Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Eclosión

—¡Moon no!

La enorme contenedor iba cargando un montón de platos fuera de los cuarteles de las minas, a pesar de las advertencias de su amigo Ren de que no lo hiciera. Como resultado, uno de sus largos cuernos se enganchó en la puerta, perdió el equilibrio y terminó quebrando algo de loza.

La guardiana apenada por lo que había hecho quiso agacharse a recoger los trozos, pero al hacerlo nuevamente terminó golpeando con sus cuernos algo que no debía, esta vez una cochinilla que justo iba saliendo de la construcción. Antes de que Moon continuara con sus desastres Ren llegó a auxiliarla, la mandó a sentarse afuera mientras él atendía al insecto herido y mandaba a otro a recoger los platos rotos.

La chica algo enfadada y frustrada se cruzó de brazos e hizo lo que le pedían, sabía que era torpe, pero también quería ayudar,  incluso Hollow y Orquídea estaban cooperando moviendo mesas y sillas. Y hablando de ellos, observó que ese par se llevaban bastante bien, ahora mismo Hollow trataba de enseñarle el lenguaje de señas a su amiga y ella hacía lo posible por memorizar los movimientos básicos. Los miró con atención, se veían felices juntos, quizás serían mejores amigos, así como ella lo era con Ren... O quizás había algo más. 

Caminó hasta ellos buscando llamar la atención y cuando llegó a su lado se dejó caer sonoramente haciendo temblar el lugar, un par de piedritas cayeron encima de ellos, pero esta vez Orquídea con un rápido movimiento fue capaz de golpearlas lejos. Entonces volteó la vista hacia el caballero que le dedicó una sonrisa y un par de pulgares arriba.

—No es para tanto, simplemente estoy mejorando. —No quería hacerlo notar pero estaba muy orgullosa de su logro, los consejos de Ren le habían resultado muy útiles y de a poco los estaba poniendo en práctica.

A su lado mientras tanto, Moon desvió la mirada molesta. Hollow conociendo a su hermana sabía que ese era uno de sus sutiles berrinches.

—(¿Que pasa Moon?)

—(No pasa nada)

—(Si te pasa algo)

—(Tal vez, pero no te lo voy a decir)

—(Vamos ¿No confías en tu hermano?)

—(Bueno... Quizás si me traes un dulce)

Típico de Moon, siempre pidiendo dulces, a veces tenían que restringirle el acceso a ellos por su excesiva afición, pero por esta vez se lo consentiría. Se levantó y fue a buscar algunos, aunque no muchos, si no luego no querría comer de la parrillada que estaban preparando.

El ánimo de Moon cambió inmediatamente al pensar en los dulces que podría comer, se balanceó suavemente en su sitio como muestra de su alegría y luego miró a Orquídea, quien no parecía muy contenta.

La mantis ardía en celos, no podía entender el lenguaje de los contenedores, solo leer su lenguaje corporal, y en la interacción entre ambos vio una relación muy cercana que no le agradaba. Sabía que no tenía ningún derecho sobre Hollow, sabía que no había ninguna relación para sentirse molesta, pero no podía evitarlo. Moon viendo a la mantis tan molesta quiso preguntar qué pasaba, entonces notó que Hollow había dejado su pizarra en una mesa cercana y la tomó, supuso no le molestaría que la usara un poco.

"¿Que te ocurre Orquídea?" Escribió con su elegante letra.

—Nada —Contestó la mantis dándole la espalda.

Esto dejó a Moon algo impactada, ella solía hacer esos pequeños berrinches cuando se sentía frustrada, pero no era común que alguien se los hiciera a ella.

"¿Quieres un dulce?" No le importaba regalarle una de sus golosinas, pero a diferencia de ella, Orquídea no iba a caer ante semejante soborno.

Por fortuna para Moon, Hollow regresó pronto, y no pasó desapercibido para él la actitud de la mantis.

—(¿Qué le pasa a Orquídea?) —Le preguntó a su hermana.

—(No lo sé, de pronto se puso así, hasta le ofrecí un dulce y no quiso).

Hollow se colocó frente a Orquídea para mirarla directamente a los ojos, pero ella desvió la mirada hacia otro lado, nuevamente buscó sus ojos y ella le negó la mirada. Hollow se rascó la cabeza preguntándose que le pasaba ahora, para su sorpresa Orquídea al menos le dirigió la palabra.

—No quiero saber de ti, aléjate. —Dijo esto a pesar de que lo único que quería era que Hollow le prestara atención, pero esa mala costumbre de decir lo contrario de lo que quería no se la iba a sacar tan rápido.

Sin embargo, Hollow ya conociendo su naturaleza contradictoria, interpretó más o menos bien los deseos de la mantis y la abrazó. Inmediatamente el rostro de la hembra se pintó de carmín mientras una mezcla de satisfacción y vergüenza la embargaba. De pronto notó la mirada de sorpresa de Moon que no se podía creer que su hermano actuara de esa forma con una chica, de hecho el campamento entero tenía sus ojos clavados en ellos. 

—Parece que eso que leímos en el diario del otro día era cierto —Le susurró una escarabajo a una cochinilla que estaba junto a ella.

La mantis cuando se dio cuenta de esto empujó a Hollow lejos de ella mientras le gritaba.

—¡Ya basta! ¡No te propases conmigo! ¡No creas que me entregaré a ti así de fácil! Aunque seas guapo y dulce yo no... —De pronto se dio cuenta de las sandeces que estaba diciendo y del hecho que todos estaban pendientes de ella— ¡No es lo que parece!

—Ah... En serio me encanta esta chica —dijo Ren acercándose al grupo con una sonrisa y un estuche de violín en sus brazos—. Mira Moon, te traje tu violín, puedes animar un poco el ambiente mientras esperamos a que la comida esté lista.

A la guardiana le pareció bien, y con mucho entusiasmo tomó su instrumento, un lindo violín celeste con el dibujo de una luna, luego con toda la calma y delicadeza del mundo empezó a prepararse, quizás era torpe para moverse en su entorno, pero con las tareas que requerían meticulosidad se desenvolvía bien.

Sacó el violín, afinó las cuerdas, tensó los pelos del arco y les pasó encima una especie de piedra pegajosa. Orquídea miró todo el proceso con mucha curiosidad, los violines eran algo desconocido para ella. En la tribu habían instrumentos musicales, pero eran mucho más simples, casi se limitaban a ser tambores y algunos tipos de cuernos, y la música se basaba más en ritmo que en melodía.

Pero un violín era algo mucho más sofisticado, algo que producía un sonido único al que se le podía dotar de sentimiento y personalidad. Un escalofrío le recorrió la espalda a la mantis cuando el primer sonido desgarró el aire de la cueva, jamás en su vida escuchó algo así, y eso que solo era un ejercicio de calentamiento, simples arpegios antes de empezar a tocar.

Orquídea tenía toda su atención volcada por completo en Moon, estaba extasiada escuchando sus arpegios, y el corazón casi se le sale del pecho cuando la verdadera música empezó.

Moon optó por tocar una melodía muy alegre, ideal para levantar el ánimo y bailar, muchos de los insectos del lugar empezaron a tararear o a moverse suavemente al ritmo de la música, daban suaves saltos al ir de un lugar a otro, ligeros y rítmicos.

La cola de Orquídea también se agitaba al ritmo de la tonada de Moon, y el caballero por razones que no comprendía se sentía muy tentado de tocarla, pero como sabía que eso era un acto indecoroso se aguantaba las ganas.

—La tentación por lo prohibido —Bromeó Ren a su lado, Hollow solo lo miró con enfado—. Es broma. Oye ¿Por qué no la sacas a bailar? Se ve muy entusiasmada.

Hollow consideró la idea y le pareció buena, de modo que fue hasta Orquídea y le tendió la mano. La mantis no entendía el significado de ese gesto, por lo que se dejó llevar por la curiosidad y de forma ingenua tomó la mano que le ofrecían. El caballero le dedicó una sonrisa que le derritió el corazón y se la llevó a una zona abierta, todos se hicieron a un lado para darles espacio mientras la mantis cada vez estaba más confundida, pero su desconcierto aumentó aún más cuando el caballero comenzó a arrastrarla por la pista de baile al ritmo de la música.

Orquídea sabía bailar, pero solos los bailes tribales que hacían durante algunos rituales especiales, como cuando los jóvenes perdían sus alas y pasaban a la adultez, pero eran danzas muy sencillas, todos en una ronda alrededor de una fogata realizando ciertas posturas determinadas según el ritmo del tambor. Pero este baile de ahora era distinto, animado, espontáneo, libre.

Le costaba seguir el paso del caballero, sus movimientos eran torpes y rígidos, además de que se sentía algo asustada al ser observada por todos ¿Qué estaba pasando? ¿De qué se trataba todo esto? Comenzó a distraerse con todos los bichos de alrededor poniéndose cada vez más nerviosa y perdiendo el ritmo. Hollow notó esto y de forma oportuna le llamó la atención.

Hollow le tocó tiernamente el rostro a la mantis para tranquilizarla, entonces señaló uno de sus propios ojos para luego señalar los ojos de la mantis. De acuerdo a lo poco que había aprendido del intuitivo idioma de los hijos de las sombras, aquello quería decir algo así como, "mírame a los ojos y no apartes la mirada". Y eso fue lo que hizo.

En los ojos de Hollow la Lord encontró la tranquilidad, bastó solo eso para que se olvidara del mundo y perdiera sus miedos. Él la hacía sentir segura y protegida, era amable y dulce, con una paciencia infinita para aguantar sus locuras y desvaríos, ya no era solo su celo lo que la hacía querer permanecer a su lado, ahora comenzaba a darse cuenta de lo mucho que le gustaba compartir su tiempo con él, y de lo terriblemente doloroso que sería tener que dejarlo. 

Una cierta angustia se asentó en su pecho al pensar en esto ¿Cuál sería su porvenir respecto a esta relación? ¿Y por qué de pronto estaba considerando su relación? ¡Entre ellos no había nada!

Repentinamente tuvo una visión, algo casi mágico e inexplicable. Vio frente a ella a una escarabajo minera, como los muchos que trabajaban allí, incluso usaba el casco reglamentario. La muchacha la miró con una cálida sonrisa y habló con la voz más cálida y melodiosa que hubiera escuchado alguna vez.

"No pienses en eso, solo vive el momento ¡Baila!"

Y así como apareció esa visión, se esfumó de su mente. Fue un momento extraño y confuso, pero de alguna forma tranquilizador, apartó toda preocupación, tomó las manos del caballero y se dejó llevar por la música.

Orquídea perdió toda su rigidez, y comenzó a moverse con más soltura, disfrutando de la danza y de la compañía del caballero, ambos recorrieron la pista mientras los espectadores aplaudían al ritmo de la música animándolos cada tanto con gritos y exclamaciones.

Era una danza elegante, entre dos bichos de aspecto delicado y estilizado, animada y veloz, la mantis tenía una forma muy particular de moverse, al igual que en batalla, recordaba a un fantasma, etéreo, misterioso. Pronto Hollow ya no tuvo que guiar sus pasos y la dejó danzar a su ritmo. La música corría a través de ella, cada acorde parecía expresarse en su cuerpo, como si vibrara y emitiera una energía mágica, algo que resonaba en todo el lugar, estaba en armonía con la canción, con la melodía de los cristales que impregnaba a cada individuo presente y llenaba sus corazones de calidez.

Y en todo esto, había algo que a Hollow le causaba un tremendo sentimiento de nostalgia, algo en su interior se removió, un distante recuerdo de su infancia, de una danza distinta pero curiosamente similar, un baile de pasión y fuego realizada por una bestia terrible con el corazón roto, recordó aquellos ojos rojos de fuego, su elegancia, su aterrador poder y a aquel retoño escarlata que heredaría la maldición de su familia.

Sintió una puntada en su corazón al pensar en eso, pero no duró mucho, porque Orquídea lo tomó de la mano arrebatándolo de aquellos recuerdos dolorosos y tomó el mando en aquella locura de sonido y ritmo, arrastrándolo por todo el lugar en interminables giros y piruetas. la música iba subiendo en intensidad volviéndose frenética, el violín de Moon se deshacía en trinos y arpegios, las palmas sonaban cada vez más fuerte y los cristales gritaban de alegría hasta que llegaron al clímax. La música acabó con un acorde apresurado y para cuando se dio cuenta, Hollow estaba semiacostado en uno de los brazos de Orquídea, mientras ella se inclinaba hacia él mirándolo directamente a los ojos.

Ambos se sonrojaron al estar en semejante situación tan cercana, pero curiosamente, esta vez era Hollow quien tenía su mente hecha un torbellino y no encontraba como reaccionar, todo esto se le hacía sospechosamente similar a cierta situación que había vivido en su niñez... Más o menos. 

Pero la atmósfera íntima que estaban compartiendo fue rota de improviso por los aplausos y vítores de todos los espectadores que quedaron encantados con su espectáculo. Orquídea del susto y la sorpresa dejó caer a Hollow que se estrelló contra el piso. Cuando se dio cuenta de lo que había hecho lo miró apenada, pero él no lucía molesto, solo le sonreía desde el suelo de forma tan dulce que le quitaba el aliento. En verdad cuando tuviera que abandonar al caballero sufriría mucho.

...................................................................

La reina araña abrió los ojos perezosamente y se removió en su lecho buscando acomodarse para continuar durmiendo, sentía su cuerpo pesado, pero satisfecho. Al tratar de darse la vuelta se percató de que un par de brazos la tenían cautiva y de que no llevaba ropa encima. Su primera señal fue de alarma, aunque cuando reconoció las manos que la sujetaban y recordó lo que había ocurrido la noche anterior se calmó. 

Pero esta calma solo duró un instante, hasta que recordó que había dejado a Ania esperándola para cenar. Eso había sido irresponsable, debería haber mandado un mensajero a decir que no regresaría esa noche para que no se preocupara ¿Qué hora era? Presionó suavemente las manos de su esposo para que cediera en su agarre, pero hizo más que eso despertando a la cochinilla.

—Mmmm... ¿Hornet? ¿Qué pasa?

—Ya es hora de que me vaya.

—¿Qué? ¿Tan pronto?

—Quirrel, pasé toda la noche contigo, ahora no te puedes quejar de que no te presté atención.

—¿Ya es de mañana? El tiempo vuela si estoy a tu lado.

—Esa parece una de las frases de las novelas de Bretta.

—Quizás lo es —Le dedicó una sonrisa traviesa—. Bueno, te invitaría a desayunar pero supongo que ya estás atrasada, de todos modos tengo bastante que hacer, como limpiar mi escritorio. —Dijo dándole un vistazo a su mesa de trabajo que estaba repleta de los restos de la cena anterior, pues había decidido limpiar todo eso al día siguiente—. Además, creo que también debería asear esta oficina, desde que los niños se quedan aquí no dejo que nadie entre a limpiar y el cuarto ya empieza a oler algo extraño.

—Sí, es verdad, huele como a... Huevo...

Ambos entraron en pánico al darse cuenta de esto y corrieron al nido temiendo que alguno de sus niños se hubiera caído mientras dormían, pero nada más lejos de la verdad. Los retoños estaban a salvo, los tres dentro de su nido y uno de ellos tenía una notoria grieta en su superficie, la cual se agrandaba a cada momento.

—Acaso eso es...

—¡Se están abriendo! ¡Hornet, nuestros hijos están naciendo!

Luego de eso ya no hubieron más palabra por un rato, ambos estaban extasiados vigilando el huevo, la impaciencia de ver qué nacería les tenía los nervios de punta, estaban a punto de ser padres. Casi sentían la urgencia de destrozar las cáscaras ellos mismos, pero los expertos decían que era mejor que las crías salieran por sí solas, y esta cría en particular parecía tomarse su tiempo.

El huevo ya estaba lleno de grietas por todas partes y el pequeño aún no se dignaba a salir, incluso un segundo huevo había comenzado a mostrar señales de destrozos.

Aunque Quirrel estaba muy nervioso, su malestar no era nada comparado al de Hornet. A él le preocupaba que fueran sanos, a ella le preocupaba que estuvieran sanos y que alguno fuera una araña. Aún no olvidaba que si no le brindaba un heredero apropiado a Nido Profundo, en su siguiente celo tendría que copular con un macho pura sangre.

Y como una cruel jugada del destino, un trozo de la cáscara finalmente cayó, revelando un caparazón azulado segmentado. Hornet se sintió devastada mientras veía a la criatura nacer. Pronto la cabeza surgió del ovoide y sus cuatro ojos quedaron visibles. La cría comenzó a arrastrarse usando sus cuatro brazos dejando al descubierto su cuerpo de cochinilla.

Ciertamente la criatura recién nacida era curiosa, los mestizos siempre lo eran, y una cochinilla con cuatro ojos y cuatro brazos era muy llamativa. 

Hornet estaba tan shockeada que no sabía como reaccionar, era una cochinilla, una criatura como esa nunca sería aceptada como heredera, aunque tuviera rasgos de araña. Comenzó a ponerse nerviosa pensando en lo que se avecinaba, en tener que se cortejada por alguien que no era Quirrel, solo imaginar a otro poniendo sus manos sobre ella la enfermaba...

—¡Hornet! —Le gritó Quirrel sacándola de sus ensoñaciones— Tranquila... Aún quedan dos, uno de ellos puede ser la araña que buscas.

—Sí... Tienes razón... Quedan dos... Sí...

Hornet no parecía estar en condiciones de atender a la recién nacida, así que él mismo fue a buscar una toalla dentro de la pila de artículos que Hornet había traído desde casa y que guardaba en la oficina. Cuando regresó tomó suavemente al recién nacido y empezó a limpiar los fluidos que cubrían su cuerpo mientras lo revisaba con cuidado.

—Se ve sano, aunque algo perezoso, pareciera que solo quiere dormir —dijo con una sonrisa acunando a la criatura—. Mmm... Por lo que veo es una chica ¡Tenemos una hija Hornet!

—Sí... Una hija...

Hornet debería haber estado eufórica con el nacimiento de su primogénita, pero no podía quitarse la preocupación de encima y ahora dirigía toda su atención al segundo huevo que estaba haciendo grandes avances en su eclosión.

La cría que venía aquí adentro parecía más energética que su hermana, el huevo se abrió con una sorprendente rapidez, de hecho la pequeña parecía tener bastante fuerza, pues de un empujón partió el huevo a la mitad y las cáscaras cayeron revelando a su ocupante.

Hornet casi gritó de la alegría, pues lo que tenía al frente era exactamente lo que anhelaba, era una araña perfecta, de abdomen amplio, cuerpo fuerte, y un par de cuernos que denotaban su estatus de princesa, quizás sus únicos "defectos" serían que tenía solo cuatro ojos, y seis extremidades, dos brazos y cuatro patas para ser precisos, pero no era algo tan importante, esta pequeña tenía mucho más de araña que ella misma.

—¡Es una araña! ¡Una araña Quirrel!

—Sí, lo veo —dijo compartiendo la alegría de su esposa—. Es hermosa.

Le extendió una toalla para que limpiara a la criatura ella misma, Hornet aceptó feliz. Acunó a la pequeña en sus manos mientras tarareaba alegremente, rara vez se la veía tan feliz, ahora por fin luego de semanas podía sentirse aliviada, su tortuosa espera había acabado, tenía una heredera perfecta y nadie podría quejarse, además, ahora que revisaba, la recién nacida era una niña, era perfecto, pues en Nido Profundo las hembras tenían preferencia a la hora de heredar el trono.

—¿Ya estás más tranquila Hornet?

—Sí, ya todo está bien, tengo a la heredera de Nido profundo —Abrazó a la criatura que se removió perezosamente y emitió un suave quejido.

—Que bien, pero guarda un poco de emoción que todavía falta un niño —Señaló el último huevo que ya empezaba a agrietarse—. ¿Qué crees que sea?

—No sé y no me importa, si es cochinilla o araña lo voy a amar igual, solo quiero que nazca sano.

—Me gustaría que fuera un chico, digo, ya tenemos dos niñas.

—Sí, supongo que sería lindo tener un  niño.

Ahora ya más calmados, mientras esperaban a que el último huevo abriera, se dieron el tiempo de arropar y dejar a sus hijas en una cuna que tenían preparada para ese momento. La pequeña cochinilla ni se inmutó y disfrutó enterrarse entre las frazadas que dispusieron para ella, su hermana en cambio comenzó a chillar pidiendo comida.

—Ya pequeña, ya voy.

Quirrel había sacado la cuenta de que por esos días deberían abrir los huevos, y con todo el tiempo libre que tenía, había hecho algunos preparativos y tenía botellas de comida para bebés guardadas para ellos.

—¿Y eso? —Preguntó la mestiza.

—Las hice yo mismo, estuve leyendo algunos libros sobre cómo preparar batidos nutritivos para recién nacidos.

—Vaya, yo tenía unas recetas que me había dado Ania.

—Seguro también son buenas, pero ahora no hay tiempo de preguntarle. —Acercó la botella de alimento a la joven araña que comenzó a comer casi con desesperación—. Mira, parece que le gusta mi receta.

Hornet se deleitó observando a Quirrel cuidar de su hija hasta que un crujido llamó su atención. Finalmente el huevo de la cría restante se había partido a la mitad y el pequeño de su interior luchaba por salir.

Ambos padres se acercaron presenciar el nacimiento de su último hijo y cuando contemplaron lo que salió de ahí quedaron mudos de la impresión.

Cuerpo negro, rostro redondeado, dos cuernos grandes saliendo de su cabeza y dos más pequeños de su frente, ojos grandes, negros y sobre todo inexpresivos ¡Era un contenedor!

Hornet se sintió horrorizada al ver a su hijo, casi quiso negar que esa cosa había salido de su huevo ¿Como podía ser? ¿Por qué había nacido algo así? Ella jamás se había involucrado con el vacío ¡No había razón para que uno de sus niños saliera así!

Ahora comenzaba a imaginar lo que sería criar a ese ser, nunca lo escucharía cantar, jamás le diría madre, tendría problemas para relacionarse con los demás, no tendría género definido y ninguna posibilidad de tener crías. Pero lo peor de todo, es que debajo de esa máscara no habría un bicho, habría una espeluznante sombra que nadie más que su familia podría amar.

Todas estas preocupaciones cruzaron su cabeza mientras sus manos se dirigían al cuello del recién nacido. Necesitaba verlo, debía ver su verdadera forma, aunque se le rompiera el corazón tenía que contemplar la sombra oculta bajo la máscara.

Introdujo sus dedos debajo del rostro de cría y tiró, pero en lugar de hacer surgir una sombra, lo que salió fue la voz del pequeño.

Entonces Hornet respiró aliviada, quizás tenía el aspecto de un contenedor, pero era solo eso, su niño era normal, tenía voz, estaba llorando y expresando su disgusto ante el dolor que sentía, tenía voluntad, deseaba que lo trataran bien y ahora que se fijaba, también tenía género ¡Era un niño!

—¿Hornet que haces? —Preguntó Quirrel preocupado de que hubiera hecho llorar a su hijo.

—Es normal... —dijo tomando al retoño entre sus brazos— ¡Es normal! —Gritó con alegría—. Mi niño es normal...

—¿Y porqué no lo sería?

—No sé, es que... Cuando vi su aspecto...

—Si soy sincero también temí lo peor, pero en realidad el aspecto de este niño no tiene porqué significar que sea un hijo de las sombras, son solo los genes del rey Pálido que son muy fuertes en él.

—Ese viejo gusano sigue presente a su manera —Dijo Hornet de forma pensativa—. Pero no importa —abrazó a su niño calmando finalmente su llanto—. Ya estás conmigo, tú y tus hermanas. Me aseguraré de darles una buena vida y de amarlos mucho, seré la mejor madre que pueda.

Como respuesta el niño emitió un suave gruñido y sonrió.

--------------------------------------

Y nacieron los pequeños!! Por fin!!?!!

Bien, ahora que ya aparecieron en la historia es hora de presentarles un fanart que me hicieron hace tiempo y que me estaba guardando para este momento.

Está belleza fue hecha por una chica que me contactó por instagram, pacu858, ignoro cuál será su nombre de usuario aquí en Wattpad. Creo que nunca me hicieron un fanart con un acabado tan profesional.

Detalles sobre este capítulo, notaron todo el detalle que le puse sobre Moon preparando el violín? Mi hermano estudió ese instrumento y por eso se un poco de sus cuidados básicos, como que hay que tensar las cuerdas del arco antes de tocar, y destensarlas al guardarlas, además, hay que frotar el arco con pecastilla, que es una resina que le da roce a los pelos y es vital para que el instrumento suene. No muchos saben eso y casi nadie lo toma en cuenta.

Este capítulo y el anterior salieron rápido porque tenía ganas de escribirlos, pero con el siguiente me tomaré mi tiempo, debo planear algunas cosas en detalle.

Hasta otra!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro