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25

En la oficina, un silencio pesado lo envolvía todo. Jason no apartaba la mirada seria de su padre, mientras en mi mente resonaban las palabras del Sr. Carlos. ¿Habría dicho la verdad o estaría simplemente jugando con nosotros? Jason se acercó sigilosamente y susurró:

—Él está diciendo la verdad.

—¿Estás seguro? —pregunté, apenas audible.

—Sí, es mi padre al fin y al cabo. Te aprecia, no haría algo así... Lo conozco, sé que está siendo sincero.

—En el fondo, sabía que no podía ser él —tragué saliva—. Pero entonces, si no es tu padre, ¿quién es?

Jason suspiró y volvió a fijar la mirada en él.

—¿Qué sucede, hijo? ¿Hay algo mal? —inquirió su padre.

—Papá, las iniciales C.S., ¿te recuerdan algo? Creo que las vi cuando era niño, pero no puedo recordar dónde. Sé que son tus iniciales, pero parecía que significaban algo más, no lo sé.

«No recuerdo que haya mencionado eso antes», pensé para mí misma.

—No lo sé, hijo —respondió, tomando asiento—. ¿Por qué de repente tanto interés?

—Bueno, en resumen, alguien que se hace llamar "C.S." ha estado tratando de matarme —su padre parecía sorprendido—. El incendio en mi casa anterior, la explosión en la universidad y lo que ocurrió ayer están relacionados con esa persona. Encontré un álbum de fotos verde y me sorprendió ver esas iniciales, Jason y yo pensamos que podría ser usted, aunque sinceramente, sé que usted no haría algo así.

—Claro que no haría nada de eso, te tengo un gran aprecio —sonrió brevemente y luego adoptó una expresión seria—. Puedes estar seguro de que traeré a tus padres de vuelta.

—Muchas gracias, Sr. Carlos —dije, acercándome para abrazarlo.

—Ay, mi querida... Debes de haberlo pasado muy mal —dijo, dándome un beso en la frente. Nos separamos y Jason se acercó con una sonrisa.

—Papá, tengo una noticia —anunció, captando la curiosidad de su padre—. Nora y yo somos pareja ahora.

Vi sorpresa y emoción en su rostro mientras abrazaba a Jason y luego se separaban.

—Estoy realmente feliz, hijo, finalmente son pareja —expresó con emoción—. ¡Tenemos que empezar a planificar la boda!

—¿¡Boda?! —exclamé.

—Papá, vamos con calma —intervino Jason, seriamente.

—Tu madre estará encantada —dijo con una amplia sonrisa.

—Sí, sí. Ya nos vamos —dijo, tomando mi mano, y nos dirigimos hacia la puerta.

Cerramos la puerta tras de nosotros, descendimos las escaleras y nos desplazamos hacia el coche. Una vez dentro, él puso en marcha el motor y nos alejamos de allí. ¿Quién podría ser C.S.? La pregunta seguía retumbando en mi mente. ¿Por qué quería matarme? ¿Por qué tenía que arrastrar a personas que amo hacia todo esto? ¿Cuál era su objetivo final? ¿Quién demonios eres?

—¡Nora! —su voz me sacó de mis pensamientos y lo miré, sobresaltada—. Te he estado llamando desde hace un rato.

—Lo siento... Estaba pensando.

—Sé que estás preocupada, pero por ahora intenta dejar eso de lado —tomó mi mano y la acarició—. ¿Qué te parece un helado para levantar el ánimo?

Asentí con la cabeza y él esbozó una pequeña sonrisa. Estacionó el coche frente a L'Arte Del Gelato, salimos y entramos al local. Observamos los diferentes sabores de helado, todos parecían deliciosos. Jason pidió un Panna Cotta y yo una Stracciatella. Quise pagar, pero insistió en hacerlo él. Salimos y nos sentamos en un banco para disfrutar de nuestros helados.

—Disculpa, ¿puedes indicarme cómo llegar a esta dirección? —un chico con un abrigo azul se acercó, su capucha apenas dejaba ver parte de su rostro: la punta de su nariz y sus labios.

—Claro —respondí, notando su ligera sonrisa.

—¿Qué haces por aquí? —escuché a Jason. Lo miré y vi que le sonreía al chico.

Este último se quitó la capucha y se aproximó para abrazar a Jason. ¿Se conocían?

—Vaya, vaya, quién lo diría, encontrándote aquí disfrutando de un helado. Siempre me sorprendes. Pensé que estarías en la cabaña cazando algún animal o persona —rió un poco y me dirigió una mirada—. Tú debes de ser la famosa Nora.

