A veces canto para un corazón que las almas sensibles anhelan.
A veces egoísta le llamo porque la quiero para mí.
No entiendo cómo una mujer tan sencilla puede encantar tanto a los hombres cansados, frustrados de la guerra.
Nos atrae a ella con sus encantadores ojos libertadores,
con su tacto suave sobre nuestros rostros cuando termina la lluvia.

Efímera pero que renace...
No vive, pero tampoco muere.

Llega después de que todo se incendia,
regresa luego de que me golpean con sus metales pesados.

Ella desea ser de todos... Es incondicional.
Con los brazos abiertos recibe al viejo, al enfermo, a aquella mujer que decidió salir del tormento al que alguna vez llamó amor, a aquel niño después de que su madre le besara para consolarle.

Y aunque el tirano la encarcela celosamente,
mientras siempre haya quien le quiera... Eternamente besara la libertad.

Su ternura, es la verdadera revolución.

-Frieden