Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 36: Serendipia.

Ansel:

La mañana de la boda.

Ni siquiera logré dormir la noche anterior. Me quedé sentado en el sillón de mi dormitorio mientras me fumaba un puro y bebía un vaso de brandy. Ahí me quedé toda la noche, mirando el bosque a través de mi ventana.

  La incertidumbre y el evidente miedo que sentía me tenían atrapado en mi propia mente. A pesar de las circunstancias en que todo sucedió, me replanteaba la idea de qué pudo suceder si aquel duelo jamás hubiera sido interrumpido; tal vez yo estuviese muerto y Theon estuviese detenido o huyendo a otro continente. ¿Qué hubiera sucedido si Jane fuese puesta en ridículo frente a la sociedad, o si hubiese aceptado la desagradable propuesta de Landon? Quizás hoy fuera la princesa de Inglaterra, y estuviera compartiendo el lecho junto a un hombre que demostró ser todo menos honorable. Sea cual fuese el destino, la culpa siempre recaería en mí, y jamás, ni estando muerto, podría perdonarme el darle a ella un futuro de ese tipo. 

  El temor se apoderó de mi corazón, recordándome constantemente las cicatrices de aquella pérdida que casi me llevan de este mundo y que hoy están recién cerradas. Temía volver a experimentar el dolor desgarrador de una pérdida, temía permitirme ser vulnerable una vez más, temía que ella pudiera desvanecerse en un abrir y cerrar de ojos… Pero prefería mil veces tener miedo, a que ella sufriera un destino como el que le esperaba.

  Y lo que comenzó como un anochecer, ahora se había convertido en un amanecer.

—¿Milord? —La voz de Bernard, el mayordomo de mi familia, me sacó del bucle en el que había permanecido toda la noche.

Levanté la mirada en el sillón donde estaba hundido, y ese había sido el mayor movimiento que había realizado en horas.

—¿Acaso no durmió anoche?

—No todos los días un hombre se casa por segunda vez, Bernard —Sonreí a boca cerrada. —¿A qué se debe tu visita tan temprano? Aún falta mucho para la boda.

—Lord Chadburn ha venido a visitarlo. ¿Le digo que ha salido a cabalgar?

—No, no te preocupes, hazlo pasar… es de mala educación esconderme de mi futuro cuñado.

—Muy bien, milord —Caminó hacia la puerta y luego se giró —¿Quiere que lo haga pasar al salón de visitas?

—No, hazlo pasar aquí.

  Al cabo de unos pocos minutos, Theon entró por la puerta y me miró detenidamente; aún seguía en la misma posición en mi sillón, con la camisa medio desabotonada, el pelo revuelto y posiblemente con unas horribles ojeras.

—Te ves horrible.

—¿Tú crees? —Lo miré y traté de sonreír.

—¿Tanto le temes al compromiso como para que te quite el sueño?

No, ese no era el problema…

No le temo al compromiso, le temo a cómo me dejó mi último matrimonio…

—El día que te cases, sabrás por qué estoy así. —Theon se rió, fue un sonido apagado y casi imperceptible, pero la escencia de mi viejo amigo estaba ahí.

 
Y luego, nos quedamos en silencio por un instante.

—Nunca quise que las cosas sucedieran así… —Dijo Theon luego de un silencio.

—Créeme, yo tampoco.

Theon, se acercó un poco a más a mí.

—Conozco las razones por las que Jane lo hizo… pero no conozco las tuyas. —Otra vez me mantuve en silencio. ¿Qué le iba a decir? Que soñaba con su hermana desde el primer momento en que la vi, que deseaba con locura tocar sus labios y todo lo demás… pero que el miedo a volver a casarme no me dejaban avanzar. No podía decirle eso, por eso preferí guardar silencio.

—Desde pequeños, tú siempre fuiste el más reservado —Sonrió con nostalgia —Todos piensan que ése era Gael, pero tú, preferías guardar silencio antes que delatar o hacerle daño a alguien...

