Extra 1: Almas.
Este capítulo tiene contenido LGBT. Si no te gusta leer algo así, simplemente no lo leas. Pero no es nada agresivo.
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Gael Dagger era un joven que había pasado toda su vida tratando de ocultar un terrible y aberrante secreto, bueno, "terrible y aberrante" eran las palabras que él siempre se repetía cada vez que su mejor amigo; James y él, se besaban como los dos enamorados que eran.
Su amor surgió desde la infancia. Al principio fue inocente, tal vez solo se veían como buenos amigos. Pero el tiempo fue pasando y esa inocencia se convirtió en deseos reprimidos y besos fugaces. Pero, para Gael era claro que no estaba dispuesto a arriesgar el buen nombre de su familia mostrando a la luz tal aberración.
La sociedad es superficial y discriminatoria. Jamás permitirían ver a dos hombres amarse con tanto deseo como lo hacen Gael y James. Ambos, estaban destinados a estar ocultos y a no trascender, aunque para su hermano Ansel, que era el único que conocía el secreto, no era problema alguno.
Ansel los apoyaba abiertamente, pero para Gael, nunca fue suficiente. Nunca estuvo de acuerdo en exponer su realidad, pues temía al "que dirán". Por eso decidió llevar su relación a escondidas de todos y ocultó su "defecto" bajo una capa de joven rebelde, mujeriego y feliz. Cuando en el fondo de su corazón, no había más que un amor profundo e inimaginable hacia su mejor amigo.
Y así transcurrieron los años. Gael se conformó con una relación oculta, pero James ya no lo soportaba más y cada vez tenían más discusiones, pero ¿quién los aceptaría en esa sociedad? Nadie los vería como lo que realmente eran: Una pareja que se amaba profundamente. Siempre los verían como una aberración, algo enviado por el diablo para contagiar a todos. Así funcionaba la mente de Gael, y para ser sinceros, en pleno año 1810, él tenía toda la razón.
Por eso James decidió irse lejos. Muy en el fondo sabía que nadie los aceptaría, y que era muy probable que tomaran reprimendas contra ellos y sus familias. Pero Gael siempre iba a visitarlo a la propiedad de su hermano Ansel, solo que esa vez, James ya no aguantó más y lo rechazó... en cambio, Gael, decidió esconder sus sentimientos una vez más, visitando la cantina del pueblo para emborracharse a más no poder.
Esa noche había bebido tanto, que ni siquiera recordaba cómo había llegado hasta el palacio de Ansel.
Gael, llamó a la puerta y quién le abrió fue la persona que menos se esperaba ver, el responsable de su estado alcoholizado y de sus noches de insomnio: el amor de su vida.
—¿Gael? —lo miró con desaprobación —¿Esa es la vida que quieres para ti?
—Es la vida que me merezco por ser tan cobarde.
Hubo un silencio entre los dos, y luego, James inspiró profundo y habló:
—No pienso volver a tener esta discusión contigo —agarró a Gael fuerte por el brazo —Vamos, te acompañaré a tu habitación.
James intentó moverse, pero Gael, a pesar de estar terriblemente ebrio, hizo todo lo posible por no dar ni un paso.
—¿Qué haces?
—Me quiero quedar, quiero dormir aquí. El césped de este jardín es muy suave, ¿sabes qué le hacen los paisajistas para que esté así de perfecto? Desde que Jane vive aquí todo está tan hermoso.
—No puedes dormir en el cesped, Gael —volvió a hacer fuerza —Vamos, no estoy para tus tontadas. —y esta vez logró hacer que caminara escaleras arribas.
Pero lo que James no calculó, era la imponente figura de Gael. Todos los Dagger compartían esa enorme complexión: musculosa y robusta, como si cada uno de ellos hubiera sido esculpido a partir de una roca impenetrable. A diferencia de James, aunque se acercaba en estatura, se mantenía esbelto y ágil, una figura más sutil en medio de la fortaleza de Gael. Esa desventaja se volvió evidente cuando, al subir las escaleras hacia la segunda planta del palacio, Gael se tropezara llevándose a ambos al suelo. El golpe fue contundente, el eco se apoderó del pasillo, y la intensidad del momento se volvió palpable.
—Gael, ¿estás bien? —fueron sus primeras palabras al caer al suelo, pues él no se había hecho daño, pero Gael había caído de boca.
—No...
James lo miró más de cerca por la poca iluminación, ya que era bien tarde en la madrugada, y notó que su ceja sangraba.
—Mira lo que te sucede por estar bebiendo como un loco.
—Estoy loco por ti, James —James sintió un frío recorrer su espina dorsal, pues a pesar del estado de embriaguez de Gael, él sabía que sus palabras estaban llenas de verdad y dolor —Estoy tan loco por ti que ni ebrio logro olvidarte.
Otra vez hubo un silencio entre los dos. Gael oprimió unas lágrimas, y James inspiró profundo, tratando de sacar la poca fortaleza que le quedaba. Él sabía que la historia de ambos no era más que un bucle repetitivo lleno de amor, pasión, dolor y vergüenza. Ya James no lo podía soportar más, no podía seguir tolerando la vida que tenía Gael: acostándose con mujeres, cortejando a jovencitas para mantener las apariencias, y embriagádose en los clubes para caballeros. Él ya no quería permitir que Gael lo mantuviera en la oscuridad, aunque muy en el fondo, sabía que ese era su único destino.
—Gael... no quiero escucharte más —James, se colocó de pie y luego Gael hizo lo mismo como pudo.
—No quieres escucharme porque también sientes lo mismo —una lágrima salió de sus ojos marrones —Porque si sigo hablándote terminarás besándome, porque eso es lo que siempre haces luego de una discusión... corres a besarme y ya no nos volvemos a separar.
Y así era. Cada vez que discutían, James siempre lo perdonaba lanzándose a sus brazos y besándolo hasta más no poder. Pero no esa vez, James ya no soportaba esa vida. Él odiaba el miedo que Gael tenía al aceptar su amor públicamente, pero también se odiaba al reconocer que su amor no tenía futuro alguno en esa sociedad.
—No hoy, Gael.
—¿No hoy? —Gael caminó hacia James, quedándose a escasos centímetros de su cuerpo —¿Estás seguro que no?
—Sí.
James se encontraba acorralado entre el enorme cuerpo de Gael y una pared. Lo único que le quedaba era aplicar fuerza y tratar de separase, pero mientras más presión hacía, más Gael le impedía alejarse.
—Solo dime que no estás seguro. Lo veo en ti, James. Cada espacio de tu piel está gritando que no me aleje, y tu corazón —colocó su mano en el pecho de James, justo en el lado de su corazón, y al comprobar lo que sospechaba, elevó la comisura derecha de sus labios —Late con tanta fuerza que en cualquier momento va a explotar.
—Aléjate Gael, me quiero ir.
—Si lo dices...
—Gael... voy a perder la paciencia.
—Solo admite que me extrañas tanto como yo a ti, y me alejo.
—¡Gael, basta!
—¡Dilo!
James no pudo más con la impaciencia, sus nervios, la presión y el deseo profundo que tenía de besar sus labios. Y eso fue justamente lo que hizo...
Así que de un impulso logró empujar a Gael, su espalda dio contra la pared del otro extremo y entonces lo acorraló. A centímetros de su rostro, desafiante, deseoso de volver a probar esos labios que lo enloquecían. En un gesto automático, James le sostuvo el cuello con una mano.
—¡Si te extraño! —lo soltó en un impulso incontenible —Y en este instante te demostraría lo mucho que te amo, ¿satisfecho?
Gael solo miró el rostro de James, así de cerca, con esos ojos verdosos y su cabello color caramelo hecho ondas rebeldes. Entonces, alzó la comisura derecha de sus labios, consciente de que se encontraban solos en el corredor del segundo piso, de que eran altas horas de la noche y que nadie pasaría por ahí, de que hacía calor, que sus piernas estaban bastante cerca la una de la otra.
—Entonces... ¿qué esperas para besarme?
—No puedo, no quiero volver a hacer esto... lo de nosotros es... dañino —dijo James.
—¿Dañino?
Gael ladeó su cabeza, con los ojos chispeantes por el alcohol, y con una sonrisa ladina caminó hacia James y lo acorraló sin resistencia. Esta vez era él quien tenía el control. Lentamente, llevó una de sus manos hacia el cuello del joven de ojos verdes.
—¿Estás seguro? —repitió, y esta vez acercó aún más su rostro. Con la punta de su lengua le dio una lamida a los labios de James; desde el inferior hasta el superior, y luego se lamió sus propios labios frente a él...
—¿Cómo es posible que algo que es dañino nos cause tanto placer, James? —dijo, y lo desafió con la mirada.
Tenerlo así de cerca luego de tanto tiempo. La lamida, el ligero apretón en el cuello. Fueron cosas que James ya no pudo aguantar.
Y por eso lo besó. Luego lo empujó hasta que su espalda chocó contra la otra pared frente a ellos. Ahora era el joven de ojos verdes quien tenía el control. Sin pensarlo, volvió a besar a Gael. Era un beso cargado de deseo, de añoranza, de dolor, de amor, pero también era necesitado, con ganas de reclamar algo. Entonces su cuerpo reaccionó como siempre lo hacía cuando estaban juntos, y se pegó más a él hasta que se amoldaron el uno contra el otro.
Ambos se sumieron en aquel beso que tanto habían deseado, y muy pronto sintieron su intimidad dura. En busca de estar más cerca, ambos se pegaron aún más hasta frotarse.
Y luego Gael tomó las riendas y sujetó el cuello de James. Convirtió el beso en algo más provocativo, lleno de lamidas y movimientos lentos.
Lo dominó por completo, hasta que entre besos dijo:
—¿Me amas? —su voz fue un susurro.
James respiraba aceleradamente, en cambio Gael respiraba un poco más pesado, pero con los ojos puestos en James.
—Más de lo que podría explicar.
Gael alzó la comisura derecha.
—Esto está... —intentó decir James.
—Shhh...
Gael metió la mano dentro del pantalón de James, sacó su miembro e hizo presión con su palma.
Mientras que James miraba fijamente el apretón, y el hecho de que Gael admiraba su miembro con los labios separados ligeramente por el deseo, todo eso envió aún más sangre a esa zona y sintió que se endurecía aún más.
El siguiente paso, Gael fue aún más inesperado. Con su mano libre sacó su propio miembro, que estaba igual de duro, y se pegó más a James de modo que tenía los miembros en sus manos, haciendo que se tocaran. Entonces, comenzó a hacer movimientos lentos con sus caderas, de adelante y hacia atrás, ambos sintiendo esa maravillosa fricción, los dos duros, calientes, mientras que se acorralaban contra la pared.
Gael atacó la boca también. Besó a James de nuevo, y mientras tanto, con una mano apoyada en la pared, empujó las caderas contra James de forma repetitiva, aún lenta.
Ambos tenían la respiración hecha un desastre. James quiso tomar el control de los besos, pero por Dios, la piel del miembro de Gael contra la del suyo, sumado al ligero líquido que salía de ambos, sumado también a la mano de Gael haciendo presión entre ambos, específicamente el pulgar acariciando esa zona sensible.
Todo lo debilitó y soltó un jadeo sobre sus labios. Gael sonrió y se lamió los labios, y sin dejar de frotar con la mano ambos miembros, habló:
—Quiero que vivamos juntos. Quiero que todos sepan lo nuestro, no importa cuales sean las consecuencias.
Entre la sorpresa por escuchar esa petición, y la rabia que le otorgó el haberla escuchado en el estado en que estaba Gael, James aprovechó el momento para alejar al joven Dagger de él.
—Te creeré cuando vengas y me lo pidas en sobriedad —se alejó aún más del joven.
—Mañana, James, mi visita estará acompañada de un anillo y una propuesta de matrimonio —.tuvo que alzar la voz pues James ya estaba bastante lejos.
—Entonces ahí aceptaré. Hasta mañana, Gael.
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