Epílogo y Prólogo
Era otro día normal en Tierras Verdes, donde como casi cada día, se podía ver a Hornet recorriendo el camino rústico que la llevaría hasta el nido donde cuidaban de sus hijos. Quizás las primeras veces que había tenido tomar esta ruta se había quejado de lo largo que se le hacía el camino, pero tras hacer de esto una rutina, había aprendido a disfrutar del viaje, además, a sus niños les encantaba ir allí.
Tras llegar a su destino, tocó respetuosamente la puerta y fue atendida por un escarabajo que ostentaba un gran cuerno y una afelpada barba.
—¡Hornet! Bienvenida ¿Es mi idea o llegaste más temprano de lo habitual?
—Hola Neil, sí, hoy vengo a recogerlos un poco antes, lo que pasa es que tenemos una reunión familiar importante y tenía que llevarlos conmigo.
—Ya veo ya veo, pasa, los pequeños están con Sheo, por cierto que debido a lo temprano no alcanzamos a bañarlos.
—No te preocupes por eso, ya nos haremos cargo en el castillo, permiso.
Hornet entró hasta el estudio del artista donde encontró al maestro Sheo limpiando las manchas de pintura que Chester tenía encima con un trapo, el niño estaba inusualmente tranquilo y se dejaba asear dócilmente. Pero cuando vio a su madre, algo de entusiasmo penetró en él y saludó con un chillido, uno bastante apagado para alguien tan energético como él, por supuesto la mestiza de inmediato se preocupó por esto.
—Chester cariño ¿Estás bien?
—No creo que sea nada de lo que debas preocuparte Hornet —la tranquilizó Neil—. La falta de ánimos de Chester la tienen sus hermanas también y es algo normal para su edad.
—¿Qué quieres decir?
—Que pronto tendrán su primera muda.
—¡Oh!
Esta noticia la puso feliz, una madre siempre se enorgullece de los pequeños logros de sus hijos y ahora ocurriría un evento de suma importancia ¡Su primera muda! Pronto lucirían un caparazón más resistente y serían menos vulnerables, claro que aún dependerían de ella para que los cuidara, pero aún así se alegraba mucho por ellos.
—Ah, mi pequeño Chester, así que te volverás un niño grande ¿Eh? —Tomó a la cría en sus brazos que se acomodó en ellos y cerró los ojos—. Es raro tenerte tan decaído, en fin, tal parece que tendré unas vacaciones muy tranquilas.
—¿Se va de vacaciones? —Preguntó Sheo.
—Oh sí, estuve adelantando trabajo las últimas semanas para asegurarme unos días de absoluta libertad, con Quirrel y los niños nos iremos a descansar a Boca Sucia y... Cierto que no les avisé. La próxima semana no hará falta que cuiden de los niños.
—Ah... Ya veo...
La noticia repentina entristeció un poco a los escarabajos, pero tampoco se lo tomaron mal, sería solo una semana, ellos también estarían libres para dedicarse a otras cosas y pronto volverían a ver a los retoños.
—Entonces le deseo unas buenas vacaciones, espero que las disfrute mucho.
—Gracias, vamos niñas.
Llamó a las pequeñas que estaban recostadas sobre un sillón descansando, también estaban faltas de energía, pero no tanta como para no caminar por ellas mismas hasta la canasta donde serían transportadas. Una vez que todos los bebés estuvieron dentro, Hornet se despidió de los escarabajos, les dio su paga y partió con sus hijos rumbo al Palacio Blanco donde se reuniría con Quirrel y el resto de su familia, ese día ocurriría un evento muy importante y todos habían sido convocados.
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—Eso es... Despacio... Despacio... Ya lo tienes... ¡Perfecto! Bien hecho Rosa.
Lirio felicitó a la cría que se aferraba con todas sus fuerzas a un enorme trozo de comida que colgaba de un gancho, esta niña era la que tenía más problemas para volar y por eso había tardado tanto en lograr comer, era un alivio verla por fin mordisqueando el trozo de comida, todos sus hermanos en cambio ya se habían alimentado y ahora estaban siendo atendidos por Orquídea que los acomodaba en bolsas colgantes para que durmieran.