—No le haré daño… —Levanté la vista y él me miró detenidamente —Me comprometo a hacer todo lo que esté en mis manos para verla sonreir cada día de nuestra existencia.

Mi amigo entrecerró sus ojos, luego inhaló y exhaló.

—Estaba dispuesto a matarte por deshonrarla, si le haces daño te juro que…

—No le haré daño… —Lo miré a los ojos —Jane será mi esposa, y como tal, recibirá de mí todo el respeto y la dedicación que yo pueda darle.

—¿Me lo prometes?

—Te lo prometo.

  Desde que me casé la última vez, ya no volví a tener mucho contacto con Theon, pero aún así no puedo negar nuestra trayectoria. Crecimos juntos, y gracias a los tres años de diferencia que él me lleva, no fue difícil convertirnos en buenos amigos desde pequeños. Conozco perfectamente la historia con su padre, conozco lo que le sucedió a su madre y lo que le sucedió a la madre de Jane. Conozco la clase de hombre que era el antiguo vizconde Chadburn, y eso me llena de admiración, pues, pese a haber crecido en ese ambiente, Theon siempre ha sido un buen amigo, un buen hombre y un magnífico hermano, y por todo eso es que lo respeto. 

—Theon, tengo que decirte que esta misma noche nos iremos —Mi amigo hizo por protestar, pero aún así prefirió guardar silencio —Hay unas cuantas fechas importantes que se celebran en el Condado, y no puedo ausentarme más.

—Si, sé cuales son —Sonrió —A mi hermana le encantará…

—Entonces… ¿Estás de acuerdo?

—Jane será tu esposa a partir de esta tarde… no puedo negarme a tu decisión.

—Puedes visitarnos las veces que quieras —Theon asintió.

—Hay algo más que tengo que decirte —Agregó, y lo miré extrañado.

Entonces, sacó de su bolsillo un papel y me lo entregó para que lo leyera.

—No quiero su dote —Él se sorprendió.

—Es lo que está estipulado.

—No es de mi interés su dote… puedes crearle una cuenta bancaria y depositarle el dinero directamente a ella. —Theon asintió.

—Eso haré.

Caminó hacia la puerta y luego me miró para decir:

—Creí que vería a James merodeando por aquí.

—Gael, eso pasó.

Theon suspiró con cansancio, abrió la puerta y agregó:

—Nos vemos en la tarde.

🥀🥀🥀

  La tarde había llegado y yo me encontraba de pie en el altar, ansioso. Los rayos de sol filtrados por las vidrieras coloreadas de la capilla, bañaban el espacio con una luz cálida, acentuando la belleza de aquella joven mientras avanzaba hacia mí.

Su rostro estaba escondido detrás de un velo, y su vestido blanco fluía como cascada, dejando a mi imaginación cómo se verían sus delicadas curvas. Su cabello rojizo, adornado con la tiara preferida de mi madre, estaba recogido en un elegante peinado con mechones sueltos que enmarcaban su rostro, que pese a estar cubierto por el fino encaje del velo, sabía que detrás se escondía la mujer más hermosa que mis ojos jamás habían visto en mucho tiempo.

A medida que se acercaba, mi corazón latía con fuerza en mi pecho. No podía apartar la mirada de ella, hipnotizado por su belleza, deseando levantar su velo para así verla completamente, y admirarla, como si fuese la obra de arte más hermosa sobre la tierra.

En ese momento, el tiempo parecía detenerse, dejándonos solos. Y cuando finalmente llegó a mi lado, no perdí oportunidad de extender mis manos temblorosas y llenas de emoción, para levantar con suavidad el velo que cubría su rostro, y cuando finalmente la tela se apartó, simplemente me quedé sin aliento al contemplar la hermosa mujer que estaba frente a mis ojos.

—¿Por qué me ves así? —Susurró.

