Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

34 (Final)

Al encontrarme frente al hospital, sentí una ansiedad abrumadora, mezclada con un profundo miedo que no lograba comprender del todo. ¿Por qué tenía miedo? Ni siquiera yo misma sabía la respuesta, pero algo en mi interior me hacía temblar.

Me paré frente a la puerta de la habitación, solo separada de él por una delgada barrera. Quería verlo, abrazarlo, besarlo. Con cuidado, giré la perilla y entré en la habitación. Vi a los padres de Jason a un lado de la cama, al doctor revisándolo minuciosamente y a él con la cabeza baja. Me acerqué, sintiendo un nudo en la garganta. Los padres de Jason me sonrieron.

-¿Jason? -logré decir. Su cabeza se movió lentamente hasta que nuestros ojos se encontraron. No pude contener las lágrimas al ver sus ojos.

-¿Por qué te quedas ahí parada, conejita? Ven, dame un abrazo -dijo, extendiendo sus brazos. No dudé ni un segundo y lo abracé.

-Te he extrañado tanto -susurré.

-Y yo a ti, Nora -respondió él.

Nos separamos y miré al doctor.

-¿Está todo bien con él? -pregunté.

-Sí, aunque sugiero que se quede unos días más. Ha estado un año en coma y necesitamos hacer más exámenes para asegurarnos de que todo está bien.

-No es necesario, me siento bien. Quiero irme -dijo Jason, frunciendo el ceño.

-Doctor, no le haga caso. Él se quedará -dije con una sonrisa.

-Bueno, volveré más tarde -dijo el doctor, saliendo de la habitación.

-Nora, ¿qué crees que estás haciendo? -preguntó Jason.

-Amor, estuviste en coma durante un año. Necesitas más exámenes para asegurarnos de que estás bien. Tu cuerpo debe de estar rígido y débil por estar en cama durante tanto tiempo. Necesitas descansar, alimentarte bien. Te quedarás, el doctor hará lo que tenga que hacer y si todo sale bien, te irás a casa, ¿de acuerdo?

-Vaya, te has vuelto autoritaria -sonrió y me atrajo hacia él, depositando un beso en mis labios.

Escuchamos un carraspeo y nos dimos cuenta de que los padres de Jason estaban ahí.

-Chicos, sabemos que se extrañaron mucho, pero ya tendrán tiempo para estar juntos -dijo la señora Rebecca-. Nora, ¿podrías dejarnos a solas? Hay cosas que necesitamos hablar.

-Claro que sí, volveré más tarde, ¿sí? -le di un beso en la mejilla y salí de la habitación.

Al salir del hospital, fui hacia mi auto, arranqué el motor y conduje hasta la casa de Rachel. Al llegar, estacioné el auto en la entrada, bajé y toqué el timbre. La tía abrió la puerta.

-¡Hola tía! -dije, llena de felicidad.

-Hola, querida. ¿A qué se debe esa alegría?

-Mi novio despertó -respondí mientras entraba a la casa.

-¿En serio? Ay, me alegro mucho por ti, cariño -me abrazó.

-Gracias, tía -nos separamos-. ¿Dónde está Rachel?

-Está en la terraza con Jack.

Sonreí y me dirigí hacia la terraza. Al verlos juntos, quise asustarlos y lo logré.

-Dios mío, casi me da un infarto -comentó Rachel y empecé a reír.

-Te noto muy feliz, Nora. ¿Pasó algo? -preguntó Jack.

-¿Qué crees? -dije, mirándolo a los ojos. Su expresión cambió y unas lágrimas brotaron.

-¿De verdad? ¿Jason despertó? -asentí con la cabeza y nos abrazamos.

-Sí, pero no puedes ir a verlo todavía. Sus padres están hablando con él. Puedes ir más tarde.

-Entiendo -volvió a sentarse-. Ay, Dios, estoy tan feliz.

-Nora, ¿te quedarás a almorzar? -preguntó la tía.

-Sí, extraño probar tu comida -dije, y ella sonrió.

Me senté al lado de Rachel y los tres nos abrazamos.

Jason

-¿Caroline está en la cárcel? -pregunté, sonriendo.

-Sí -respondió mi padre.

-Esa tonta... Bueno, se lo merece-. Por cierto, papá, tengo una sed de sangre ahora mismo. ¿Puedes dejarme unas cuantas personas en ese lugar?