—Sí, soy yo —contesté, volviendo mi atención a Jason.

Este chico debía de ser uno de los amigos de Jason.

—Oye, los demás ya están en la cabaña, yo me dirijo allá —informó el chico, y noté cómo Jason alzaba ligeramente las cejas.

—Nora, ¿te gustaría venir con nosotros? —me preguntó Jason, con un brillo peculiar en sus ojos.

«Parece que quiere que vaya», pensé.

—Sí, me gustaría conocer a tus amigos —respondí con una sonrisa.

—Esto promete ser interesante —comentó el chico con una sonrisa pícara—. Tus amigos tienen preparada una sorpresa para ti, querido amigo.

—Me pregunto qué será —musitó Jason.

Nos levantamos del banco y nos dirigimos al auto. Al arrancar el motor, noté que nos dirigíamos en la misma dirección que aquel día, pero de repente giramos por un camino diferente.

—Jason, ¿ella lo sabe? —preguntó el chico.

—Sí, está al tanto de todo —respondió Jason.

—Entonces ya lo sabes —me miró directamente—. ¿Y estás bien con eso?

—No del todo, pero... lo amo y lo acepto tal como es —tomé su mano—. Pase lo que pase, nunca me alejaré de él.

Una sonrisa se dibujó en su rostro y tuve el impulso de besarle, pero me contuve.

—Vaya... eso es amor de verdad. Me alegro por ti, amigo —comentó con una sonrisa.

Ahora que lo observo mejor, es apuesto y parece tener secretos ocultos, su mirada es enigmática, al igual que la de Jason. Nos adentramos en el bosque y recuerdo la noche de aquel incidente, un escalofrío recorrió mi cuerpo.

«Cálmate, tranquila».

Suspiré cuando finalmente se detuvo frente a una cabaña. Bajamos del auto y entramos. El lugar estaba decorado con gusto y podía escuchar voces provenientes del sótano.

—¿Qué te parece? —me preguntó Jason.

—Es encantador —respondí.

Él sonrió satisfecho y me condujo hacia una puerta que llevaba al sótano. Descendimos las escaleras y vi a varias personas reunidas, supuse que eran sus amigos. Mi mirada se posó en un estante lleno de cuchillos, lo cual me hizo tensarme un poco. Luego divisé a una chica en el suelo, atada de pies y manos con una cuerda y con cinta adhesiva en la boca, llorando.

—Chicos, ella es Nora, mi novia —anunció Jason, y observé a las personas allí presentes.

—¡Por fin! ¡Felicidades! —exclamó un chico de cabello rubio.

Nathan y Daniel se acercaron con una sonrisa.

—¡Felicidades! —dijeron al unísono.

—Gracias —respondí con una sonrisa.

—Entonces, tú debes de ser Nora —dijo un chico recostado contra la pared, su mirada era penetrante.

Me acerqué a él y le sostuve la mirada.

—¿Y tú eres...? —él esbozó una pequeña sonrisa.

—Soy James, un placer —respondió con una actitud más relajada.

—Encantada, James —respondí con amabilidad.

—El rubio es Taylor, el de la capucha azul es Gilbert, y el que está sentado en silencio es Alex.

—Oh, gracias —él sonrió—. Por cierto... ¿Quién es esa chica?

—Bueno... La trajimos para Jason, es para que se divierta.

Guardé silencio mientras la observaba nuevamente. No me gusta esta situación. Ella está claramente asustada, desesperada por irse. Puedo sentirlo. Entonces, alguien colocó su mano en mi cintura y volví la mirada hacia un lado. Era Jason.

—Chicos, ¿qué hace esa chica aquí? ¿Quién es? —preguntó él.

—Querido amigo —respondió Taylor—. Tuvimos un encuentro... agradable, pero esta chica intentó robarme mientras dormía. Por supuesto, no estaba completamente dormido, así que la atrapé en el acto.

—¿Y qué quieres que haga al respecto? —inquirió, arqueando una ceja.

—Que le des una lección —dijo Taylor con una sonrisa maliciosa.

—¿Qué tipo de lección? —preguntó, retirando su mano de mi cintura.

—Romperle algunos dedos —respondió Taylor, y Jason suspiró antes de acercarse a la chica. Quitó la cinta adhesiva de su boca y tomó su mano, arrastrándola por el suelo mientras ella gemía de dolor.

—¿Te ha dolido eso? —preguntó él, pero ella solo continuó llorando—. Parece que eres una charlatana aburrida. Quiero que hables.

