Espero que siempre seamos grandes amigos. Eso es lo más importante, Jukas.
Jukas notó un leve cambio en la voz de Javi cuando dijo esto último. Percibió una sensación de tristeza, que lo mantuvo pensativo, e hizo que ya no quiera insistir con el tema de Cris.
—Bueno, mi estimado Javi —decía Jukas, mientras se levantaba después de haber estado sentado por mucho tiempo—, ha sido un gran gusto haber compartido esta charla y esta comida contigo, pero ya es hora de volver a nuestras vidas.
—Tienes razón —respondía Javi, que se levantaba y se estiraba un poco—. Además, tengo que caminar para rebajar un poco mi panza, y así también me compro unos chocolatitos —Javi recordó algo importante—. ¡Oye, Jukas! ¿Y ahora qué les digo a la Zoe y a la Cris? Me van a preguntar sobre ti.
—Cierto —Jukas se puso a pensar por un rato—. La verdad es que las quiero mucho a las dos... Ehm, no les digas que dije eso. Y ahora que tengo las cosas más claras, quiero contarles lo de economía en persona, ¿qué te parece? Podría decirles mañana cuando nos reunamos los cuatro.
—Suena genial —le decía Javi—. Oye, ¿y qué harás con psicología?
—Pues creo que podría seguir en la carrera hasta fin de año. De todos modos, el examen de ingreso recién será en diciembre, así que podemos aprovechar para pasar más tiempo juntos mientras me preparo. Oye Javi, ¿y tú cuándo piensas decirles a tus papás sobre psicología?
—Todavía no estoy seguro, no me siento listo. Pero tampoco quiero postergarlo mucho, así que voy a chequear cuando se dé un buen momento.
—Bueno, si te puedo ayudar en algo, sabes que con gusto lo hago.
—Gracias abuelo, tú igual me avisas cualquier cosa, sabes.
Jukas vio a Javi, y levantó el puño derecho. Javi lo vio, y chocó el suyo contra el de Jukas, para luego darse ambos un abrazo con palmadas en la espalda. Jukas le dijo:
—Gracias por todo, hermano, vamos a estar charlando. Y si esas payasitas te escriben para preguntarte sobre mí, dejalas con la intriga hasta mañana, por curiosas —Ambos se rieron y se despidieron, para luego irse por caminos distintos. Aunque... si han estado prestando atención a esta historia, creo que no son caminos tan distintos, ¿no creen?
Esta historia, queridos amigos... ¡Continuará!
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