-Está bien, hijo.

-Gracias, papá. Eres el mejor. Ah, y llama al doctor. Quiero irme ya.

Mis padres se levantaron y salieron de la habitación.

Nora

-Muchas gracias por la comida, tía -dije, satisfecha.

-Sí, mamá. Estuvo deliciosa.

-Mi suegra es la mejor -comentó Jack.

La tía solo sonrió y se fue a la cocina.

-Bueno, chicos, tengo que irme a la empresa. Nos vemos después.

-Dale, nos vemos en la cena -dijo Rachel y la abracé.

Me despedí de la tía y salí de casa. Entré al auto, arranqué el motor y me dirigí a la empresa. Estuve cantando en todo el camino, la mayoría de las canciones eran de amor. Estoy muy feliz. Las personas pueden pasar mucho tiempo en coma y temía que eso le pasara a él. Pero gracias a Dios, despertó. Pronto podré tenerlo en mis brazos nuevamente y sentir su calor.

Al llegar a la empresa, me sumergí de lleno en mi trabajo. Revisé mi agenda, respondí correos electrónicos y realicé llamadas importantes. Sin embargo, mi mente no podía dejar de pensar en Jason, y por alguna razón, sentía una pequeña preocupación, cómo si algo no estuviera bien.

Al terminar mi agenda, me dirigí directamente al hospital para ver a Jason. Al llegar a su habitación y abrir la puerta, me encontré con que estaba vacía. El pánico se apoderó de mí. ¿Dónde estaba Jason?

Me acerqué a una enfermera y le pregunté sobre él. Quedé sorprendida por la información que me dio: le habían dado el alta hace unas horas. ¿Por qué no me habían llamado? ¿Por qué no me habían avisado? La confusión y la preocupación se mezclaron dentro de mí mientras intentaba entender lo que estaba sucediendo.

Con el corazón latiendo con fuerza, salí corriendo del hospital y me dirigí hacia la casa de los Smith. Mientras conducía, intentaba controlar mi ansiedad, pero no podía evitar pensar en lo peor.

Al llegar a la mansión, toqué el timbre varias veces, ansiosa por entrar. Las rejas se abrieron y corrí, ignorando el hermoso jardín que tanto me gustaba. Llegué a la puerta principal y esta se abrió de golpe. Ignoré a la ama de llaves y fui directamente hacia la sala. Solo estaba la señora Rebecca.

-¿Nora? ¿Qué pasó? -preguntó, alarmada al ver mi expresión preocupada.

-Señora Rebecca, ¿dónde está Jason? ¿Está bien? -pregunté, con la respiración entrecortada.

La señora Rebecca frunció el ceño, preocupada por mi reacción.

-Tranquila, Nora. Jason está bien. Se fue con su padre a la empresa. ¿Qué sucedió? ¿Por qué estás tan nerviosa? -preguntó, acercándose a mí.

-Lo siento, señora Rebecca. Me preocupé mucho cuando llegué al hospital y me dijeron que había sido dado de alta. No entendía por qué nadie me había llamado. Corrí hasta aquí sin pensar. Lo siento mucho -dije, sintiendo cómo la ansiedad empezaba a disminuir.

La señora Rebecca puso una mano en mi hombro con cariño.

-Tranquila, querida. Jason está bien. Deberías ir a verlo. Seguro que estará encantado de verte nuevamente -dijo, con una sonrisa reconfortante.

Asentí con la cabeza, agradecida por su comprensión, y me dirigí hacia la salida. Entré al auto y arranqué el motor para así ir a a la empresa Smith.

Carlos Smith (padre de Jason)

-Hijo, ya está muerto. ¿Hasta cuándo seguirás enterrándole ese cuchillo? -pregunté.

-No puedo parar, padre. Mi mente me dice que siga -respondió, con la mirada perdida en el cuerpo ensangrentado frente a él.

-Pero tienes a tres sujetos más. Ve tras ellos y sigue. Deja a este, ya le desfiguraste toda la cara -aconsejé

-Tienes razón -dijo, asintiendo, y se acercó a la otra víctima.

-Por favor, no quiero morir, por favor -suplicó el hombre, temblando de miedo.

-Ay, qué tierno. Míralo, padre, está temblando como un pequeño hámster asustado -comentó con sarcasmo.

-Sí, sí -dije, rodando los ojos-. Chicos, envuelvan a ese sujeto en una bolsa y ya saben dónde tirarlo.

Mi celular empezó a sonar y contesté de inmediato.

-Señor, Nora White está aquí -me informaron.

-Bien, voy para allá -respondí, cerrando la llamada y preparándome para salir.

Al entrar a mi oficina, la vi sentada y me acerqué con una sonrisa, tratando de actuar normal.

-Mi querida y hermosa nuera. ¿Qué te trae por aquí? -pregunté, fingiendo tranquilidad.

-Supe que Jason está aquí, ¿puedo verlo? -preguntó Nora, con preocupación en su voz.

-Bueno, Jason estuvo aquí, pero se fue hace un rato -mentí sin vacilar.

-¿De verdad? ¿Y sabe a dónde fue? -preguntó, con una expresión preocupada.

-No, no me dijo. Solo que quería estar solo -respondí, tratando de ocultar cualquier signo de nerviosismo.

-Oh... Ya veo -dijo Nora en un tono suave, aunque parecía decepcionada.

Lo siento, Nora, pero no será bueno para ti que veas a Jason de esa forma, y menos, lleno de sangre.

-Bueno, gracias -se levantó de la silla-. Ah, recuerden la cena de esta noche, y por favor, que Jason esté ahí -dijo, con una sonrisa forzada.

-No te preocupes, estaremos allí -respondí, devolviéndole la sonrisa.

Mientras Nora salía de la oficina, mi mente estaba en otra parte. Tenía que volver con Jason, sabía que no podía dejarlo solo en su estado actual.

Jason

-Vamos, grita para mí -sonreí, mientras enterraba el cuchillo en el hombro de la víctima.

Sus gritos resonaban en todo el lugar, satisfaciendo mis más oscuros deseos. Fui hacia el otro sujeto y agarré la pistola, colocándola en su pecho.

-Por favor, haré lo que quieras, pero no me mates -suplicó, temblando de miedo.

-Vamos... sigue suplicando, suplícame que no te mate... ¡Vamos! -apreté el gatillo y la sangre salpicó mi rostro-. Dios mío, eso fue tan gracioso.

No pude contener la risa, pero de repente escuché la puerta abrirse y vi a mi padre entrar.

-¿A dónde fuiste? -pregunté, con una sonrisa.

-Nora estuvo aquí -respondió.

-¿Nora estuvo aquí? ¿Y por qué no la trajiste? -pregunté, sintiendo una mezcla de emoción y frustración.

-¿Hubieras querido que te viera todo lleno de sangre? -respondió mi padre.

-Oh, es cierto. Se asustaría -reí-. Ah... Muero por besarte, conejita -murmuré.

-Ve a casa, date una ducha y ponte un traje. Iremos a cenar con los White -dijo mi padre.

-Qué buenas noticias -sonreí-. Pero antes de irme, necesito que me traigas un frasco con veneno.

-¿Veneno? ¿Para qué? -preguntó, frunciendo el ceño.

-Lo sabrás en unas horas -respondí, con una sonrisa siniestra.

Él se fue y seguí con mi juego. Después de varios minutos, regresó con el frasco y sonreí emocionado por dentro. Lo aparté a un lado y salí de ese lugar. Me acerqué a una máquina expendedora, metí el dinero y esperé. Cuando la botella de agua cayó, la agarré y tomé varios sorbos, necesitaba calmarme.

Subí al ascensor y apreté el botón de los estacionamientos. Las puertas se abrieron y salí. Caminé hasta encontrar mi auto, abrí la puerta y me senté en el asiento del conductor.

-Ah... Te extrañé, mi querido auto -dije, sintiendo un alivio al estar de nuevo aquí.

Arranqué el motor y me dirigí hacia casa, con la mente llena de pensamientos oscuros y una sensación de anticipación que me llenaba de emoción.

Las rejas se abrieron y me dirigí directamente al garaje. Apagué el motor y salí del auto. Entré por la puerta de la cocina y seguí mi camino hasta que noté a mamá en la sala.

-Hola mamá, ya llegué -anuncié.

-Hola hijo, ¿cómo te fue? -preguntó, pero su expresión cambió cuando me vio-. Veo que hiciste eso...

-Sí mamá, y tranquila, todo está bien -respondí, tratando de calmarla con una sonrisa antes de subir a mi habitación.

Una vez en mi habitación, me quité la ropa y entré a la ducha. Abrí la regadera y dejé que el agua recorriera mi cuerpo, quitando todo rastro de sangre. Al terminar, me acerqué al lavamanos, agarré mi nuevo cepillo de dientes y la pasta, y comencé a cepillarme los dientes.

Salí del baño con la toalla enrollada en la cintura y abrí mi armario. Saqué uno de mis trajes, lo coloqué en la cama y me senté para observar mi habitación.

-La mantuvieron limpia -comenté para mí mismo, sonriendo. Luego me levanté y me puse el bóxer.

Terminé de ajustar mi traje frente al espejo y me aseguré de que mi cabello y mi corbata estuvieran perfectos. Salí de mi habitación y vi a mamá y papá cerca de la puerta principal.

-Ya veo que estás listo, nos vamos -comentó papá.

-Iré en mi auto -dije mientras abría la puerta-. Ah, iré a un lugar antes, ustedes vayan primero.

-¡Pero hijo! -gritó mamá, pero ya estaba decidido. Entré al garaje, subí al auto y arranqué el motor, esperando a que las rejas se abrieran antes de salir.

Después de unos 30 minutos, llegué a mi destino: la cárcel de mujeres.

Agarré la botella de agua que había traído conmigo, abrí el frasco de veneno y vertí todo el líquido en el agua. Cerré la botella y salí del auto. Me acerqué a la ventanilla y presenté mi identificación al oficial.

-Usted es... el hijo de los empresarios Smith -comentó el oficial, reconociéndome.

-Exactamente. Vine a visitar a alguien -respondí, con una sonrisa.

El oficial asintió con la cabeza y abrió la puerta para que pasara.

Caminé por un pasillo oscuro hasta llegar a un edificio distinto. Llegué a otra ventanilla, esta vez atendida por una oficial.

-Buenas noches. Vengo a hacerle una visita a Caroline Sharp -informé.

-Deme su identificación -me pidió la oficial. Se la entregué y luego me la devolvió-. Lo llevaré hasta el cuarto de visitas.

La seguí hasta una sala y me senté en una silla, esperando en ese silencioso lugar hasta que trajeran a Caroline.

La puerta se abrió y Caroline entró. Su mirada se iluminó al verme y corrió a sentarse frente a mí.

-¡Jason! ¡Estás aquí! ¡Estás vivo! -exclamó, con lágrimas en los ojos-. Sabía que me perdonarías.

-Caroline, vine a sacarte de aquí -anuncié, y su rostro se iluminó de felicidad.

-¡Oh, Jason, gracias! No sabes cuánto significa esto para mí -dijo, con una sonrisa radiante.

-Pero antes, necesito que hagas algo por mí -dije, sacando sigilosamente la navaja de mi bolsillo y colocándola junto a la botella de agua-. Toma la botella y la navaja. Usarás la navaja para destruir la cámara de seguridad.

Caroline asintió con determinación y agarró la botella y la navaja. Miró la cámara de seguridad con determinación, lista para actuar, y lanzó el cuchillo así incrustándose en todo el centro de la cámara, dañándola completamente.

-Bien hecho -dije, mirándola fijamente-. Debes estar sedienta. Toma, me bebí la mitad del agua.

-No importa, gracias -respondió, tomando la botella y dando varios sorbos.

-Ay, Caroline, ¿qué te he dicho siempre? -la miré con firmeza-. No confíes en lo que te dan.

-¿Qué quieres decir?

-¿De verdad creíste que te sacaría de aquí después de todo lo que hiciste? -su expresión cambió a una de terror-. Provocaste que estuviera en coma durante un año... Y ahora voy a cumplir lo que siempre le prometí a Nora: matar a C.S.

Caroline se levantó de golpe, empezó a toser violentamente.

-¿Qué me has hecho? -logró articular entre toses.

-El agua que tomaste estaba envenenada -sonreí malévolamente.

Sus piernas cedieron y cayó al suelo. Me acerqué a ella y le agarré el rostro con fuerza.

-Que te vaya bien en el infierno, querida prima -dije, dirigiéndome hacia la puerta y golpeándola con fuerza-. ¡Oficial! ¡Oficial! ¡Ayuda!

La puerta se abrió y dos oficiales entraron.

