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Capítulo 24: Destino


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Jaula: Kago no Tori no Juin

Capítulo 24: Destino

Sus ojos perlas estaban fijos en las paginas de su agenda mientras jugueteaba con el lápiz sin llegar a un acuerdo, ya había ordenado cinco veces a todos los pacientes y aún no lograba quedar conforme con el arreglo.

Los días en que su tiempo era divido solo entre el hospital, entrenamiento personal y misiones ocasionales ahora parecía otra vida, y barajarlo entre sus clases con Katsuro-san, sus meditaciones y el entrenamiento con Hiashi-san y Neji-san, todo parecía una tarea titánica, más después de regresar de misión.

Dejó la agenda sobre la mesa, girando su silla para ver por la ventana. No tenía la mejor vista de Konoha, pero no podía negar que se sentía nostálgica.

El recuerdo de su ultima plática con Sasuke volvió a su mente, la idea de que Neji tuviera sentimientos románticos por ella le parecía tan descabellado, se lo negó mil veces -mismas veces que pensó en ello- pero no podía negar que podía sentir sus mejillas tibias.

¿A ella le gustaba Neji?

No.

Esa fue su respuesta.

Pero en todo ese tiempo jamás se había permitido pensar en lo que ella sentía.

Los últimos meses fueron una tormenta de tantas emociones negativas: dolor, furia, frustración, miedo, sumisión...

La destruyeron.

Violaron su libertar y experimentaron con su persona, cambiaron su integridad física sin su consentimiento, convirtiéndola en algo que ella nunca pidió. Sakura no solo tuvo que luchar contra la muerte para adaptarse a una sangre y unos ojos con los que no nació.

Fue orillada a realizar un sello en otra persona que también la selló a ella dentro de uno de los clanes más herméticos de todo el mundo shinobi, estaba segura de que ni siquiera los mismos Hyuuga entendían completamente el Kago no Tori no Juin.

Y aún así había algo cálido en su pecho cuando recordaba al castaño de ojos casi idénticos a los suyos. No podía llamarlo amor, era extraño darle un nombre tan hermoso a algo que nació de uno de los momentos más horribles de su vida.

Otra cosa curiosa es que ya no podía encontrar un sentimiento de odio por Hiashi, por más que el hombre lo mereciera.

El recuerdo de sus días de academia llegó a su mente: una pequeña pelirosa de grandes ojos verdes que veían cada parte con sorpresa, esperando ser la mejor e ingenua sobre la vida shinobi. En ese tiempo creía que siendo la mejor de clase sería suficiente; solo bastó entrar a las practicas físicas para toparse con el primer muro: la diferencia entre ella y esos niños provenientes de clanes era abismal.

Había llorado tantas veces, gritando contra su almohada el por qué ella no tenía padres ninjas que le enseñaran en casa la forma correcta de tomar un kunai o lanzar una shuriken y no tener que ser el blanco de las burlas de sus compañeros. Ella se esforzó, estudiando cinco veces más que el resto para demostrarles que era digna de estar ahí, de que su lugar dentro de la academia era porque se lo merecía.

El destino era un gran hijo de puta.

Que Hiashi se convirtiera en un mentor podía ser muy doloroso en las noches donde su corazón extrañaba a sus padres. No. Ella no los había cambiado. Ella había amado a sus padres y sus deseos juveniles de que sus padres fueran otros, ahora solo eran agujas en su pecho.

― ¿Se encuentra bien, Sakura-sama? ―interrumpieron el hilo de sus pensamientos.

Había estado tan distraída dentro de su cabeza que no había sentido su firma de chakra cuando entró en la habitación, encendiendo sus alarmas internas por una décima de segundo.

― ¡No logro acomodar a todos los pacientes que cité para el sábado! ―se quejó la pelirosa, utilizando una voz despreocupada, había descubierto que su asistente era bastante perceptivo, quizá el sello tuviera algo que ver. Guardó esa ultima idea en su mente para pensar en ello más tarde.

― ¿Las valoraciones de niños civiles quemados? ―preguntó Kiyoshi, acercándose para ver la agenda. ―He estado practicando mi ninjutsu medico para cicatrices, si gusta, podría ayudar.

― ¿De verdad lo harías? ―dijo, sin ocultar la emoción.

Muchas personas llegaban a pensar que, dentro de los hospitales, todos los profesionales que trabajaban eran ninjas médicos especializados en alguna área, pero la realidad es que la cantidad de medininj de cada aldea era muy baja, ya que el control de chakra necesario para serlo debía de ser superior al normal, sin contar que los clanes preferían tenerlos dentro de sus muros.