La sentó en una silla, algunos observaban la escena con atención mientras sonreían, otros desviaban la mirada. Miré a Taylor, quien sonreía, pero noté que apretaba su mano con fuerza. Volví la vista a Jason... Esto parece ser lo que disfruta hacer, aunque me cueste admitirlo. Es fascinante cómo realiza estas acciones sin titubear. Vi cómo tomó su mano derecha y le quebró el dedo índice de un movimiento rápido, ella gritó y los demás rieron. Repitió el proceso con el dedo medio, ¿esto le brinda satisfacción? ¿Cómo puede sonreír mientras le causa tal sufrimiento a otra persona? Quiero comprenderlo, pero es demasiado para mí.

—¿Todavía no piensas hablar? —inquirió, tomando su dedo anular. Ella seguía en silencio y apartó la mirada mientras lloraba, gritando de nuevo al sentir que le quebraba otro dedo. Entonces, ella me miró y noté su intento por hablar. Tragó saliva y pareció decidida.

—Por favor... Ayúdame —logró decir en voz alta. Las risas resonaron en la habitación y una lágrima se deslizó por mi mejilla.

—Finalmente decides hablar —comentó, soltando su mano para tomar la otra.

—Ya es suficiente —intervine, y todas las miradas se dirigieron hacia mí. Me acerqué a Jason, clavando mi mirada en la suya—. Dije, ya es suficiente.

Él soltó la mano de la chica y se aproximó a mí, quedando a centímetros de distancia, nuestras respiraciones se mezclaban.

—Nora, no te involucres en esto —advirtió, pero interrumpí su frase colocando mi dedo índice sobre sus labios.

—Lo que hagas también es mi asunto —dije, volviendo mi mirada hacia la chica—. No puedo soportar ver cómo la lastimas. Ni siquiera te has detenido a preguntar por qué lo hizo.

Me giré hacia sus amigos.

—No conozco a ninguno de ustedes, pero tú sí, Jason. Entiendo que te preocupes por ellos, pero... ¿Nunca te has detenido a pensar si alguno de ellos te ha mentido? ¿Qué pasa si Taylor te mintió y estás lastimando a una chica inocente? Y aunque no fuera inocente... No me importa. Ustedes pueden encontrar diversión en esto, pero yo no —miré a Jason—. Yo no puedo.

Desaté los nudos que aprisionaban sus manos y pies, vi cómo su rostro se iluminaba al sentir el alivio. Colocándome frente a ella, pero de espaldas para que pudiera montarse en mi espalda, la sostuve con firmeza para evitar que se cayera. Caminé hacia la puerta y miré a Daniel.

—Daniel, ábreme la puerta —ordené con seriedad.

—Nora... —comentó, rascándose la cabeza.

—¡Ábreme la puerta! —exclamé, y él suspiró resignado.

Se aproximó hacia mí y pasó a un lado para abrir la puerta. Le agradecí y salí del sótano, llevando a la chica en mi espalda. Al llegar a la puerta principal, logré abrirla sin que ella se deslizara de mi espalda.

"Maldición, vine en el auto de Jason".

—Hey —escuché una voz y me volví. Era él.

—¿Qué quieres? —pregunté, con la guardia en alto.

Se dirigió hacia su auto, entró y arrancó el motor. Luego salió y se acercó a mí.

—Espero que estés tomando la decisión correcta... Hablaremos más tarde. Te amo —dijo, plantándome un beso en la mejilla antes de regresar a la cabaña.

Abrí la puerta trasera del coche y la senté con cuidado, cerrando la puerta suavemente antes de regresar al asiento del conductor. Observé por el espejo retrovisor y parecía estar dormida. Conduje hacia el hospital, decidida a hacerme cargo de los gastos médicos. Ella no merecía el trato que recibió. Esperaba sinceramente que se recuperara. Al llegar a la entrada del hospital, aparqué el coche y me apresuré a llevarla en mi espalda. En cuanto entramos, las enfermeras se acercaron con una camilla y se la llevaron. Me dejé caer en una silla, exhausta. Esto era mucho más difícil de lo que había imaginado. Mantener este secreto era una carga demasiado pesada.

Carlos Smith

Estacioné mi auto y entré en la empresa. Subí en el ascensor, esperé unos instantes y las puertas se abrieron. Caminé hasta mi oficina y al entrar, su mirada se encontró con la mía, regalándome una sonrisa amable. La amo tanto.

—Hola, cariño —dije acercándome y depositando un beso en sus labios.

—¿No ibas a trabajar desde casa hoy? —preguntó.

