Capitulo uno: ¿Vida tranquila?
Mi nombre es Janet y tengo dieciocho años. Resido junto a mi hermana Bonnie y mi padre adoptivo Stu. Mi padre biológico falleció y, a causa de circunstancias relacionadas con abuso doméstico, tanto Bonnie como yo fuimos puestas en adopción, siendo Stu el único que decidió adoptarnos, lo cual es un ser robótico.
En mi niñez, me vi en la necesidad de abandonar la escuela debido a la falta de dinero esto me llevo a trabajar en cuestión. Esta decisión tomó lugar debido a la situación de Bonnie, quien requería fondos para costear sus materiales escolares e incluso su educación privada. Por consiguiente, me vi en la obligación de trabajar junto a mi padre Stu para garantizar nuestro sustento y un futuro para mí hermana. A pesar de todo, considero que mi vida es plena de momentos divertidos. Reconozco que la escasez económica no define mi forma de ver la vida. Más bien, agradezco por lo que tengo en este momento.
Desperté con dicha en mi cama; al sonar la alarma, rápidamente la apagué, a pesar de las notorias ojeras que cargaba. Me preparé para llevar a Bonnie al colegio y, al levantarme me dirijo al baño, ya estando frente al espejo del baño, esbocé una sutil sonrisa al acariciar mis mejillas con suavidad.
...
Durante el desayuno, mientras preparaba unas tostadas con mantequilla de maní y mermelada para Bonnie, suspiré, observando cómo estaban listas. Las guardé en su lonchera y, al acercarme al cuarto nuevamente acaricié las mejillas de Bonnie.
- cinco minutos más, Janet - murmuró la pequeña, entre sueños y con restos de saliva en el rostro.
Sonreí, levantándola de la cintura, lo cual la sorprendió. Comenté sobre su peso ligero a pesar de su altura para la edad.
- Tan solo tengo nueve años, hermana - respondió Bonnie, ruborizada, y me golpeó suavemente en las mejillas - Eres molesta.
Intenté besarla en la mejilla, pero ella cubrió el gesto con su mano, afirmándome que odiaba los besos en esa zona. La situación resultó cómica, y tras intercambiar risas, la despedí con un beso en su mejilla al verla partir hacia abajo, llamando a nuestro padre.
Al verla marchar, mi cuerpo colapsó, inclinándome hacia el suelo con una mirada desanimada, envuelta en la oscuridad de la habitación.
- no pude dormir bien hoy, odio el insomnio - me queje al osbervar mi mano entre mi visión temblorosa y borrosa.
Al levantarme, mis ojos se posaron en una foto familiar que reposaba en la ventana. Al abrirla, permití que la luz del sol inundara mis retinas, siendo sorprendida por el abrazo de Stu, quien se había acercado silenciosamente.
- Es hora de trabajar, hija - expresó el robot, con un cierre de ojo y una risa quebradiza.
- Estás en lo correcto. Debo partir, casi lo olvidaba - respondí con jovialidad, consciente de las tareas que me aguardaban.
...
Narra Janet
Debo aparentar ser fuerte y madura, para que Bonnie pueda estudiar y tener una vida normal, no como la tuya cuando eras pequeña, Janet, no como la tuya y tú padre que te maltrató.
Un movimiento repentino delante de mí me sorprendió y volví a la realidad. Era Fang, chocando manos delante de mí con una sonrisa en sus ojos entrecerrados, quien me habló con orgullo: "Janet, si quieres, puedo cubrirte. Pareces un poco "colapsada", no sé si esa es la palabra.
- Es "cansada", y nope, me encuentro bien, te lo prometo - jugueteando con el cabello de Fang, desordené su peinado hasta volverlo irreconocible.
- Vamos, Janet, sé que tienes dos trabajos, conmigo en el cine y como acróbata con tu padre - Fang se quitó el gorro, sonriendo, pero al ver mi sonrisa forzada y mis ojos cansados, dejé de fingir.
- Es normal tener dos trabajos, estoy acostumbrada a tener muchas cosas que hacer. Tranquilo, muchas gracias, pero estoy bien, te lo prometo - al alejarme hacia el baño, Fang me tomó de la cintura y al mirarlo, mis ojos cansados hablaron por sí solos.
- Oye, Janet... - Fang hizo una pausa antes de continuar con su propuesta-. Quería salir contigo como viejos tiempos. ¿Qué te parece? ¿Recuerdas cuando estudiábamos juntos antes de que te fueras?
Cerré los ojos un segundo y al abrirlos, respondí de forma clara y concisa: "No".
Sin explicaciones adicionales, simplemente dije "no", lo cual bastó para que Fang me soltara y se retirara con sonrojo, extendiéndome un paquete de maquillaje.
- Sé que eres hermosa sin maquillaje, pero esas ojeras no desaparecerán solas - Fang pestañeó y, tras sus palabras, solté una risa tierna.
"Gracias"
Respondí
...
Cuando fui al baño, me lavé el rostro y al hacerlo, no pude resistir mirarme detenidamente. Mi figura destacaba, con un cuerpo bien desarrollado y un pecho prominente. A pesar de mis dudas, Fang tenía razón: era una chica de una belleza envidiable, con curvas voluptuosas y una facciones angelicales. Sin embargo, mis ojeras y la furia en mis ojos eran mis únicas imperfecciones, de igual manera unas heridas en mi espalda y muslos. Mis ojos vacíos siempre han sido así, no es algo reciente, provocando incomodidad o incluso miedo en quienes los observan.
Al acariciar mis ojeras, intenté disimularlas y al sonreír, solo resaltaba mi hermosa sonrisa, capaz de alegrar el día a cualquiera que la viera.
- Soy hermosa, Fang tiene razón, pero mis ojos y ojeras no hacen justicia a mi belleza - al maquillar mis ojos para ocultar las ojeras que la arruinaban.
Finalmente culminé y al observarme, me vi reflejada en mis ojos negros, quedando hipnotizada por un momento. Una llamada de mi padre, Stu, interrumpió mi ensimismamiento, informándome sobre un trabajo urgente que debía cubrir.
Al salir del baño, me encontré con Fang, quien me saludó con un gesto de su brazo derecho.
- Hola de nuevo - mencionó con cierta tristeza en su mirada.
Respondí con una broma para alejar cualquier energía negativa: "Mírame, me veo mucho mejor así", con los ojos cerrados y sacando la lengua.
Fang rió y escuchamos un grito a lo lejos. Era el jefe regañando a nuestros amigos por no estar en el trabajo, lo que desató risas entre nosotros.
Después de conversar con el jefe, acordé trabajar el doble al día siguiente para poder acompañar a Stu, culminando con un apretón de manos firme.
- Eres una excelente trabajadora. ¿Qué te parece si no vienes mañana y trabajas el miércoles en su lugar? - propuso el jefe con una mirada juguetona.
Aunque la idea no lucía mal, un presentimiento me llevó a rechazarla, prefiriendo completar mis tareas de una vez.
Al despedirme del jefe, sentí su mirada lasciva y al cerrar la puerta, susurré un insulto, ajustando discretamente mi atuendo para no resaltar tanto.
- set bonita es una maldita molestia - me susurré a mi misma.
Mientras paseaba por la calle más tarde de lo habitual, mi cuerpo comenzó a fatigarse. Decidí abordar un autobús, y al hacerlo, mi mirada se posó en la ventana. Poco después, cerré los ojos y me quedé dormida por un momento, sumergiéndome en un pequeño sueño de mi infancia. Me veía a mí misma jugando con una pelota, lanzándola repetidamente contra la pared. En ese momento, mi padre me tomó de la mano y, con su rostro borroso, me dijo algo que en aquel entonces no comprendí: "no debes ser estúpida como tú madre".
No entendía el motivo detrás de sus palabras, pero al sentir su firme agarre y al ver cómo la pelota quedaba atrás, las lágrimas inundaron mis ojos al darme cuenta de que mi único juguete había sido abandonado.
Al llegar a casa, mi padre me jaló de las orejas mientras desabrochaba su cinturón. Dos azotes en mis muslos y estómago dejaron marcas visibles, pero ya no sentía el dolor de los golpes. Solo me embargaba un sentimiento de odio hacia ese hombre. Al verlo fumar a lo lejos, mi pequeña hermana Bonnie lloraba en su cuna. Apenas con nueve años, mis manos, cubiertas de heridas, cambiaron el pañal de mi hermana y le prepararé leche minutos después.
...
¿Dónde estás mamá?
No lo sé.
¿Por qué no regresas?
No lo sé.
¿Por qué me dejas sola con papá?
No lo sé.
¿Por qué las heridas ya no duelen?
No lo sé.
¿Por qué nadie sabe de tu paradero desde hace un mes?
No lo sé.
¿Por qué papá no me deja entrar al sótano?
No lo sé.
¿Por qué papá se enfurece cada vez que menciono tu nombre?
No debes descubrir la razón.
¿Por qué la casa huele a muerte desde hace tiempo?
"No bajes al sótano, Janet".
Al abrir los ojos, noté que mis ojos enrojecidos del cansancio. Mi celular mostraba llamadas perdidas de papá, mientras esperaba el autobús. Al ver los mensajes de Stu, decidí jugar un rato antes de contestar la llamada.
"Tus doscientas fichas están completas".
- Tal vez necesito un poco de Brawl stars para relajarme - pensé para mí misma. Al responder la llamada de Stu, le informé que estaba cerca, justo cuando el autobús se detenía.
- Ya bajé en la parada, ven a buscarme - dije mientras me miraba en la pantalla del celular.
Al ver mi reflejo en la pantalla, una cicatriz en el cuello me recordó un pasado doloroso. Al acariciar la cicatriz, sentí un vacío en mi mente mientras Stu me daba la dirección del trabajo. Sin prestarle mucha atención, me bajé del autobús y me dirigí a trabajar con la mente en blanco, lista para afrontar lo que viniera.
Necesito crecer.
Necesito ser fuerte.
Necesito garantizar la felicidad de Bonnie.
Necesito encontrar fuerzas. Soy fuerte, Janet, tú puedes.
Eso fue lo que pasó por mi mente justo antes de sufrir el colapso.
Con la mirada fatigada, llegué a mi lugar de trabajo y al solicitar un vaso de agua, mi cuerpo reaccionó de forma negativa, colapsando debido al agotamiento. De repente, me convertí en el centro de atención, pero no de la manera en la que hubiera deseado.
"Deja de aparentar ser fuerte"
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