—Lo logró —dijo Orquídea aliviada—. Que bueno, esa niña me preocupa bastante.
—Bah, esto no es nada, seguro que Rosa es como yo, nunca fui buena volando, pero en cuanto perdí mis alas y empecé a caminar no había quién me detuviera.
—Espero que sea así, necesitamos que todas las crías posibles sobrevivan.
—Sí... La población decayó bastante luego de la guerra —El tono de pena de Lirio era algo bastante inusual en ella—. De hecho.... Quería hablarte de eso, con Lavanda estábamos considerando la idea de permitir que dos hembras de cada familia puedan tener hijos el año que viene.
—Los gastos de alimentación pueden ser difíciles de asumir.
—Sí, pero les podríamos brindar una ayuda extra a todos, al fin y al cabo tenemos la compensación de Nido Profundo.
—¡Tienes razón! Podemos exigir un tributo en comida y con eso cubrir los gastos para permitir que nazcan más niños el año que viene ¡Eres una genio Lirio!
—No es para tanto, todo fue idea de Lavanda.
—Ah claro, creo que de nosotras es la más lista, a todo esto ¿Dónde está ella? Debería estar aquí haciendo dormir a sus hijos en lugar de nosotras.
—Creo que está en la parte de atrás peleando con Tash —Lirio mencionó esto con un tono de total despreocupación.
—¿¡Otra vez!?
Orquídea tomó a Rosa que a penas había terminado de comer y la puso en su bolsa, una vez que la niña estuvo acomodada salió hecha una furia hacia la parte posterior de la casa que compartía con sus hermanas, y tal como había dicho Lirio, allí se encontraba la tercera Lord discutiendo con Tash, aunque parecía que pronto eso dejaría de ser un discusión para convertirse en una pelea.
—¡Tengo derecho a ver a mi hijos! ¡Hazte a un lado! —Gritó Tash furioso.
—¡Sobre mi cadáver! No pienso permitir que mis hijos se involucren con un macho debilucho como tú ¡Eres una decepción Tash! ¡Vete de aquí! No necesito de tu ayuda para criar a estos niños.
—¡Lo necesites o no también son mis hijos! Tengo responsabilidades y quiero asegurarme de que están bien.
—¡Están bien! ¡Ahora vete y llévate esta basura! —Pateó de forma despectiva la presa muerta que Tash había traído como ofrenda para alimentar a las crías.
—¡Cómo te atreves a rechazar mi alimento! ¡¿Acaso quieres que los niños pasen hambre?!
—Entre mis hermanas y yo podemos alimentarlos ¡Entiende de una vez que no te necesito y no te quiero en mi vida!
—¡Maldita! Te voy a....
—¡YA PAREN LOS DOS! —Gritó Orquídea furiosa.
—Pero....
—¡O se callan o les parto las piernas a ambos!
La amenaza surtió efecto, pues ambos mantis se quedaron en silencio esperando por su próxima acción. La Lord suspiró y se llevó la mano a la frente, ya estaba harta de esa situación, desde que las cosas se habían tranquilizado en la tribu y ya no habían más distracciones ese par se la pasaba discutiendo.
—Lavanda, mira, no me importa cazar para mis sobrinos, pero si alguien me puede hacer la vida más fácil trayendo algo de comida de vez en cuando, yo no lo voy a rechazar.
—¡Eso es lo que yo digo! —Bramó Tash.
—¡Pero este maldito es un debilucho que se enfermó de enamoramiento y casi destruye la tribu!
—Lavanda... Primero, Tash tiene fuerza física y lo que pase por su cabeza no afecta la calidad de la comida, segundo, ya quedamos en que lo que pasó es una responsabilidad compartida por todos nosotros, ya no se puede deshacer lo hecho, todos estamos pagando y no nos queda más que seguir adelante y tratar de solucionar todos estos problemas. —Se dirigió hacia Tash— Aceptamos tu ofrenda de comida.
—¡Orquídea!
—Gracias —Tash se calmó un poco y tomó una actitud respetuosa antes de decir algo más— ¿Puedo ver a los niños?
—¡No! —Chilló Lavanda.
—La verdad ahora están durmiendo ¿Podrías volver mañana? Pero un poco más temprano, entonces podrás estar con ellos un rato —Lavanda la miró furiosa.
—De acuerdo, volveré mañana, gracias.
Tras realizar una reverencia de respeto a las Lords, el macho se retiró del sitio dejando a las hermanas solas. Orquídea permaneció tranquila, a pesar de la mirada furibunda que Lavanda le dedicaba, presentía que se venían discusiones molestas ¿Por qué era tan difícil mantener la paz en su familia? No quería que sus sobrinos se criaran escuchando gritos todo el tiempo.
—¿¡Por qué Orquídea? ¿Por qué siempre abogas por Tash? ¡Sabes que no quiero verlo nunca más en mi vida!
—Esa eres tú, pero los niños tienen derecho a ver a su padre.
—Con un padre como ese es mejor no tener a nadie.
—No digas eso Lavanda, la otra hembra con la que tiene hijos dice que es un padre ejemplar, que cuando sus bebés eran pequeños les llevaba alimento regularmente, los visitaba, les enseñaba cosas y ahora sale de cacería con ellos. No tiene ninguna queja al respecto.
—Pero yo si la tengo, me secuestró, me obligó a tomar una decisión que condenó a muchas mantis inocentes.
—¿Entonces lamentas estar viva?
—No pero.... Es complicado... Todavía cargo con la culpa de lo que pasó —Agachó la cabeza frustrada y dolida, pero reaccionó cuando su hermana le puso una garra en el hombro.— Debí matarlo cuando podía.
—No era necesario, vale más vivo que muerto.
Lavanda la miró en silencio durante algunos instantes.
—Has cambiado Orquídea.
—Sí, los viajes siempre lo cambian a uno, jamás volveré a ser la que era ¿Te disgusta lo que soy ahora?
—No del todo, eres más fuerte y manejas mejor los recursos de los que dispones. Eres impresionante —Caminó un poco y posó su vista sobre una palanca como si fuera lo más interesante del lugar—. Últimamente hasta me siento pequeña a tu lado.
—¿Pequeña?
—Aprendiste tantas cosas fuera, tuviste la idea de recolectar esos hongos que gustan tanto a la gente de afuera e intercambiarlos por medicina y materiales, sabes qué cosas obtener y cómo usarlas, adquiriste los beneficios del exterior sin que nadie deba entrar en nuestras tierras y sigues haciendo cambios que solo parecen mejorar las cosas... Sabes... Nunca lo dije pero... Quizás te subestimaba a ti y a Higo, nunca los tomé en serio por ser hijos de aquel otro padre, me parecían demasiado emocionales y hasta cierto punto débiles y al final tú terminas siendo la más poderosa de todas nosotras.
—Yo... No sé qué decir —Orquídea estaba algo avergonzada por las palabras de su hermana.
—Aunque mis niños tengan un padre tan patético, me consuela pensar que al menos tendrán la influencia de una tía poderosa y a futuro unos primos con los que podrán competir.
—¿Primos?
—Ah sí, con Lirio estábamos considerando la idea de permitir que dos hembras de cada familia tengan hijos el año que viene.
—Sí, me lo comentó.
—Entonces... Es tu oportunidad —Orquídea se puso nerviosa ante sus insinuaciones—. El año que viene Lirio y tu podrán tener hijos al mismo tiempo tiempo ¿No te agrada la idea? Como eres la hembra más poderosa de toda la tribu ningún macho se te podrá negar, incluso no descarto la idea de que varios se te ofrezcan voluntariamente, como desde que volviste te has vuelto más sociable con ellos has aumentado tu popularidad y...
—¡Ya basta! —La cortó su hermana.
—¿Orquídea?
—No sigas por favor, no estoy de humor para pensar en crías ni en pretendientes ahora.
—Disculpa, no quise molestarte, quizás quieras tratar ese tema más adelante.
—No quiero tratarlo ni ahora ni nunca —Se alejó de su hermana lentamente.— No tendré crías con nadie.
—¿Qué? ¿Pero no quieres transmitir tus genes y conocimientos? ¡Seguro tus hijos serían muy fuertes!
—No... No lo necesito, no quiero ser madre, me basta con ser tía... En fin, si me disculpas me retiro.
Y luego de decir eso se esfumó de la vista de Lavanda quien solo miraba el espacio vacío que había dejado Orquídea sin entender la declaración de su hermana ¿Por qué?
La Lord caminó por la villa y donde quiera que iba, una mantis se inclinaba a su paso, era la más respetada de todos pero ahora no quería que nadie se lo recordara, solo buscaba un lugar solitario para vivir su amargura en paz, pero a ella ni siquiera eso se le concedería, pues desde su regreso, tenía una sombra que la seguía a todas partes y vigilaba cada movimiento, ella sabía que aún en ese cúmulo de hongos bajo el cual se había refugiado, allí estaría él acechando.
—Sal de ahí Cris, sé que ahí estás, hoy no estoy de humor para tus juegos.
El mencionado apareció detrás de un hongo y se acercó con toda confianza hasta su lord.
—¿Qué le pasa hoy? Normalmente me sigue un rato el juego tratando de encontrarme.
—No es nada de tu incumbencia.
—Soy el encargado de vigilar sus movimientos y el portador de su secreto más oscuro, no le conviene faltarme el respeto.
—¿En serio pretender delatarme? —Dijo con tono de amenaza. Cris se tomó su tiempo para responder.
—No realmente. —Se apoyó contra el tallo de un enorme hongo—, sin usted será la perdición de la tribu, además de que los cambios que ha traído son una maravilla, desde que tengo memoria creo que nunca estuvimos mejor y... Odio admitirlo, pero podría considerar aprender un poco sobre su forma de ver el mundo y hacer las cosas.
—Gracias Cris.
Orquídea le dedicó una sonrisa apagada que dejó muy inconforme al macho.
—Oh vamos, trato de ser amable y de exponerle mis pensamientos más profundos ¿Y me responde así?
—Lo siento, es solo que... Esta fecha es algo complicada para mí. Hoy deberían nacer mis hijos y yo... No estaré ahí para ellos.
Su voz se quebró en ese momento y Cris ya sin prejuicios ni menosprecios la abrazó para consolarla. Él veía a su lord como la persona más fuerte y respetable del mundo, quizás aún no aceptaba el hecho de que hubiera tenido hijos con un extranjero, pero no era un desalmado, comprendía su dolor de madre y lo mucho que necesitaba un amigo en ese momento.
Tiempo atrás forzado por las circunstancias había decidido ser la mano derecha y el aliado de Orquídea, ahora esa era una decisión que apoyaba de todo corazón, la seguiría hasta el fin de los días.
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Hornet y su esposo entraron al gran salón de fiestas del Palacio Blanco y se sorprendieron de encontrarlo tan abarrotado de gente, parecía que Big había reunido a toda la familia para la ocasión, allí estaban Clara junto a su fiel caballero Dimityr, Moon, Demetrio, Izuri, Soul, Shadow y otro montón de contenedores cuyos nombres no podía recordar. Para ella que era tan mala recordando nombres y caras tener 10.528 hermanos era terrible.
Como siempre se limitó a saludar a todos aunque no tuviera idea de quienes eran, Quirrel tenía mejor memoria y a veces la ayudaba susurrándole algunos datos de ayuda, pero aún así para ella fue un gran alivio cuando terminaron los saludos y pudo dirigirse hasta donde estaba Big.
—Bienvenida Hornet, me alegro de verte. ¿Cómo estás? ¿Cómo están mis sobrinos? Oh, están dormidos.
En efecto los bebés a pesar del alboroto estaban quietos como una piedra en su canasta.
—Sí, van a mudar de piel pronto y necesitan dormir todo lo que puedan, lo siento Big, no podrás jugar con ellos hoy.
—Está bien, podrá ser otro día ¿Cierto?
—Claro, otro día podrán jugar todo lo que quieran. Oye... Es mi idea o reuniste a toda la familia...
—Reuní a todos los que pude, quería que todos estuviéramos presentes para el nacimiento de los niños.
—Si yo no hubiera mantenido en secreto la fecha del nacimiento de mis bebés ¿También hubieras hecho esta parafernalia?
—Por supuesto.
Hornet suspiró y se alegró de guardar sus secretos, ese gusto suyo por la magnificencia y la ostentación nunca lo compartiría.
La reina araña entonces dirigió sus ojos hacia el motivo de la celebración. En el mismo lugar que antes había ocupado Silky durante su ceremonia de presentación, ahora había un nido de hermosa manufactura, repleto de sábanas y cojines afelpados dispuestos para que los huevos reposaran en su interior con total seguridad. Eran 6 huevos azules, bastante bonitos en su opinión.
Junto al nido se encontraba el padre, pero su aspecto era desolador, a pesar de toda la alegría del ambiente, de todos los contenedores que celebraban felices, de la comida dispuesta en cada mesa y de la pronta llegada de sus hijos él estaba triste, el perder a su amada y la idea de criar a los niños sin ella se le hacía insoportable, solo por no amargarle el día a Big se mantenía firme sin llorar, la realidad era que aún no superaba el hecho de que Orquídea ya no estaría con él.
Su hermana conmovida se acercó hasta él, se le partía el corazón ver a Hollow así, él siempre había sido la alegría y la despreocupación, jamás tomándose nada con seriedad y disfrutando cada instante al máximo, lleno de optimismo y fe, ahora era un despojo de lo que fue.
—Hollow ¿Estás bien?
—Más o menos...
—¿Necesitas un abrazo?
—Sí...
Hornet rodeó a su hermano y él le facilitó la tarea agachándose para estar a su altura, a pesar de que ahora la doblaba en tamaño se sentía como un niño en sus brazos.
—Tranquilo Hollow, todo estará bien.
—Tengo miedo Hornet, esta es una responsabilidad tremenda, antes estaba más tranquilo pensando que Orquídea estaría conmigo pero ahora...
—Shhhh... No digas más, quizás Orquídea no está contigo, pero estamos todos los demás, te ayudaré en todo lo que pueda, quizás todo parezca terrible pero no lo es tanto, tienes a una enorme familia a tu lado y todas las condiciones ideales para criar a esos retoños, hay gente que ha sacado a sus hijos adelante en peores condiciones que tú.
—Pero hasta hace poco yo no era un bicho normal, todavía estoy aprendiendo muchas cosas ¿Podré enseñarles apropiadamente?
—Claro que lo harás, nadie nace sabiendo como ser padre, todos aprendemos por el camino. No niego que lo ideal hubiera sido esperar a que fueras un poco mayor pero... Bueno, confía en que todo estará bien, quizás algunos libros te ayuden.
—Buena idea.
Su charla hubiera durado un rato más de no ser por el grito de Quirrel que alertó a todos del hecho de que los huevos se estaban rompiendo.
Big en un parpadeo se transportó junto al nido para presenciar en primera fila el nacimiento de sus nuevos sobrinos, el resto de contenedores se reunieron alrededor medio empujándose para tratar de ver el espectáculo. Para todos ellos esto de los nacimientos era toda una novedad y algo sumamente extraño, al fin y al cabo ninguno de ellos tenía el don de dar vida.
Hollow observó aterrorizado como el huevo se resquebrajaba, ya era la hora, su vida cambiaría para siempre y él no quería, que no daría en ese momento por retroceder el tiempo y hacer las cosas diferentes, no tener que enfrentar esta situación, no hacerse cargo de las vidas que venían en camino, pero ya era tarde, aquí estaba, lleno de angustia viendo como cada segundo las grietas del huevo se hacían más grandes.
Finalmente una garra asomó a través de la cáscara, una extremidad delgada de un tono azulado, pronto de aquel agujero salió otra garra y entre ambas hicieron fuerza para hacer surgir el resto del cuerpo del pequeño. Hollow suspiró y pronto todo su miedo se transformó en alegría y ternura, pues cuando vio el rostro de esa pequeña mantis no pudo evitar notar el enorme parecido que tenía con Orquídea.
El bichito salió empapado en los fluidos de su huevo, sus alas arrugadas y mojadas necesitaban un rato para secarse y permitirle volar. En la tribu mantis se le hubiera dejado solo hasta que fuera capaz de emprender el vuelo, motivándolo a luchar desde su mismo nacimiento, pero para este niño las cosas serían distintas, pues ni bien nació, su padre lo tomó en brazos y lo abrazó llorando de la emoción. El bebé por supuesto no entendía nada, pero por instinto trató de rodear a su padre con sus pequeñas garritas.
Hollow nunca pensó que se pudiera querer tanto a alguien y desde el fondo de su corazón juró que lo daría todo por proteger a ese niño.
—Es igual a su madre —Exclamó Hornet.
Hollow aflojó su abrazo para permitir que Hornet viera mejor a la cría.
—Ah, pero es un macho.
—¿Un Orquídea macho? —Bromeó Hollow.
—Por favor espero que no se te ocurra llamarlo así.
—No no, claro que no, tengo otro nombre en mente.
—Hollow recuerda que yo le quiero poner nombre a uno —comentó Big desde una distancia prudente para no asustar al recién nacido.
—Lo sé, lo sé, pero mejor esperemos a que nazcan todos.
—Claro, de todos modos ya viene el segundo.
En efecto, el segundo huevo ya mostraba señales de rotura, pero al mismo tiempo otro huevo estaba las mismas condiciones. Era como si ambos estuvieran compitiendo por ver quien se rompía primero, a cada momento alguno tomaba la delantera exhibiendo una grieta nueva, fue una larga espera, pues los retoños se tomaron su tiempo para emerger, pero finalmente, ambas cáscaras se partieron en conjunto revelando a sus ocupantes.
Uno de ellos era quizás el bicho más curioso que hubieran visto en mucho tiempo, claramente una mestiza, tenía un cuerpo rechoncho de mantis, con un par de alitas diminutas en su espalda, tenía manos negras y lo más curioso, una cabeza con dos cuernos pequeños y dos antenas largas.
El segundo niño era un hijo de las sombras en toda regla, con su cuerpo negro, y su cabeza blanca con cuernos, tenía 6 de ellos, dos pares en cada costado de su cara, unos apuntando hacia arriba y otro par hacia abajo y par adicional en la zona superior que se elevaban hacia el cielo.
—¡Es un hijo de las sombras! —Exclamó Big emocionado acercándose.
La emoción lo hizo perder toda prudencia respecto a sus acciones para no asustar a las crías y como era de esperarse, ellas se pusieron a llorar aterrorizadas, o al menos dos de ellas. Tanto el mantis como la mestiza demostraron miedo ante el gigante que tenían al frente, sin embargo el tercer niño solo lo miró con curiosidad, esta actitud valiente animó mucho al monarca.
—¡No me tiene miedo!
Loco de alegría Big tomó al niño y lo acercó hasta su rostro, era tan pequeño que cabía en la palma de su mano, y a pesar de su minúsculo tamaño y del hecho de que este gigante podía matarlo solo apretando su mano, el niño se mantuvo tranquilo.
Hollow aguantando las ganas de arrebatarle al niño a su hermano solo lo miraba angustiado, pero su preocupaciones fueron por otro lado cuando su hermana lo tomó del brazo y le susurró al oído.
—Hollow, más te vale que tengas cuidado con ese niño, no parece tener mucho sentido común, si no lo cuidas bien terminará muerto antes de tiempo.
El caballero tragó espeso preocupado por el futuro del retoño, pero por el momento su prioridad era otra. Tomó a la niña que aún lloraba en el nido y la acercó a su cuerpo para darle seguridad, esto resultó bien pues se calmó de inmediato, aunque causó el disgusto de su hermano que comenzó a chillar y a tratar de empujar a su hermana.
—Veo que es muy celoso —declaró Hornet.
—No me digas —Hollow suspiró cansado y se dirigió al niño— No te pongas así con tu hermana, los quiero a los dos por igual, los dos recibirán mi cariño, así que cálmate.
—¡Guuuuuu!
—O quizás tiene hambre —comentó Quirrel.
—También puede ser.
Alimentar al niño fue lo que dio mejores resultados para calmarlo, luego de haber comido estaba tan manso que hasta se enroscó junto a su hermana para dormir, ella por su lado era tranquila y de buen carácter, era un cúmulo de amor para repartir, abrazaba a todo aquel que la tomaba y chilló de alegría cuando le dieron de comer.
El tercer niño no estaba demasiado entusiasmado por comer y demostró ser muy mañoso, prácticamente hubo que obligarlo metiéndole la botella en la boca a la fuerza, al menos al principio, ya cuando el gusto del alimento lo convenció, dejó de resistirse y se terminó su porción
Finalmente cuando las tres larvas hubieron comido, las acomodaron en su cuna y se quedaron dormidas.
—Bueno Hollow, primera lección aprendida, tendrás que repetir esto tres veces al día hasta aprendan a comer solos, no es tan difícil para empezar ¿Verdad? —Lo animó Hornet.
—No, la verdad es que no.
—Son adorables —dijo Big radiante de felicidad— Y uno de ellos no me tiene miedo.
—Yo no sé si sea buena señal.
—No seas tan pesimista Hornet. En fin ¿Cuánto creen que tarden en abrir los otros tres huevos?
Hollow dio un respingo en su sitio, había olvidado comentarle a Big el problema que había mencionado Orquídea.
—Big... Eh... Mira... No creo que habran... Nunca.
—¿Qué quieres decir?
—Orquídea me dijo que debido a que no se alimentó bien al inicio de su embarazo, era muy probable que una buena parte de sus huevos no se abrieran, ella pronosticaba que solo tendría dos o tres crías, al parecer tenía razón, solo abrieron tres.
—¿Qué? Pero... Pero... Quizás es muy pronto para decirlo, todavía podrían abrirse algunos más ¿Cierto Hornet? —Miró a su hermana esperando que le diera la razón.
—Lo siento Big, normalmente los huevos abren al mismo tiempo, separados solo por algunos minutos, pero ya ha pasado una hora desde que abrió el primero, es demasiado tiempo, no abrirán, están muertos.
Big suspiró con pena, era una sorpresa cruel, pero no quedaba más remedio que resignarse, ojalá hubieran podido alimentar mejor a Orquídea, le hubiera encantado tener a esos 6 retoños corriendo y jugando por el palacio, tendría que conformarse con la mitad.
—Está bien, tres niños son suficientes ¿Verdad Hollow?
—Por supuesto, tres niños es perfecto además... —Un crujido cortó sus palabras y su aliento.
Uno de los huevos restantes se estaba moviendo.
Ahora todos estaban en silencio observando como el ovoide se agitaba mientras más y más grietas surcaban su superficie.
En los últimos cuatro meses ocurrieron demasiadas cosas, muchos eventos que jamás debieron ocurrir, una mantis se enamoró y abandonó sus tierras, se hizo pareja de un extranjero, tuvo hijos con él y derrotó al ser que jamás debió derrotar. Pero todo aquello quedaba corto frente al milagro que ahora todos presenciaban, un huevo supuestamente muerto dejaba al descubierto a un ser que por sobre todas las cosas, jamás debió existir.
Las reacciones al contemplar a esta criatura fueron extremadamente diversas, murmullos y exclamaciones emergieron de todos, Quirrel retrocedió impresionado, Hornet ahogó un grito, Hollow apretó los puños y Big se puso a llorar.
De ese huevo azul nació un pequeño gusano pálido y resplandeciente.
Continuará....
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Nos vemos en las notas finales -->
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