Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Preparativos Festivos

Una serie de pensamientos tumultosos rodeaban la mente de Hornet mientras se dirigía a su cuarto. Recientemente había ido a visitar al prisionero acusado de atacar sus huevos para enterarse de su estado, su recuperación iba muy bien, al menos sus patas, si la cosa seguía así, pronto podrían realizar una interrogación escrita, aún así, quería contar con el aguijón onírico en caso de que el individuo los envolviera en alguna mentira, sin embargo, el entusiasmo por parte del prisionero por prestar declaración la tenía algo pensativa. 

Ahora trataba de ordenar sus ideas para tomar la decisión más justa posible, pero aquello era un tanto complicado si tenía a Ania parloteando alrededor su yo.

—En serio mi reina, usted no debería tener tanta consideración con ese monstruo, debería ejecutarlo de una vez y olvidar el asunto ¡Ya intentó destrozar sus huevos! ¡SUS HUEVOS! La preciosa descendencia de la reina, eso es un crimen imperdonable.

—Ania, todavía me interesa lo que él tenga que decir, por eso no lo voy a matar hasta que sea capaz de comunicarse. Su boca es incapaz de pronunciar palabra, pero sus patas están próximas a sanar. Dentro de poco será capaz de escribir de nuevo y entonces nos dirá todo lo que sabe. Hasta entonces me guardaré mi veredicto.

—Está siendo demasiado blanda, el no castigar a un culpable se podría considerar una muestra de debilidad.

—Es una muestra de justicia, incluso las mismas presas tienen derecho a defenderse y correr por su vida. Pero te aseguro que en cuanto todo esto quede claro, yo misma lo mataré, no te preocupes por eso Ania.

—Pero mi reina....

—¡Ya es suficiente! No quiero discutir más del tema contigo, no te tomes atribuciones que no te corresponden, yo soy la reina y yo decidiré el destino del prisionero. Ahora quiero relajarme e ir a ver a mis niños por favor.

—Si mi señora —dijo Ania con tristeza—. Están en su cuarto con el consorte.

—Tampoco es como para que tomes una actitud tan distante —Hornet la miró algo extrañada, pero la araña se limitó a hacer una cortés reverencia y se retiró a realizar sus labores.

La reina suspiró con agotamiento, ya tenía suficientes problemas como para además tener que preocuparse por el estado de ánimo de su sirvienta. Últimamente se comportaba algo raro y en verdad no la entendía ¿Le habría afectado en alguna manera el nacimiento de sus niños? Tenía la esperanza de que fuera algo temporal y pronto volviera a ser la misma Ania a la que estaba acostumbrada, hasta ahora siempre había sido una sirvienta perfecta, la única que había tenido desde que se convirtió en reina, siempre dispuesta a servirla, hábil en todo tipo de actividades, la que la apoyaba en todo y le prestaba ayuda en todo lo que pudiera.

Pero dejaría ese asunto para más tarde, ahora solo quería ver a sus hijos, así que abrió la puerta de su habitación donde encontró una escena que le enterneció el corazón.

Dentro del cuarto estaba Quirrel encima de la cama jugando con sus hijas. Las niñas corrían encima de la frazada escapando de su padre quien trataba de atraparlas, obviamente la cochinilla se movía de forma torpe a propósito para no capturarlas y hacer que el juego durara lo más posible. 

—Vaya, parece que se divierten —dijo la reina con una sonrisa.

—Hornet, ya volviste.

—¡Yi! —Chillaron las niñas corriendo al encuentro de su madre, quien se agachó para recibirlas en sus brazos.

—Mi princesita ¿Cómo estás? ¿Te divertiste jugando con papá?

—¡Yi yi! —Hornet la besó en la frente a modo de saludo y le dirigió una mirada a la cochinilla.

—Ay hija, por fin te veo despierta ¿Cómo estuvo la siesta?

Como respuesta la niña se acomodó en los brazos de su madre, cerró los ojos y comenzó a dormitar.

—¿Ya te dormiste otra vez?

—Creo que nunca son suficientes siestas —dijo Quirrel divertido.

—Sí, ya veo —Se sentó en la cama y depositó a la princesa junto a ella, aunque mantuvo a la cochinilla en sus brazos—. ¿Y Chester?

—Arriba donde lo dejaste.

Ambos miraron hacia el techo y vieron al pequeño niño atado en un capullo de seda colgando del techo. Ahora que su madre había llegado comenzó a agitarse y a chillar tratando de llamar la atención. Como respuesta, Hornet con su mano libre sacó su aguja y la arrojó contra el capullo cortando el hilo que lo mantenía unido al techo, este cayó sobre la cama sin ningún perjuicio para su ocupante, de hecho se podría decir que la experiencia hasta le resultó divertida. Luego de eso Hornet procedió a liberarlo.

—Espero que con tu castigo aprendas a no salir corriendo fuera de la casa sin un adulto, te podrías caer al lago —luego de eso lo besó en la frente, aunque el niño rebelde no parecía muy feliz con los mimos de su madre.

Cuando Hornet terminó con él, Chester se quedó un momento recostado mirando el techo, aunque no duró mucho pues la princesa comenzó a tocarle la barriga, cosa que le causó cosquillas. El pequeño trató de alejarla pero ella parecía muy empeñada en jugar con él, hasta que finalmente terminó cediendo y empezaron a perseguirse encima de la cama.

—Se ve que tienen mucha energía ¿No quieres unirte a ellos? —Le habló Hornet a la niña que tenía en brazos, esta solo gruñó suavemente y siguió descansando en los brazos de su madre—. Supongo que no.

—No te preocupes Hornet, algunos niños son más tranquilos que otros.

—Lo sé, solo me preocupa si no será demasiado tranquila.

—La matrona dijo que estaba bien, pero si te angustia demasiado, podemos ir a verla después.

—Claro, programaré mi tiempo para hacerle una visita. Cambiando de tema ¿Alguna novedad mientras no estuve?

—Llegaron un par de cartas, cuando veas los sobres seguro sabrás de quien son.

Quirrel se levantó y recogió un par de sobres que tenía sobre el velador, ambos eran bastante particulares a su manera. El primero era un sobre extremadamente elegante, parecía que estuviera hecho de plata, tanto por su color como por su brillo, estaba escrito con una letra pulcra y elegante y tenía el sello de real de Hallownest. El segundo era diametralmente distinto, era de color verde con dibujos de frutas, estaba escrito con una letra menos elegante pero igual de bonita y estaba sellado con un sticker de corazón.

—Correspondencia de Big por duplicado, una carta oficial y una personal, esto es bastante interesante.

Hornet y Big cuidaban mucho la etiqueta y los formalismos que sus estatus de gobernantes exigían, y esto les obligaba tratarse con sus títulos de realeza, realizar regalos caros en ocasiones especiales y mandar correspondencia escrita en lenguaje formal y en sobres especiales destinados para este propósito. Pero tampoco descuidaban su cálida relación de hermanos, por eso cuando no habían sirvientes o personas ajenas a la familia se tuteaban, aparte del regalo caro y ostentoso siempre enviaban otro más normal pensado según los gustos personales de cada quien y adjunto a la carta formal, normalmente había otra carta más humilde y amigable.

Hornet admiró el sobre verde con frutas, en la última fiesta le había regalado a Big un paquete de sobres con diseños coloridos, algunas libretas de esquelas con dibujos y sellos de flores y corazones, sabía que a él le gustaba ese material de oficina colorido que no le había costado ni 15 geos en la tienda de Ciudad de las Lágrimas, pero lo había comprado pensando en él y por eso Big lo apreciaba tanto, de hecho cada vez que tenía una carta personal que mandar a sus parientes usaba esos sobres y sellos, así que ya se hacía una idea del tipo de carta que era.

—Umm.... ¿Cuál primero? Creo que empezaré con la carta formal.

—Bien ¿Qué dice?

Reina Hornet, Gobernante de los vastos terrenos de Nido Profundo.

Distinguida dama:

Junto con saludarla, ofrezco mis felicitaciones por los descendientes recién nacidos y les mando mis mejores deseos de salud y prosperidad.

Como muestra de amistad y unión entre nuestros reinos, queda cordialmente invitada a una fiesta en el Palacio Blanco para dar la bienvenida a los retoños y conocer a la heredera de Nido Profundo. Por supuesto la presencia de su consorte será bien recibida. 

Esta se realizará el día tercero de la semana entrante.

Sin otro particular y esperando que se encuentre bien, se despide.

Big, Rey de Corazón de Hallownest.

—Una fiesta en el palacio, hace tiempo que no vamos a una —dijo Quirrel alegremente.

—Sí... —Hornet en cambio parecía desanimada.

—¿Qué pasa? Ah, no te gustan las fiestas, pero habrá buena comida.

—No es eso... Vamos a llevar a los niños, y ese lugar está plagado de sierras...

—Cierto... Supongo que podemos pedir que las desactiven durante la fiesta, a Big no le gustaría que sus sobrinos salgan heridos.

—Sí... Supongo...

—¿Por qué no lees la segunda carta?

—Oh, claro.

Querida hornet:

Escuché que ya nacieron tus niños ¡Me muero por conocerlos! ¿Podría jugar con ellos? ¿Son muy pequeños? ¡Me encantan los niños! 

Hollow cuando se enteró quiso salir corriendo a verte pero se lo impedí, tuve que llevarlo a dar un paseo por el camino del dolor para que se calmara, a propósito, Ogrim dijo que las sierras podrían ser peligrosas para los bebés así que las dejaré apagadas cuando vengas al castillo. Solo espero que esto no haga que se cuele gente extraña en la fiesta, porque por supuesto he organizado una fiesta para ustedes, en la otra carta está la fecha.

Por cierto que luego de la fiesta pueden quedarse a dormir, ya preparé un cuarto para ustedes, por favor dime que sí se quedarán, así habrá más tiempo para jugar con los niños.

A todo esto ¿Recuerdas la mantis que estábamos cuidando el otro día? También la llevaremos a la fiesta, solo que nos preocupan un poco sus modales para comportarse ¿Puedes creer que sugirió hacer una fogata en el salón de baile? Si hasta había empezado a preparar el lugar ella misma, y el otro día empezó a pintarle la cara a Hollow, me alegra que ya sea más dócil y se sienta a gusto con nosotros, pero hay ciertas cosas que no le podemos permitir.

Considerando que las mantis son tus vecinas ¿Tienes alguna recomendación? Nos sería de gran ayuda. Sin más que decir, espero que estén todos bien, dale mis saludos a Quirrel, los quiero mucho.

Big.

—Vaya con esta mantis —Hornet no pudo evitar reír ante lo que contaba sobre ella—. Al menos ya es más fácil tratar.

—¿Y tienes algún consejo para ellos? —Preguntó Quirrel que ya había terminado de leer la misiva.

—Es solo cosa de educarla, no es tan difícil, creo que les escribiré una carta también.

—¿Nos quedaremos a dormir allá? 

—Pues... —Suspiró con pesar—. Sí, lo haremos, de todos modos no hay nada de malo con eso y es mejor si los niños tienen buena relación con su tío, en caso de que hubiera alguna emergencia él sería su principal fuente de ayuda.

—Maravilloso, podré darle una visita a la colección del castillo.

—Tú y tus libros...

Quirrel solo le dedicó una sonrisa alegre y besó a su esposa.

.....................................................................

—¡No quiero! —Gritó la mantis tratando de zafarse de las manos de las hembras que la vestían

—Pero si luce hermosa...

—¡Me veo ridícula! ¡No quiero usar estos trapos!

—¡Trapos!

Todas la miraron horrorizadas y luego dirigieron una mirada al contenedor que vigilaba todo el proceso.

No era un individuo muy alto, tenía dos cuernos curvados hacia atrás, similares a los de Shadow pero más apegados a la cabeza, su cuerpo era más robusto que el de un contenedor promedio, mostrando un pecho ancho y prominente que resaltaba en su capa cerrada bajo la cual por alguna razón se vislumbraba una cola. El nombre de este individuo era Demetrio y la cola la tenía por elección propia, esa era la forma que había elegido como sombra, aunque esto era algo que no le podían explicar a Orquídea, quien por su cuenta, llegó a la conclusión de que era una variante de la especie de los hijos de las sombras, otra raza por así decirlo.

Demetrio era el encargado del vestuario, amaba las telas y la moda, tenía una estrecha relación con las tejedoras quienes le proveían de material para sus sofisticados diseños de ropa, era famoso por su buen gusto y sus confecciones, muchos nobles le encargaban los trajes para sus fiestas y estaba muy orgulloso de su trabajo, por eso que esta mantis salvaje llamara a su diseño de lujo "trapos" lo había ofendido de sobremanera.

—¡.................!

Demetrio comenzó a "gritarle" furioso a la mantis, por supuesto ella no entendía nada de lo que quería decir, pero su lenguaje corporal más o menos le hacía captar que estaba enojado. Las sirvientas parecían algo asustadas aunque a Orquídea esto no parecía importarle, ella solo quería quitarse esa ropa de encima, se sentía incómoda, como si estuviera llevando un disfraz ridículo.

Le habían colocado un manto celeste con detalles y una cinta fucsia en el cuello, y había reemplazado el pareo de Hornet por otro que hiciera juego con el manto, además de complementarlo con un cinturón fucsia ancho para mantener la tela en su lugar. Todos decían que se veía hermosa pero ella no lo creía, seguro se estaban burlando de ella.

En ese momento Big abrió la puerta de la habitación y entró en el cuarto donde vio a las sirvientas asustadas y a Demetrio furioso gritando cosas no aptas para oídos cristianos.

—Demetrio, ese lenguaje.

El aludido se sobresaltó al escuchar la voz del monarca y se dio la vuelta disculpándose nerviosamente.

—¿Qué es lo que te hizo enojar tanto? —Levantó la mirada y se encontró con Orquídea que estaba con la cara roja tratando de cubrirse con un florero—. ¡Orquídea estás preciosa! Aunque siento que algo le falta a esto...

Demetrio lo miró algo sorprendido, luego dirigió su vista hacia la mantis analizando su creación, tras meditarlo un momento le dio la razón al rey y corrió hacia la insecto, sacó una flor del florero que sujetaba, sacó una cinta celeste de su caja de costura e improvisó un adorno con los dos elementos, luego se subió a una silla para alcanzar a la mantis y le colocó el adorno en una de sus antenas.

—¡Perfecto! —Dijo Big alegremente—. Ahora sí pareces toda una dama de la alta sociedad.

Caminó hacia la mantis y se la quedó mirando a los ojos, extendió su mano y le rozó el rostro tiernamente causándole un estremecimiento. Las sirvientas que miraban la escena enrojecieron y de forma discreta comenzaron a retirarse del cuarto, al parecer se venía una escena romántica y no querían importunar al rey.

Demetrio las miró con cara de pregunta sin moverse del lugar, no entendía porque todos se iban, aún no acababan de arreglar el traje, sin embargo nadie se dignó a explicarle nada, lo tomaron de la mano y lo sacaron de la habitación.

Orquídea y Big se quedaron a solas en el cuarto, sin ninguna compañía más que los muebles y los distintos modelos de trajes de fiesta que le habían probado. El monarca parecía muy cómodo, aunque para la pobre mantis era todo lo contrario, estaba extremadamente nerviosa. Las sensaciones que le provocaba el rey contrastaban mucho con las de su querido caballero, poseía una presencia aplastante que de alguna manera la hacía obedecer a este rey, pero a la vez tenía un aire dulce que la hacía sentir segura y a gusto. Con Big todo era calma y paz, cosa a la que ella no estaba acostumbrada, por extraño que sonara.

El rey solo la miraba de arriba a abajo y ella cada vez se sentía más alterada, así que decidió romper el silencio, de la forma más pacífica posible, Orquídea sería capaz de atacar a cualquiera, pero jamás osaría levantar una garra contra Big, así era el poder de la marca del rey que le había dado Hollow a su hermano.

—Ma-ma-majestad ¿Podría dejar de mirarme así? Me pone nerviosa...

—¿Eh? Oh, lo siento, es que luces tan hermosa que es difícil apartar la mirada de ti.

Aquello sin duda era un piropo, a Orquídea jamás en su vida le habían hecho un piropo y no sabía bien como reaccionar. En la tribu no se estilaban las relaciones de pareja formales,  pero no era raro que machos y hembras se relacionaran íntimamente fuera de la época reproductiva, eso no estaba prohibido, aunque se consideraba algo peligroso por el riesgo de enamorarse, Orquídea temiendo que esto le pasara, jamás tuvo relaciones con ningún macho, ni siquiera un simple coqueteo, en parte por la distancia que ella misma ponía con los demás, y en parte porque le tenían miedo. 

Por todo esto no sabía como reaccionar cuando alguien se comportaba de forma galante con ella, ni siquiera creía que se lo dijeran en serio, al fin y al cabo en la tribu era considerada una de las mantis más fuertes, pero no la más atractiva, de hecho Lirio era más popular que ella.

—Agradezco sus palabras pero estaría más feliz si fuera honesto. Yo no soy una mantis particularmente bella, ni tampoco soy una dama de alta sociedad, soy una guerrera, lo mío es la batalla y el poder, estoy consciente de lo que soy y lo acepto, no tengo problemas con ello. Este caparazón plagado de cicatrices no es el de una dama, es el de una máquina de matar.

Quizás las últimas palabras que pronunció le supieron algo amargas, en realidad no quería que su único valor fuera el de acabar con la vida de otros bichos, quería ser más que eso, Hollow le había enseñado que la vida era más que solo pelear, pero no creía que hubiera algo realmente bueno en ella, no era una protectora, no era dulce, ni amigable, era egoísta, débil y por supuesto no era guapa.

—Pues... Tus cicatrices han disminuido bastante desde que usas el ungüento que Hollow te compró.

Orquídea se puso colorada al pensar en la crema, últimamente se la aplicaba ella misma, pero aún recordaba la "ayuda" que recibió las primeras veces.

—¡Majestad! Un par de cicatrices menos no van a mejorar mi aspecto, yo no soy guapa, una guerrera no puede ser guapa.

—¿Por qué no? Yo también soy un peleador formidable y soy muy guapo.

La mantis no pudo evitar reír ante su comentario. En verdad tenía mucha confianza en sí mismo, aunque con bastante razón, Big era muy lindo, quizás tenía aquel atractivo sensual de Hollow, pero era bello a su manera, de una forma más adorable y dulce, era el tipo de bicho con el que simplemente te gustaría pasar el tiempo, pasear, charlar, o hacer cualquier otro tipo de actividad, incluso pelear.

—Todos dicen que usted es un gran luchador, pero yo aún no he podido comprobarlo con mis propios ojos.

—¿Oh? ¿En verdad? Pues si mejoras en tus clases de etiqueta y baile, tú y yo podríamos tener un duelo.

—¿¡De verdad!? —La cola de Orquídea comenzó a agitarse suavemente de arriba hacia abajo, cosa que no pasó desapercibida para Big, luego de que Hollow le contó ese detalle.

—Por supuesto, pero como dije, solo si mejoras en etiqueta y en baile. —Orquídea bufó.

—Las clases de etiqueta son una soberana estupidez, comer no debería ser algo tan engorroso, y todas esas formalidades con los nobles en la fiesta... ¡Se supone que una fiesta debe ser algo divertido! En fin, al menos no son cosas difíciles de aprender, el problema es el baile.

—¿Te cuesta bailar?

—No, al menos en teoría no parece difícil, pero no he podido practicar.

—¿Por?

—El profesor me tiene miedo. Casi ni se acerca a mí, se supone que en este baile hay que tomarse de las manos o algo así y él ni siquiera es capaz de tocarme una garra ¿Cómo esperan que aprenda?

—Vaya, que contrariedad.

Big la miró un momento para luego bajar la mirada y quedarse pensando un momento, para cuando volvió a mirar a la mantis una sonrisa traviesa se dibujó en su rostro, cogió a Orquídea por una garra y comenzó a sacarla de la habitación.

—Ma-ma-¡Majestad! ¡Qué hace!

—Te llevo al salón de baile, yo practicaré contigo.

—¿Que? Pero... Pero...

No había palabra que hiciera cambiar de opinión a Big, la mantis tendría unas clases de baile impartidas por el mismísimo rey. Ambos salieron del cuarto de forma distraída sin darse cuenta de la presencia de los sirvientes que se habían escondido detrás de una cortina para que no los descubrieran espiando detrás de la puerta.

Por el camino Big logró conseguir un pianista que tocara para ellos mientras practicaban su danza y así fue como Orquídea recibió sus clases personales impartidas por el mismísimo rey del castillo, un extraño honor que a ojos de los demás, era otra prueba más de la cercanía entre esos dos.

—Bien Orquídea, coloca tu mano en mi hombro así, yo me pondré aquí y colocaré mi mano en tu cintura, acércate más, eso es.

—E-e-es ¿Es esto necesario? —Dijo la mantis con el rostro rojo.— Estamos muy cerca.

—Así es como se baila en este tipo de fiestas,  no es nada tan raro, y la cercanía permite charlar mientras danzas.

—Bueno... Visto de ese punto de vista parece práctico, pero si te pones a bailar no te puedes concentrar en hablar ¿O si?

—Este baile es tan sencillo y calmado que una vez te lo aprendes, no necesitas pensar mucho en ello, vamos a empezar. Este baile se llama vals, y se caracteriza por tener un ritmo de tres tiempos, das tres pasos haces una pequeña pausa y luego tres pasos más y así. Es simple, solo hay que procurar no pisar a tu compañero y no chocar con alguna de las otras parejas bailando, pero por tradición es el macho quien guía la danza, así que al menos podrás despreocuparte del tema de chocar con alguien.

—Entiendo.

—Bien ¡Música maestro!

El músico que se trataba nada menos que de Soul, se encontraba sentado frente a un hermoso piano de cola y ante la señal de Big, colocó sus dedos sobre las teclas y empezó a tocar un alegre vals.

Big dio el primer paso de forma tan repentina que Orquídea casi se cae por no seguirlo, pero tras el primer tropiezo  comenzó a esforzarse por seguirlo. En un inicio Big iba contando los pasos para ayudarla a seguir el ritmo. "un, dos, tres, un dos tres" cantaba el contenedor, y tras algunos momentos de duda y torpeza, la mantis comenzó a bailar con él.

Esta danza era muy distinta a cualquiera que hubiera realizado, no tenía nada que ver con las rítmicas rondas alrededor de la fogata en la tribu, ni con la vertiginosa parafernalia que había montado con Hollow en Cumbre de Cristal. Era un baile refinado, tranquilo y hasta monótono. Como decía Big, una vez te habituabas a este ni siquiera había que poner atención a cada paso y podías distraerte con otras cosas, en una fiesta real habría prestado atención a otras parejas bailando, o conversado con su compañero, pero dado que era una práctica en solitario, se limitó a observar a Big.

Era un bicho en verdad muy hermoso, los regios cuernos que coronaban su cabeza eran imponentes, su figura era fuerte y bien formada y su tamaño impresionante, pero por sobre todo ello, esa hermosa y dulce mirada llena de calma era lo que más llamaba su atención, había tanta amabilidad en aquellos ojos que se sentía tranquila solo con verlos, aquello sumado a la agradable música del piano convertían aquel instante en uno de ensueño, ni siquiera se dio cuenta cuando la música paró y sus pasos cesaron lentamente.

Ambos bailarines se observaron un instante en silencio y entonces...

—¡Eres tan linda! —Dijo Big antes de agarrar a Orquídea y abrazarla con tantas ganas que hasta la levantó del suelo.

En ese momento Orquídea se olvidó de que estaba frente al rey del país que podía aplastar a su tribu y dejó de lado todos sus modales.

—¡Suéltame maldito animal! ¡Bájame de una vez! ¡¿Me estás escuchando?!

Pero Big no hacía caso, solo agitaba a Orquídea de un lado a otro como si se tratara de un animal de peluche. Y en ese momento Hollow que andaba buscando a la mantis entró en el salón.

Encontró a Big abrazando a Orquídea como si fuera su juguete y a Soul mirándolos con expresión de diversión. Inmediatamente una punzada de celos le clavó el corazón, aunque no fue capaz de reconocer ese sentimiento como tal, él solo sabía que le enfadaba un poco ver a Big abrazar a la mantis de esa manera, así que se acercó y con mucha educación llamó su atención golpeando su aguijón contra el suelo.

Inmediatamente Big y Orquídea lo miraron, ella con algo de temor (Por razones que no quería reconocer) y él con algo de sorpresa. Notó lo molesto que lucía su hermano, entonces observó a la mantis y entendió todo, la soltó y la puso frente a Hollow.

—Lo siento, se veía tan linda que tenía que abrazarla, ahora la puedes abrazar tú.

—¡¿Qué?! —Gritó la mantis poniéndose cada vez más roja.

Como respuesta Big le dio un caballeroso beso en la frente.

—Debo irme, tengo cosas que hacer, Hollow también sabe bailar vals, él puede terminar de enseñarte —Le tocó el hombro fructuosamente a su hermano a modo de despedida y comenzó a alejarse—. Diviértanse, espero que la dejes lista para la fiesta Hollow.

Como siempre Big manejaba las situaciones con una tremenda naturalidad de tal manera que era imposible enojarse con él. Hollow se calmó con la idea de que solo era un abrazo porque Orquídea se veía muy guapa, de hecho él opinaba lo mismo ahora que la veía bien, también quería un abrazo, o quizás algo más. De todos modos él tenía más derechos, ella le había dicho que lo amaba, era su novia (Quizás no todavía pero ya arreglaría ese tema en la fiesta).

Miró un momento a Orquídea, y entonces la besó.

Durante la siguiente hora se la pasó corriendo por el castillo siendo perseguido por una mantis furiosa que le quería clavar las garras encima y no sabía porqué.

Por supuesto Orquídea no iba a reconocer lo mucho que le había gustado el beso .

----------------------------------------------------------------------------

Me tomó milenios acabar el capítulo pero me dio bloqueo de escritor y he tenido mucho trabajo, cosa que me mantiene demasiado agotada para avanzar, pero lo logré, aquí está el capítulo, y con el siguiente entramos de lleno en la fiesta. Yey.

Se me había olvidado mencionarlo, la vasija diseñadora de modas de este capítulo es la última vasija prestada, conozcan a Demetrio.

Esta vasija le pertenece a Mika, una chica muy agradable del rol de Hollow Knight en el que participo. A decir verdad prácticamente no habían datos de este personaje, solo lo diseñó, ni siquiera le había puesto nombre, así que yo misma lo llamé Demetrio porque le veía cara de Demetrio y le di ese particular gusto por la moda.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro