19
Estoy recostada en el respaldo de mi cama, absorta en mis pensamientos, cuando el estridente timbre de mi celular irrumpe en mi tranquilidad. Mis ojos se fijan en la pantalla, y sin perder un segundo, lo tomo de inmediato.
—Conejita, ¿qué te parece si vamos al centro comercial? Estoy a punto de llegar —anuncia Jason con un entusiasmo inusual.
—¿Qué? —mi sorpresa apenas puede ocultarse en mi voz.
—Si no estás lista, te recomendaría que te apresures. Nos vemos en cinco minutos —me interrumpe, antes de que pueda decir algo más.
—¡Jason, espera! —exclamo, pero parece que ya ha colgado.
Con un suspiro de frustración, dejo el teléfono a un lado y me encamino hacia el baño para cepillarme los dientes. Al finalizar, me observo en el espejo. Con un abrigo rojo ya puesto, decido que solo necesito unos pantalones y zapatillas. Dejo mi cabello suelto, con unas ligeras ondas naturales, y añado algunos accesorios. Rápidamente, agarro mi cartera y guardo el celular dentro. Al salir de mi habitación, me encuentro con mi madre en la sala y me siento a su lado en el sofá.
—¿A dónde vas, querida? —preguntó mi madre, levantando la vista de su libro.
—Voy al centro comercial con... ¿Jason? —mi voz denota sorpresa mientras levanto una ceja, notando lo inusual de la situación.
Ella arquea una ceja en respuesta a mi expresión y comenta con calma:
—Bueno, cariño, a veces suceden cosas inesperadas.
La puerta se abrió con un suave chirrido, y mis ojos se desviaron hacia mi madre con una expresión de confusión mientras ella solo sonreía, absorta en su lectura. Los pasos se acercaban, y mi cuerpo se tensó automáticamente hasta que vi a Jason entrar. Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acercaba y le daba un beso en la mejilla a mi madre.
—Hola, cariño —saludó mamá con una sonrisa.
—Bueno, ¿ya estás lista, Nora? —preguntó él, con su característica energía.
—Primero que todo, ¿cómo entraste? —mi sorpresa apenas puede ocultarse en mi tono de voz.
Con la mayor naturalidad, Jason responde:
—Tu madre me regaló una copia de la llave.
Mis ojos se encuentran con los de mi madre, quien simplemente sonríe en respuesta.
—Bueno, volveré temprano —anuncié, depositando un beso en la mejilla de mamá, quien apenas desvió la mirada de su libro para asentir.
—Vayan con cuidado —respondió, su voz flotando en la habitación antes de sumergirse nuevamente en su lectura.
Salimos de casa y nos dirigimos hacia el elevador. Una vez dentro, esperamos en silencio hasta que las puertas se abrieron de nuevo. Salimos del edificio y me acomodé en el asiento del pasajero de su auto. Durante el trayecto, todo estuvo tranquilo hasta que noté que nos estábamos acercando a la casa de Rachel.
—¿Por qué estamos aquí? —pregunté, desconcertada.
—Ah, porque ella también se une a nosotros —respondió Jason con naturalidad.
—Me hubieras avisado... —mi voz reflejaba una leve preocupación.
Rachel salió de su casa y se acercó al auto. Abrió la puerta y se metió dentro con entusiasmo.
—¡Hola, chicos! —saludó con alegría.
—Hola, querida —respondí con una sonrisa, devolviendo su saludo.
Continuamos nuestro camino y mientras avanzábamos, no pude evitar pensar en cómo abordar el tema de Johnny. Sé que será complicado. Finalmente, llegamos al centro comercial y nos dirigimos al área de comida, donde encontramos una mesa disponible para cuatro personas. Noté algo diferente en Jason; aunque estaba tranquilo, percibí una chispa de alegría en sus ojos. Lo vi observar a su alrededor antes de que una sonrisa genuina se extendiera por su rostro. Se levantó de la silla y, al ver a quién se acercaba, quedé momentáneamente sin palabras, con la boca ligeramente abierta.
—Chicas, permítanme presentarles a Daniel Thompson, uno de mis amigos que vino conmigo desde Canadá —anunció Jason, dejándome atónita.
—Mucho gusto, soy Rachel Hughes —respondió Rachel con un apretón de manos amistoso.
—Es bueno verte de nuevo. La verdad es que no sabía que tú y Jason eran amigos —comenté mientras que Daniel tomaba asiento junto a Jason—. Entonces, eso de que tu y Jhonny fueron compañeros fue mentira.
—Quise decírtelo, pero Jason quería sorprenderte y sobre lo de Jhonny, sí, mentí pero por una buena causa —respondió tranquilamente.
—Realmente me sorprendió —mencioné, mirando a Jason. Su felicidad era evidente en su sonrisa. Deben ser muy cercanos, tal como él lo es con Nathan.
—¿Cuántos amigos tienes? —pregunté a Jason.
—Seis —respondió, tomando un sorbo de su bebida—. Ya conocen a Nathan y ahora a Daniel. Solo faltan cuatro más.
—¿Y dónde están ellos? —pregunté, curiosa.
—Tranquila, pronto los conocerás —respondió Daniel, manteniendo el misterio.
—Oh, ahí viene Jhonny —comentó Rachel, interrumpiendo la conversación.
—Rachel, ya no hables —le dije con seriedad, lanzándole una mirada significativa.
—Nora —escuché su voz tras de mí.
—Vete —respondí casi de inmediato, sintiendo la tensión aumentar.
—Déjame explicarte, yo... —comencé a levantarme de mi asiento para enfrentarlo.
—¿Explicarme qué, Jhonny? Ya sé todo lo que necesito saber, así que vete —le dije, intentando mantener la compostura, pero sintiendo la rabia burbujear dentro de mí.
Intentó sujetar mi mano, pero me liberé de su agarre con brusquedad.
—Nora —insistió, pero me negué a escuchar más.
—No quiero oír mi nombre de tu boca —le espeté, dejando en claro mi desdén.
Comenzó a reírse, pero su expresión se volvió seria de repente.
—¡Eres una maldita perra! —gritó, y en un instante mis dedos se estrellaron contra su mejilla en una bofetada cargada de indignación.
«Parece que esta es su verdadera naturaleza, un completo idiota», pensé con amargura.
Jason se levantó de su asiento, furioso, y se acercó a él con determinación.
—Si vuelves a insultarla o siquiera tocarle un cabello, te aseguro que será lo último que hagas.
Vi cómo Jhonny se acobardaba ante la amenaza implícita y, sin decir una palabra más, se marchó. Observé a nuestro alrededor y me di cuenta de que todos habían sido testigos de la escena. Odiaba cuando estas cosas sucedían en público. Regresé a mi asiento, notando la mirada reflexiva de Rachel.
—Rachel, sobre lo que acaba de pasar... —intenté empezar, pero ella me interrumpió.
—Está bien, ya tengo una idea de lo que sucedió. No necesitas explicarme nada, y... espero no volver a ver a ese idiota nunca más —dijo, sonriendo y apoyando su cabeza en mi hombro.
—Eres increíble —murmuré, devolviéndole el gesto al apoyar mi cabeza en la suya.
Luego de ese incómodo incidente con Jhonny, tratamos de retomar la normalidad en nuestra salida al centro comercial. A pesar de la tensión inicial, la atmósfera se relajó poco a poco gracias a la compañía de Rachel, Daniel y Jason. Nos sumergimos en conversaciones animadas y en risas compartidas mientras disfrutábamos de la comida en la mesa del restaurante.
Después de un rato, decidimos explorar un poco más el centro comercial, paseando por las tiendas y charlando animadamente. Daniel resultó ser un tipo muy simpático y fácil de llevar, y su presencia agregó un nuevo y agradable dinamismo al grupo.
Finalmente, cuando la tarde llegaba a su fin, nos despedimos con abrazos y sonrisas, prometiendo reunirnos de nuevo pronto. Mientras caminaba hacia el auto con Jason y Rachel, reflexioné sobre la importancia de la amistad y la fortaleza que encontramos en aquellos que están cerca de nosotros en los momentos difíciles.
Al dejar a Rachel en su casa, partimos hacia la mía, pero por alguna razón Jason bajó la velocidad.
—No quiero dejarte en casa —comentó, y levanté la mirada para encontrarme con sus ojos.
—Entonces... ¿Qué hacemos? —pregunté, buscando alguna solución.
—Bueno, si por mí fuera, te llevaría a mi casa y te encerraría en mi habitación para tenerte siempre conmigo —su expresión se suavizó rápidamente al ver mi reacción-. Tranquila, era solo una broma. Nunca haría algo así.
Tragué saliva, sintiéndome un poco incómoda por el comentario.
—No vuelvas a decir algo así —respondí con seriedad.
—Lo siento —se disculpó con un suspiro.
—Si quieres, puedes venir a mi casa y tomar una merienda —propuse, intentando cambiar el tema.
Al llegar al edificio, estacionó el auto en los espacios designados. Subimos juntos en el ascensor, y después de una corta espera, las puertas se abrieron en mi piso. Al entrar a casa, el olor tentador de comida recién hecha llenó el aire, y pude escuchar voces provenientes de la sala. Nos dirigimos hacia allí, y me encontré con una agradable sorpresa.
—¡Hija, ya llegaste! Mira a quien tenemos de invitado —exclamó mi madre, con una sonrisa radiante. Luego, su mirada se posó en él.
Sonreí y corrí hacia él para abrazarlo, sintiendo su calidez a mi alrededor mientras me levantaba en el aire.
—Es bueno verte, Nora —dijo al finalizar el abrazo, depositándome de nuevo en el suelo.
—¿Qué haces aquí, Jack? —pregunté, sorprendida por su presencia.
—Bueno, vine para tu cumpleaños - respondió con una sonrisa—. Originalmente planeaba llegar un día antes, pero estaba demasiado emocionado, así que aquí estoy.
—Qué lindo, gracias —agradecí sinceramente, aunque mi atención se desvió hacia alguien que estaba detrás de mí.
—Hola, Jason —lo saludó Jack con una mirada seria.
—Hola —respondió Jason, tomando asiento en el sofá.
Podía sentir la tensión entre ellos en el aire.
—Bueno, pronto estará lista la merienda —intervino mi madre, dirigiéndose a la cocina.
—Hmm... Creo que iré a ayudar a mamá —dije con una sonrisa forzada, sintiendo la necesidad de dejarlos a solas. Esperaba que pudieran hacer las paces.
Jason
Él se acercó y se sentó a mi lado en el sofá.
—¿Cómo has estado? —preguntó con tono amable.
—Bien —respondí, notando una tensión latente entre nosotros.
—Lo siento por todo —me sorprendí al escuchar su disculpa—. No debería haber dicho eso ese día.
—No, fui yo quien exageró. La culpa fue mía. Lo siento —respondí, mirándolo a los ojos.
Jack abrió los brazos en un gesto de reconciliación.
—Vamos —me invitó con una sonrisa.
Sonreí levemente y me acerqué para abrazarlo con fuerza. Realmente había echado de menos su presencia. Me arrepentí de haber reaccionado tan impulsivamente y haberlo golpeado, pero en ese momento mi orgullo había hablado más alto.
Después del abrazo, Jack cambió de tema.
—Por cierto, ¿ya lo sabe ella? —preguntó.
—¿Saber qué? —respondí, algo confundido por su pregunta directa.
Nuestros ojos se encontraron, y comprendí a lo que se refería.
—No, todavía no es el momento —admití, sintiendo la gravedad del tema.
Jack asintió con comprensión.
—Tienes miedo —comentó, con empatía en su voz—. Lo entiendo. Nadie aceptaría eso fácilmente. A mí me llevó un tiempo asimilarlo y entenderlo. Tal vez con ella no sea tan difícil, pero aún así, amigo, te advierto que no será fácil.
—Lo sé —asentí, agradecido por su apoyo y entendimiento.
Saliendo de la cocina, me dirigí a la sala donde Jack y Jason estaban conversando cerca uno del otro.
Nora
—Chicos, la merienda está lista —anuncié—. ¿Podrían ayudarme a llevar la comida a la mesa?
—¡Claro! Vamos, Jason —dijo Jack entusiasmado, levantando a Jason del sillón y pasando su brazo alrededor de su cuello.
Sonreí al ver su gesto amistoso, sintiendo un alivio al ver que habían hecho las paces.
Juntos, los tres nos dirigimos a la mesa y comenzamos a distribuir los emparedados, frutas cortadas y bocadillos que habíamos preparado para la merienda.
—¿Y papá? —pregunté, mirando a mamá mientras nos sentábamos a comer.
—Se quedó en la empresa, parece que estará más ocupado estos días... —suspiró mamá—. Ay, mi querido Patrick.
—Estará bien, no te preocupes —intenté reconfortarla, sonriendo ampliamente.
—Ay, Nora, a veces te pareces tanto a tu padre —comentó mamá, lo que me sacó una risa.
Observé a Jack devorando la comida con entusiasmo, mientras que Jason parecía estar absorto en sus pensamientos. Cuando nuestros ojos se encontraron, él me regaló una breve sonrisa, pero noté una sombra de preocupación en su mirada.
—Tengo que hacer algo, me tengo que ir —anunció repentinamente, levantándose de su silla y agarrando su mochila.
—Espera, ¿qué pasa? ¿Por qué te vas tan pronto? —pregunté, desconcertada por su repentina partida.
—Lo siento, de verdad tengo que irme —respondió, abriendo la puerta y saliendo apresuradamente.
Observé cómo cerraba la puerta tras de sí, sintiendo una sensación de confusión y preocupación.
«Definitivamente algo le está pasando», pensé, mientras trataba de discernir qué podría haberlo llevado a irse de esa manera tan abrupta.
Jason
Después de salir del edificio y subir al auto, conduje hasta la autopista. Mientras estaba en camino, recibí una llamada de mi papá.
—¿Dónde estás? —preguntó de manera directa.
—Acabo de salir de la casa de Nora —respondí, preguntándome qué vendría después.
—Ya veo. ¿Y qué piensas hacer ahora? —inquirió.
—Bueno, planeo ir a la cabaña. Pasaré la noche allí y también mañana —contesté, anticipando una posible reprimenda o interrogatorio.
—Está bien, luego hablaremos —dijo antes de cortar la llamada abruptamente.
Su actitud me irritó, como siempre.
Cuando llegué a la cabaña, salí del auto y entré directamente. Sin demora, me dirigí a mi habitación y me recosté en la cama. Desbloqueé mi celular y me sumergí en el grupo de mensajes de mis amigos.
"¿Cuándo nos presentarás a tu chica?"
"Pronto, tengan paciencia. Solo espero el momento adecuado", respondí.
Dejé el celular a un lado y cerré los ojos, sintiendo el agotamiento acumulado del día. Estaba realmente exhausto.
Nora
—Bueno, te mostraré tu habitación —anuncié con una sonrisa, y él correspondió con una sonrisa de gratitud.
Subimos las escaleras juntos y lo llevé a su habitación, que estaba justo al lado de la mía.
—¡Guau! Es realmente hermosa —exclamó, dejando su maleta a un lado de la cama—. Gracias por permitirme quedarme aquí.
—Eres mi invitado, así que naturalmente te alojarás aquí —respondí con amabilidad.
—No hay amigas como tú -dijo con emoción—. Y la comida de tu madre es simplemente deliciosa.
—También sé cocinar, y bastante bien —comenté.
—¿Sabes? Tu familia es diferente y eso me gusta.
—Sí, mi familia es normal, eso creo.
—Siento envidia. Después de la muerte de mi madre, todo cambió. Eso marcó profundamente a mi padre. Y para sobrellevar el dolor, se refugió en su trabajo. Me habría gustado tener un padre amoroso como el tuyo.
Me acerqué a él y le di un abrazo. Sus brazos me rodearon con fuerza, y sentí una lágrima caer sobre mi hombro. Su historia era realmente desgarradora.
—Gracias —dijo al separarnos.
—Fue un placer —respondí, y él se sentó en la cama.
—Cuéntame, ¿ha pasado algo nuevo con Jason? —preguntó de repente.
—Bueno... ha estado siendo más atrevido y sincero últimamente —dije, notando cómo abría los ojos sorprendido.
—¡Vaya! Nuestro Jason está creciendo —comentó, limpiándose los ojos como si hubiera estado llorando—. Parece que su verdadero yo está despertando.
Entendí la referencia y sentí cómo mis mejillas se encendían.
—E-eso no puede ser, ¿verdad? Bueno, supongo que es normal, pero no puedo imaginármelo así... ¿O sí? —empecé a fantasear.
—¡Oye! Tranquila. Es algo completamente normal, pero no te dejes llevar tan fácilmente. Debes mantenerte firme —aconsejó, y sentí como si estuviera hablando con Rachel.
—Es extraño hablar de estas cosas con un hombre. Es una experiencia nueva y graciosa a la vez —reí un poco—. Bueno, te dejaré solo por ahora, nos vemos.
Salí de la habitación y entré en la mía. Me cambié de ropa, agarré un libro de mi estantería y me senté en la cama para continuar leyendo. Sin embargo, no podía dejar de pensar en Jason. Estaba preocupada, segura de que algo le estaba molestando. Me gustaría que pudiera confiar en mí. Si algo le preocupa, debería decírmelo. Estoy aquí para ayudar. Suspiré y dejé el libro a un lado, acostándome y cerrando los ojos, cayendo rápidamente en un sueño profundo.
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Holis conejitos.
Aquí el capítulo de hoy, espero que les haya gustado.
Nos vemos el viernes, byeee 🫶🏻
Y gracias por seguir leyendo esta historia 🥹.
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