—Sí, pero surgió un inconveniente —respondí, notando un leve fruncimiento en su ceño.

—¿Qué ha pasado? —preguntó mientras me sentaba a su lado.

Le expliqué lo que Nora y Jason me habían dicho, y su rostro reflejó sorpresa.

—Querido, esto es bastante serio... La única persona que utiliza esas iniciales es tu —la interrumpí.

—Lo sé. ¿Puedes verificar si ha regresado a Estados Unidos? —pedí, y ella asintió antes de comenzar a teclear en la computadora.

—No, ella sigue en Inglaterra —informó, y dejé escapar un suspiro de alivio.

—Pero si no es ella, entonces ¿quién podría ser? —me pregunté, pasándome las manos por la cara—. No entiendo, ¿quién quiere hacerle daño a Nora? ¿Quién secuestró a mis amigos? ¿¡Quién!?

Golpeé el escritorio y sentí sus manos cálidas en mi rostro.

—Tranquilo, mi amor. Encontraremos a esa persona —dijo con dulzura, y sonreí.

Nora

Me encontraba frente a la puerta, indecisa sobre si entrar o no. "Ya deja de dudar, solo entra", me dije a mí misma. Coloqué mi mano en la cerradura y la giré, la puerta se abrió y entré lentamente. Su mirada se posó en mí y sonrió, luego movió su mano indicándome que me acercara.

—Hola —saludé al sentarme.

—Gracias por salvarme —comentó.

—Debí haber intervenido antes, lo siento —me disculpé sintiéndome desanimada.

—No te disculpes, gracias a ti estoy bien —sonrió ligeramente—. ¿Qué relación tienes con esa gente?

—El chico que te lastimó es... mi novio —noté sorpresa en su rostro—. Los demás son sus amigos.

—¿Por qué estás con alguien como él? —preguntó.

—Es una historia complicada, preferiría que lo hubieras conocido de otra manera... Él solo protege a los que ama, sin importar lo cruel que pueda parecer —ella me miraba fijamente—. ¿Puedes contarme qué pasó con Taylor?

—He tenido sentimientos por él desde hace tiempo, trabajamos juntos, y nunca imaginé que se fijaría en mí. Pero anoche lo hizo. Hablamos, comimos, y luego me llevó a un hotel —tragó saliva—. Después de compartir esa noche especial, pensé que estaba dormido y tomé su billetera. No era para robar, sino para ver su carnet de conducir, me lo había mostrado antes pero no lo había visto bien. La foto era muy linda... Se veía tan tierno. Pero entonces sentí que agarraba mi mano con fuerza y la billetera cayó al suelo, y... todo se complicó después de eso. Al final, me llevó a esa cabaña y sucedió lo que sucedió.

—Entiendo, él malinterpretó todo —comenté, y ella asintió—. No te preocupes, resolveré esto.

—Gracias —sonrió amablemente.

—Bueno, parece que tendrás que quedarte aquí por un tiempo. Tuvieron que operarte y la recuperación será larga. Tus padres deberían estar aquí pronto. Tengo que irme, volveré, no te preocupes —me levanté y salí de la habitación.

Salí del hospital, subí a mi auto, arranqué el motor y me alejé. Pasé por el auto Mac del McDonald's, pedí una hamburguesa de pollo con papas y una soda de Coca-Cola, pagué y esperé un poco. Me dieron mi comida y me dirigí directamente a casa.

Al llegar, estacioné el auto y entré al edificio. Subí al cuarto piso en el elevador, pasé la llave y entré. Subí a mi habitación, dejé la comida en la cama y me quité la ropa. Me puse algo más cómodo y me senté en la cama para empezar a comer, pero antes de hacerlo, le escribí a Jason y a Taylor para que vinieran a mi casa. Teníamos cosas que discutir. De repente, mi celular sonó. Era un número desconocido. ¿Quién podría ser? Contesté.

—¿Hola? —dije, pero solo había silencio al otro lado—. ¿¡Hola?!

—Hija —escuché, era papá.

—¿Papá? ¿Estás bien? —pregunté, pero el silencio persistió—. ¡Papá! ¿¡Estás ahí?!

—Cálmate, Nora —escuché y tragué saliva. Su voz sonaba distorsionada.

—¿Eres C.S? —pregunté.

—Claro, ¿quién más podría ser? —comenzó a reír—. Vamos, estoy esperando que me encuentres.

La llamada se cortó abruptamente.

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Bueno conejitos, este capítulo me gustó escribirlo. Espero que también les guste.
Recuerden votar y comentar lo que quieran.
Besitos <3

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