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14: Cadenas


xSouh

Jaula: Kago no Tori no Juin

14: CADENAS

Tiró la laminilla al basurero acompañada de una maldición.

Buscó entre los cajones una nueva, utilizando una lanzata para volver a pincharse el dedo, dejando tres gruesas gotas de sangre sobre el cristal. Sus puños chocaron contra la madera de la mesa cuando el reactivo le dio el mismo resultado. Sacar el hemotipo sanguineo era una de las practicas más faciles que tuvo que aprender como ninja médico, era practicamente imposible equivocarse.

Sus manos temblaron cuando sacó de su bolso una carpeta verde olivo, el color institucional para los expedientes médicos de los pacientes, la portada estaba tachada con un sello que lo marcaba como clasificado, solo accesible para niveles administrativos del edificio. Abrió el folder y sus ojos fueron rápidamente hasta el área donde sabia se marcaba el tipo de sangre y solo pudo sentir como todo su cuerpo sudaba frio.

Era imposible.

Su hemotipo no podía cambiar.

Pero la placa frente a ella no podía ser una mentira pese a que en todos los artículos que leyó sobre trasplantes de medula ósea, ninguno había reportado un cambio de grupo sanguíneo del receptor.

Tiró la nueva laminilla, guardando la carpeta en su bolso y fue directo hasta la pequeña oficina que tenía ahora que Tsunade había vuelto al hospital, no podía simplemente decirle a su maestra lo que estaba pasando, darle una preocupación más en su vida, no cuando no podía contarle toda la verdad.

Buscó en uno de los cajones su propio expediente, sabiendo que la pequeña "O" que venia en la esquina superior ahora estaba errada, arrancó la hoja y empezó a hacer una nueva, esta vez con una "A"

―Ya está listo el paciente, Sakura-sama. ―le dijo alguien, interrumpiéndola y haciendo que diera un pequeño salto de susto.

Estaba tan concentrada en la tarea que ni siquiera se había dado cuenta que el Hyuuga que se había convertido en su asistente entró en la oficina.

―Y-ya voy.

―Debería descansar más, Sakura-sama. ―rio el muchacho, asumiendo que el susto de la Haruno era más por las pocas horas de sueño que siempre tenía. ―Incluso Yamanaka-san se lo ha dicho.

―Prometo que esta noche dormiré más horas. ―mintió, sabiendo que su cerebro no iba a dejar de darle vueltas al asunto sobre su cambio de tipo de sangre.

―Hmm... ― suspiró Kiyoshi, no creyendo del todo aquellas palabras.

―Cada vez eres menos crédulo. ―se quejó Sakura, sacándole la lengua a el castaño.

―Algo tuve que haber aprendido después de estar dos años con usted. ―se quejó, saliendo de la habitación para terminar de pasar visita a sus pacientes.

―Eres un encanto. ― le gritó Sakura una vez que desapareció de su vista, asegurándose de que se escuchara tres pasillos más allá. La pelirosa casi podía ver las orejas rojas del Hyuuga.

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―¿Qué haces?

La pregunta no le llegó por sorpresa, había sentido la firma de chakra de su hermano solo tres segundos antes, pero conociéndolo, seguro llevaba mas de cinco minutos observándolo, y eso era algo que odiaba.

Sasuke no conocía a alguien que pudiera esconder su presencia mejor que Itachi, una habilidad muy bien utilizada como ANBU, pero como hermano, era un asco.

―Nada. ―soltó de forma simple, siguiendo en su tarea de leer títulos y fechas de los pergaminos de la biblioteca del clan.

―No puedes hacer Nada cuando claramente buscas algo muy especifico. ―le dijo el mayor, comenzando a hojear entre los estantes llenos de papeles viejos que seguro no habían visto la luz del sol en años.

―Quizá solo hago Nada, Aniki. ― gruñó, sin darle el gusto de voltearlo a ver, la forma más fácil de matar la curiosidad en alguien es ignorándolo, aunque Itachi podía ser como una molesta mosca cuando quería algo de él.

―No pasas tanto tiempo con Naruto. ― le dijo el de coleta, recargándose casualmente en uno de los estantes.

―Ahora somos adultos con vidas muy ocupadas. ―respondió, tratando de mantener toda su atención en un pergamino escrito muchos años atrás, no había nada interesante más allá de un chunnin golpeando a un civil.

―Parece que esa definición de vidas ocupadas no se aplica para ti y Haruno-san.

Sus palabras fueron casuales, pero Sasuke podía sentir la mirada negra sobre su nuca, él esperaba una reacción, y si hacia eso, quería decir que había algo más grande. Él siempre sabía cosas.

―¿Hay algo de malo en que salga a desayunar con mi compañera de equipo? ― cuestionó, girándose para verlo por primera vez desde que llegó.

―¿Porqué habría algo de malo en que mi ototo salga con una chica linda? ― soltó una pequeña carcajada, era suave, diplomática, ensayada.

―Yo y ella no estamos saliendo. ―aclaró, sin saber que estaba cayendo justo donde Itachi quería.

―¿No? Yo hubiera jurado que si, muchas personas en la aldea los han visto juntos. ―dijo, con algo que pareció a una genuina sorpresa. ― incluso dicen que te va a visitar a la estación de policía.

―¿Te tomas una o dos horas para escuchar los chismes de pueblo? ―

―Estoy seguro que Oto-san estaría de acuerdo con que uno de sus hijos se uniera políticamente a la nueva heredera del clan Hyuuga. ― mencionó, aunque fue más un pequeño discurso para Él mismo.

―Sakura no es la heredera Hyuuga. ―dejó claro el menor.

― ¿De verdad? Eso es lo que dicen por ahí. ―sonrió. ―Tu, como su... ¿amigo? Deberías de saberlo mejor que nadie, ¿No?

―¿De qué hablas?

―La información que buscas de Akatsuki no la vas a encontrar en esta biblioteca, Ototo.

Y justo como apareció, se disolvió en el aire, dejando a un molesto Sasuke entre miles de rollos de papel que al parecer eran inútiles.

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―No deberías de espiar a las personas, Neji-san. ―dijo Sakura, sin dejar de mover el pincel con tinta negra sobre la tela que tenía en la mesa en un intento de crear un nuevo sello que la ayude con el tratamiento de uno de los pacientes que tenía a su cargo en el hospital.

―No cuenta como espiar si solo busco un poco de aire fresco. ―se defendió, sentándose en uno de los barandales de la terraza superior de la casa principal.

―Lo es si intentas ocultar tu presencia.

―No estaba intentando ocultarla. ― dejó claro el castaño.

―Bueno, serias uno de los pocos dentro del complejo que podría hacerlo. ― susurró Sakura, soltando un suspiro para liberar su mente.

―¿Qué se siente? ―preguntó Neji después de verificar que no hubiera nadie lo suficientemente cerca para escucharlos.

―¿Qué parte? ― regresó la pregunta ella.

―Todo... ― dijo, esperando poder tener una respuesta a eso que una vez le dijo su tío que jamás podría experimentar, la verdadera conexión entre el jefe y su clan.

―Es algo como tus ojos, Neji. ― inició, ordenando sus ideas. ―No me di cuenta que mis ojos habían cambiado la primera vez que desperté, me mantuvieron en una habitación blanca para hacer más fácil el proceso de adaptación, pero cuando salí, todo se veía más nítido, como si antes hubiera sido una persona ciega que utiliza lentes y se sorprende ante los detalles que hay en cada cosa.

―Nunca pensé en ello, que el resto de las personas no viera el mundo como yo lo veo.

―Cuando Hiashi me explicó lo que era el sello, no le creí. Sonaba como romantizar una prisión solo porque te dan tres comidas al día y tienes una cama con un colchón duro. ―rio, sabiendo que la definición del sello no estaba muy distante de ser una cárcel para la rama secundaria.

―¿Y no lo es? ― cuestionó, sin poder ocultar un toque de amargura en sus palabras.

―Es peor que una prisión. ―le dijo, sabiendo que la sonrisa que estaba en su cara escondía horas de llanto contra una almohada, impotencia y sacrificio. ―Un preso siempre buscará salir de su jaula, pero no hay manera de salir del sello. Porque si eres de la rama secundaria, lo necesitas para vivir. Pero si eres de la rama principal, entonces vives para el sello, vives para el clan.

―Sabes que... podrías irte, ¿verdad? ―susurró, era algo estúpido de decir, pero la Haruno se había convertido en una amiga, escucharla hablar tan amargamente le dolía, porque eso es algo que su propia familia había causado.

―No, no puedo, Neji. ―dijo, sintiendo como una pequeña lagrima resbalaba por su mejilla. ―No hay pájaro que este más atado a la jaula que la persona que se encarga de sellar a los demás.

―Mi tío nunca lo mencionó.

―Porque el sentimiento es completamente diferente. Siguiendo la analogía del pájaro, cada vez que sello a alguien, crece mi deseo de quedarme dentro, de cuidar a cada una de las personas dentro, salir y dejarlos al azar es algo que se siente como romperse. Ellos son ahora como mi responsabilidad, algo horrible en el mundo ninja.

―Protección... eso me dijo que era.

―Un alto precio a pagar por mantener el Byakugan para los Hyuuga.

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