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21

Abrí los ojos, un escalofrío sacudió mi cuerpo. Sentada en la cama, observé a mi alrededor. La oscuridad aún reinaba. Revisé mi celular: 5:20 a.m.

Un nudo de desesperación se formó en mi garganta. ¿Por qué él? ¿Por qué Jason? Todo lo que creía saber de él se desvanecía en un instante. Lágrimas inundaron mis ojos. ¿Cómo podía ser posible? ¿Cómo podía estar enamorada de un asesino?

Repetí en mi mente que debía ser una pesadilla, me pellizqué con fuerza, pero el dolor agudo confirmaba la realidad.

Con mano temblorosa busqué el contacto del Sr. Larry en mi celular. Sabía lo que debía hacer, pero el miedo paralizaba mis acciones. ¿Era lo correcto? Apagué el teléfono y lo arrojé a un lado con frustración. No podía tomar una decisión.

Me recosté nuevamente, cerrando los ojos en un intento por encontrar consuelo en el sueño.

(...)

Abrí los ojos y me levanté de la cama con determinación. Descendí las escaleras y encontré a mi madre en la cocina. Mamá preparaba huevos revueltos, así que me uní a ella.

—Quiero ir a la empresa con ustedes —anuncié sin rodeos.

Mi madre alzó una ceja con sorpresa.

—¿Por qué? Pensé que aprovecharía estos días para salir con tus amigos —inquirió.

¿Qué podía decirle? ¿Qué había visto a Jason asesinar a alguien y que por eso no quería salir con él? No, necesitaba una excusa más sólida.

—Ayer tuve una discusión con Jason y no me siento cómoda estando cerca de él. Sería incómodo encontrármelo. Además, siempre salgo con ellos y ahora mismo no quiero —respondí con calma.

Apagó la estufa y se acercó a mí para darme un beso en la frente, frunciendo ligeramente el ceño.

—Nora, ¿te gusta Jason? —preguntó con una sonrisa.

—¡¿Qué?! ¡Mamá! ¿Por qué preguntas eso? —exclamé sorprendida.

—Hija, ¿es cierto o no? —insistió.

—¡Maldición! No lo sé —contesté con sinceridad.

—Está bien, pero no quiero que vuelvas a usar ese lenguaje en mi casa —advirtió con seriedad—. Bien, ven con nosotros. Seguro podemos encontrar algo en lo que puedas ayudar.

—Gracias, así podré mantener mi mente ocupada —respondí, tomando un sorbo de jugo.

Me despedí de mi madre con un beso en la mejilla y subí de nuevo a mi habitación. La idea de trabajar con mis padres me emocionaba un poco. Aunque ya sé todo sobre la empresa siempre tomo esto como una buena oportunidad para aprender más sobre el negocio y prepararme para mi eventual liderazgo en la empresa. Elegí un atuendo apropiado para la ocasión: unos vaqueros, una camisa blanca y un saco negro, junto con unos zapatos de tacón moderado. Tras un rápido arreglo personal, bajé de nuevo y me uní a mis padres que ya estaban listos.

—Luces hermosa, hija —comentó mamá al verme.

Nos dirigimos a la empresa en el coche. En el trayecto, mi teléfono sonó varias veces, mensajes de Rachel. Decidí no responderle por ahora. Al llegar, mi padre estacionó el auto y nos dirigimos hacia el edificio. Los empleados nos saludaron respetuosamente al vernos. Me di cuenta de cómo algunas cosas cambiarían cuando estuviera a cargo.

Subimos al último piso y nos dirigimos a la oficina. La secretaria nos saludó cordialmente al llegar.

—Buenos días, Sr. y Sra. White —saludó con una sonrisa.

—Buenos días, Ingrid —respondió papá, mientras que mamá simplemente sonreía.

Ingrid me dedicó una sonrisa y yo le devolví una mirada fría. No espero el día para poder despedirla. Mis padres se sentaron y se sumergieron en sus labores. Decidí sentarme en un sofá cercano. Mi padre y mi madre empezaron a discutir sobre negocios y a trabajar en sus computadoras.

Saqué mi celular y revisé los mensajes de Rachel. Le expliqué que estaba en la empresa con mis padres para distraerme de un conflicto personal. Después de enviar el mensaje, me levanté y me acerqué a mis padres.

—¿Puedo ayudar en algo? —pregunté con una sonrisa.