La mayoría de los trabajadores de la salud eran civiles educados en facultades de medicina, encargados de atender a la mayoría de la población civil y ninjas con heridas leves. Los tiempos de recuperación del ninjutsu medico eran menores a las técnicas clásicas, por lo que los medininj eran utilizados en salas de urgencias y quirófanos para ninjas.

―Claro, ese día lo tengo casi libre. ―sonrió el castaño.

―Eres el mejor, Kiyoshi. ―le dijo la Haruno. ―Como agradecimiento te dejaré hacer uno de mis procedimientos de la próxima semana. Elige uno, practícalo y te veré en mi quirófano.

― ¿El que yo quiera? ―preguntó sin podérselo creer.

―El que tú quieras.

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― ¡Sakura-chan! ―le gritaron, y la pelirosa no necesitó ni voltear, la voz de Naruto era inconfundible en cualquier parte del mundo.

―Espera... Naruto-kun. ―gritó alguien más, corriendo detrás del rubio.

―Naruto-bakka, ¿Nadie te ha dicho que nunca debes hacer correr a una dama? ―lo regañó la Haruno, la única razón por la que no le dio un golpe a su amigo fueron todas las carpetas que llevaba en las manos.

―Perdón, Hinata-chan. ―se disculpó el Uzumaki, rascándose la nuca mientras su novia se acercaba. ―Pero es que, si no corría, Sakura-chan desaparecía y sabes que últimamente es imposible encontrarla.

―No te preocupes, Naruto-kun. ―soltó una pequeña risa la pelinegra.

― ¡Debes de ser más firme con este hombre, Hinata! ― interrumpió Sakura, sonriendo a ver a la pareja.

―Yo... no te preocupes, Sakura-san.

―Únete a nosotros, Sakura-chan. Hinata-chan y yo iremos a Ichiraku. ¡Por favor!

― ¿Ves por qué te digo que debes controlarlo, Hinata? ― señaló la Haruno. ―Si sigues así, la mitad de tus citas estarás con una multitud.

―Nunca me molestaría en que me acompañaras en una cena, Sakura-san. ―le dijo la Hyuuga con una sonrisa tímida. ―Tu ya eres prácticamente de la familia.

Había muchas formas en que esa ultima frase se podía interpretar, la primera y más lógica era por el hecho de que Sakura fue "adoptada" por los Hyuuga, otra era que, al ser como una hermana para el rubio, ella seria su cuñada, e incluso por el hecho de que ahora ella tuviera la sangre de su difunta hermana, pero la mente de la pelirosa fue a dar a otra, y era una que incluía ojos perlas y una larga cabellera castaña.

―Ese idiota está enamorado de ti, aunque creo que ni siquiera él lo sabe aún.

―Yo...

―Eso es cierto, Sakura-chan. ―estuvo de acuerdo Naruto. ―Tu serás mi dama en la boda, y la madrina de nuestro primer hijo.

―Los hombres no tienen damas, Naruto-kun. ― lo corrigió la pelinegra, y que la mujer siguiera de pie y sin desmayarse ya era todo un evento, pues su cara estaba tan roja que podría competir con un farol de navidad.

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Una gota de sudor resbaló por el perfil de su mejilla derecha, era tan extraño viajar con una mascara en la cara, por lo regular el mismo viento se encargaba de secar el sudor antes de que fuera suficiente para que cayera.

Se le ajustaba perfectamente al rostro, aunque no había sido hecha de forma especial para él, tampoco tenía un animal impreso, solo era un uniforme temporal para esa misión.

A pesar de que no le dedicó muchos pensamientos antes, le sorprendió que no limitara la visión durante el viaje, podía ver claramente a su compañero que brincaba de rama en rama solo unos metros por delante de él.

La coleta negra y lacia era tan distintiva del capitán de ANBU, sus brazos iban relajados aun con los protectores. No parecía que fueran a una misión casi suicida.

―Hyuuga Neji. ―lo había "saludado" el pelinegro el día anterior, entregándole un pergamino de misión, aunque ese era de un color diferente.

―Uchiha Itachi. ―le respondió, como dictaba el protocolo.

―Nos vemos en la puerta norte a las 18:00 horas. ―le dijo el (ex) heredero de los Uchiha. ―En el pergamino vienen instrucciones para obtener tu uniforme temporal.

El Uchiha desapareció en una nube de humo, dejándolo con mil preguntas. Para cuando abrió el pergamino, solo le quedó la sensación de poder escuchar su corazón latiendo en sus oídos.

Misión Rango S: Matar y Regresar el cuerpo del Ninja desertor Orochimaru.

Justo horas después de que él mismo le prometiera traer la cabeza del hombre a Sakura.

El destino era un gran hijo de puta.



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