-¿Qué ha pasado? -preguntaron.

-No lo sé, de repente cayó al suelo y empezó a vomitar sangre -dije, con preocupación y miedo evidentes.

-Debes irte, ¡ahora!

Dijo uno de los oficiales, y salí rápidamente. Otros oficiales pasaron por mi lado y no pude evitar sonreír.

Salí de ese lugar y subí al auto. Arranqué el motor y me dirigí directamente a la casa de Nora.

Nora

Me encuentro en mi habitación, guardando toda la ropa que se lavó hoy, cuando escucho cómo se abre la puerta y luego se cierra. Me giro y me encuentro con Jason, quien me agarra con fuerza y nos unimos en un beso. Un beso tierno y a la vez ardiente. Pongo mis brazos en su cuello para que el beso sea más profundo, sus manos posan en mis nalgas y las aprieta, soltando un pequeño gemido, luego vuelve a unir nuestros labios.

Nos separamos por falta de aire y nos miramos.

-Ha sido el mejor beso que he tenido en mi vida -logro decir.

-Claro, porque te lo di yo, mi amor -me da un beso corto-. Vamos, no nos están esperando abajo.

Entrelazamos las manos y salimos de la habitación. Empezamos a bajar las escaleras y nuestros padres nos esperaban justo abajo.

-Dios, qué hermosa pareja hacen -comentó la señora Rebecca.

-Sí -asintió papá.

-Mi mejor amiga es la más hermosa -comentó Rachel, saliendo de la cocina.

-Jason, cuida a esa mujer -añadió Jack, saliendo detrás de ella.

Empezamos a escuchar las noticias que provenían del televisor, y solo alcancé a escuchar "Carolina Sharp" antes de reaccionar.

-Caroline está muerta -murmuré, mirando a Jason.

-Hijo... dime que tú no hiciste eso -dijo el señor Carlos, con preocupación en su voz.

-Oh, papá, ¿qué tú crees? -respondió Jason, con una sonrisa siniestra.

-Dios mío... -susurró su padre.

Me acerqué a Jason y lo miré detenidamente.

-Hiciste lo que me prometiste, cariño -dijo con una sonrisa.

-Gracias, mi amor -le di un beso.

-Ah, papá, llama a tía Caroline, es mejor que tú le des la noticia -añadió Jason, con naturalidad-. Vamos, tengo mucha hambre.

Nos sentamos en la mesa. Jason se colocó en un lugar donde todos podíamos verlo, su mirada era siniestra... Y su sonrisa seguía siendo impecable, justo como a mí me gusta.

Después de la cena, Jason y yo nos retiramos a mí habitación. Me acurruqué junto a él, tratando de procesar todo lo que acababa de suceder.

-¿Estás bien, conejita? -preguntó Jason, acariciando mi cabello.

-Sí, estoy bien. Solo es un poco abrumador, todo esto de Caroline... y lo que hiciste -respondí, mirándolo a los ojos.

-Lo sé, pero tenía que hacerlo. Por ti, por nosotros -dijo, con sinceridad en su voz.

-Lo sé, y te lo agradezco. Pero a veces me asusta lo que eres capaz de hacer por mí -confesé, sintiendo un nudo en la garganta.

Jason me miró fijamente, su mirada era intensa y llena de amor, pero también había algo más en ella, algo oscuro y siniestro que me estremeció por dentro.

-No tienes por qué tener miedo, mi amor. Te protegeré siempre, cueste lo que cueste -dijo, con una sonrisa que me heló la sangre.

Por un momento, me pregunté si realmente conocía al hombre que tenía frente a mí. Pero luego recordé que, a pesar de todo, él era mi amor, mi cómplice, mi todo.

-Te amo, Jason. Más de lo que nunca podrás imaginar -susurré, sintiendo una mezcla de miedo y devoción.

-Y yo a ti, Nora. Por siempre y para siempre -respondió, antes de besarme con pasión.

Mientras sus labios se unían a los míos, supe que estábamos unidos en algo más que el amor. Éramos cómplices en un juego peligroso, pero también éramos amantes destinados a estar juntos, sin importar las consecuencias.

Fin

-----------------------------------------------
--------------------------
------

Bueno conejitos, este ha sido el final 😭😭.
Espero que les haya gustado esta historia, escribirla fue importante para mí, gracias a todos los lectores.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro