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17

—Hija, ya está el desayuno, levántate —escuché la voz de mamá, y mis ojos se abrieron de golpe en la oscuridad de mi habitación.

Sentada en la cama, parpadeé varias veces, ajustándome a la realidad. La luz matutina se filtraba por las cortinas, pero algo no estaba bien. Vi a mamá con una sonrisa en el rostro, pero detrás de ella, una figura oscura se recortaba en la penumbra. Un escalofrío me recorrió la espalda al reconocer a Jason, con un cuchillo reluciendo en su mano.

Mis músculos reaccionaron antes que mi mente. Me lancé fuera de la cama justo cuando el brillo metálico se hundía en el aire. El sonido sordo del impacto resonó en la habitación. Mamá cayó al suelo, y un grito desgarrado escapó de mis labios al verla herida. Las lágrimas nublaron mi visión mientras observaba a Jason, su rostro inexpresivo iluminado por una sonrisa siniestra.

—Jason... ¿Por qué? —mi voz temblorosa apenas logró articular las palabras.

—Te lo advertí, no me conoces —respondió con calma, su mirada clavada en la mía.

Me alejé de él, retrocediendo hasta tropezar y caer al suelo. Miré horrorizada cómo se acercaba lentamente, arrojando el cuchillo ensangrentado con desdén. Su mano, manchada de rojo, se posó con delicadeza en mi mejilla, pero su suavidad contrastaba con el horror que acababa de presenciar.

Aparté su mano con un estremecimiento y me arrastré hacia el cuerpo inmóvil de mamá. Desesperadamente, traté de sacudirla, de rogarle que despertara. Pero sus ojos permanecieron cerrados, su respiración ausente.

—Mamá... No me dejes... ¡Mamá! —mi voz se elevó en un grito desgarrador, y con un sobresalto, desperté, mi corazón galopando en mi pecho.

La habitación estaba tranquila, solo el eco de mi propia respiración agitada llenaba el aire. Miré alrededor, confirmando que todo había sido un sueño, una pesadilla tortuosa. La puerta se abrió de golpe, revelando a mis padres corriendo hacia mí. Sus brazos me envolvieron en un abrazo reconfortante, pero mi mente aún estaba atrapada en las sombras de aquel sueño.

—Nora, ¿qué pasó? Escuchamos tu grito —dijo mamá, su voz cargada de inquietud.

—Yo... Eh... —balbuceé, aún atrapada en la neblina de la pesadilla que había invadido mi sueño.

El asentimiento de mi cabeza confirmó la pregunta silenciosa de papá. Sí, había sido una pesadilla, pero su eco persistía en mi mente, nublando mi percepción de la realidad.

—Bueno, no te preocupes por eso, todo el mundo tiene pesadillas. El desayuno está listo, baja cuando estés lista —dijo mamá con una sonrisa forzada, intentando disipar el peso en el aire mientras me daba un beso en la frente.

Mis padres se retiraron de la habitación, dejándome a solas con mis pensamientos tumultuosos. Suspiré y me dirigí al baño, buscando algún refugio en la rutina diaria. El sonido del agua corriendo llenó la habitación mientras intentaba lavar la sensación de terror que aún se aferraba a mí.

—Todo lo que ha estado pasando a mi alrededor ha hecho que tenga sueños muy extraños —murmuré para mí misma mientras el vapor se elevaba a mi alrededor.

Después de secarme, me vestí con prisa. Opté por la comodidad de un jean y una sudadera blanca, pero mi mente aún zumbaba con las imágenes de la pesadilla. Mientras me preparaba frente al espejo, un destello de algo bajo mi cama atrajo mi atención.

Al agacharme para recogerlo, sentí un escalofrío recorrer mi espalda al leer las palabras garabateadas en el papel arrugado: Ve a la Universidad, cuando llegues a tu antiguo salón de clases verás un papel pegado en tu antiguo puesto. Atentamente, C.S.

Ella estuvo aquí, maldición, estuvo aquí y nadie se dio cuenta. 

¿Por qué quiere que vaya a la Universidad? No entiendo, ¿qué es lo que quiere? 

Mi celular comenzó a vibrar, interrumpiendo mis pensamientos.

Con manos temblorosas, desbloqueé mi teléfono y vi el nombre de Jhonny en la pantalla. Una mezcla de emociones me inundó mientras respondía su mensaje, tratando de calmar el caos que se había apoderado de mi mente.

Guardé el celular en el bolsillo y salí de la habitación. Descendí las escaleras con paso lento y me dirigí al comedor, donde me senté frente a un desayuno ya frío. Aunque la comida apenas despertaba mi apetito, me obligué a tomar algunos bocados antes de dejar el plato en la cocina y dirigirme hacia la puerta. Con un suspiro, la abrí y salí al aire fresco de la mañana.

Mamá y papá ya se habían ido a la empresa así que no hubo nadie de quien despedirse. Extraño a la ama de llaves.

Al girarme para cerrar con llave, una sensación de inquietud se arrastró por mi espalda, como si algo estuviera fuera de lugar. Ignorando el presentimiento, me encaminé hacia el ascensor y presioné el botón con impaciencia. Las puertas se deslizaron abriéndose con un susurro mecánico, y entré, seleccionando el primer piso antes de que se cerraran nuevamente.

La claustrofobia momentánea del ascensor se desvaneció cuando las puertas se abrieron de nuevo, dejándome libre en el vestíbulo del edificio. Opté por caminar esta vez, desviándome de mi rutina habitual de llamar a Jorge para que me recogiera. La idea de sumergirme en la serenidad de la caminata me atrajo, incluso si solo por un breve momento.

Esperé pacientemente en el cruce de calles, observando el flujo constante de personas que se movían a mi alrededor. Algunas me sonreían mientras avanzaban, gestos de amabilidad que devolví con una sonrisa por cortesía. Sin embargo, una pregunta persistente se abrió paso en mi mente: ¿por qué me sonreían? ¿Qué motivaba esos gestos de gentileza en medio del ajetreo de la mañana? Las respuestas eludían mi comprensión, dejándome con una sensación de desconcierto mientras continuaba mi camino por las calles de la ciudad.

Llegué a la Universidad y con algo de nerviosismo entré a mi facultad, me paré en seco frente a mi antiguo salón de clases y dude en si abrir la puerta o no, pero lo hice y al entrar me encontré a Rachel frente a mi antiguo puesto leyendo un papel.

—¿Rachel? —dije, haciendo que su mirada se clavara con la mía—. ¿Qué haces aquí?

—Por lo mismo que tú —respondió, mientras se acercaba hacia mí. Sacó un papel de su bolsillo y me lo dio, lo agarré de forma dudosa y empecé a leerlo: Hola Rachel, soy C.S. sé que Nora ya te contó sobre mí, así que también estás metida en este juego. Ve a la Universidad y entra a tu antiguo salón, en el puesto de Nora encontrarás un papel, dáselo cuando la veas.

Nunca debí de haberle contado nada. Ella estaba a salvo, ahora no.

—Lo siento... Ahora te metí en esto y puede que también estés en peligro —dije, sintiendo un fuerte dolor de tristeza en el pecho.

—Nora —agarró mi rostro—. Siempre juntas, ¿recuerdas? No importa qué, todo lo haremos juntas.

Una lágrima cayó por mi mejilla y la abracé con fuerza. 

—Tienes que leer lo que dice el otro papel —susurró en mi oído y nos separamos. Me dio el papel y comencé a leer: Tengo un juego para ti, espero que logres terminarlo antes de que se acabe el tiempo, ve al primer puesto y revisa bajo el pupitre, atentamente C.S.

Antes de que pudiera dar un paso hacia el asiento, Rachel me detuvo con un agarre firme en el brazo. Su expresión preocupada me hizo detenerme, y por un momento, me sentí tentada a ceder ante su atención. Sin embargo, con una sonrisa forzada, me solté suavemente de su agarre, ocultando mis propias preocupaciones bajo una máscara de calma.

Me arrodillé frente al pupitre con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho mientras deslizaba la mano debajo para agarrar el papel. Cada centímetro que avanzaba hacia mi objetivo estaba lleno de tensión, el papel se deslizó con facilidad de debajo del pupitre, y mis dedos temblorosos lo arrugaron antes de salir del salón junto a Rachel. ¿A qué estás jugando C.S? ¿Qué es lo qué quieres de mí? ¿Quieres jugar? Juguemos, entonces.

Mis pensamientos turbios se vieron interrumpidos abruptamente cuando sentí una mano cerrarse alrededor de la mía. Giré la cabeza rápidamente y me encontré con la mirada seria de Jason, sus ojos fijos en los míos con una intensidad que me hizo retroceder.

—¿Qué es ese papel que sacaste debajo del pupitre? —preguntó, su voz un susurro tenso cargado de preocupación y advertencia.

Las palabras se atascaron en mi garganta mientras luchaba por encontrar una respuesta adecuada.

—¿Qué haces aquí? —fue lo que salió de mis labios.

—Yo... Lo llamé —dijo Rachel, mirando hacia otro lado.

Maldije para mis adentros y lo miré fijamente.

—Iremos al baño, nos vemos en la cafetería —dije, para así seguir con mi camino.

Entramos al baño de chicas y cerré la puerta con un suspiro de alivio. La soledad del lugar me permitió enfocarme en el papel arrugado que sostenía en mis manos temblorosas. Con manos que apenas lograban mantener la calma, desdoblé el papel y leí las palabras escritas: Ve a la cafetería, la señora que sirve la comida te dará un papel. Es mejor que no le digas a nadie más sobre esto. Tengo a alguien que te está vigilando y que es cercano a ti.

Un escalofrío recorrió mi espalda mientras las palabras se hundían en mi mente. ¿Alguien cercano a mí? La idea era desconcertante. Mi mente comenzó a dar vueltas, tratando de encontrar respuestas. Descarté a Jason de inmediato. Rachel tampoco era una opción, y Jhonny estaba completamente ajeno a la situación. ¿Podría ser alguien más cercano de lo que creía?

Guardé el papel en mi bolsillo y salimos de allí, vi a Jason recostado de la pared y al verme se acercó.

—Necesito que me cuentes qué está sucediendo. Tu actitud es inusual —su tono reflejaba una mezcla de enojo y preocupación.

Lo miré, sintiendo su mirada penetrante sobre mí mientras trataba de procesar las palabras del mensaje y las implicaciones de lo que estaba ocurriendo. ¿Cómo podría explicarle la situación sin ponerlo en peligro? Mi mente trabajaba a toda velocidad, buscando una respuesta que pudiera satisfacerlo sin revelar demasiado, pero al final no se me ocurrió nada.

—Vayamos a la cafetería —logré decir.

La cafetería rebosaba de gente charlando y comiendo mientras Rachel y Jason se servían algo para el almuerzo. Luego de que fueran a sentarse, la señora se acercó a darme el papel y se fue como si nada hubiera pasado.  

—¿No pediste nada de comer? —preguntó Rachel al ver que me acercaba a la mesa.

—No tengo apetito —respondí al sentarme.

De repente, una sensación incómoda me hizo sentir observada. Mis ojos escudriñaron el lugar en busca del origen de la mirada, pero ni Jason ni Rachel parecían ser los culpables. Siguiendo mi instinto, giré la cabeza y allí estaba él: un chico de piel morena con ojos café y cabello rizado, vestido con una simple pero llamativa combinación de ropa. ¿Por qué estaba solo?

Decidida a descubrirlo, me levanté y caminé hacia él con una sonrisa en el rostro, aunque mis pensamientos se agolpaban en mi cabeza. Al sentarme frente a él, supe que tenía que indagar.

—¿Por qué me mirabas antes? —pregunté, enfrentándolo con una mirada firme.

El chico me devolvió la mirada con seriedad, sus ojos revelando muy poco de lo que pensaba.

—¿Quieres que vaya directo al grano? —preguntó, su tono neutro.

Asentí con la cabeza, sintiendo el corazón latir con fuerza en mi pecho. Se inclinó hacia adelante, apartando su comida y acercándose más a mí.

—Jhonny no es quien crees que es. Eres más inteligente de lo que pareces, no te dejes engañar. La decisión es tuya si me crees o no —sus palabras fueron cortantes, cargadas de seriedad.

Antes de que pudiera formular una respuesta, se levantó y se alejó, dejándome atónita y llena de dudas. Me levanté rápidamente, abandonando la cafetería en busca de respuestas. Y allí estaba él, apoyado contra la pared con una expresión imperturbable.

—¿Por qué me dijiste eso? —pregunté, desesperada por entender su motivación.

—¿Nunca visitaste la facultad de Jhonny? Bueno, nuestra facultad, ya que yo estudié allí —aclaró con una mirada seria y penetrante.

—No, nunca fui. Una vez quise acompañarlo, pero él no quiso que fuera... —respondí, sintiendo un escalofrío recorrer mi espalda al recordar la reacción evasiva de Jhonny.

—¿Por qué crees que no quiso que fueras? Nora, él no es la persona que crees. Mañana te esperaré en Rudy's Bar & Grill. Necesitas saber qué tipo de amigo tienes —añadió, su tono serio contrastando con la sinceridad que emanaba de sus palabras.

—Está bien, nos vemos —dije, sintiéndome confundida pero decidida a descubrir la verdad. Con un último vistazo a su rostro serio, me adentré de nuevo en la cafetería.

Me acerqué a ellos y les dije que iba a ir a un lugar, Rachel me miró preocupada y le di una sonrisa tranquilizadora, salí de la cafetería y ese tipo ya no estaba. No le pregunté su nombre. Me dirigí al campus y me senté en las gradas, saqué el papel de mi bolsillo y lo abrí lentamente: Ve al salón de informática y a la computadora numero 15, levanta el teclado y ahí encontraras otro de mis papeles, buena suerte.

Me levanté de las gradas y me fui del campus. Sentí una presencia detrás de mí y, reaccionando por instinto, giré rápidamente y propiné una patada en la pierna de quien fuera que me acechaba. Mi agresión sorprendió tanto a la persona que cayó al suelo, y en un instante me encontré a horcajadas sobre ella, una navaja en mano apuntando a su cuello. Sin embargo, cuando vi quién era, mi sorpresa eclipsó cualquier sentimiento de ira.

—Qué atrevida —dijo, con una sonrisa juguetona, mientras sus manos se posaban en mi cintura. Me sonrojé instantáneamente y me aparté rápidamente, dejando caer la navaja.

«No había escuchado su risa desde hace días», pensé mientras él se ponía de pie, todavía sonriendo.

—¿Jason, qué estás haciendo aquí? ¿Me estás siguiendo? —pregunté, alzando una ceja con curiosidad.

—Solo quería saber qué estabas haciendo. Además, Rachel también está actuando de manera extraña —respondió, y por alguna razón, su presencia me reconfortó.

—Solo voy a buscar algo al salón de informática, ¿me acompañas? —le pregunté, y asintió con la cabeza, siguiéndome en silencio hasta la puerta del salón.

Al abrir la puerta, todos los estudiantes se volvieron para mirarme, y el profesor me abordó con una pregunta.

—Nora White, ¿necesitas algo? —inquirió.

—Sí, solo vengo a buscar algo —respondí, avanzando hacia la computadora número 15.

Después de encontrar el papel, salí del salón, preguntándome cómo C.S. había logrado infiltrarse en la universidad. Yo puedo entrar tranquilamente porque el guardia ya me conoce, pero... ¿Cómo entró ella? La curiosidad me consumía, pero sabía que debía mantener la calma y estar alerta.

De repente, Jason agarró mi brazo, deteniéndome en seco. Su rostro mostraba una mezcla de preocupación y autoridad cuando noté que se mordía el labio con fuerza, causando que sangrara. Instintivamente, pasé mi pulgar por sus labios, sintiendo una conexión instantánea entre nosotros.

—¿Qué pasa? ¿Por qué te muerdes el labio así? —pregunté, preocupada por él.

—Nora, ¿qué está pasando? Has encontrado otro papel, ¿verdad? —preguntó, autoritario pero con una nota de preocupación en su voz.

—No te preocupes, Jason. Te lo explicaré después —respondí, tratando de calmar sus nervios—. Por cierto, ¿dónde está Rachel? —agregué, tratando de desviar la atención del momento tenso.

—Fue al gimnasio a ver qué hacen los estudiantes de Educación Física —respondió Jason.

Reí ante esa respuesta, más bien ella fue a ver si hay alguien sexy y con buen cuerpo.

En cuanto nuestros ojos se encontraron, Rachel me dedicó una sonrisa mientras sostenía un balón de baloncesto. La vi dirigirse hacia el almacén para guardar la pelota mientras Jason se apresuraba a encontrar un asiento. Aproveché ese momento de distracción para sacar el papel que había encontrado.

"Este es el último", rezaba el mensaje, advirtiéndome sobre la inminencia del peligro. Mis manos temblaban mientras absorbía cada palabra. La urgencia en el tono del mensaje me obligaba a actuar con rapidez. Una sensación de pánico se apoderó de mí mientras trataba de descifrar el enigma planteado.

Mi mente trabajaba a toda velocidad, intentando conectar las piezas del rompecabezas antes de que fuera demasiado tarde. Releí la nota una vez más, buscando alguna pista que pudiera haber pasado por alto. Y entonces, una idea comenzó a formarse en mi mente, una sospecha que me heló la sangre.

Hay una bomba.


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Holaa conejitos.
Amé escribir este cap, así que espero ustedes también lo amen.
Nos vemosss <3

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