Desprecio
Nuevos rumores recorrían los pasillos del palacio Blanco y amenazaban con extenderse más allá de sus impolutos muros, estos hablaban triángulos amorosos, de celos y de una cruel disputa entre dos hermanos que luchaban por el amor de una mortífera mantis. A pesar de los esfuerzos que hacía Ogrim, no había forma de parar estas habladurías, dentro de poco este escándalo llegaría a la prensa.
Para fortuna del viejo escarabajo pelotero, nadie culpaba a su rey de lo que ocurría, la más perjudicada en toda esta situación era Orquídea. Big era un monarca amado y temido, al que conocían bien, que hasta el momento había tenido una conducta intachable y jamás se le había conocido pareja alguna.
En cambio la mantis era una recién llegada de la que nadie sabía nada, que pertenecía a una raza con la que el reino había estado enemistado desde tiempos muy antiguos y que no hacía ningún esfuerzo por llevarse bien con los demás. Era obvio que las culpas recaerían sobre ella. En cuanto a Hollow, a él solo lo veían como una pobre víctima de esta insecto, al fin y al cabo, ya había sido engañado antes varias veces por su tendencia confiar ciegamente en los demás y pensar siempre lo mejor de todos, ya era habitual que se metiera en algún lío.
Estas habladurías se veían reforzadas por las actitudes que tomaron ambos. Mientras que Big se mostraba prudente y distante con Orquídea, Hollow continuaba actuando de forma mimosa y amable con ella, de hecho era el único en todo el castillo que no la miraba con desprecio, incluso los otros contenedores no querían acercarse a ella influenciados por el actuar de los demás insectos. Era por esto que la mantis cada vez se sentía más deprimida y frustrada.
Ahora Orquídea se encontraba en los baños del castillo lamentando su triste existencia. Se suponía que era una invitada, pero se sentía como prisionera, una encerrada en una jaula de oro, con su cuerpo debilitado y siendo considerada la peor escoria del reino ¿Cuánto más iba a caer? ¿Cuanta más humillación se vería obligada a aguantar? ¿Era este el castigo que recibía por tener aquellos pensamientos prohibidos por un insecto que no era una mantis?
Lo peor de todo era que su condición no haría más que empeorar, había elegido la peor época del año para abandonar Páramos Fúngicos, estaba a punto de entrar en celo. Pronto empezaría a expeler fermonas de forma constante y descontrolada atrayendo a todos los machos compatibles de los alrededores. Normalmente las hembras que no deseaban dejar descendencia se recluían juntas en un lugar acondicionado para eso, donde descansaban lejos de la presencia de los machos y tenían sus métodos para enfrentar este ciclo de la forma más favorable, pero ahora estaba sola en un lugar desconocido ¿Qué iba a hacer?
Se sentía muy tentada a escapar, pero no tenía forma de hacerlo, no conocía bien el palacio y nadie parecía interesado en ayudarla, y luego de casi ser asesinada por una sierra que salió misteriosamente de la nada dejó de intentar huir.
Suspiró y se sumergió una última vez en el estanque de agua tibia donde estaba descansando. Jamás en su vida soñó que podría disfrutar de semejantes lujos, estos baños eran una maravilla, todo allí lo era, la comida, las camas, los jardines. Sin embargo, con gusto cambiaría todo eso con tal de volver a casa, estaba harta de ser menospreciada y sobre todo de no tener nadie con quién hablar.
Hollow era el único que le prestaba atención pero no era como si se pudiera comunicar libremente con él, además de que él tenía sus propias responsabilidades de caballero y no podía estar con ella todo el día. De hecho parecía más ocupado de lo que debería, tenía la impresión de que le estaban dando más trabajo a propósito para mantenerlo alejado de ella.
Orquídea en medio de su desesperación y soledad había comenzado a hablarle a las estatuas del Señor de las Sombras. Ella no era particularmente religiosa, pero si este famoso dios que alababan realmente existía, al menos él la escucharía, y el sentir que alguien lo hacía le daba un mínimo de consuelo. Por supuesto, no esperaba que le fuera a cumplir sus deseos ni que la ayudara, solo buscaba desahogarse.
Salió del agua dando por terminado su baño y caminó hacia la salida de las duchas, entonces posó su vista en una imagen del dios oscuro que había allí, una de las muchas que poblaban el blanco castillo.
