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Capítulo 9: Solo es un juego.


Propiedad de campo del vizconde Chadburn.

(Hace catorce años)

Hoy es un día especial, un día que espero con ansias toda la semana. Hoy mi hermano viene a visitarme. Como de costumbre, fui hacia el prado de flores nomeolvides para divisar a lo lejos cuando su carruaje gire en la siguiente curva, desde aquí tengo la vista perfecta para avistar su llegada.

Me senté entre las flores que se han convertido en mis favoritas, no solo por su hermoso significado e historia, sino por las tantas veces que hemos estado ellas y yo solas bajo el sol de la mañana, mientras leo un libro, o para mirar el atardecer con la fresca brisa hechando a volar mi cabello.

Alcé la vista y lo vi: Su carruaje.

Corrí hacia la mansión y le avisé a mi tía que ya Theon llegaba, él siempre se quedaba el fin de semana… a partir de hoy tendríamos dos días para disfrutar de su compañía en este confinamiento que mi padre nos obligó a tener a mi tía y a mí.

Unos pocos minutos después su carruaje estaba en frente de nosotros, él bajó sonriente y yo no esperé a que me abrazara, simplemente corrí hacia sus brazos para abrazarlo fuerte.

—Te extrañé mucho, hermano.

—Y yo más, mi pequeña zanahoria. —Besó mi mejilla —Te traje un regalo —Lo miré sonriente.

Theon abrió un poco más la puerta del carruaje y me mostró que en el asiento en frente del de él habían unos mazos, aros y pelotas de colores.

—¿Para qué sirven? —Pregunté, pues nunca había visto algo así.

—Son para jugar al croquet.

—¿No es un juego mayormente para hombres? —Habló mi tía.

—No tía, todos lo juegan, pero nadie espera que las mujeres lo ganen —Volteó a verme y acarició mi mejilla delicado —Pero yo quiero que Jane sea una experta jugándolo, quiero que ella demuestre que las mujeres también son capaces de hacer cualquier cosa.

—En ese caso —Mi tía sonrió —Hagamos de nuestra niña una gran deportista.

Actualidad

La tarde era espléndida, el clima de verano era refrescante aunque a veces resultaba ser sofocante, pero agradecí que unas nubes nos protegieran del sol.

Aquí estábamos todos, parados a la redonda del porta mazos, observando los instrumentos como depredadores hambrientos. Un buen jugador sabe que su partida depende, mitad de su ingenio y la otra mitad del mazo que elija… y eso todos los presentes lo sabíamos.

—Lancemos una moneda —Sugirió Philips, el pretendiente de Lizzy, quien había aceptado gustoso la invitación a jugar.

—Yo digo que el más joven elija —Habló Lizzy.

—Mejor que sea por orden alfabético —Dijo Erick.

—O mejor, que escoja primero al que se le ocurrió jugar —Replicó Gael.

Todos sugerían una forma adecuada para elegir los mazos, pero aún así no nos poníamos de acuerdo.

—¡Oigan! —Todos hicieron silencio y me miraron expectantes —¿Dónde quedó la caballerosidad? ¿Por qué simplemente las mujeres no escogen primero? —Sugerí.

Hubo un silencio.

—Ciertamente tiene razón, milady, por favor, escojan ustedes primero. —Pidió Gael en un tono amable pero algo impaciente.

Lizzy eligió un mazo de color rosa sin pensarlo dos veces.

Solo quedaban los colores: Blanco, azul, rojo, verde y negro.

El mazo azul, casi siempre es escogido por jugadores traicioneros, los que tratan de confundir a sus oponentes con jugadas sin sentido para luego ellos hacer su tiro perfecto. El mazo blanco, siempre es escogido por alguien que juega bien, pero que evita el conflicto. El mazo rojo, la mayoría de las veces es escogido por los astutos, los sigilosos, los que atacan cuando menos te lo esperes. El mazo verde, es escogido por personas competitivas, personas que solo se concentran en vencer un único oponente. Mientras que el mazo negro, es todo lo anterior, ese es el mazo más envidiado, es el que trae la buena suerte, el de los jugadores fuertes, implacables y despiadados, es el mazo que los hombres siempre pelean para obtener.

Los chicos me miraban con cierta sorpresa e intensidad, pero el que más intenso me miraba era Gael, y no era la mirada cálida y coqueta de esta mañana, esta vez me veía con el entrecejo arrugado y la mandíbula tensa… y la explicación a eso era, porque mi mano escogió el mazo de color negro.

—¿Segura que quieres ese mazo? Es el más grande y pesado —Mintió Gael, todos los mazos son del mismo tamaño y peso.

—Ahora que recuerdo… —Interrumpió mi hermano —Tú siempre escogías este mazo, amigo mío —Se escuchaba cierta burla en su tono de voz.

—No es cierto… —Aclaró con cierta indiferencia.

—Sí que lo es… —Sacó el mazo rojo —Mientras que yo siempre escogía el rojo, tú te peleabas con Erick por el negro —Theon rió a carcajadas.

—Tómalo si quieres, a lo mejor te sientes desprotegido sin él —Lo reté, si todo salía como pensaba, él lo iba a rechazar, porque así son todos los hombres: no les gusta aceptar que tienen miedo a perder.

—No, es tuyo —Habló a regañadientes mientras sacaba el mazo verde.

—Bueno, ya que todos están conformes —Philips sacó el mazo blanco —Comencemos a jugar.

Justo en ese instante escuchamos el rechinar de las rejas de la entrada a la propiedad y todos volteamos a ver de qué se trataba, pues no habíamos escuchado de la llegada de ningún carruaje.

—¡Ansel, ven a jugar con nosotros! —Le gritó Lizzy, pero él ni siquiera volteó a verla.

Se trataba de un joven de cuerpo fornido y gran tamaño, con el cabello tan negro como el ébano y desordenado. Desde aquí no lograba verle el rostro, pero su ropa era lo contrario a elegante. Si bien Erick viste impecable y Gael viste algo más relajado, este joven vestía rebelde, como si no le importara nada a su alrededor; con su camisa blanca remangada hasta sus antebrazos, algunos botones desabrochados en la parte de arriba y lo único que parecía elegante eran los tirantes de su pantalón, los cuales traía puesto, resaltando aún más su figura fornida. Venía sosteniendo las riendas de un enorme y hermoso caballo de color negro que hacía contraste con su cabello, y en su hombro derecho traía colgada una chaqueta negra con cierto deje y despreocupación.

—¿Cómo lo lleva? —Preguntó mi hermano junto a Erick y Gael.

—Creo que su aspecto lo dice todo. —Respondió Gael y los tres hermanos y Theon miraban al joven que se estaba perdiendo de nuestra vista.

—Por lo menos escuchó a madre, y está aquí con nosotros durante un tiempo —Habló Erick con una tristeza evidente en su rostro.

—¿James se está haciendo cargo? —Preguntó Theon, mientras que los hermanos asintieron.

—Gracias al cielo que esa escritora no ha descubierto que regresó —Prosiguió Gael.

—No, él solo se ha limitado a cabalgar en el bosque y luego se encierra en su habitación —Respondió Lizzy.

Mientras que ellos conversaban de algo que claramente no teníamos ni idea, Philips y yo los mirábamos sin entender, o al menos yo no entendía nada porque parecía que Philips tenía cierta tristeza en su mirada mientras escuchaba cómo hablaban del joven misterioso.

—No se preocupen, está con ustedes y no solo en ese palacio, verán que pronto lo irá superando. —Theon le dio un ligero apretón al hombro de Erick en señal de apoyo.

—Así es… —Erick suspiró con tristeza y lo miró a los ojos —Ahora solo juguemos…

El croquet: No es simplemente golpear una pelota a través de unos aros en un orden específico, requiere de táctica, planificación y precisión. Muchos se enfrascan en tratar de llevar su bola hasta el final en cada turno, en cambio yo, utilizo algunos turnos para bloquear y confundir a mis contrincantes, dejándolos en un laberinto sin salidas.

Y así nos posicionamos todos en el precioso jardín, rodeados de flores y exuberantes árboles con los pequeños aros sembrados en el césped.

—Comienza quien tenga el mazo negro —Informó Philips y todos me miraron, esperando mi movimiento.

Sonreí con perspicacia.

—Le cedo mi turno a Lord mazo verde —Todos rieron burlones al ver el rostro tenso de Gael.

En el juego me transformo en otra persona…

Gael no desaprovechó la oportunidad y logró colar su bola a través del primer aro. Luego, él me hizo una reverencia mientras se quitaba su sombrero de copa. Sentía todos los ojos sobre mí, me ajusté mis guantes de seda, me concentré en mi objetivo y como era de esperarse también la colé por el aro.

El sonido leve de las bolas al ser golpeadas, las risas de todos cuando alguien no lograba colarlas y los aplausos cuando era un tiro perfecto, eran lo único que se escuchaba en aquel enorme y hermoso espacio verde.

Mientras que todos se divertían: Theon sonreía como hacía tiempo no lo veía, Philips le dejaba el camino limpio a Lizzy para que no tuviera dificultad en colar las pelotas. Erick solo se divertía, en cambio, Gael y yo competíamos arduamente para así obtener el título de ganador.

A medida que la partida avanzaba, la tensión entre nosotros era palpable. Nos esforzábamos al máximo, tratando de superar al otro y llevarnos el título de campeón, y era tan difícil, incluso parecía imposible, ya que nuestros movimientos y estratégias eran tan parecidas que inclusoparecíaque nos leíamosla mente.

No fue hasta que nos dimos cuenta de que el sol comenzaba a ponerse en el horizonte, y que todos estaban aburridos, ya que sus partidas habían culminado. Algunos se cansaron y otros perdieron sus bolas entre los arbustos, pero aún quedábamos Gael y yo en pie…

Su tiro había sido un fracaso, en su próximo turno tendría que sacar su bola de entre una columna y unos arbustos sin salirse de la línea, en cambio a mí me tocaba en ese momento; nuevamente sentí todas las miradas encima de mí, mi bola estaba en medio de dos arbustos… me concentré bien, respiré profundo y…

—¡¡Sí!! —Gritaron todos.

—¡¡Jane es la campeona!! —Gritó Lizzy.

Mientras que todos aplaudían y reían, Theon me estaba levantando en el aire, miré a Gael y ya no tenía esa mirada competitiva, ahora me miraba con una sonrisa genuina y de felicidad.

—Felicidades, milady, me demostró que es toda una jugadora diestra. —Me felicitó el joven sonriente, dejando ver ese hoyuelo en su mejilla.

—Se lo dije, milord, aún no ha nacido nadie que pueda vencerme —Sonreí y él volvió a hacer una reverencia mientras se quitaba su sombrero de copa.

—Sin dudas es usted una caja de sorpresas, milady. —Habló sin apartar sus ojos cálidos de los míos.

—Lo tomaré como un cumplido, milord —Sonreí.

—Espero verla esta noche en el baile de máscaras, será difícil que usted pase desapercibida con su evidente belleza. —Habló con dulzura, y yo no pude evitar sonrojarme.

—Le sorprenderá saber que será difícil encontrarme —Sonreí —Lo reto a que lo haga.

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Hola, hola.

¿Les gustó el capítulo?

¿Están listos para asistir a un baile de máscaras?

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