Porque tus ojos me hipnotizan y tu belleza es incomparable…

Y fue lo único que salió de mis labios, pero aún así, esas palabras no le hacían justicia a lo que estaba viendo. Ella, a pesar de los evidentes nervios, brillaba con luz propia. Sus rasgos delicados y perfectamente esculpidos, parecían haber sido creados por los mismísimos ángeles. Las pequeñas pecas en sus mejillas parecían diminutas estrellas que iluminaban su rostro con un brillo único. Sus labios rosados y carnosos solo aumentaban mis deseos de probarlos nuevamente, y sus ojos marrones con aquel detalle único le daban un nuevo sentido a mi vida cada vez que me miraban.

Y en ese instante me sentía como si estuviera siendo hipnotizado por su belleza, incapaz de pensar con claridad y de poder apartar la mirada de ella. Cada detalle, desde la suavidad de su piel hasta el brillo de sus ojos, aumentaban aún más mis deseos de besarla, y no podía creer que aquella mujer de la cual huí tanto, que se adueñó de mis sueños y de mis pensamientos, era ahora mi esposa.

🥀🥀🥀

  La ceremonia terminó con un maravilloso beso y con una sonrisa en mis labios que no pude contener. No hubo banquete, ni baile, ni luna de miel… todo fue tan repentino que el tiempo no alcanzó para esas cosas. Pero al menos podía equilibrar aquellas faltas mostrándole a Jane lo hermoso que es el Condado de Whingbury.

 
   Whingbury, es de los Condados más hermosos de toda Inglaterra. Si Fairytale era hermoso por su extenso bosque y campos de flores de lavanda, Whingbury lo era por tener eso y algo más, y yo moría de ganas por mostrarle a mi duquesa el lugar que sería su hogar.

—¿No es peligroso viajar de noche? —Preguntó mi madre mientras esperábamos que la servidumbre terminara de guardar algunas cosas que Jane quería llevarse.

—Lo es… pero solo por la oscuridad, los animales y el frío, porque ya me encargué de los saqueadores. Además viajaremos con algunos guardias de mi palacio.

—Está bien hijo, pero quedaré más tranquila si envías una misiva en cuanto lleguen.

—Puedes estar segura de que eso haré —Nos abrazamos fuerte.

—Te voy a extrañar tanto, Ansel.

—Y yo más, madre —Acuné su rostro con mis manos —Ahora tienes a Lizzy viviendo en Whingbury también, espero verte muy pronto por allá —Sonreímos.

—Estaré tan pronto como termine el tiempo de luna de miel. —Volvimos a abrazarnos —Ya es hora —Susurró en mi oído y fue cuando me voltee.

Ahí venía ella, aún vestida con su vestido de novia. Venía acompañada por Theon y Lady Margaret. Pero lejos de llamarme la atención su hermoso rostro, y sus ojos que me veían directamente, noté algo que me parecía raro: ella caminaba incómoda, como si estuviese adolorida.

—Cuida de nuestra niña, Ansel —Me pidió Lady Margaret.

—Te lo prometo —Sonreí sin mostrar mis dientes y luego miré a mi esposa —Los esperamos pronto en Whingbury.

—Eso haré… —Dijo Theon con seriedad.

Y mientras yo me despedía de mi familia, Jane hacía lo mismo con la suya, para pronto ofrecerle mi mano y ayudarla a subir al carruaje, misma acción que noté que hizo con incomodidad.

Algo le ocurre…

Una vez que estuvimos en la privacidad de nuestro carruaje; ella sentada frente a mí, en medio del silencio, cuyo único sonido que se escuchaba era el sonido monótono de los caballos, interrumpido solo por el crujido de las ruedas sobre el camino de tierra, noté que Jane jugaba con sus manos sobre su regazo con nerviosismo y miraba inquieta todo a su alrededor.

—¿Sucede algo? —Rompí el silencio, y ella me miró al instante.

—Es raro estar aquí contigo y saber que ahora estamos casados.

—Ocurrieron muchas cosas para que este día se celebrara, dime Jane ¿te arrepientes?

Ella negó con su cabeza, y sus hermosos ojos no dejaban de verme.

—Jamás me arrepentiría de proteger mi apellido, de cuidar el patrimonio que Theon reconstruyó con tanto esfuerzo ¿Sabías que mi padre casi nos deja en la ruina?

Claro que lo sabía, y me alegro de que Jane sea capaz de hacer cualquier cosa por proteger su legado, eso habla de lo buena hermana que es, pero también me culpo por ponerla en esta situación.

—Theon es uno de mis mejores amigos, sé todo por lo que él pasó. Yo mismo lo acompañé en muchas de sus noches en vela, ayudándolo en sus inversiones y en la contabilidad de sus cuentas bancarias.

—No lo sabía... me alegra que mi hermano tuviera apoyo.

Y a mi me duele haber destruido la confianza que tanto Theon como Jane tuvieron en mí. Me duele haberme involucrado con la hermana de uno de mis mejores amigos. Me duele sentir todo esto por Jane y no poder decírselo. Estoy consumido por mis propias emociones por ella, anhelando contarle lo que siento, pero sabiendo que mis palabras solo traerían más dolor y sufrimiento, unos que no estoy dispuesto a volver a pasar.

—Jane... quiero pedirte disculpas por...

—Ya me habías pedido disculpas, y recuerdo haberte dicho que si queríamos que esto funcionara tenía que aceptarlas.

—Pero es que en verdad lo siento —Intenté nuevamente, y Jane me miró con seriedad.

—Dime una cosa Ansel, y quiero que seas sincero ¿por qué me besaste?

Porque no puedo dejar de pensar en ti.

—¿Por qué lo hiciste tú? —Contraataque, y la miré con los ojos entrecerrados. En cambio ella abrió y cerró la boca en varias ocasiones para al final decir:

—Por curiosidad.

—Yo igual, y como dicen las historias, nuestra curiosidad casi nos mata, así como mató al gato —Ella estalló en una melodiosa carcajada, y yo la precedí.

Nos reímos, y luego permanecimos en silencio por unos minutos que parecieron horas, no sé cómo explicar lo mucho que me gusta escuchar su voz.

—Ansel, ¿puedo confesar algo?

—Claro, aquí estoy para escucharte.

—¿Está mal querer imaginarse que este matrimonio no fue solo para proteger mi honor, que fue por algo más?

Inhalé y exhalé. Si fueran otras circunstancias, si yo no hubiese sufrido tanto cuando perdí a Rose, sin dudas este matrimonio se hubiera celebrado por amor, sin dudas Jane fuese la mujer más feliz de todas, porque hay algo con lo que no me puedo engañar, y es que Jane poco a poco ha logrado adueñarse de mi corazón. Pero no puedo permitir que ella sufra el mismo destino de Rose.

—No lo está. Tú siempre buscaste un matrimonio por amor, y en parte esa fue una de las razones por la que yo lo rechacé desde un principio.

—Si Landon no hubiese enviado esa carta, nuestros destinos estarían separados.

—No nos lamentemos, Jane. Este es nuestro destino ahora, y la verdad no es nada desagradable —Ella sonrió con sutileza.

—¿Vas a cuidar de mí?

—Con mi vida.

—Yo también cuidaré de ti —Dijo, con dulzura.

—Es me gustaría.

Ella sonrió, para luego hacer una mueca disimulada con un quejido de dolor, mismos que pusieron mis sentidos en alerta.

—¿Qué te sucede? —Me miró sin entender.

—¿A qué te refieres?

—He notado que caminabas como si estuvieses adolorida, ¿te sientes mal? —Entonces, ella sonrió con delicadeza.

—Son mis zapatos… son una talla más pequeños que los que uso normalmente.

—¿Por qué llevarías unos zapatos que no son de tu talla? Te recuerdo que ahora eres la duquesa de una de las tierras más prósperas de Inglaterra.

—Porque pertenecieron a mi madre, y quise llevar algo de ella conmigo —Su voz se escuchaba tan dulce, su mirada era tan angelical mientras la luz de la luna que se colaba por la ventana le daba en el rostro con sutileza. Mientras que yo, solo veía a una hermosa joven que quiso conmemorar a su madre en un día tan especial.

Sonreí a boca cerrada y ella frunció el ceño.

—¿Te estás burlando de mí? —Su dulce voz era ahora el intento de una voz furiosa.

—Nunca me burlaría de ti.

—Entonces, ¿por qué sonríes?

—Porque si mi destino era contraer matrimonio nuevamente, me alegro de que fueras tú —Nuevamente su rostro se endulzó y el silencio reinó entre nosotros por un instante, solo hasta que me armé de valor para hablar:

—Levántate el vestido.

—¿Qué dices? —Me miró horrorizada y confundida.

—Que levantes tu vestido, Jane.

—¿Así es como piensas cuidarme? —Frunció el ceño —Sé que estamos casados, y que ahora te pertenezco, pero no pienso hacer nada de lo que quieres hacer en este carruaje.

  Sus palabras me sorprendieron, y por eso me sentí el peor hombre del mundo. Inspiré y exhalé profundo, y luego hablé:

—Tú no me perteneces, Jane. Eres libre de hacer lo que quieras. Solo quiero que levantes tu vestido para quitarte los zapatos y ver qué tan dañados están tus pies.

Fue entonces que relajó un poco su rostro y su mirada volvió a ser la misma dulzura de siempre.

Entonces, en medio del lento movimiento carruaje, ella levantó indecisa y con suavidad el dobladillo de su vestido hasta dejarlo solo un poco más abajo de sus rodillas, dejando al descubierto unos delicados zapatos de tacón.

  Tomé su pie derecho y lo acomodé entre mis piernas, y con cuidado retiré su zapato para dejar al descubierto unas dolosoras ampollas.

 
—¿Has soportado tantas horas así? —Quisiera haberla mirando enojado, o preocupado, pero solo la vi con ternura, porque su objetivo era honrar a su madre.

—No está tan mal como parece —Trató de restarle importancia, pero yo sabía que tenían que dolerle bastante.

Luego, tomé su pie izquierdo y lo coloqué entre mis piernas junto al derecho, y le retiré el zapato con el mismo cuidado que con el primero, para dejar al descubierto el mismo daño que tenía el otro.

Y una vez que tuve ambos pies heridos y adoloridos entre mis piernas, los tomé delicadamente y pude sentir su calor bajo mis dedos, así como la textura áspera de las ampollas que habían comenzado a formarse.

—¿Puedo? —Pregunté mientras la veía a los ojos, y ella, solo asintió como si supiera lo que yo estaba pensando.

Los coloqué sobre mis muslos y comencé a acariciarlos con delicadeza, con cuidado de no lastimarla. A pesar del dolor evidente, ella sonrió y escuché un ligero gemido de relajación que abandonó sus labios, mientras que yo sentía cómo mi corazón se aceleraba, y mi cuerpo se acaloraba de solo imaginar cómo sería tocar más allá de sus rodillas. Mientras la acariciaba y le daba un suave masaje, ella cerró sus ojos entregándose completamente al contacto que estábamos teniendo.

  Justo en ese instante, un fuerte disparo se escuchó entre el silencio de la noche. Vi cómo el paje cayó al suelo, inerte, y el carruaje se detuvo en un movimiento brusco.

🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀

Hola, hola.

¿Les gustó este capítulo narrado por Ansel?

¿Qué creen de su relación con Theon?

¿Qué pudo haber ocurrido con Gael y James para que nuestro amigo aficionado a la rumorología no asistiera a la boda?

Yo también quiero que Ansel me dé un masaje en los pies.

¿Y ese final? ¿Están listos para lo que viene?

¿Sáben lo que significa serendipia?

Serendipia en el amor, es esa relación que se dá de forma inesperada, con una conexión romántica fuerte, recíproca e intensa.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro