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Capítulo 31: Una bala al corazón.

—Quiero que sepas que no te culpo de nada, Jane… pero quisiera saber ¿Por qué lo hiciste? Nunca haces nada a la ligera.

Esas fueron las palabras de Theon una vez que nos encontrábamos en la privacidad de su despacho. El camino hacia nuestra mansión fue silencioso, y nuestra interacción se limitó a cuando le entregué mi pañuelo para que se limpiara la sangre de los puños.

En ese instante en que escuché su voz luego tanto tiempo en silencio, voltee a verlo. El silencio que reinaba en la habitación era ensordecedor, mientras que yo luchaba por encontrar las palabras correctas que pudieran explicar lo inexplicable.

Mi mente se debatía entre el remordimiento y la rebeldía, entre el deseo de justificar lo que me llevó a hacerlo y lo furiosa que estaba conmigo misma ante las consecuencias que trajeron mis acciones.

—Me dejé llevar… —Finalmente encontré el valor —Me dejé llevar por mis sueños, por mi corazón, por mi alma… Me dejé llevar por la conexión instantánea que sentí con él, como si fuésemos almas gemelas… El amor actúa rápido, Theon, actúa tan rápido que a veces no nos damos cuenta hasta que estamos pagando las consecuencias. —Unas lágrimas corrieron por mis mejillas. —Pensé que él también sentía esa conexión… pero ya veo que no fue así.

—Oh, hermana —Secó mis lágrimas con delicadeza —Debí protegerte más… de haber sabido yo…

—No hay nada que hacer —Lo miré a los ojos —Estoy dispuesta a pagar las consecuencias de mi insensatez, pero no quiero que asistas a ese duelo mañana.

—Eso no está en discusión —Su expresión se endureció, y luego se sirvió un vaso de coñac para beberlo de un solo sorbo.

—¡No puedes ir, Theon! ¡Los duelos están prohibidos! ¡Y más con esa condición de disparar con los ojos vendados! —Lo miré con las lágrimas nublando mi vista, con el miedo reflejado en cada poro de mi piel —¿¡Acaso enloqueciste, tantas ganas tienes de morir!?

—Ansel y yo somos buenos disparando, tanto, que entrenamos juntos desde niños una antigua técnica que sensibiliza los sentidos mientras tenemos los ojos vendados. Tanto él como yo, sabemos muy bien disparar a ciegas, aunque yo siempre fui el sobresaliente.

Lo miré atónita, asustada, incluso creí que mi corazón se había detenido.

—Aún así, es una locura, Theon. Por favor, detenlo.

Theon suspiró con pesadez, y luego acunó mi rostro en sus manos para obligarme a verlo.

—Esto no es una decisión que tomé a la ligera, Jane. Así es como se solucionan las cosas entre caballeros… si esto llegara saberse…

—Puedo vivir con eso… con lo que no puedo vivir es con la muerte tuya o del duque en mi conciencia. No puedo permitir que tú arriesgues tu vida y libertad por mi culpa.

—La decisión está tomada, y no pienso arrepentirme.

—¡Estás demente! —Grité tan alto que mi tía, quien acababa de llegar de la boda corrió hacia nosotros.

—¡¿Sucede algo?! —Nos miró a ambos —¿Jane, Theon, qué sucede aquí? ¿Por qué se fueron tan pronto de la celebración? —Tía Margaret nos estudiaba con la mirada, luego detuvo sus ojos en los puños hinchados de mi hermano, y enseguida mandó a su dama de compañía a salir de la habitación.

—Reté a Ansel a un duelo por haber deshonrado a Jane. —Confesó una vez que Lily, la dama de compañía de mi tía saliera.

—¡Qué! ¿Ansel? ¡¿Estás bien Jane?! ¡¿Cómo es posible?!

—Tranquila tía… fue solo un beso —Mentí, por lo que agaché la mirada apenada. Y agradecí que Theon no diera más detalles.

—Oh, Jane… —Acarició mis mejillas y luego me atrajo hacia ella para abrazarme fuerte.

—Tía… de ahora en adelante serás la cabeza de la familia. Serás la encargada de proteger a Jane, y de llevar todos nuestros negocios…

—Pero, Theon… —Ella lo miró estupefacta, y se sirvió un vaso de brandy que bebió de un solo sorbo también.

—Sé que sabes lo suficiente, llevaste por años la hacienda y conoces todos los negocios y todas la actividades que hace un vizconde.

—No es eso lo que quiero decir… no quiero que asistas, es muy peligroso, ¡Es una locura! —Dijo ella en un regaño, y no le importaba que eran altas horas de la noche para hablar en ese tono.

—No si con ello puedo proteger el honor de Jane y el de nuestro apellido… bastante tiempo estuvo sucio y ahora que está limpio, no pienso permitir que se manche nuevamente… ahora, las dos, vayan a la cama.

Él nos dio una mirada amenazante mientras caminaba hacia su escritorio y sacaba de uno de los cajones un arma de fuego y la comenzaba a inspeccionar.

🥀🥀🥀

Horas más tarde:

 
Theon piensa que logré dormir, pero la realidad es que me mantuve en un estado intermedio entre el sueño y la realidad, sintiendo el miedo constante a lo que podría suceder hoy. Sin tener la posibilidad de hacerle cambiar de opinión para que no efectuara esta locura.

Aún no amanecía, faltaba bastante para que lo hiciera, y luego de haberme quedado dormida por muy poco tiempo, desperté con una sensación de cansancio, dolor y frustración. Podía sentir cómo mi cuerpo estaba tenso e incómodo debido al estrés emocional de lo que había sucedido. Sentía mis ojos pesados e irritados por la falta de sueño y por tanto llorar en silencio, pero sobre todo, sentía a mi pobre y destrozado corazón latir asustado por lo que el amanecer traería para nuestro futuro.

   Y mientras caminaba de un extremo a otro en mi habitación, velando el momento exacto en que mi hermano acudiría al duelo, escuché un ligero y temeroso golpe en la puerta.

—¿Jane, estás despierta? —Beth se asomó cuidadosa, y pude percatarme de que ella aún traía puesto su camisón de dormir y el cabello suelto. En su mano derecha traía una vela y en la izquierda, lo que parecía ser una carta.

—¿Qué sucede, Beth? Es muy temprano aún ¿Qué haces fuera de la cama?

—Es que un mensajero del palacio real llegó hace unos minutos, y le exigió a Prinsley que me entregara esta carta personalmente a mí, para que luego yo te la entregara lo antes posible.

  Beth me extendió la carta con cuidado, y pude detallar exactamente a quién le pertenecía: El sobre era de un papel blanco, pulcro y delicado, con detalles en dorado, y el sello de oro con una corona en el centro, indicaba que su remitente era el príncipe.

  Mi querida Jane:

Es con gran pesar que me veo obligado a dirigirte estas líneas en un tono que preferiría no tener que adoptar. He sido testigo de un acto que ha destrozado por completo mi corazón. Ver a la mujer que amo entregándose a los brazos de mi mejor amigo ha sido una afrenta que no puedo pasar por alto.

Sin embargo, mi deber como hombre de honor y príncipe de Inglaterra, me obliga a ofrecerte una oportunidad de redención. Si decides aceptar mi propuesta de matrimonio, estaré dispuesto a olvidar este lamentable incidente y preservar tu reputación ante la sociedad londinense, sé perfectamente que ese traidor no quiere responderte. Pero debes ser consciente de que si rechazas mi oferta, me veré obligado a utilizar mi posición para revelar al mundo entero la verdadera naturaleza de tus actos, sin importar las consecuencias que esto pueda acarrear para ti y tu familia.

Espero que reflexiones detenidamente sobre tus decisiones futuras, sabiendo que el destino de tu honor y el prestigio que Theon ha logrado construir con tanto esfuerzo, están ahora en tus manos.

Con profunda decepción y la esperanza de que tomes la decisión correcta.

                  

                                  Landon.

—¡¿Será desgraciado…?! —Apreté la carta con rabia e impotencia.

—¿Qué es lo que sucede, Jane? Anoche te escuché discutiendo con tu hermano.

—Fui una ilusa, Beth… Me enamoré del duque de Whingbury y creí que él también lo estaba de mí cuando nos besamos en el jardín de su familia… Pero no fue así, pues rechazó la exigencia de matrimonio que Theon le espetó cuando nos atrapó en el acto…

—¿¡Qué!?

—Me dejé llevar por mis sentimientos hacia él y rechacé la oferta de matrimonio del príncipe, aunque con esto que leí, me alegro de haberlo rechazado y me arrepiento de haberlo considerado un pretendiente honorable… —Unas lágrimas salieron de mis ojos deliberadamente mientras le entregaba la carta a Beth para que ella misma la leyera.

—¿El príncipe también los vio? —Me miró sorprendida, pero luego continuó leyendo —¡Es un patán sin valor! ¡No puedo creer que te esté amenazando! —Discutió en voz baja para no despertar a todos.

—¡Voy a ir, Beth! ¡Voy a presentarme en el duelo! ¡Voy a impedir que se asesinen! ¡Voy a mirarlo a los ojos y decirle todo el daño que está a punto de hacerme!

Beth corrió a mi guardarropas y sacó uno de mis vestidos más ligeros y adecuados para cabalgar. Me retiré el camisón sin ayuda y con la ayuda de Beth me coloqué el vestido mientras que yo trenzaba mi cabello para no perder tiempo.

Justo en ese instante escuchamos, gracias al silencio que otorga la mañana, a un caballo relinchar y salir trotando a toda velocidad.

—Es Theon… —Dijo Beth mientras lo comprobaba desde la ventana.

Tomé una capa de un color marrón oscuro igual a mi vestido y salí corriendo rumbo a las caballerías…

🥀🥀🥀

—Milady —El mozo de cuadra me miró sorprendido —Su hermano me exigió que no la dejara tomar un corcel hoy.

—Lo sé… y no me importa —Caminé hacia las casetas donde se encontraban los caballos y fue grande mi sorpresa cuando vi que Sky aún seguía ahí.

—No puede montarla, el duque lo prohibió, ella está…

—¡Me importa un comino lo que ese señor piense, él no es quién para decidir nada!

—¡Milady! —El mozo estaba sorprendido por mi forma de expresarme, pero nada en ese momento importaba, no si la vida de mi hermano estaba en peligro, no si mi reputación estaba pendiendo de un hilo.

—¡¿Va a dejar de mirarme, o va a ponerle la silla?! ¡Rápido! —Este, no era el momento para ser educada.

El mozo colocó la silla a una velocidad sorprendente y yo me monté con rapidez…

Y sin pensarlo salí al galope, adentrándome en el bosque, con el frío de la mañana enfriando mis pulmones. Exigiéndole a Sky que corriera lo más rápido que pudiera entre los árboles, los arbustos, saltando troncos caídos y esquivando rocas…

Hasta que por fin salimos a la pradera. Unas lágrimas de nostalgia salieron de mis ojos al recordar aquella vez que cabalgamos juntos al alba, cuando no tenía ni idea de que él fuera capaz de hacerme sentir tantas cosas con tan solo mirarme, cuando no tenía ni idea de que él fuera capaz de hacerme tanto daño con una sola oración…

—No quiero casarme.

Y por fin, divisé a lo lejos el hoyo que divide ambas propiedades, frente a él, estaban Theon y el duque conversando junto a sus caballos. Vi muy bien cuando Theon lanzó una moneda al aire y luego se vieron con fijeza, segundos antes de que mi hermano sacara una venda de color negro de su bolsillo y se la colocara él mismo en los ojos.

No...

Esto es una locura... 

Justo en ese instante, mi corazón comenzó a acelerarse cuando noté que mi hermano y el duque se estaban colocando de espaldas con sus armas en alto y caminaban los pasos acordados.

Apresuré más a Sky y ésta corrió más rápido a la par de mi corazón. Vi el instante en que se estaban volteando, vi cuando Theon le apuntaba al duque con una precisión impresionante a pesar de estar cegado por completo. En cambio, el duque seguía con el arma en alto, como si estuviese aceptando su destino… y justo cuando el sonido del disparo se escuchó, ya yo estaba en medio de ellos dos, justo en la línea de fuego…

—¡Detente! —Grité, pero fue demasiado tarde.

  Sky se alzó en dos patas, y el ardor ligado con un profundo dolor en mi brazo se hizo latente, mientras que caía al suelo sin poder evitarlo.

Mi espalda golpeó el suelo con una fuerza impresionante, cerré mis ojos producto del dolor insoportable y mi brazo comenzó a sangrar.

—¡Jane! —Los escuché a los dos gritar y sentí sus manos tocándome con cuidado.

—¿¡Jane, estás bien!? —Esta vez fue el duque quien habló, pero yo aún seguía analizado qué me dolía más: mi brazo, mi espalda o todo mi cuerpo producto a la caída.

—¡Aléjate de ella! —Escuché a Theon gritar y luego sentí cómo el duque alejó sus manos de mí.

¡Reacciona Jane!

—¡Basta! —Grité, y no me importó el dolor en mi brazo, solo me levanté con rapidez y los miré desafiante a ambos.

—¿Jane, estás bien? —Volvió a decir el duque y me sorprendió que me hablara con tal cercanía y preocupación.

Comprobé mi brazo y me percaté de que la bala solo me había rozado, dejándome una cortada sangrante, pero que no causaría ningún problema más que un poco de dolor y una cicatriz horrible.

—¡Jane! ¿¡Estás bien!? —Gritó mi hermano, asustado por ver cómo la sangre estaba manchado la manga de mi vestido.

—¡Estoy bien! ¡Solo fue un rasguño!

—¿¡Acaso enloqueciste!? —Esta vez fue el duque quien habló. —¡Te pusiste en medio de la línea de fuego! ¡¿Quieres morir?!

—¡Es culpa tuya que ella esté aquí! —Le gritó Theon, y luego se lanzó sobre él empujándolo por el pecho.

—¡Pero fuiste tú quien disparó! —El duque lo apuntó con su dedo amenazante —¡Jamás haría algo para ponerla en peligro! —Gritó.

—¿¡Tienes el descaro de culparme, maldito malnacido!? —Espetó mi hermano.

Casi se desata una pelea entre ambos, hasta que yo interferí:

—¡Basta los dos! —Grité lo más fuerte que pude, y ambos voltearon a verme sorprendidos —Quiero hablar unos minutos con el duque.

—Jane, no… —Mi hermano intentó negarse.

—No pienso cambiar de opinión, Jane.

—¡No se confunda, su excelencia! —Alcé la voz tan alto que ambos hombres enfurecidos suavizaron la mirada. Luego posé mis ojos en los del duque —Me quedaron bien claras sus intenciones, pero aún así hay algo que tengo que decirle.

El duque asintió y comencé a caminar lejos de ellos, sin decirle nada más. Estaba segura de que él venía detrás de mí, lo sabía porque escuchaba sus pisadas a mi espalda.

Me alejé a una distancia prudente, donde Theon no pudiera escuchar lo que iba a decir. No quería que él se enterara de la traición de Landon, pues sino, iba a querer defender mi honor, y retar a un duelo al príncipe de Inglaterra. Todo esto iba a terminar muy mal para mi hermano.

—Jane, ya te lo dije… no quiero casarme contigo. —Eso fue lo primero que dijo luego de habernos alejado lo suficiente.

—¿Desde cuándo usted y yo nos tuteamos? —Lo miré furiosa.

—Desde que cometí la imprudencia de besarla…

—¿Tanto le aborrezco como para que no quiera responder por su imprudencia? —Le devolví una mirada fría y distante.

—Debe creerme… es porque la tengo en tan buena estima, como para no querer darle un destino a mi lado. —Suspiró.

—Pues, si no me da un destino a su lado, va a acabar con cualquier destino que yo y mi familia podamos tener.

—Nadie nos vio, no corres peligro alguno. Creame cuando le digo que no puedo ofrecerle nada más que sufrimiento.

—¿Eso cree? —Saqué la carta del bolsillo de mi capa y se la entregué disimuladamente para que Theon no pudiera verla.

El duque me miró con extrañeza, pero luego tomó la carta en sus manos y comenzó a leerla. Con cada palabra que leía podía notar cómo sus ojos alcanzaban una frialdad y furia que ya yo antes había visto. Mientras llegaba al final, noté que su mandíbula se tensaba y sus manos estrujaban con rabia la fina hoja.

—Voy a matarlo con mis propias manos.

—No puede… estaría asesinando al príncipe de Inglaterra.

—Es lo menos que se merece —Estrujó la carta al punto de hacerla un ovillo.

—En verdad no lo entiendo —Mi rostro se entristeció —Primero prefirió la muerte, y ahora quiere asesinar al príncipe, todo porque no quiere casarse conmigo —Una lágrima corrió por mi mejilla sin previo aviso —Sé que no me ama, pero nunca creí que fuera capaz de tratarme como una libertina. Confié en usted.

—Jane…

—¡Permítame terminar de hablar!

Sequé mis lágrimas con desdén y luego endurecí mi mirada.

—Esto va más lejos de lo que pensamos. Si no quiere, no soy quién para obligarlo, entonces me veré obligada a aceptar la propuesta de Landon. Me casaré con un hombre que aborrezco para proteger el buen nombre que Theon se ha esmerado en limpiar, aún si lo odiara toda la vida...

—No...

Voltee a verlo, pero sus ojos estaban posados en sus pies.

—¿Qué dijo?

—No te casarás con él —Inhaló y exhaló pesadamente, para luego sostenerme la mirada con una frialdad intimidante —No permitiré que ese hombre le toque una sola hebra de cabello. Pero antes debe escucharme detenidamente para que conozca la situación en la que está involucrada.

Me miró, esperando mi aceptación, y eso fue lo que hice. Con solo asentir con mi cabeza, él continuó hablando.

—Debe saber que si nos casamos, yo nunca podré amarla. Mi corazón le pertenece a otra dama, su vida será miserable junto a mí, milady —Sentí como una daga atravesaba mi corazón.

—Eres un desgraciado… —Dije furiosa —Pero aún así, prefiero ser miserable junto a usted, que con un hombre que quiere lograr sus objetivos bajo amenazas.

—¡Dagger hay que terminar esto! —Gritó mi hermano desde la distancia, y eso me apresuró a hablar.

—Amas a otra dama, pero no puedes casarte con ella, sino ya lo habrías hecho —Mi voz tembló cuando pronuncié esas palabras en voz alta —No me importa tener una vida miserable, no si mi apellido y mi honor estarán intactos, no si mi hermano estará a salvo… Con nuestro matrimonio, usted tendrá libertad para ver a su amada, y yo… habré limpiado el honor que dejé que ensuciaras con mentiras.

—Jane…

—¡Jane, ve a casa a ver un doctor!

—Necesito que me diga si acepta —Noté la duda en su mirada. Si no acepta, no tendré más opción que casarme con el príncipe.

—¡Dagger, ven de una buena vez!

—Jane... —Suplicó.

—¡Dagger! —Theon lanzó un disparo de advertencia al aire.

—¡Dilo! —Le exigí.

—Está bien… —Dijo en un suspiro.

—¡Dagger, no me hagas perder la poca paciencia que tengo!

—¡No será necesario, el duque y yo nos vamos a casar!

🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀🥀

¡¡Ahhhh un matrimonio arreglado!!

¿Pensaron que el príncipe fuera capaz de hacer esa bajeza?

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