—Estaba esperando que lo dijeras. Necesito que vayas a la oficina de Roderick y le pidas estos archivos, por favor —me indicó papá, entregándome una lista.

—De acuerdo, volveré enseguida —respondí, tomando la lista.

Salí de la oficina y los empleados me saludaban a medida que pasaba. Llegué a su oficina y toqué la puerta, escuchando su permiso para entrar, noté su sorpresa al verme allí.

—Hace un tiempo que no te veía por aquí, señorita Nora —comentó cortésmente.

—Sí, últimamente no he estado viniendo a la empresa. Mi padre necesita estos archivos, por favor —expliqué, entregándole la lista.

Roderick asintió y buscó los archivos que necesitaba mi padre. Una vez que los tuve en mi poder, me despedí y regresé a la oficina principal.

Mientras subía las escaleras, escuché voces provenientes de la oficina. ¿Quiénes podrían estar allí aparte de mis padres? Un carraspeo me sacó de mis pensamientos, y me di cuenta de que era la secretaria.

—¿Te quedarás ahí parada? —me preguntó con una ceja alzada.

Le esbocé una sonrisa forzada y entré a la oficina. Al ver quiénes estaban dentro, sentí un nudo en la garganta. Jason estaba entre ellos, y su mirada se encontró con la mía.

—Nora, llegas en buen momento —me recibió mamá.

Sonreí y me acerqué a mi padre, tratando de ignorar la presencia de Jason.

—Aquí tienes los archivos que necesitabas, papá —le entregué la carpeta.

—Gracias, cariño —agradeció, mientras me dirigía hacia mamá.

—¿Qué hace él aquí? Te dije que no quería verlo —susurré, frustrada, en el oído de mamá.

—Las cosas se resuelven hablándolas, querida —susurró ella en respuesta, guiñándome un ojo.

Miré a la familia Smith y traté de mantener la compostura.

—Es un placer volver a verlos —dije con cortesía.

—El placer es nuestro, querida —respondió el Sr. Carlos.

Cuando mis ojos se encontraron con los de Jason, sentí una oleada de emociones difíciles de describir.

—Jason —murmuré, bajando la mirada antes de alzarla de nuevo.

—Nora —respondió, imitando mi gesto.

—Bueno, nosotros estaremos hablando de negocios. Jason, Nora, pueden ir a la sala de documentación a organizar algunos papeles, por favor —anunció mamá, provocando mi enojo.

Ella simplemente me guiñó un ojo mientras suspiraba. Saliendo primero de la oficina, comencé a caminar rápido, irritada. No podía creerlo. Ella sabía que ellos vendrían y aún así lo hizo a propósito. Ignoré los llamados de Jason mientras seguía mi camino. Sin embargo, mientras bajaba las escaleras, sentí que pisaba mal y estuve a punto de caer. Un agarre firme en mi brazo me detuvo, haciéndome chocar contra la pared. Al abrir los ojos, me encontré con Jason, su respiración mezclándose con la mía, demasiado cerca para mi comodidad.

—Te he estado llamando y me estás ignorando. ¿Qué te pasa? —preguntó con seriedad.

—Déjame en paz —dije, apartándome de su agarre y continuando bajando las escaleras.

Subí al ascensor y presioné el botón para el primer piso. Cuando las puertas se abrieron, salí y me dirigí hacia la salida. Al estar afuera, respiré profundamente, sintiéndome más tranquila. No quería estar cerca de él. Solo con verlo, me recordaba lo que había visto ayer. Jason Smith, hijo de Rebecca y Carlos Smith, era un asesino en serie, lo cual sería una noticia impactante para el mundo.

Continué mi camino hasta una cafetería cercana. Pedí un café y esperé unos minutos. Cuando me lo entregaron, pagué y me senté en una mesa. Saqué mi celular y desbloqueé la pantalla. Decidí enviarle un mensaje a Rachel.

"Jason está aquí, en la empresa".

"¿En serio? ¿Por qué?"

"Mis padres están haciendo negocios con los suyos, pero no quiero saber nada de él, así que me escapé. Estoy en una cafetería".

"Nora, ¿pasó algo entre ustedes?"

"No puedo decírtelo aún. Lo haría, pero todavía no".

"Entiendo. Siéntete libre de contarme cuando quieras".

"Gracias, eres la mejor".

"Tú lo eres más".

Guardé mi celular y me levanté, saliendo del lugar con una sonrisa. Rachel siempre lograba animarme. No sabía qué haría sin ella. De vuelta en la empresa, me encontré con la televisión encendida en la sala de espera. Estaban dando una noticia de última hora. Me acerqué para escuchar mejor y no pude evitar temblar al darme cuenta de que hablaban sobre lo de ayer... Estaban discutiendo la desaparición de ese chico... La búsqueda había comenzado.

—Esto es horrible, ¿cómo es posible que haya un asesino suelto por ahí? —escuché decir a una señora cercana.

—No puedo ni imaginar lo que sufrieron esas inocentes almas —dijo un señor mayor.

Traté de retroceder unos pasos, pero estaba paralizada. Temblaba y no sabía qué hacer. Esos cuatro habían muerto por mi culpa, y ahora ese asesino estaba en este edificio... Era demasiado. No podía con esto.

—Señorita Nora, ¿está bien? —una empleada me preguntó.

—Sí, estoy bien —logré articular antes de correr hacia el baño.

Levanté la tapa del inodoro y vomité. Pasaron varios minutos antes de que finalmente dejara de vomitar. Bajé la cadena y me enjuagué la boca varias veces, lavándome las manos después. Salí del baño y subí al ascensor, presionando el botón para el último piso. Cuando las puertas se abrieron, salí y caminé hasta la oficina de mis padres, entrando en ella. Papá y mamá corrieron hacia mí, preocupados. Les aseguré que estaba bien, pero pedí prestada la pasta dental de mamá para poder cepillarme y eliminar el desagradable sabor de boca.

Tomé mi bolso y salí de la oficina. Rodé los ojos al notar que Jason me seguía. Entré en el baño, y él me siguió de nuevo. Afortunadamente, estábamos solos. Saqué mi cepillo de dientes del bolso y lo lavé, agregándole un poco de pasta. Al levantar la vista, vi a Jason mirándome fijamente, como si tratara de encontrar algo en mí. ¿Por qué eras así, Jason? ¿Por qué seguías despertando mi curiosidad y... revolucionando mi corazón? Odio esto, estoy tan confundida.

Se acercó más a mí y volví a enjuagarme la boca. Cerré el tubo de pasta y me sequé con un pañuelo que saqué de mi bolso. Guardé mi cepillo de dientes y la pasta dental. Estaba a punto de irme cuando sentí su agarre. Me volví y lo miré, retrocediendo un paso cuando se acercó. Su ceño fruncido mostraba su confusión.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te comportas así? —preguntó, desconcertado.

—No pasa nada, simplemente no estoy de humor —respondí, tratando de mantener la calma.

—¿Escuchaste las noticias? Otro de esos chicos desapareció —dijo con naturalidad.

«¿Cómo puede fingir tan bien», pensé para mí misma.

—Sí, ahora tengo miedo de que ese misterioso asesino venga por mí —dije, tratando de sonar ligera.

—No creo que eso pase —respondió tranquilamente.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —pregunté, acercándome más a él.

—Es solo un presentimiento —dijo, calmado.

—Ya veo —murmuré, sonriendo falsamente.

Estaba a punto de abrir la puerta cuando él la cerró bruscamente. Sentí su cercanía mientras su respiración rozaba mi cuello. Era una sensación completamente nueva para mí.

—Deja de fingir, Nora. Ayer en el bosque... ¿Me viste, verdad? —su pregunta me heló la sangre, llenándome de un miedo abrumador.

«Él sabe que estuve allí. Lo sabe», pensé, sintiendo pánico.

Me volví lentamente, encontrando su mirada. Mi respiración se volvió más agitada mientras luchaba por hablar. El miedo de lo que podría hacerme se apoderaba de mí. Suspiré y apreté mis puños.

—¿Cómo...? —comencé, pero las palabras se atascaron en mi garganta.

Se alejó y comenzó a reír mientras se movía por el baño.

—No sabes cuánto tiempo he estado esperando esto, aunque fue más pronto de lo que esperaba —rio, mostrando una sonrisa maliciosa—. Bienvenida a mi mundo, Nora.

Su felicidad era evidente, pero la mía estaba completamente ausente. No sabía cómo me sentía. No había nada de felicidad en mí. ¿Cómo no me había dado cuenta antes de la clase de persona que era? Pero la pregunta más importante es: ¿Quién es realmente?

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Hola conejitos.
Aquí el capítulo de hoy.
Lo sé, algo corto.
Nos vemos el viernes, bye <3


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