Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 41: Algo que decir.

Ansel.

  Siento que tengo una daga insaciable empalando mi corazón. Con cada palabra que le decía, la certeza de mi ruina se tornaba más aguda, como un eco amargo que resonaba en mi pecho. Ni siquiera las cicatrices que me dejó Mortimer dolieron tanto como las merecidas palabras que ella me escupió a la cara. En medio de ese caos, anhelaba su perdón por mi explosión de rabia, eso era lo que más necesitaba.

Soy un imbécil.

Esperé largo tiempo en la playa, contemplando el vasto horizonte del océano, dándole el tiempo necesario para que llegara al palacio. Las suaves olas, con su incesante murmullo, me acompañaban en mi tortuoso arrepentimiento, transformando cada instante en un retazo de dolor. Cuando la arena dejó de deslizárseme entre los dedos, decidí cabalgar de regreso, acorralado por mis propios fantasmas.

  Llegué en corto tiempo. A cada paso ignoré a los que me rodeaban, deseando no desatar mi ira sobre nadie más. Pasé junto a James mientras peleaba con mi camisa, como si esta estuviese impregnada de espinas que se adherían a mi piel. No me atreví a mirarlo, ni siquiera cuando lo escuché preguntar por el origen de mi tormento. Conociéndolo, sabía que esperaría el momento indicado para visitar mi alcoba y descubrir qué ocurría.

Mis palabras regresaban a mi mente, como sombras danzantes en una pesadilla recurrente. ¿Por qué soy tan idiota? ¿Por qué no soy capaz de ser feliz? Es asfixiante. Una vez atravesada la puerta de mi despacho, desgarré mi camisa del cuerpo, sintiendo el alivio momentáneo que prometía la liberación. Dirigí mis pasos al estante repleto de licores, y elegí la botella más fuerte de lo que tenía.

Cada sorbo, largo y penetrante, me recordaba lo miserable que me sentía, como si el brandy pudiera anular la rabia que me embargaba. Mis manos temblaban de furia, y el corazón golpeaba con una fuerza tal que parecía querer huir de mi pecho, como si en su frenético latido gritara por liberarse de las cadenas del sufrimiento que yo mismo me había impuesto.

—¡Se puede saber qué atrocidad le hiciste ahora a Jane!

Esperaba la inminente e inevitable visita de James, pero lo que jamás me esperé fue escuchar esa voz furiosa que no pertenecía a mi mejor amigo.

Voltee a verlo al instante.

—Si tener a un metiche rondando en mi palacio era molesto, tener a dos, es cansino —Eso fue lo primero que dije. No un saludo, no un abrazo, no una petición de ayuda.

—No le hables así a Gael. —Defendió James y cerró la puerta del despacho detrás de su entrada impecable. —Jane se está mudando de habitación, no quiere compartir un espacio donde tengas una puerta de acceso a su tranquilidad.

No me esperaba esa reacción por parte de ella. Yo soy incapaz de entrar en su habitación sin permiso, soy incapaz de hacer algo que ella no quiera... Probablemente mi rostro fue de sorpresa, pero aún así preferí mantenerme a la defensiva.

—Me sorprende que justo sean ustedes dos quienes intenten reparar mi vida amorosa. —Volví a disparar, y permití que el alcohol del brandy quemara mi garganta.

—No seas mezquino Ansel, te puedes ganar un puñetazo mio —Advirtió Gael. Me sorprendía lo similares que éramos en este punto: volátiles.

—No soy mezquino —Me encogí de hombros —Soy realista, y sí, me merezco un puñetazo... más bien me merezco varios.

—Eres un idiota.

Observé lentamente a mi amigo, con una sonrisa burlona en mis labios humedecidos por el alcohol.

—¿Jameson Hall lanzando un insulto? —Me reí con ironía —Esto es totalmente nuevo para mí.

—Si no cambias tu actitud con Jane, lo vas a lamentar. —Advirtió Gael, mientras me apuntaba amenazante con su dedo índice.

—Hermano, —Suspiré derrotado —Estoy intentando cambiar mi actitud con ella, pero ya lo estoy lamentando.

—¿Por qué eres así? —Preguntó James, exhausto, probablemente por la cantidad de veces que ha intentado hablar conmigo sobre el tema —La amas, tú mismo me lo confesaste ¿por qué no te abres a una nueva oportunidad?

—Sabes por qué, James —Lo miré furioso, mientras lo apuntaba con mi mano sosteniendo la botella, cuyo contenido ya iba por la mitad.

Las imágenes de nuestra discusión vinieron a mi mente. Recordar el odio en su mirada, la forma en que aclaró su garganta, probablemente para expulsar la tristeza de su voz en el instante que me disparó aquella palabras. Esas razones hicieron que me detestara más.

—Eres un cobarde... —Respondió Gael, cansado de discutir.

—Tú también lo eres hermano mío, y te agradezco que me dijeras a la cara lo que piensas de mí, para así yo también hacerlo.

—Maldito. —La rabia en sus ojos cafés era evidente. Le había dado justo en el blanco, así como él lo había hecho conmigo.

—Soy un cobarde —Confesé, cansado de estar a la defensiva —Y no sé cómo solucionar las cosas con ella.

James sonrió. En sus labios había una fina línea curvada hacia arriba que destellaba ingenio. Lo conocía bastante bien como para darme cuenta de que tenía una idea.

—Por suerte para ti, tienes un amigo bastante ingenioso.

—¿Qué tienes en mente? —Pregunté, ansioso.

—Iremos al teatro.

—¿Qué te hace pensar que Jane aceptará una salida al teatro? —Inquirí.

—Yo me encargo de convencerla. —Agregó Gael.

Vi la reacción de Jane, y una simple visita al teatro no iba a ser suficiente para pedirle perdón. Necesitaba sorprenderla, necesitaba decirle una verdad.

—No será suficiente... —Dije al fin —Pero tengo una idea. —Miré a mi hermano —¿Podrías convencerla también de que asista a la inauguración del nuevo navío?

—Cuenta conmigo, pero te advierto, —Sus ojos parecían haber cambiado de color, parecían haberse oscurecido —No lo vuelvas a arruinar.

Asentí.

—¿Cómo piensas convencerla?—Preguntó James intrigado, haciendo sonreír a mi hermano con malicia.

—Una de las ventajas de pasar tanto tiempo contigo Jamie, es haber aprendido a persuadir. Y a este punto, mi poder de persuasión es incluso mejor que el tuyo. —Noté una sonrisa imperceptible en los labios de James, una que disimuló mirando hacia otro lado.

—Espero que lo logres hermanito.

—Cuenta conmigo.

🥀🥀🥀🥀

Al día siguiente.

El bosque de Whingbury se destaca por ser rico en cedro. Gracias a su aroma característico, durabilidad y resistencia a insectos, es utilizado para la fabricación de armarios, cofres y revestimientos de interiores. Pero esta no es la única riqueza que posee el Condado.

Mi difunto suegro, antiguo duque de Whingbury, poseía diez navíos; cinco veleros y cinco impulsados por vapor. Pero yo logré sumar a la flota nueve más, para así lograr la suma de diecinueve navíos. Dedicados exclusivamente a la transportación de pescados y mariscos hacia otras regiones. 

Jústamente hoy, es la inauguración del navío número veinte. Este será el encargado de realizar el viaje más extenso e importante de mi flota. Este navío visitará la India, con el fin de llevar el primer cargamento de madera preciosa a esa región.

   Todos los habitantes de Whingbury estaban aquí, unidos a muchos visitantes de la capital, incluso de toda Inglaterra. Si bien era importante que Jane; como mi duquesa, participara en la inauguración, yo no tenía pensado obligarla a asistir luego de nuestra discusión. Estaba dispuesto a inventar algún malestar para justificar su ausencia, pero dada la necesidad imperiosa que tenía de arreglar las cosas con ella, más la sorpresa y confesión que quiero darle, su participación era inminente para llevarlo a cabo.

La brisa del mar acariciaba suavemente la playa, donde la arena dorada se extendía hasta perderse entre el horizonte y las oleadas de un océano azulado. Era un día soleado, aunque la frescura del aire anclado a la orilla creaba un contraste perfecto con la calidez del sol que se deslizaba sobre el agua. La resplandeciente multitud se reunía animadamente para celebrar la inauguración.

Las banderas de colores ondeaban con entusiasmo en las pérgolas que mandé a colocar en la playa, las risas y murmuraciones de los invitados se mezclaban con el rugido lejano de las olas y el graznido de las gaviotas. En medio de todo este esplendor lleno de invitados, risas y comentarios, la única mirada que deseaba captar era la de ella...

Jane se encontraba al borde de la multitud, acompañada por James y una doncella, sonriéndole a todos mientras la saludaban. Llevaba un hermoso vestido azul que me recordaba al océano, mismo color que representa la bandera del Condado.

A mi lado se encontraba Gael. Vestido de forma elegante con un traje gris y camisa blanca, con el cabello recogido en una coleta baja y las manos entrelazadas en su espalda.

—Necesito que hagas algo por mí. —Le dije, casi en un murmullo.

—Mientras que no sea saludar a aquellas señoras que no dejan de verme cual trozo de carne. —Sonrió, pero yo ignoré su broma.

—Hay algo que quiero confesarle a Jane, pero no va a querer dar un paseo conmigo si se lo pido.

—Estás abusando de mi poder de persuasión, hermanito —Murmuró —Debo decirte que casi no logro convencerla de que viniera hoy, y cuando le comenté que la obra de teatro de esta noche se realizaría en honor a ustedes dos, fue cuando ella aceptó.

—Por favor —Dije al fin.

—¿Ansel Dagger suplicando? —Sonrió —Recuerdo que la última vez, fue cuando querías que te ayudara a convencer a padre para que te regalara a Dara. No parecía muy convencido porque les temías a los caballos, pero hoy eres un gran jinete.

—Eres un idiota —Lo miré furioso.

—Está bien... solo quería hacerte sufrir un poco por lo que le has hecho a Jane.

Diciendo esto, Gael comenzó a caminar hacia Jane. No recordaba que el cabello de mi hermano estuviera tan corto. Al parecer se lo había cortado hacía poco, dejando una pequeña coleta que le quedaba por la nuca.

Los observé desde la distancia. A pesar de la belleza del día, el rostro de Jane se mantuvo impasible cuando mi hermano comenzó a hablarle. Luego frunció el ceño. Claramente vi cuando ella negó con su cabeza, se cruzó de brazos y dirigió su mirada furiosa hacia mí por unos segundos. En ese instante supe que el poder de convencimiento de mi hermano había fracasado.

—Dice que no tiene ganas de perder el tiempo acompañando a alguien que detesta. Que suficiente tiene con acompañarte en el discurso y el teatro —Dijo mi hermano una vez que llegó a mi lado.

Sentí un calambre de frustración en mi pecho, pero esta vez no pensaba huir de ella.

—Tengo que buscar la forma de convencerla de que hable conmigo.

—Si yo no pude, va a estar muy difícil... ella aún está muy decepcionada, Ansel.

Un par de horas más tarde, el evento alcanzó su punto culminante. Jane y yo nos encontrábamos en la tarima. Mi esposa observaba a todos con una sonrisa que desearía que me dedicara a mí. Mientras que yo me encontraba recitando en mi interior el discurso que tenía planeado para todos... para ella.

Las luces del sol empezaban a dar cuenta del ocaso, y el aire se llenaba de la fragancia del mar. La multitud guardó silencio en el instante en que alcé mi mano. Por instinto, mi mirada se dirigió a Jane. Ella estaba ahí, a mi lado, y a pesar de estar tan cerca se sentía que estuviese a kilómetros de distancia. Algunos mechones de su cabello rojizo se movían con el viento, sus hermosos ojos se mantuvieron fijos en mí por un corto instante, por un momento, mi corazón se detuvo con tan solo verlos.

—Queridos amigos y distinguidos invitados. Gracias por acompañarnos en este día tan especial —Comencé.

Al pronunciar esas palabras, sentí como los murmullos entre la multitud se desvanecían, y el mundo a mi alrededor se desdibujaba en un vago susurro. Continué, mi voz vibrando con sinceridad.

—Este navío, representa no solo nuestra prosperidad y el avance, sino también lo más valioso que tengo en mi vida.

 
Miré de soslayo a Jane. Con el eco de mis palabras resonando en el aire.

—Por ello, me complace anunciar que este barco que nos dará a conocer más allá de nuestro continente, se llamará: “Jane”.

Jane me miró al instante. Al principio, su expresión fue de sorpresa, como si no pudiera procesar lo que había escuchado. Sin embargo, en un instante, vi cómo su mirada se volvía vidriosa, las lágrimas acumulándose en sus ojos, un signo que rezaba porque fuera de emoción. Finalmente, la confusión dio paso a la rabia, y, en un arranque de furia, dio la vuelta y salió huyendo de ahí.

 
  Corrí detrás de ella. Dejé atrás la celebración, y me adentré en el bosque detrás suyo. Jane iba corriendo unos metros más adelante. Su nombre en mi garganta comenzó a raspar de la cantidad de veces que le grité para que se detuviera. Y cuando el cansancio se apoderó de ella, fue que pude alcanzarla.

—Ansel… —Murmuró, su voz un eco apenas audible sobre su respiración agitada por la carrera.

—Perdóname, Jane. Pido perdón por las cosas que dije, por los gritos...

—¿Por qué...? —Repitió ella, tratando de recobrar el aliento, y con algunas lágrimas asomándose por sus ojos.

—Lo tenía planeado desde que su construcción culminó. —Intenté acercarme, pero ella se alejó hasta que su espalda chocó con el tronco de un árbol.

—¿Por qué mi nombre? 

—Porque eres mi esposa y...

—Podrías haberle puesto el nombre de la mujer que amas y nadie sabría de quién se trata. —Me sorprendió la dureza de sus palabras, pero ese era el momento indicado para contarle aquello que tanto quería decirle:

—No existe tal mujer, Jane.

Sus facciones reflejaron sorpresa. Sus ojos se abrieron con desmesura, brillando con una luz inesperada que podía interpretarse como esperanza o asombro. Sus cejas se levantaron, dando un aire de incredulidad, mientras un leve temblor en sus labios comenzó a notarse. En ese instante, su mirada se tornó profunda, como si estuviera intentando descifrar la veracidad de lo que acababa de escuchar.

—¿Qué dijiste? —Su voz se escuchó molesta.

—Que no existe tal mujer...

—¿Por qué mentiste? —Comenzó a caminar lentamente hacia mí. Sus ojos me mantenían la mirada con frialdad.

—Porque intenté hacer que te arrepintieras con lo de la boda, aún así no lo logré... y me alegro de que fuera...

—¡Eres un maldito mentiroso! —Sus manos atacaron mi pecho con furia.

—¡Jane por favor!

—¡¿Pensabas permitir que mi familia se arruinara?! —Me empujó contra el tronco de un árbol con todas sus fuerzas —¡¿Todo porque no querías casarte?! —Unas lágrimas surcaron sus mejillas.

No, no estaba dispuesto a permitir que nadie le hiciera daño. Definitivamente, Landon no iba a ponerle un solo dedo encima. Estaba dispuesto a pagarle a toda la sociedad para que no hablara. Pensé en ofrecerle a Landon mi último barco, con todas mis conexiones comerciales, a cambio de que se alejara de Jane. Sin embargo, en el instante en que pronuncié esa mentira, comprendí la cruda realidad: nada de eso serviría. Los rumores siempre existirían, y ese maldito de Landon jamás dejaría de acecharla. La única salida era el matrimonio entre nosotros, y no me arrepiento de haberme entregado a ella frente al altar.

—Estaba pensando en otra forma de protegerte...

—¡No vuelvas a dirigirme la palabra nunca más en tu triste vida Ansel Dagger!

Al pronunciar esas palabras llenas de odio, se dio la vuelta y desapareció, dejándome solo y con las esperanzas de ganarme su perdón. No era un simple idiota, era un cobarde, prisionero de mis propios miedos y dudas. Pero de una cosa estaba seguro, y era que no tenía pensado rendirme hasta obtener su perdón.

🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀

Hola, hola.

Hasta que por fin actualizo.

¿Alguien más que yo ama los capítulos narrados por Ansel?

Por los mares surcará un barco con el nombre de Jane.

¿Pensaron que no volverían a leer a Gael? ¿Qué creen de él y James?

Díganme todo lo que quieran por aquí. :)

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro