Capítulo 12: El lago.
—¡No insultes mi inteligencia, Landy! —Gritó mi hermano, mientras lo apuntaba desafiante con su dedo índice —Lo supe desde el instante en que llenaste de rosas mi sala de estar ¿crees que no me daría cuenta de que Lady Dagger y Lizzy no recibieron el mismo regalo de tu parte?
—Sabía que no demorarías en darte cuenta... —El príncipe sonrió a boca cerrada —Solo estaba llenándome de valor para confesarlo.
—Y aún sin decírmelo, lo imaginé —Rió para adentro mientras bebía un sorbo de brandy —Lo supe desde el momento en que me di cuenta que mi amigo, el hombre que baila con damas solo por compromiso, bailó no una, sino dos veces con mi hermana ¿me preguntaba cuánto demorarías en confesarlo? —Theon le lanzó una mirada seria, el príncipe sonrió nervioso y yo jugué con mis manos en mi regazo.
—Sin dudas tu hermana me ha cautivado —Nuestras miradas se encontraron al instante.
—¿Entonces, quieres cortejarla? —Mi hermano arrugó su entrecejo ligeramente, y mi corazón se aceleró al instante.
Si también aleja al príncipe, entonces estoy perdida.
—¿No estás de acuerdo con eso, amigo mío? —El príncipe le sostuvo la mirada mientras tensaba su mandíbula —Si es así, me retiraré al instante, no pienso faltarte al respeto.
El silencio en nuestra sala de estar era desesperante. En cuanto Theon vio el collar que me obsequió el príncipe, no perdió tiempo y lo citó esta mañana en nuestra casa para hablar sobre el tema.
Y aquí estábamos…
Yo estaba sentada sola en uno de los sofás más alejados, fingiendo beber gustosa una tasa de té de la cual no deseaba ni oler su aroma, pues los nervios no dejaban que el agradable líquido pasara por mi garganta… En cambio, mi hermano y el príncipe estaban parados junto a la ventana, al parecer Theon, no había tenido la decencia de invitarlo a sentarse.
—Sabes muy bien que para nada me importan los títulos de los pretendientes de Jane, me basta con que ella sea feliz —Volteó a verme, y su mirada molesta y su rostro tenso se relajaron, para dar paso a una sonrisa cálida, la cual le correspondí —Y claramente ella lo está ¿no es así, Jane?
¿Soy feliz?
Sí, a decir verdad, lo soy.
—Así es hermano, puedes estar seguro de que soy feliz. —Sonreí nerviosa mientras acomodaba detrás de mi oreja un mechón rebelde de mi cabello.
El príncipe sonrió aliviado.
—Entonces, Landy, puedes cortejar a mi hermana.
—Gracias...
—En la tarde hay un gran picnic en el parque, ahí nos vemos… y prepárense, porque la sociedad, y ese periódico de chismes van a enloquecer.
🥀🥀
Los nervios me estaban enloqueciendo…
Estamos a solo treinta minutos del parque y ya sentía la presión de las miradas sorprendidas y de los comentarios en ese periódico…
Solo es un cortejo, aún no es una propuesta de matrimonio…
Primero tengo que conocerlo bien, y averiguar cómo se siente el amor. Si el príncipe despierta en mí esos sentimientos de los cuales he leído tanto, entonces él es el indicado…
Por ahora tenemos nuestra primera cita en el parque, donde habrá un gran picnic y parejas paseando en bote por el lago.
Compartiremos espacio con la familia Dagger y con el príncipe…
Luego de vivir toda mi vida en una mansión apartada en el campo, mi debut en sociedad ha sido un sube y baja de emociones constantes. Los bailes, las miradas, las personas, los cortejos, mi desagradable encuentro con aquel caballero cuyo nombre no quiero recordar, pues sentí el verdadero miedo con él, de ese caballero incógnito que me salvó y por el cual siento un vacío por no poder reconocerlo y saber que no volveré a verlo, por el príncipe, que con tan solo voltear a verme ya me siento halagada, y por esta hermosa vista, que solo por un momento me recuerda a mis días de tranquilidad en el campo.
El parque: Era un hermoso lugar con una fina hierba verde. A cada extremo habían casas de campañas elegantes, con asientos campestres y pequeñas mesas con frutas y limonada. El lugar estaba lleno de personas de la alta sociedad, todas estaban paseando y aprovechando el hermoso día soleado. Las señoritas caminaban elegantes con sus sombrillas a juego con sus vestidos, en cambio los caballeros caminaban distinguidos con sus sombreros de copa. Aquel lugar no tenía etiquetas de edad, pues, a parte de haber varias señoritas siendo cortejadas, también habían niños corriendo y jugando muy felices. Pero la mayor atracción no eran la elegancia de las casas de campaña, ni de los vestidos colores pastel de las señoritas, ni de los señores distinguidos. El premio se lo llevaba el hermoso lago que había al frente, lleno de pequeños botes, patos y cisnes nadando muy tranquilos.
—¡Jane, qué bueno que llegas! Tengo una oferta que hacerte —Lizzy corrió hacia mí en cuanto me vio descender del carruaje.
—¿Una oferta? ¿Cuál oferta sería esa?
—Quiero que seas mi dama de honor —Una enorme alegría fue creciendo en mi interior, al punto de que mis labios formaron una sonrisa de felicidad.
—¡Es fantástico! —La abracé fuerte —¡Nada me haría más feliz que ser tu dama de honor! —Reímos.
—No se lo digas a Erick, pero quiero que tú y Ansel, sean los padrinos de la boda, Philips está de acuerdo —Terminó susurrando para que su hermano mayor no escuchara.
—¿Ansel es el joven que ví el día del juego de croquet?
—Sí, es mi hermano mayor —Colocó su mano en mi oído para secretear —Y no se lo digas a Gael y a Erick, pero él es mi favorito. —Una risita cómplice se nos escapó de los labios.
—Estoy tan feliz de tenerte como amiga, Lizzy —La abracé fuerte.
—Que conste —Alzó su mano derecha al aire —Quiero ser tu dama de honor el día de tu boda con el príncipe —Reímos.
—Sin dudas lo serás… pero aún no sé si será con el príncipe —Le susurré con discreción.
—¿Aún no estás segura? —Me miró sorprendida —Oh amiga, créeme, si sintieras algo por él, ya lo sabrías.
Suspiré algo preocupada, mientras veía al príncipe caminar hacia nosotras.
—Creeme Lizzy, lo estoy descubriendo, ahora simplemente me abriré a conocerlo… Pero también tengo mi edad en mi contra, tú recién comienzas, pero ya yo tengo veintidós, el tiempo corre para mí —Ella me miró con tristeza.
—El único consejo que te puedo dar, amiga mía, es que el amor siempre llega a nuestras puertas repentinamente, no importa la edad, ni las circunstancias, siempre llega —Se paró frente a mí y tomó mis manos delicada —No te conformes con una compañía que no te va a acelerar el corazón en cuanto lo veas. —Miró hacia atrás disimuladamente.
—Milady, ¿acepta un paseo en bote? —El príncipe llegó junto a nosotras, y Lizzy se retiró al instante después de saludarlo con una reverencia.
—¿Usted remará? —Lo miré incrédula, causándole una sonrisa.
—¿Quién más si no? Soy un príncipe, no un inservible. —Me extendió su mano mientras me veía directamente a los ojos.
—Creí que tendría criados para remar por usted, servirle la limonada, para cargar una sombrilla y que el sol no lo castigue. —Lo miré de reojo mientras que él ladeó su cabeza tratando de estudiar mi rostro.
—La verdad, no soy esa clase hombre, no me gusta que otros hagan esas cosas simples por mí, lo encuentro como un abuso total —A juzgar por su cara de descontento acerté en mi plan para descubrir qué clase de príncipe era él: Si el clásico fino que le gusta que hagan todo por él, o el fuerte y bondadoso que respeta a quienes le sirven.
Mi rostro serio se volvió a una sonrisa amplia y luego reí abiertamente.
—¿Me estaba probando, milady? —Su cara de desconcierto me daba mucha risa, pero luego él lo entendió todo y acabó riendo junto conmigo.
Respiré profundo y sonreí.
—Entonces, si es así, sería un honor navegar con usted, su majestad. —Tomé su mano y caminamos juntos hacia un bote sencillo, pero hermoso.
Algunos botes tenían pequeñas casetas para cubrir a sus pasajeros del sol, pero no este, este tenía una pequeña silla tapizada de color lila, y a lo largo del bote tenía flores de igual color sujetas a él.
Mientras el príncipe iba remando despacio por las tranquilas aguas del lago, yo decidí quitar el guante de mi mano derecha y sumergir mis dedos en el agua, para tocar su frescura y mojarlos solo un poco.
—Es muy refrescante estar en el agua, me recuerda a mis días viviendo en la mansión de campo, donde cada tarde iba a nadar al río de nuestra propiedad. —Dije mientras que él sonrió.
—A veces me gustaría pasar una tarde agradable como esa, pero me temo que cada vez mis responsabilidades me consumen más. —Confesó.
—¿Y si le cuento más sobre ese río, tal vez así lo transporte ahí? —Le pedí con una sonrisa.
—Nada me gustaría más que escucharla hablar de lo que la hace feliz, milady.
Me acomodé en el asiento y me coloqué nuevamente el guante aprovechando que mi mano ya estaba seca.
—Siempre iba a nadar en la tarde, pues en la mañana, el sol no tocaba sus aguas producto de los altos árboles, y por eso el agua siempre estaba helada a esa hora. —Sonreí al recordar la primera vez que intenté nadar en la mañana —En cambio en la tarde, cuando el sol estaba en lo más alto, sus rayos se colaban entre las hojas de los árboles, permitiendo que el agua del río se calentara un poco. Ahí pasaba horas nadando, permitiendo que la frescura de sus aguas se llevara mis tormentos y preocupaciones, ahí, era solo yo y la naturaleza… —Tenía mis ojos cerrados, recoradando aquellos tiempos de paz, recordando el sonido del agua correr, el olor a tierra mojada, el trinar de las aves —Y esa era mi forma de desconectar de la realidad, luego de las extenuantes clases educativas de mi tía Margaret.
—Suena idílico —Reímos.
—Si que lo es… a veces sueño con volver a esas tierras tranquilas, aunque sea solo por un fin de semana.
—¿No le gusta la ciudad?
—Sí me gusta, de hecho la disfruto mucho, pero no puedo negar que mi escencia está en aquellas tierras escondidas. —Hablé con nostalgia, al recordar, que la vida ahí era más tranquila y simple, sin tantos estatutos y compromisos.
—Yo estoy considerando comprar una propiedad en el campo, para tener un lugar al cual escapar del bullicio —Me contó y no pude evitar sonreír, pues esas palabras parecían más bien una promesa para nuestro posible futuro compromiso.
—Suena como un gran plan de escape, su majestad. —Ambos sonreímos.
Nos encontrábamos en el centro del lago, algunos botes se lograban ver a lo lejos y los patos y cisnes nadaban dispersos por todos lados. Solo se escuchaban las conversaciones lejanas de las parejas, y en varias ocasiones a los patos grasnar y sambullirse bajo el agua.
—Milady, quería decirle que mis padres están de regreso mañana en la noche. Ellos darán un baile como motivo de celebración por su llegada, están preparando un gran espectáculo, y espero realmente verla ahí.
—He escuchado que sus majestades son muy conocidos por sus sorpresas y excentricidades en los bailes, no puedo esperar a ver qué nos están preparando.
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Hola, hola.
Tienen que decirme, ¿qué les pareció el príncipe? ¿No es una monada?
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