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Días tranquilos


—Ania ¡Ania! —Llamó Hornet

—Mi reina ¿Qué se le ofrece?

—Necesito que por favor envíes esta carta.

La sirvienta miró el sobre rojo que estaba en manos de Hornet y notó que tenía el sello real de Nido Profundo encima, era correspondencia oficial referente a asuntos de gobierno, rara vez tenía en sus manos documentos de tal importancia.

—Documentos oficiales... ¿Pasó algo grave? ¿Se sospecha de algún enemigo o de un estado de guerra? —La araña lucía muy nerviosa.

—¿Eh? No, nada de eso, no te pongas paranoica Ania. Le voy a hacer una petición a Hollow, pero no como su hermana, si no, como la reina de Nido Profundo, de esta forma contestará más rápido. Si todo sale bien, en un par de días tendremos el asunto de la interrogación del prisionero solucionado.

—¿¡De verdad!? —Ania lucía genuinamente sorprendida— ¿Acaso Corazón de Hallownest tiene alguna medicina milagrosa capaz de acelerar la sanación?

—No, claro que no, eso sería demasiado bueno... Las heridas del prisionero son demasiado graves y... Extrañas, ni siquiera las aguas termales han podido reparar el daño de forma óptima... ¿Cómo rayos hiciste eso?.

—Tengo mis métodos —contestó de forma sombría—. Todos los que están en contra de la reina no merecen piedad...

—Me alegro de no tenerte entre mis enemigos.

—Pero a usted jamás le haría daño —Miró a Hornet con tal adoración que esta se sintió algo incómoda.

—Bueno, como sea. Necesito que envies esta carta, aquí está.

—A la orden.

Hornet observó a la araña alejarse y se llevó las manos al pecho mientras caminaba hacia su oficina. En las patas de Ania estaba la esperanza para esclarescer la verdad sobre el atentado a sus huevos. La misiva que había escrito contenía una petición para que le facilitaran el aguijón onírico de Hollow, con eso podrían leer la mente del prisionero y averiguar hasta el último detalle sobre la situación, ningún secreto podía esconderse de su poder y no sería necesario recurrir al lenguaje hablado o escrito, en verdad Quirrel había tenido una idea estupenda.

Mientras tanto, Ania iba caminando hacia la estación de ciervocaminos donde se había instalado un buzón de correo. Cada mañana el primer ciervo de la jornada llegaba con el cartero encima, este retiraba la correspondencia y luego se iba, el cartero jamás ponía un pie en la villa, en realidad muchos habitantes de Hallownest aún temían la zona de Nido Profundo, pero para ellos era mejor, menos molestia.

Ahora a Ania le tocaba cruzar el puente de hilo que recientemente se había construido para facilitar el acceso a la ciervoestación, estaba hecho especialmente para las arañas, de hecho a los insectos de otras especies les costaba cruzarlo, pero nuevamente debido a los pocos visitantes que recibían, esto no tenía mucha importancia.

La araña iba ya por la mitad del puente cuando se le enredaron las patas y cayó haciendo que todo el puente se balancera, entonces de forma inevitable la carta que llevaba se le resbaló de las patas y comenzó a caer lenta y dolorosamente hacia las aguas del lago que había bajo el pueblo. 

La araña vio como la carta se posaba sobre la superficie para luego hundirse de forma lenta y dramática. Había perdido la preciosa carta de su reina, la carta que contenía la clave para esclarescer el misterio del prisionero. En realidad no era tan grave, podía escribir otra, pero si le decía que la había perdido se enojaría con ella, lo mejor era no decir nada para que no se enojara ni se preocupara, mucho mucho mejor, aunque... ¿Mejor para quién?
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—Creo que nuestra invitada mantis tuvo una experiencia muy gratificante en sus aposentos, jujuju —Comentaba una libélula mientras sacudía el polvo de unos muebles.

—¿De qué hablas Amelia? —Preguntó una mariquita que barría la habitación.

—¿No te has enterado? Pero en qué mundo vives, todos hablan de eso.

—Ya me está entrando la curiosidad, cuéntame. —Dejó un momento de barrer para acercarse a su compañera.

—Resulta que ayer, luego de que Hollow y la mantis regresaron de hacer no se qué cosa en la ciudad, el rey y el caballero llevaron a la mantis a su cuarto y se encerraron con ella, los que vieron la escena dicen que habían comprado en la ciudad un ungüento afrodisíaco que pensaban ocupar con ella y que además se escucharon... Ya sabes, sonidos saliendo de la habitación.

—¿Que acaso se pegaron a la puerta para escuchar?

—Probablemente...

—Ay esta gente...

—Era por el bien de la noticia —La libélula lucía muy segura de sí misma.

—Hace unas semanas decían que la mantis era la novia de Hollow y que se iban a casar, pues de boda no ha hablado nadie, no sé si estas noticias son tan creíbles.

—Ya había olvidado ese detalle... Bueno, quizás malinterpretaron las cosas y esta mantis no es una novia, por lo que parece solo la quieren como concubina. La verdad esto no me parece del todo correcto pero bueno, es el rey, nosotros no le vamos a cuestionar nada de lo que haga, pero aún así...

—La verdad yo tengo otra teoría.

—¿En serio? ¿De qué se trata?

—Aún si ella sólo fuera una concubina, no sería bueno requerir de sus servicios por estos tiempos, ya sabes, está en celo.

—¡Tienes razón! Copular con ella ahora inevitablemente conduciría al nacimiento de crías, no sería prudente...

—A menos que ese fuera el objetivo.

—¿Qué quieres decir?

—Ella llegó exactamente en la época correcta para ser fertilizada, quizás la trajeron aquí justamente para eso, para que sea la madre de las crías del rey... O quizás no necesariamente del rey, simplemente de alguien fuerte que pueda engendrar a la siguiente generación... Al heredero de Hallownest.

—¡El heredero de Hallownest! Por Wyrm...

—Tiene mucho sentido según yo, recuerda que cuando ella llegó le ordenaron a la cocinera que le asegurara una dieta apropiada para combatir la anemia, probablemente preparándola para concebir, cosa de asegurarse de que estuviera saludable y en las mejores condicione posibles.

—Entonces por eso ha ordenado que la tratemos con tanta cortesía a pesar de su mala actitud, es demasiado importante. Vaya... Que lindo, habrán bebés en el castillo.

—Quizás deberíamos empezar a hacer algunos preparativos para recibir a las futuras crías.

—Tienes razón, el rey no ha ordenado nada aún pero lo mejor es estar preparados. El heredero de Hallownest... Que maravilla, lo mejor será decirles a los demás...

Y así fue como otro rumor nació en el Palacio Blanco.

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Quirrel se estiró perezosamente en la silla de su oficina, estar tanto tiempo sentado le había entumecido los músculos y necesitaba descansar un poco. Se puso de pie y miró la pila de exámenes que acababa de corregir, había sido agotador pero finalmente había terminado. Suspiró y se dirigió hacia un estante donde tenía algunos documentos guardados y sacó la carpeta donde tenía las fichas de sus alumnos.

El trabajo de maestro era bastante gratificante, estaba encendiendo la luz de la sabiduría y la curiosidad en esos pequeños insectos ignorantes, y cada vez más bichos acudían a sus clases desde todas partes. Era grandioso ver como su labor de enseñanza cada vez era más reconocida, pero eso significaba más trabajo, si seguía así pronto ya no podría dedicarse a sus investigaciones, al parecer ya era la hora de seguir el ejemplo de su maestra y tomar un par de aprendices, al menos tenía algunos candidatos bastante prometedores.

Sacó las fichas de sus posibles discípulos y las dejó a un lado, entonces dirigió la vista al nido colgante que ahora ocupaba un rincón de su oficina.

Hornet casi se había puesto histérica al no encontrar un rincón que ella considerara apropiado para poner los huevos. "Este lugar es muy húmedo", "este sitio es muy frío", "este lugar no es seguro", "Aquí es muy feo". Finalmente había logrado convencerla de hacer el nido en su oficina, aunque no por eso dejó de quejarse, en verdad estaba siendo demasiado quisquillosa considerando la situación, pero optó por no decir nada, su esposa ya lucía demasiado estresada como para molestarla.

Sí, justamente lo que menos quería era molestarla, Hornet parecía estar al borde del colapso por las preocupaciones. Los asuntos de su reino, sumados al atentado contra su descendencia la tenían constantemente ocupada, y aunque ella no quería admitirlo, también estaba algo angustiada por el asunto de la mantis y sus hermanos. En estos momentos difíciles, lo mejor que podía hacer era apoyarla, por eso cuando aquella noche fue a visitarlo y casi ni le prestó atención, no se lo reprochó.

Hornet esa noche llegó y fue directamente a limpiar los huevos mientras balbuceaba un montón de problemas y otras cosas de forma ausente. Su visita fue realmente corta, casi no intercambió palabras con Quirrel, incluso rechazó su invitación a tomar té y comer pastelillos, debía estar realmente mal para eso.

A la cochinilla en verdad le hubiera gustado abrazarla y mimarla un rato, pero comprendía que no era el momento, sin embargo eso no hacía que se sintiera menos solo, su trato diario con sus colegas no era lo mismo que estar con su esposa o sus amigos cercanos, apenas llevaba un día encerrado en los archivos y ya lo odiaba, y lo peor es que no sabía cuanto tiempo continuaría esto, el tiempo de incubación de las arañas y de las cochinillas era distinto. 

Trató de tranquilizarse pensando que esto no sería siempre igual, quizás esa noche cuando Hornet lo visitara podrían pasar un tiempo de calidad juntos.

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—Psss... Oye.... Hollow... Despierta....

Orquídea remeció suavemente al caballero tratando de despertarlo, cosa que luego de unos segundos dio resultado. Al principio Hollow abrió los ojos adormilado, hasta que se dio cuenta de a quien tenía al frente, entonces dio un brinco de la sorpresa y se replegó contra la pared, de hecho si hubiera tenido voz hasta hubiera gritado.

—Tsh... Por favor, ni que yo fuera un fantasma.

Curiosamente para Hollow ver a Orquídea en su cuarto era más sorprendente que ver un fantasma. La cara de desconcierto que mostraba el caballero hacia obvia la pregunta que tenía en mente.

—Bueno... La cosa es que hoy cuando desperté encontré esta cosa en la mesita junto a mi cama. —Orquídea sacó un hermoso peluche de Tiktik, el mismo que había visto en la tienda de las tejedoras el otro día.— No necesito preguntar a nadie para saber que este regalo es tuyo —Un notorio sonrojo apareció en el rostro de la mantis mientras abrazaba el peluche—. La cosa es que... Gracias... ¡Pero que conste que lo hago por educación! ¡No es que yo quisiera este peluche!

Hollow la miró contento, sabía que detrás de esa fachada de molestia y altanería, en realidad estaba una gran alegría y agradecimiento, esta vez por fin había logrado hacer algo bonito por ella y por eso la tenía ahora en su cuarto en la madrugada... Entonces le surgió la duda de por qué se había aparecido tan temprano. Se bajó de su cama y buscó la pizarra mágica que tenía cerca.

"¿Orquídea que haces aquí a esta hora?" Escribió con su pulcra letra.

—Pues... Esto... Venía a agradecerte el peluche.

"¿Pero no podías esperar hasta el desayuno?"

—Es que... No quería que nadie me viera... Porque yo...

"Pero mis hermanos ya lo vieron todo" —Luego de escribir esto, Hollow señaló detrás de Orquídea.

La mantis aterrada se volteó a ver. Recién entonces se percató de que en esa habitación ridículamente grande habían otras dos camas, en cada una de ellas había un contenedor, uno era el ejemplar de 5 cuernos que vio en su primer encuentro en Sendero Verde, y el otro era un contenedor que nunca había visto, tenía tres cuernos, dos de ellos muy parecidos a los de Ogrimm y el tercero de forma cónica en el centro de su cabeza, además este chico usaba una capucha verde.

—¡Que hacen ellos aquí!! —Chilló Orquídea.

"Comparto habitación con Green y  Lumis"

—Po-po ¿Por qué? ¡Se supone que eres el capitán de la guardia real! ¡Podrías tener cuarto propio si quieres!

"Pero no quiero, es divertido compartir cuarto con ellos"

Ambos contenedores no entendían cuál era el problema pero estaban disfrutando mucho del momento, el comportamiento de esa mantis era muy cómico y no se molestaban en disimular la risa que les provocaba. Orquídea cada vez estaba más roja, las palabras se le trababan en la garganta y no sabía qué hacer, se puso de pie entonces gritó.

—¡Más les vale no decirle a nadie! Porque si no...

—¿No decirle nada a quien?

Para pesar de Orquídea, justo en ese momento Ogrim abrió la puerta de la habitación y entró, se llevó una gran sorpresa al ver a la mantis allí, pero quien parecía estar más sorprendida era Orquídea.

—¡Aaaaaahhh! —La mantis agarró una almohada de la cama de Hollow y se la arrojó a Ogrim a la cara.

El escarabajo pelotero tuvo una cierta sensación de dejavu ante eso, pero le restó importancia, se quitó la almohada de la cabeza y alcanzó a vislumbrar a la chica ocultando un tiktik de peluche detrás de ella. Tuvo que esforzarse para reprimir una sonrisa ante eso, al parecer esa máquina asesina tenía un lado tierno también, cosa que por supuesto lo tranquilizaba, seducirla con baratijas parecía una buena opción para ganar su amistad, quizás así dejaría de ser una amenaza para el rey, claro que ciertamente en ningún momento había parecido una amenaza, pero su experiencia lo hacía desconfiar de todo lo desconocido.

—Eh... Bueno... Lo que sea —dijo el escarabajo ignorando el hecho de que le habían tirado una almohada en la cabeza— Ya es hora de levantarse para los caballeros en entrenamiento, Lumis, arriba.

El contenedor de cinco cuernos salió de la cama y comenzó a tenderla diligentemente, tal como tenía instruido hacerlo. Aunque contaban con sirvientes para esas tareas, para enseñarles disciplina tenían que hacerlo. Como Green no era caballero podía quedarse en la cama hasta más tarde, mismo caso el de Hollow, que por estar de vacaciones también tenía ese privilegio, aunque la fuerza de la costumbre lo hacía madrugar.

Orquídea se quedó en silencio observando como Hollow y Lumis hacían sus camas, pero cuando acabaron, ocurrió algo que ella no esperaba, el caballero en entrenamiento se le acercó y le tomó una garra mientras hacia algunos gestos. La mantis miró a Ogrim con expresión interrogante.

—Vaya... —Ogrim lucía un tanto sorprendido—. Lumis quiere que vayas a desayunar con nosotros.

Para la insecto fue un cambio agradable, todos los días anteriores había tenido sus comidas diarias en la soledad de su cuarto, la atendían con cordialidad pero se sentía la frialdad en el trato, aunque a ella no le importaba, pues estaba convencida de que los insectos débiles no merecían su atención. Sin embargo, un pequeño cambio de actitud en los últimos días parecía haber generado consecuencias inesperadas, y gracias a eso, ahora se encontraba en el comedor principal del castillo, rodeada de los silenciosos contenedores.

Pudo reconocer a varios de ellos, los cuatro jóvenes que conoció en Sendero Verde, al parecer siempre se sentaban juntos y hacían la mayoría de las cosas juntos. También en otro lado vio a Shadow, Izuri y Soul que lucían sumamente desanimados y comían su desayuno con desgano, sin duda el castigo pesaba sobre ellos. Vio a otros cuantos contenedores pero no los pudo reconocer, solo fue capaz de notar que entre ellos había una especie de orden jerárquico, aunque todos eran muy cercanos y amistosos, a Hollow, Shadow y otra chica que no conocía los trataban con algo más de respeto.

Lamentablemente para Orquídea, aunque el comedor lucía muy animado, no se emitía ni una sola palabra, todos los comensales platicaban en ese extraño idioma mudo que solo ellos parecían entender, aunque Ogrim se las arreglaba bastante bien, de hecho por las palabras soltadas por el escarabajo podía deducir más o menos de qué hablaban, se veía que todos los aprendices de caballero le tenían un gran aprecio, aunque no por eso dejaban de gastarle bromas de vez en cuando. De pronto notó que la chica de cuatro cuernos que respondía al nombre de Kairi estaba llamando su atención.

—¿Qué les pasa a ustedes que de pronto están tan empeñados en mantenerse cerca de Orquídea? —Preguntó Ogrim, entonces se dirigió hacia la mantis—. Kairi pregunta si querrías acompañarnos a entrenar más rato.

La palabra entrenamiento pareció animar de inmediato a la mantis, había comprobado su debilidad en carne propia y la idea de fortalecerse le resultaba atractiva, había dedicado su vida al arte de la lucha, el no ser buena en ello le causaba una angustia tremenda. Se haría más fuerte a como diera lugar, o moriría en el intento.

—Me encantaría —dijo con una sonrisa asesina que intimidó a Ogrim, aunque ninguno de los contenedores pareció notarla.

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El sonido del metal y los gritos de batalla de las dos hembras resonaban en la estancia, mientras acompañaban la danza mortal de furia y elegancia que interpretaban. Las alas plateadas de Ze'mer reflejaban la luz de forma hermosa mientras bloqueaba las rápidas embestidas de Clover. La joven mantis se movía con velocidad y precisión quirúrgica, esfumándose como un fantasma para reaparecer con el poder de un huracán, pero sin importar su velocidad o su fuerza, era incapaz de dañar a la caballero, que repelía cada ataque con tanta habilidad que casi parecía un juego de niños para ella.

Clover comenzaba a preguntarse si no serían las cuatro antenas de su cabeza las que le facilitaban el detectarla, porque no había caso en pillarla con la guardia baja. Además, ya comenzaba a cansarse.

De pronto la joven mantis trastabilló y perdió el equilibrio, por lo que se precipitó hacia el suelo, entonces Ze'mer actuó de forma rápida y eficiente, aunque se encontraban en medio de una pelea, no dudó en asistirla recibiéndola entre sus brazos impidiendo que cayera y ambas terminaron fundidas en una especie de semiabrazo, en el cual Clover yacía casi recostada con su rostro a escasos centímetros del de la caballero.

Aquella fue la primera vez que ambas estuvieron tan cerca la una de la otra, a pesar de que habían comenzado a convivir de forma más cercana y a compartir varios momentos muy gratos, siempre habían mantenido una distancia prudente, dejando siempre en claro que no eran amigas ni nada más, solo una maestra y su discípula.

Pero ahora estando tan cerca, por primera vez pudieron apreciarse en su totalidad, Ze'mer se preguntó en qué momento esa pequeña mantis gruñona se había vuelto tan hermosa y elegante, sus formas delicadas y finas la hacían parecer más una bella flor que una simple hierba. Por su parte Clover  se sentía sobrecogida por el brillo de Ze'mer, plata lustrosa y resplandeciente era todo lo que veía, sus alas, su cuerpo, su armadura, todo resplandecía y por alguna razón en ese instante le pareció incluso más brillante que el mismo castillo.

Pero la magia de aquel instante fue rota por el tosido de alguien que intentaba llamar la atención. Entonces inmediatamente Ze'mer se apartó de su alumna dejándola caer sin ningún cuidado, se alejóntres pasos y exclamó.

—¡Wai Le'mer aquí!

—Perdón ¿Interrumpí algo? —Dijo Ogrim algo avergonzado.

—Entrenamiento, solo eso.

—Pues... La verdad no lo parecía pero... Ze'mer, ten cuidado, no te voy a decir qué hacer con tu vida pero no estoy muy seguro de que el rey esté muy contento con esto...

—¡Pelea conmigo! —Gritó de pronto Clover desde el suelo.

Ogrim bajó la mirada y vio a la mantis tendida en el piso tratando de ponerse de pie, aunque parecía algo conmocionada y estaba teniendo problemas con eso.

—Lo siento señorita pero no creo que esté en condiciones de batallar—Trató de ser cortés y amable.

—¡Sí lo estoy! ¡Yo siempre estoy en condiciones de pelear! ¡Es por eso que estoy aquí! Para volverme fuerte ¡Nada más! Así que deja de pensar en ideas raras y pelea conmigo. —Clover rogaba que Ogrim creyera que su sonrojó era de rabia y no por una extraña reacción involuntaria de su cuerpo.

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Nuevamente Ogrim tenía aquella sensación de estar viviendo algo que había vivido antes, aunque con pequeñas diferencias.

La mantis que tenía al frente era mayor, más poderosa y no se veía en un estado tan vergonzoso, de hecho Lucía muy bien, orgullosa de pie frente a él mostrándole sus garras, sin embargo, ya habían pasado varios años desde entonces y Ogrim ya no era tan joven.

—Lo siento señorita, pero tendré que declinar su desafío, a estas alturas de mi vida dudo ser un rival digno para usted.

—No me digas —La mantis bufó molesta—. Bueno, aunque tu condición no sea la mejor, seguro resultarás ser mejor oponente que esos palurdos —dijo señalando a los cuatro aprendices de caballero que lucían agotados en el piso luego de enfrentar a Orquídea.

—No hace falta ser tan ruda —dijo Ogrim algo molesto—, son aprendices, tienen un largo camino que recorrer.

—Y al paso que van ese camino será aún más largo ¿Se supone que eres su entrenador? Espero que seas mejor peleando que enseñando.

—¿Está poniendo en duda mis habilidades como maestro? Quiero que sepa que fue el mismo rey quien me eligió para esto.

—El rey... —Orquídea suspiró—. Creo que le falta práctica evaluando a la gente, si no has sido capaz de corregir las falencias de tus alumnos, creo que la labor de entrenador no es para ti.

—¿Y acaso usted cree que podría hacerlo mejor? —Ahora el escarabajo sí estaba enfadado.

Como respuesta Orquídea caminó hacia los cuatro aprendices que aún estaban en el piso recuperándose y los miró con severidad, esos se encogieron en sus sitios algo intimidados, entonces la Lord levantó su garra y apuntó hacia el contenedor de tres cuernos.

—Cliff, veo que a tus ataques les faltan fuerza, además de que eres un perezoso, si quieres ser caballero vas a tener que entrenar más duro para desarrollar tu fuerza, de lo contrario serán pocos los enemigos que logres derrotar.

Dejó de mirar a Cliff y se dirigió hacia su siguiente víctima, Lumis.

—Lumis, tienes fuerza y habilidad pero tu postura es pésima, si peleas con las patas tan juntas pierdes superficie de apoyo y equilibrio, es sumamente fácil derribarte, deberías corregir eso.

La mantis caminó un poco más está vez mirando hacia aquel contenedor que tanta confusión le causaba por no poder determinar si era un macho o una hembra.

—Chari, mira, tu problema llega a ser ridículo de lo sencillo que es. Si cierras los ojos cada vez que atacas quedas desprotegida ante ataques enemigos ¡Deja de cerrar los ojos!

Finalmente se dirigió hacia la contenedor bajita de cuatro cuernos. Orquídea la miró con atención y luego suspiró.

—Sinceramente, de los cuatro eres la más fuerte y habilidosa, pero siento que tú no lo crees y por eso no consigues progresar, es como si te limitaras tú misma a ser más débil que tus compañeros.

Las palabras de la mantis dejaron a todos sumamente sorprendidos, cada aprendiz se quedó unos instantes pensando en lo que había dicho y terminó concluyendo que era verdad. Orquídea se las había arreglado para detectar exactamente la falencias de cada uno.

—Como... —Dijo Ogrim incrédulo.

—En la tribu yo era una de las encargadas de entrenar a las crías, tengo experiencia con esto. Y ahora ¿Pelearás conmigo?

El escarabajo se sintió algo intimidado por la mantis, en verdad no quería luchar contra ella, así que trató de hacerla cambiar de idea.

—¿Y por qué no se lo pides a Hollow? Él es mucho más fuerte que yo.

—¿Qué acaso quieres que me mate?

En ese momento un par de sirvientes pasaban por allí cargando algunas cosas y no pudieron evitar escuchar lo que la mantis estaba diciendo, el problema es que al no tener contexto interpretaron el mensaje como quisieron.

—.... Hollow sabe que me gusta que sea rudo conmigo, pero a veces exagera, me agota llevándome más allá de lo que puedo aguantar, es divertido debo admitirlo, pero eso no me ayuda....

Los sirvientes no escucharon el resto de la conversación, salieron a toda prisa a contar el jugoso chisme que habían oído.

—.... Y por eso pelear contra Hollow no me resulta útil para mejorar mi técnica —De pronto Orquídea notó que Hollow tenía su vista clavada en ella— ¿Qué?

Ella no lo sabía pero sus habilidades detectando las falencias en batalla y su conocimiento sobre cómo mejorarlas habían logrado la admiración de Hollow. En realidad de a poco se había logrado ganar el respeto del contenedor, tanto por su cambio de actitud como por las habilidades que mostraba.

Ahora pasaban más tiempo juntos y salían del castillo, la mantis había aprendido rápidamente cómo moverse por el palacio sin ser lastimada por alguna de las sierras que habían en ciertas partes. Tenía buena memoria, le interesaba la botánica y la medicina y curiosamente era buena cuidando niños, lo comprobaron un día que se quedó a solas con el hijo de la cocinera y luego los descubrieron jugando juntos.

Era rara, explosiva y nunca decía lo que quería, pero tenía cualidades buenas  que valoraba mucho, además sus locuras y comportamiento aleatorio a menudo lo hacían reír.

Lo único molesto era esa obsesión que tenía con volverse más fuerte, él no quería que fuera una máquina asesina, pero supuso que era algo propio de la naturaleza de las mantis y por el bien de su psiquis, lo mejor sería ayudarla un poco, sacó su pizarra mágica y escribió un par de cosas.

"Si buscas un oponente que te pueda ayudar a mejorar, quizás deberíamos ir a ver a Moon a Cumbre de Cristal"

—¿Moon? ¿Y quién es ella?

—Es la guardiana de Cumbre de Cristal, una de los caballeros más fuertes del reino y por lo mismo, designada para proteger ese territorio. Solía ayudarme a entrenar a los caballeros antes de ser guardiana.

—Suena bien, si puedo fortalecerme con ella me interesa conocerla.

—Seguro el viaje además le resultará interesante, los cristales rosados que crecen allá son muy bonitos de ver.

—¿Cristales? ¿Como los de las ventanas?

—Eh... No exactamente, son más bien como rocas rosadas transparentes —la mantis ladeó la cabeza confundida—. Cuando los vea lo entenderá, es díficil de describir.

Orquídea no dijo nada, solo mantuvo su actitud severa y agitó su cola ligeramente, una pequeña señal que Hollow ya había aprendido a interpretar. Orquídea estaba emocionada.

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Quirrel se encontraba limpiando delicadamente los huevos en la soledad de su oficina mientras se lamentaba de su existencia, cada vez se sentía más deprimido, su interacción con Hornet cada vez era más limitada.

Agotada por sus deberes con su reino, la mestiza ya no tenia tiempo ni energías para nada, aquella noche se limitó a mandar una sencilla carta a Quirrel pidiéndole que limpiara los huevos por ella.

La cochinilla no se negó, pero el desanimo comenzaba a apoderarse de su corazón, ya llevaba cuatro días de encierro, extrañaba a todos y el dolor de la soledad cada vez le pesaba más, finalmente su naturaleza de cochinilla había florecido, anhelaba
compañía y cariño, y no la tenía, iba a tener una sería conversación con Hornet... Cuando pudiera verla otra vez.

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Para este capítulo quise probar ir narrando pequeñas escenas intercaladas que abarcan un buen espacio de tiempo, más o menos cuatro días en total, cosas de contar de forma rápida y amable como va evolucionando la relación de Hollow y Orquídea, y como la de Hornet y Quirrel se ha deteriorado un poco.

Voy a tratar de apurar un poco el paso con este fanfic, se acerca el lanzamiento de Silk Song (Los rumores dicen que sale en Junio), por otro lado esto me ayuda a calmar los nervios, como trabajo en farmacia para mí no hay cuarentena, tendré que salir y exponerme hasta el final.

En fin, nos vemos en el siguiente capítulo, con suerte saldrá rápido.

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