Apple Tea
34.- Apple Tea
La sala de reuniones fue invadida por un silencio fúnebre. Y es que _________ nos había dado una noticia que, más de alguno no habría querido escuchar; Su renuncia al equipo. Intercambiamos miradas entre nosotros mismos, esperando que, lo anunciado por _________ fuese una broma, pero __________, siendo alegre la mayor parte de su tiempo, no demostraba ninguna pizca de estar jugando.
—¿Estás segura de que quieres hacer eso? —Le preguntó Steve. Acariciaba su barbilla con aspecto analizador y un tanto extrañado. Sin embargo, pese a su semblante neutro, en su forma de hablar había dejado en vista su preocupación por __________.
—Totalmente. —Afirmó _________. —Me marcho mañana temprano y espero que ustedes, acepten mi decisión. —Dijo. Percibí la mirada que se dieron Romanoff y Wanda, ambas demostrando su descontento con la noticia.
—___________, si me permites...—Intervino Sam. —Creo que estás tomando una decisión muy precipitada. —Opinó el moreno. Miró al resto del equipo y más de alguno asintió dándole la razón. Entre ellos Clint, Nat, Wanda y yo. —Te necesitamos, ____________. Somos un equipo.
—No puedo seguir aquí. —Replicó la muchacha, acongojada. Sus ojos comenzaban a demostrar los primeros indicios de un posible llanto. Fruncí mis cejas, casi sintiendo el dolor que experimentaba. —Y-yo...quisiera, pero no puedo.
—Pero podemos ayudarte. —Añadió esta vez la rusa. —Tony te ofreció la ayuda de un especialista. Sabemos que no es fácil llevar la muerte de un familiar, el psicólogo te ayudará, __________.
La muchacha respiró hondo y luego exhaló con pausa. Parecía abatida con tanta opinión que impedía su marcha. Ciertamente, todos le ofrecían ayuda desde que su hermano había muerto hace tres meses atrás. __________ había dejado ser ella; alegre y optimista. La muerte de Neil había sido la tumba de su propia alma en vida, y ante ello, nosotros no podíamos hacer mucho.
Neil era el único ser humano capaz de entenderla, y ella, confiaba en él y en su capacidad para sobrevivir a cada misión que se le asignaba. Excepto una, claramente.
—Un especialista no será suficiente para calmar mi dolor, Nat. —Replicó la joven. —Nadie puede sacar a mi hermano de mi memoria. —Lanzó un suspiro pesado. — Necesito alejarme de todo lo que me recuerde a él. Quisiera, por un día, no pensar en que pude haberle salvado la vida. —Musitó al borde del llanto. Más logró contener sus lágrimas. —En la torre no hago más que pensar en lo que pudo haber sucedido si hubiera ido yo a esa misión.
Nos quedamos en silencio por un par de segundos, hasta que la voz de Tony intervino.
—Niña, te estoy dando la posibilidad de que te ayuden. —Le dijo el multimillonario desde una de la esquina donde descansaba su cuerpo. Cruzó sus brazos sobre su pecho y se dignó a acercarse a nosotros, a mi parecer, bastante desinteresado. —Pero creo que es tu decisión tomar la oferta. —Le indicó. —Creo que todos aquí deberíamos aceptar su decisión. Es libre de hacer lo que quiera.
__________ alzó sus cejas sorprendida. Y era de esperar que actuase así; Tony no era de apoyar a las personas, ni tampoco en inmiscuirse en asuntos personales. Era un logro por parte de _________ tener a Tony entre nosotros, escuchando lo que tenía que decir.
La muchacha realizó un ademán ligero y agradeció el tiempo que nos dimos en reunirnos y escucharla. Ninguno emitió palabra alguna después de lo dicho por Stark. La reunión había acabado y con ello, iniciaba la partida de __________.
—¿Qué opinas tú? —Me preguntó Steve una vez todos salieron de la sala.
—No lo sé. —Me encogí de hombros. —Creo que la extrañaremos.
Steve suspiró. Se levantó de su asiento y se encaminó hasta la salida. Yo me quedé unos minutos más, asociando todo lo que estaba sucediendo. __________ no se podía ir. No quería que se fuera.
******
Los sollozos de __________ se intensificaron una vez me detuve tras la puerta de su habitación. Aumentaban cada vez más y yo no me podía sentir más triste. Deseé entrar y abrazarla, escucharle y acurrucarla hasta que se quedase dormida. Pero no podía irrumpir su habitación sin motivo alguno.
Decidí seguir mi camino hasta la cocina, donde me encontré a Nat y Steve intercambiando un par de palabras. Me les uní, siguiendo el tema. No mencioné el llanto desconsolado de _________ por más que quisiera hacerlo. Entendía que ella aún estaba de luto, necesitaba tiempos a sola.
—Acabo de encontrar un té de manzana. —Dijo Nat con una bolsita entre sus dedos. —¿Quien toma té de manzana aquí? —Cuestionó, casi para sí misma. —¿Steve?
—Sabes que lo mío es el café. —Le respondió el rubio, alzando ligeramente su taza de café. —Quizás sea de Clint.
—Entonces no tendrá problema en que lo pruebe. —Dijo la espía, tomando la bolsita para abrirla. Fue cuando mi voz la detuvo.
—¿Es de manzana? —Pregunté, fingiendo no haber puesto atención. La espía asintió. —Lo estaba buscando hace días. —Solté una carcajada.
—¿Tomas té de manzana? —Alzó una ceja, inquisidora. Asentí nervioso. —¿Tienes más? —Preguntó.
—No, pero puedo ir a comprar después. —La rusa me hizo entrega de la bolsita, haciéndole prometer que iría por más de aquellas. Preparé la infusión y me retiré de la cocina en dirección a la habitación de __________. Si algo sabía, era que aquel té, siendo su favorito, lograba calmar sus penas y nervios.
Los sollozos aún eran audibles, pero no como la primera vez que la escuché. Ahora eran pausados y menos ruidoso. Supuse que tendría la entrada fácil para acceder a su habitación y brindarle ánimo. Toqué la puerta y entré cauto. La anatomía de __________ se irguió sobre su cama, secándose rápidamente las lágrimas de sus ojos. Sonrió apacible, invitándome a entrar.
—¿Debería preguntar si estás bien? —Pregunté curioso. __________ lanzó una risa mezclada entre llanto. — Te traje esto... —Le tendí la taza. —Sé que no es el té que realizaba tu hermano... —Fruncí mis labios, poco seguro si le gustaría o no el té. —Pero espero te anime.
Observó la taza entre sus manos y aspiró el aroma particular que se desprendía del interior.
—Gracias Buck. —Sonrió. —¿Cómo supiste que éste es mi favorito?
—Neil me lo comentó un día. —Confesé. _________ agachó levemente su mirada al suelo. No sabía si seguir hablando.
—Sigue. —Pidió _________ en un susurro. Me miró expectante.
Inhalé profundo antes de continuar. Su mirada era insistente.
—Fue un día en el que habían peleado o algo así. —Proseguí. Sus ojos comenzaron a brillar en cosas de segundos. — Había llegado de una misión, se encontraba en la cocina, moviéndose de un lado para otro; recuerdo que me conversaba de diversos temas, hasta que comentó sobre el té. — Recordé.
El muchacho se movía con rapidez buscando algo en específico. De un cajón sacó un té y de otro un palito de canela. Lo introdujo en la taza y vertió el agua hervida en la taza de mediano tamaño. Sonrió triunfal, como si su vida dependiese de aquella infusión.
—«Una bolsa de este té, un poco de miel y un trocito de canela, Bucky. Siempre que la veas mal, no dudes en recurrir a esto.» —Cité las palabras de Neil. _________ agachó su mirada, comenzando a sollozar nuevamente.
—Peleamos por esto. —Me mostró un dije en forma de martillo. De la figura se podía observar pequeños destellos a su alrededor. —Lo acabo de encontrar.
Lo miré detenidamente, atreviéndome a quitárselo de las manos para observarlo de cerca. Inspeccioné sus colores por un buen rato, manifestado lo hermoso que era. Supuse que detrás de ese dije había una historia; no dudé en pedírsela. _________ negó en respuesta.
—Según mi hermano le daba buena suerte. —Explicó. —La historia en sí nunca me la comentó.
—¿Y le daba suerte?
—Según él sí. —Rio suave. —Creo que la chica que le gustaba le dijo que sí cuando le pidió ser su pareja. —Y volvió a soltar otra risita, al parecer, recordando aquel día. —También creo que, gracias a eso, lo aceptaron en SHIELD.
—Creo que funciona. —Reí. Podía inferir que aquel amuleto y Neil, tenían mucho que decir al respecto.
—Sí, creo que sí. —Suspiró ________ esta vez con desgano. Le hice entrega del collar nuevamente. Lo atrapó y lo cubrió con su mano empuñada. —No lo llevaba en la misión. —Musitó.
—¿Crees que hubiera vivido si hubiese llevado el dije? —Cuestioné. _________ miró un punto fijo en la habitación y parpadeó repetidas veces.
Tal parecía que el dije tenía la facultad de mejorar los días de Neil. Seguramente, se hubiese salvado de haberlo llevado consigo aquel día, pensé. Pero ello, jamás lo íbamos a saber. El destino era incierto; Jamás podríamos saber si el destino de Neil hubiera sido el mismo con o sin su amuleto.
__________ volvió en sí y me observó atenta. Aún parecía buscar una respuesta que tuviese lógica.
—No lo sé. —Respondió finalmente en un murmuro. —Quizás era lo que tenía que suceder. — Se encogió de hombros, miró la taza de té que reposaba a su lado, sobre su mesa de luz y la tomó. le dio un sorbo y asintió en respuesta. —Delicioso. —Sonrió.
—A ver si con eso cambias de opinión y te quedas con nosotros, __________. —Sonreí, indicando la taza entre sus manos.
Soltó una carcajada suave y me golpeó mi brazo humano con delicadeza. Rodeé su anatomía y la acerqué a mi lado. Su cuerpo se agazapó al mío, y suspirando, dijo:
—Quizás me quede. —Anunció. —Sólo si me preparas el mismo té.
Reí y, por primera vez, después de tres meses, pude ver un destello en sus ojos cafés.
—Hecho. —Acepté y ambos soltamos risitas llenas de diversión.
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