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Capítulo 4: Bienvenida a Londres.

  El camino fue largo y extenuante. Aunque prefiero el campo y su tranquilidad, no podía evitar estar deslumbrada con lo hermoso que era Londres: El suelo de hierba y tierra en su mayoría fue sustituido por calles empedradas, los extensos campos fueron cambiados por mansiones hermosas, la oscuridad de la noche y el cielo estrellado fueron sustituidos por las velas y los candelabros… ya no estábamos en el campo, ahora esta era nuestra nueva vida.

  Al menos esa vista la pude ver por un instante, y aunque no viviríamos en el centro de la ciudad, sabía que estaríamos muy cerca de ella para poder visitarla las veces que quisiéramos.

Nuestro carruaje continuó su camino hacia las afueras de Londres, para otra vez encontrarnos en un camino de tierra e irregular y con campos de lavanda a un lado y un bosque al otro.

—Es extraño que la vivienda principal esté fuera de Londres  —No pude evitar opinar.

—Tu padre compró hace varios años una propiedad en el condado de Fairytale, no es tan lejos como donde solíamos vivir, solo queda a media hora en carruaje del centro de Londres —Explicó tía Margaret.

—Al parecer a ese monstruo le gustaba vivir en la tranquilidad del campo —Comenté.

—Le gustaba, porque así no tendría vecinos que los juzgaran, al menos no tan cerca —Agregó Theon y el azul de sus ojos estaba inquietantemente molesto.

—No piensen en eso ahora, piensen en las cosas que están por vivir. —Mi tía sonrió sin mostrar sus dientes mientras que yo me quedé en silencio mirando el paisaje a través de la ventana.

   Había llegado el momento de poner en práctica todo lo que tía Margaret me enseñó estos años, y aunque me aterraba la idea de encontrarme con toda clase de hombres, siempre tendría presente sus palabras:

—Recuerda, Jane, el día que debutes conocerás a toda clase de hombres…

—Aún no lo creo, tía Margaret ¿Si nos vistes? Somos diferentes a todas las demás, no creo que alguien se fije en mí —Mi tía Margaret comenzó a reír a carcajadas.

—No somos diferentes, mi niña —Sonrió con dulzura —Somos únicas, y tu aspecto será el que más resalte el día de tu debut, te lo aseguro.

—¿Entonces por qué nunca te casaste? —Esa era mi mayor curiosidad, nosotras somos iguales, pero lo que nos diferencia es que la tía tiene los ojos verdes como esmeraldas, ella tuvo que haber brillado en su momento como el lucero más grande del cielo.

—¿Quién dijo que no lo hice? —Sonrió con nostalgia. —Escúchame bien, Jane, estoy a punto de darte mi mayor lección.

Me invitó a sentarme a su lado en el sofá de mi habitación.

—Conocerás a toda clase de hombres, algunos serán tan tontos que vendrán a hablarte de sus logros y títulos, pero otros serán tan inteligentes que te halagarán con piropos superficiales, ninguno de ellos es el indicado… También conocerás a un único hombre que te hará reír, que te preguntará cómo estás, que se convertirá en tu mejor amigo, y por último te dirá que eres única para él, ese es el indicado mi niña.

—¿Y tú conociste a ese hombre? ¿Dónde está ahora, tía Margaret?

Suspiró con tristeza.

—Lo malo de conocer a ese hombre es, que él también es único para tí, y cuando no esté, no podrás conocer a otro igual a él —Me miró y esos hermosos y brillantes ojos verdes estaban hechos cristales —Yo me casé en mi primer año de debut, nos enamoramos en el instante en que nos vimos y tres años después mi esposo sufrió un terrible y fatal accidente, después de eso ya no pude rehacer mi vida, pues con su muerte mi corazón también murió.

—Lo siento tanto tía…

—Pero no te detengas mi niña, un día llegará tu momento, no te frenes a conocer el amor. No todos los hombres son iguales a tu padre y no todas las historias de amor tienen los mismos finales.

    El matrimonio de tía Margaret duró poco. Su esposo no era adinerado, por eso, una vez que murió, ella tuvo que volver bajo el cuidado de su hermano; mi padre.

   Al llegar, el carruaje se detuvo frente a la enorme vivienda. Nuestra mansión era una de las más grandes del condado. Era un condado pequeño, relativamente cerca de la gran ciudad, con grandes parcelas de campos de lavanda para comercializar su té y jabón, y con el lujo de poseer terrenos interminables de bosque.

La fachada era hermosa; tenía un empedrado claro, una gran entrada llena de margaritas y desde donde estaba podía admirar sus grandes ventanales de cristal.

  Justo en la entrada, nos esperaban tres personas del servicio: a la izquierda había un señor mayor vestido de negro y con guantes blancos y a la derecha una señora que estaría pasando por sus setentas, su cabello blanco perlado estaba recogido en un perfecto moño trenzado y tenía un vestido color rosa claro bastante conservador, y en el centro, una joven quizás unos pocos años más mayor que yo, de cabello largo y castaño, ojos marrones y figura esbelta, vestía con un vestido gris claro de mangas largas. Las tres personas tenían una sutil sonrisa de bienvenida en sus labios mientras veían cómo mi hermano nos ayudaba a mi tía y a mí a salir del carruaje.

—Tía Margaret, Jane, les presento a Mary, a Prinsley y a Beth; mi Nana, nuestro mayordomo y gran amigo, y tu dama de compañía, Jane. —Mi hermano sonrió al verlos y corrió a abrazar a los ancianos.

Ely, mi antigua dama de compañía y gran amiga, se quedó en nuestra antigua vivienda, pues ahí estaba toda su familia, los cuales son muy unidos, y no iba a obligarla a alejarse de ellos.

—Lady Margaret, Lady Jane —El señor hizo una reverencia —Es un placer tenerlas finalmente con nosotros.

—Lady Margaret, Lady Jane —La señora hizo una reverencia hasta donde sus piernas cansadas le permitieron —Bienvenidas a casa.

—Lady Margaret, Lady Jane, es un honor tenerlas aquí con nosotros —Habló la joven.

—Por favor, no tienen que hacer una reverencia cada vez que nos vean. —Les pedí.

—Gracias por cuidar a mi sobrino, y a usted, Mary —La miró —Gracias por no separarse de Theon cuando estuvo enfermo, es usted un ángel, todos lo son —Habló mi tía.

—Nunca lo abandonaría, milady. —Respondió la señora.

—Prinsley, llama para que suban el equipaje, informa que es bastante extenso y pesado —Pidió mi hermano —Vamos adentro para que conozcan su nuevo hogar.

Entré mirándolo todo deslumbrada. Los colores de las paredes eran en su mayoría blancos y azules. Los salones eran amplios y con muebles hermosos y tapizados elegantes. La decoración era muy parecida a la que la tía tenía en la mansión del campo, tal vez Theon quería hacernos sentir como en casa en nuestro nuevo hogar: Tenía adornos con un estilo campestre, lindos candelabros de plata en cada esquina y hermosos cuadros de paisajes adornando sus paredes.

—Lo mandé a decorar todo muy parecido a la mansión, quería que se sintieran cómodas en todo momento —Informó Theon.

—Es hermoso mi niño, pero nosotras estamos cómodas donde sea mientras estés tú a nuestro lado. —Dijo mi tía con una dulce sonrisa en sus labios.

  Mientras tía Margaret siguió el recorrido acompañada de Mary, yo me quedé rezagada mirando deslumbrada todo el lugar, se notaba que el papel tapiz, las alfombras y los muebles eran nuevos en su totalidad. A leguas se notaba que Theon había mandado a remodelar todo para que nada le recordara las pesadillas que vivió aquí junto a nuestro padre. Miré cada obra de arte que había colgada en la pared, eso era algo que amaba tanto: mirar las pinturas y analizarlas. Cada cuadro tenía una historia, un sentimiento, y el que más llamó mi atención fue un cuadro de un castillo en la cima de un precipicio y con las olas del mar golpeando las rocas. Los colores eran hermosos, claros y vibrantes como si el artista nos quisiera transportar a ese idílico lugar.

—Es un regalo de un buen amigo, me lo envió cuando estaba enfermo. —Miré a mi hermano maravillada —Él mismo lo pintó.

—Es realmente hermoso… —Confesé, mientras veía cada detalle de aquel hermoso lienzo; los colores azul marino del océano, lo realista que se veía el castillo, las nubes parecían que realmente estaban flotando en el cielo y la hierba moviéndose por la brisa me hizo transportarme a ese hermoso lugar. —No sabía que eres amigo de un gran artista.

—Sí que lo es… pero no de profesión —Lo miré sin entender ¿Cómo era posible que no fuera su profesión si en verdad es bueno en lo que hace? —Algunos solo desean ser los segundos hijos para así hacer lo que quieran de sus vidas. Yo siempre quise esto, siempre quise restaurar nuestro nombre, pero mi amigo siempre quiso ser un gran artista, en cambio fue el primogénito de seis hermanos y tuvo que hacerse cargo de la familia a muy temprana edad.

—Eso es terrible… No hacer lo que realmente te apasiona debe ser un castigo. —Lamenté.

—No tanto así, no si lo que haces es por el bien de los que amas… El duque de Fairytale ama a su familia, y haría cualquier cosa por ellos, él simplemente enterró sus sueños para que sus hermanos pudieran vivir los suyos.

—Suena a que es un buen hombre…

—Sí que lo es… mañana lo conocerás, de hecho, mañana conocerás a muchas personas —Lo miré sorprendida.

—No entiendo, ¿a qué te refieres, hermano?

—Jane, discúlpame por demorarme tanto, te prometo que voy a encontrar a alguien digno de ti... Mañana en la noche debutas en la sociedad.

🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀

Hola, hola.

¡Tendremos a un duque con cinco hermanos!

Besitos, Lady Claudia.

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