—Sabes... Este lugar es una mierda. —Nuevamente tenía otra de sus recaídas donde buscaba comunicarse con el objeto inanimado—. Estoy harta, ya no aguanto más este desprecio... Todos me ignoran como si les fuera a arrancar la cabeza... Siendo sincera ganas no me faltan, pero... Me siento tan sola que incluso apreciaría la compañía de un insecto débil... Necesito un amigo... Alguien a quien hablarle... Alguien que no solo me mire en silencio con compasión... ¿Es que acaso ni siquiera merezco eso?
Orquídea entonces se arrodilló ante la estatua y bajó la cabeza con pesar.
—Lo siento ¡De verdad lo siento! ¡Lamento haberme fijado en él! Traté de evitarlo, pero... Es difícil ¡Lo admito! ¡Lo deseo! ¡Quiero tenerlo encima de mí! ¡Quiero que me abrace y me haga suya! ¡Soy una criatura inmunda que se ha entregado al pecado! Pero... Quiero redimirme... trataré más duro... Lo alejaré de mi mente y de mi vida ¡Rechazaré a Hollow y no pensaré más en él! Yo... Solo quiero que todo vuelva a ser como antes, quiero regresar a mi tribu... Quiero ser respetada y apreciada otra vez...
Orquídea se permitió unos pocos minutos de autocompasión antes de ponerse de pie y retomar su actitud orgullosa y distante. Su orgullo era lo único que le quedaba, no iba a permitir que la vieran vulnerable y necesitada ¡Primero muerta!
Salió del baño y se dirigió hacia los jardines, era el único lugar donde se sentía algo más a gusto, rodeada de vegetación y escondida de las miradas agresivas de los habitantes del castillo. Tampoco es que se sintiera totalmente cómoda allí, se aburría demasiado, pero era lo mejor que tenía disponible, además, los caballeros en entrenamiento solían tener sus sesiones en ese lugar, a veces podía entretenerse observando sus patéticos intentos por volverse más fuertes... Bueno, no todos eran tan patéticos, algunos de ellos se veían bastante habilidosos y avanzaban muy rápido.
Caminó por los pasillo de forma silenciosa, no quería ser notada, pero en ese lugar era imposible, no habían matorrales en los cuales ocultarse y el piso de baldosas aumentaba el sonido de las pisadas de forma escandalosa. Aunque no lo quisiera, tenía que aguantar las miradas de desprecio de las hembras que se topaba por el camino y la expresión de horror que ponían los machos al verla antes de escapar.
Suspiró. Esto era culpa de las feromonas, cada vez eran más fuertes y los machos se sentían cada vez más atraídos a ella, por eso escapaban antes de verse muy envueltos en su aroma, incluso ese viejo escarabajo pelotero ya no le hablaba directamente y mandaba a alguna chica o a algún contenedor a hacerlo. Hasta ahora Orquídea no se había dado cuenta que la raza de Hollow era inmune a las feromonas.
Sus pasos continuaron resonando en el pasillo, pero a estos se sumaron otras pisadas diferentes, más suaves y rápidas. Orquídea frunció el ceño, esto no era la primera vez que pasaba, desde hace algunos días se sentía observada, alguien la vigilaba. Dudaba que le fueran a hacer daño, pero era molesto.
Durante las ocasiones anteriores optó por ignorar a su misterioso vigilante, pero esta vez ya estaba harta y al borde del colapso. Últimamente se sentía mejor físicamente, su resistencia y velocidad estaban mejorando. Sin duda las hierbas que le hacían comer para reponer la sangre estaban funcionando. Con parte de sus fuerzas recuperadas se sentía capaz de emboscar a su acosador. Aquello sería una buena práctica para volver a la acción, y si alguien salía lastimado... En realidad ya no le importaba, a estas alturas ya le daba lo mismo estar muerta.
Se detuvo de forma abrupta y comenzó a observar su alrededor fingiendo que contemplaba las decoraciones del pasillo y las plantas que tenían en macetas. Se acercó a una y comenzó a frotar una de sus hojas como si quisiera impregnar sus garras con su olor. Escuchó los pasos acercarse sigilosamente, aquietó su respiración, esto debía ser rápido y preciso. Cerró los ojos. Cuando los volvió a abrir atacó.
La mantis salió corriendo con sus garras extendidas hacia la presencia misteriosa, se arrojó contra ella lista para arañar su cara, pero en cuanto vio el rostro del bicho la sorpresa y el pánico la brumaron.
Ocho ojos.
Ocho ojos la observaban con expresión estupefacta ¿El Señor de las Sombras? ¿La estatua había respondido a sus plegarias y ahora se había materializado como un ser vivo? De un brinco retrocedió y se arrodilló de forma humilde a modo de disculpa, jamás quiso faltarle el respeto a un dios.
La insecto permaneció arrodillada un rato más hasta que sintió un suave toque en su hombro, entonces se atrevió a abrir los ojos y al levantar la mirada, se encontró con un rostro blanco que efectivamente tenía ocho ojos, pero no era el Señor de las Sombras.
Orquídea parpadeó algo confundida, entonces prestando más atención se percató de que el individuo que tenía al frente era en realidad un contenedor, uno bastante particular. Tenía un aire excéntrico, resaltado por las ropas que usaba. Portaba una capa de cuello alto extremadamente larga, casi le cubría los pies, no parecía muy práctica. En su pecho llevaba una joya roja a modo de prendedor y en su espalda cargaba el aguijón más raro que hubiera visto alguna vez, era demasiado delgado y tenía una pelota cerca de la punta. No era un individuo muy robusto y era algo más bajo que Hollow, su rostro tenía ocho ojos y un par de cuernos que se curvaban hacia atrás, además habían algunas manchas grises en su cabeza ¿Serían quizás las marcas y cicatrices de alguna enfermedad?
El contenedor le dedicó una mirada amable y sacó de entre sus ropas una pizarra blanca y un lápiz. Esta pizarra era bastante especial, podías escribir y borrar en ella cuantas veces quisieras sin que se gastara nunca el lápiz, era uno de los inventos de Big. Él al igual que su padre era muy aficionado a inventar cosas, no tenía la genialidad del viejo gusano, pero de vez en cuando salía con alguna cosa útil.
El contenedor hizo una reverencia a modo de saludo y escribió en su pizarra.
"Hola, mi nombre es Soul Helix, pero todos me llaman Soul, mucho gusto"
Orquídea cada vez estaba más sorprendida ¿Alguien estaba interesado en hablar con ella? Quizás sí era un enviado del Señor de las Sombras, recién había pedido desesperadamente algo de compañía y esto era lo que recibía, claro, no en la forma en la que esperaba, parecía algo incómodo tener que comunicarse con alguien que solo podía escribir, pero era mejor que nada.
—Gusto en conocerte Soul, mi nombre es Orquídea —Se puso de pie demostrando que era bastante más alta que él, ya tenía demasiado arraigado aquello de intentar mostrarse superior.
"¿Es verdad que eres una mantis? Yo nunca había visto una"
—Sí, soy una mantis, orgullosa miembro de la tribu que habita Páramos Fúngicos.
El contenedor se balanceó cambiando el peso de pie en pie, lucía muy emocionado, volvió a tomar su pizarra pensando en qué más decir.
"¿Cómo es la tribu de las mantis?"
Esta pregunta dejó a Orquídea bastante sorprendida, al parecer este individuo estaba muy interesado en conocer más de su pueblo y su cultura. Por su parte ella no tenía problemas en responder, al menos eso era más interesante que ver el pasto crecer.
Comenzó a contarle de su sociedad, de las reglas que la regían, de sus costumbres salvajes y de su sistema de jerarquía basado en la fuerza y el poder. Soul la escuchó atentamente, de vez en cuando escribiendo una que otra pregunta en su pizarra. Aquella conversación fue muy reconfortante para Orquídea, el poder rememorar su tierra y su gente además de la vida que había dejado atrás la puso de muy buen humor, además se sentía orgullosa de poder compartir un poco de su forma de vida, la cual a sus ojos era la ideal, por eso la descolocó tanto leer aquella oración en la pizarra del contenedor.
"La vida en tu tribu parece muy triste, no me extraña que te hayas escapado"
Orquídea sintió su sangre hervir de rabia ¿Cómo podía decir eso? ¿Vida triste? ¡Esa era la forma correcta de vivir! ¡La fuerza era lo que debía primar! Además ¡Ella no se había escapado y en algún momento iba a regresar!
—¡Borra eso de tu pizarra criatura insolente! —Siseó la insecto. Soul inmediatamente se puso en guardia, el tono de su voz no era para nada amistoso, sin embargo se atrevió a dedicarle una mirada de pregunta, que dado el contexto era fácil de interpretar— ¡Yo no me escapé de mi tribu! ¡No soy una débil cobarde que haría algo así! ¡No soy tan patética como para hacer eso!
"Nunca insinué que fueras débil ni cobarde, solo pensé que te habías ido porque no te sentías a gusto ahí" Se apresuró a aclarar el contenedor en su pizarra.
—¿No sentirme a gusto? ¡En ese maldito castillo es donde no me siento a gusto! —Esta vez decidió abandonar el diálogo y lanzar sus garras contra Soul, quien de un salto esquivó su movimiento — ¿Creen que sus lujos pueden ocultar sus viles corazones? ¿Creen que su buena comida es suficiente para redimir su crueldad hacia mí? ¡Odio este lugar! ¡Y los odio a todos ustedes!
Soul no sentía que lo que había dicho era tan ofensivo, pero supuso que este era solo un cúmulo de emociones reprimidas que finalmente había estallado, lamentablemente de la peor manera.
Por supuesto, no iba a dejar que lo dañaran sin dar pelea y aunque él no era un caballero (Básicamente fue rechazado por falta de disciplina), era uno de los contenedores más poderosos que había.
Guardó su pizarra y desenfundó su aguijón, inmediatamente comenzó a imbuirlo en alma. Soul era un hechicero, aunque sabía manejar bien el aguijón, había especializado su combate en el uso de magia, incluso modificó su arma para este propósito.
Orquídea se lanzó al ataque, sus instintos ardían, necesitaba cazar, luchar, poner sus músculos en funcionamiento, era como un volcán estallando, que amenazaba con calcinar todo con su lava.
Al inicio Soul tuvo dificultades para esquivar los rápidos movimientos de la mantis, era tal su velocidad que por momentos la perdía de vista, era casi como si desapareciera, solo para presentarse detrás de él y atacar con sus garras. Por suerte para el contenedor Orquídea llevaba tanto tiempo luchando con una lanza que había perdido algo de práctica usando sus garras, pero aun así se las arregló para arañarlo ligeramente.
La furia desatada de Orquídea poco a poco se iba aplacando, pero no su deseo por pelear. Era algo que necesitaba, llevaba demasiado tiempo en reposo y finalmente podía dejar salir toda la energía contenida. Continuó atacando a Soul, pero ya no con las ansias asesinas de antes, este ligero cambio de actitud fue captado por el contenedor, quien se mantuvo luchando más para complacerla que por otra cosa. Quería enmendar en alguna forma el haberla ofendido. Así poco a poco, aquel se volvió un combate más amistoso, aunque a ojos de los demás no lo parecía.
En medio de su contienda habían comenzado a quebrar algunas macetas y adornos que habían en el lugar, además de dejar marcas y arañazos en los perfectos muros blancos del palacio. Pero junto con la destrucción, también estaban causando mucho ruido, el cual atrajo a algunos sirvientes al sitio. Estos miraron horrorizados a la mantis atacando al pobre Soul, entonces inmediatamente fueron a buscar ayuda, necesitaban parar esa pelea rápido antes de que el pobre bicho saliera lastimado.
Ambos contendientes estaban muy enfrascados en la batalla, sin embargo Orquídea estaba comenzando a debilitarse. Maldijo aquel cuerpo herido que aún no conseguía reponerse de su accidente anterior y por poco insultó a su oponente al ver la mirada de lástima que le dedicaba.
¡Por qué! Ella era una mantis Lord, una de los insectos más poderosos de su tribu ¡Quizás incluso de Hallownest! Contra el único con el que había perdido era Hollow, no podía soportar que alguien más la derrotara.
Trató de disimular su respiración agitada y mantener una actitud calmada, quizás si se entregaba completamente en su siguiente ataque podría derrotar a ese insolente individuo, ojalá tuviera su lanza. La mantis se inclinó y corrió hacia Soul. El contenedor abrió sus ocho ojos con terror, esto aumentó la confianza de la mantis quien creía que había intimidado a su enemigo, pero no era por ella que el miedo afloraba en su rostro.
De pronto Orquídea sintió un horrible golpe, un impacto tan fuerte que la arrojó y la estrelló contra una pared. Estuvo algunos segundos inerte antes de atreverse a abrir los ojos y moverse un poco, pero en cuanto lo hizo, otro golpe la arrojó un poco más lejos. Se escucharon jadeos de sorpresa y murmullos resonando, no estaban solos, seguro que otra vez esos insectos chismosos andaban metiéndose en lo que no les importaba.
—Ya fue suficiente —dijo una voz femenina—. La vas a matar.
—Yo no quiero presenciar un asesinato —dijo otro.
—Hollow se va a enfadar si le haces daño —comentó un tercero.
La insecto caída vagamente abrió los ojos, al principio con su vista borrosa logró distinguir a un contenedor que la miraba con odio, mientras que otro tiraba de su capa tratando de llamar su atención. El contenedor que tiraba de la capa era Soul, seguramente trataba de defenderla, pero aquel que tenía su vista clavada en ella era un desconocido.
Era un individuo alto y de aspecto fuerte, usaba una capa negra, en su cabeza ostentaba seis cuernos, tres a cada lado, eran cortos y apuntaban hacia arriba.
La mantis esta vez decidió quedarse inerte en el piso y no mover ni un músculo, los dos ataques anteriores ya le habían dejado bastante claro el poder del individuo que tenía al frente, cosa que sinceramente la preocupaba. Aún en aquel estado vulnerable se permitía pensar en algo que no era su propia supervivencia.
Hasta ahora Orquídea se creía la más fuerte, al menos lo era en su tribu y desde que ascendió a Lord, solo había sido derrotada por Hollow, pero aquí tenía a otro individuo con la capacidad de vencerla. Era cierto que estaba debilitada por la anemia, pero siempre se jactaba de estimar la fuerza de sus rivales de forma muy acertada y este tipo tenía un poder aterrador. Eso significaba que Hollow no era el único individuo fuerte de este reino, ahora que lo pensaba el rey Big también lucía muy poderoso, aunque su carácter suave disimulaba un poco este hecho ¿Habrían más caballeros así?
Esto era horrible, Corazón de Hallownest tenía el poder militar suficiente para aplastar a las mantis, si les daba la gana podían apoderarse de su territorio y esclavizarlas con total libertad. Tanto tiempo viviendo en la ignorancia, asumiendo que podían sobreponerse a lo que fuera, pero la cruel realidad era que eran patéticas.
Debía volver a la tribu de inmediato y alertarlas de esto, debían... ¿Que podían hacer en realidad? ¿Cómo podían volverse más fuertes? Al menos lo suficiente como para defenderse de un ataque. Ahora comenzaba a darse cuenta de que vivir en aislamiento quizás no fue buena idea, se estancaron, el mundo avanzó y ellas se quedaron atrás.
Pero ahora no podía hacer nada por su gente, ni siquiera hacerles saber su propia debilidad. Miró a su atacante con terror, más por su pueblo que por ella misma, maldijo una vez más su destino y cerró los ojos esperando el final de su vida. Sin embargo lo que sintió no fue el hierro enterrándose en su ser, fue más bien el sonido de dos armas chocando entre sí. Volvió a abrir los ojos y se encontró con la espalda de Hollow, luciendo su figura imponente, no pudo evitar sonrojarse ante esa vista.
En ese momento el individuo de 6 cuernos y Hollow comenzaron a entablar una conversación silenciosa, la cual no parecía muy amistosa. Ambos se veían sumamente enfadados y gesticulaban con movimientos agresivos, cada cierto tiempo el contenedor de ocho ojos intervenía participando de la misma comunicación insonora. Finalmente luego de un rato, el individuo que había atacado a Orquídea se cruzó de brazos y le lanzó una mirada de desprecio, entonces se alejó caminando mientras parecía murmuraba maldiciones. Pero antes de irse, agarró a Soul por la capa y lo arrastró con él hacía algún lugar, este comenzó a agitar sus brazos asustado con una mirada de pánico. Orquídea no tenía como saberlo, pero el joven estaba en problemas.
Una vez que ambos contenedores se alejaron, Hollow volcó su atención hacia Orquídea y le dedicó una de aquellas miradas que tanto conmovían a la mantis.
La dulzura de Hollow era algo a lo que no estaba habituada, la delicadeza y el cariño era algo raro en las mantis, un abrazo, una despedida afectuosa o una simple mirada de amor y compasión como la que ahora le dedicaba el caballero se sentían ajenas e irreales. Lo peor es que cada vez deseaba más estas muestras de cariño. La mantis no lo comprendía del todo, pero no era algo que pareciera estar relacionado a sus necesidades reproductivas, no era algo que estimulara su cuerpo, era más bien como si abrigara su corazón.
El caballero le ofreció una mano para ayudarla a ponerse de pie, era un gesto sencillo y amable, sin ningún significado oculto, pero aun así plantaba angustia en el corazón de la mantis. Su atracción por Hollow llegaba a niveles difíciles de tolerar, sin embargo se lo había prometido a sí misma, apartaría su mente de él, debía rechazarlo, sus deseos eran sucios e indeseables, no podía caer en la tentación. Por todo esto alejó a Hollow de un manotazo y se puso de pie ella sola.
Hollow miró estupefacto el agresivo rechazo de la insecto y le dedicó una expresión de confusión.
—¡Aléjate de mí! ¡No quiero que me toques! ¡No quiero que me mires ni que te acerques a mí! ¡Te quiero lejos de mi vida!
Y tras gritar esto se alejó tambaleando a encerrarse en habitación, dejando al caballero con una sensación de pena y desconcierto.
...........
En Nido Profundo una araña trepaba por las plataformas de Poblado distante abriéndose paso hasta la casa más alta donde la reina del lugar tenía su guarida. Como cada día Ania iba a buscar el diario de la mañana a la estación de ciervocaminos. A Hornet le gustaba leer las noticias bien temprano y estar informada, por eso como su sirvienta personal, tenía el deber de llevárselo.
Ania estaba de muy buen humor, finalmente el periodo de reposo de Hornet había acabado y ya tenía permitido salir y retomar sus labores habituales, aquello era un alivio, estaba cansada de escuchar sus quejas sobre lo aburrida que estaba.
Entró a la guarida y se dirigió a la cocina donde Quirrel preparaba el desayuno. Ania suspiró conteniendo su frustración, como la sirvienta de Hornet, cocinar debería ser su labor, pero Hornet insistía en que le gustaba más la comida de Quirrel. No es que tuviera algo de malo que él cocinara, pero su deseo de servir y complacer a su reina hacia que fuera algo posesiva en sus labores, además, esa cochinilla no la convencía del todo como consorte de su reina.
No es que Quirrel tuviera algo de malo, era muy buena persona y comprendía por qué Hornet lo quería tanto, pero el hecho de que fuera una cochinilla era una molestia. Habían tenido que habilitar algunas escaleras para facilitarle el trepar hasta su casa y su falta de fuerza física hacia que hubieran cosas en las que había que ayudarlo, al menos había tenido la decencia de aprender a tejer. Sin embargo, lo que más odiaba de él era que por su culpa Hornet vivía preocupada por la especie a la que pertenecerían sus crías ¿Por qué tenía que ser así? Ella iba a ser madre, debería estar feliz e ilusionada, no preocupada y estresada.
—Ya volviste, ven siéntate, el desayuno está listo —dijo la cochinilla sirviéndole a la araña su desayuno.
En Nido Profundo las diferencias sociales no eran muy marcadas como en Corazón de Hallownest, aquí no había opulencia, ni palacios, ni ostentaciones, aunque la jerarquía y la obediencia eran muy marcadas, amos y sirvientes se permitían vivir de forma algo más estrecha.
Por todo esto, para Ania era común comer junto a su ama y ella también podía probar la comida de Quirrel, y por esto mismo entendía la insistencia de Hornet en que cocinara. Este desgraciado lo hacía demasiado bien.
—Hornet querida, casi no has probado bocado —observó la cochinilla.
—No tengo mucha hambre.
—Ay Hornet —suspiró molesto—. Esto es por esa idea que tienes de que subiste de peso luego de tu descanso ¿Verdad?
—Cof cof —trató de disimular su sonrojo detrás del periódico que le arrebató a Ania—. No sé de qué hablas.
—Ya te dije que estás igual que siempre.
—No me siento igual que siempre, estoy más lenta.
—Eso es solo falta de ejercicio ¿Por qué no vas a retar a Sharpy a un duelo un día de estos? Seguro te sentará bien.
—No tengo tiempo, estoy muy ocupada, ser reina no es fácil. Tengo muchas reuniones que celebrar, luego de mi ausencia temo que el caos haya tomado el reino.
—Todo está bien mi reina, aún desde su reposo usted estuvo supervisando todo de forma muy eficiente —dijo Ania en tono meloso.
—Sí Hornet, tómatelo con calma, lee el diario, todo está bien, ningún desastre ha ocurrido mientras te tomabas tu descanso.
—Mmmm... Sí, si hubiera pasado algo saldría en las noticias— comenzó a revisar las distintas páginas del periódico— oh, por lo que veo Big hizo un plan de trabajo para reducir la delincuencia en Ciudad de las Lágrimas, espero funcione su idea, a veces siento que es algo descuidado con sus planes.
—Bueno, a veces tiene sus fallos pero las cosas más o menos funcionan bien —comentó Quirrel—. Y por otro lado, recuerda que Corazón de Hallownest es muy distinto de Nido Profundo, las medidas a tomar para cada reino por ende son diferentes.
—Sí, supongo que tienes razón... —Volteó la página— Veamos que más hay.
Mientras Hornet leía la sección de farándula Quirrel continuó comiendo su comida intercambiando de vez en cuando algunas palabras con Ania. Aquel desayuno parecía transcurrir con total calma y normalidad, pero la paz pronto fue quebrada por el sonido de loza chocando. Ania y Quirrel voltearon a ver y encontraron a Hornet con el periódico agarrado tan fuerte que parecía que lo rompería en cualquier momento y en su mirada había tal furia que ambos se encogieron en sus lugares.
—Eh... Hornet... ¿Pasó algo? —Preguntó Quirrel preocupado.
—Hollow... Está en el periódico....
—¿Otra vez? ¿Qué hizo ahora? ¿Otra vez le inventaron un romance con la prostituta mayor de la casa del placer? —Sugirió Quirrel.
—No.
—¿Otra vez lo engañaron para que hiciera de guardaespaldas de unos bandidos? —Probó Ania.
—No
—¿Otra terminó trabajando en un restaurante para pagar los daños de una pelea? —Trató de adivinar una vez más Quirrel.
—¿Y eso cuando fue?
—Eh... Ups...
—Quirrel ¿Que rayos me has estado ocultando?
—Nada nada —la expresión culpable de Quirrel no era muy convincente—. Pero bueno ¿Qué le pasó ahora a Hollow? —Trató de cambiar el tema.
—Tú y yo hablaremos en privado más tarde —dijo la reina con una mirada de desaprobación, luego volvió a fijar su atención en el periódico—. Escuchen esto. "Drama de amores en el palacio Blanco, El rey Big y su caballero Hollow enfrentados en una disputa fraternal por el amor de una mortífera mantis" ¿Qué rayos significa esto? ¡Seguro que Hollow otra vez se metió en problemas! ¡Debo ir a verlo ahora mismo!
—Mi-mi ¡Mi señora Hornet! —Exclamó Ania alarmada— No-no-quiero sonar irrespetuosa pero no considero oportuno que intervenga en los asuntos de otro reino.
—¡No son asuntos de otro reino! ¡Son asuntos familiares! Son mis hermanos, es mi deber velar porque no hagan estupideces. —Se inclinó hacia atrás y se agarró la cabeza—. Aunque me gustaría que dejaran de causarme problemas, por Wyrm, voy a ser madre, pronto tendré que preocuparme de mis propios retoños, no puedo estar pendiente de ellos. —Retomó una postura más regia— bien, termino el desayuno y les haré una visita.
—Pero Hornet, hoy tienes una reunión con la patrulla de la zona superior. —Dijo Quirrel.
—Pues entonces la haré mañana.
—Tiene que visitar la zona que se vio más afectada por el garpiés gigante que atacó el otro día.
—Entonces pasado mañana.
—Pero Hornet —Quirrel lucía afligido— quedamos en que ese día tú y yo....
—¡Ya lo sé! —se apresuró a contestar con el rostro colorado—. Revisaré mi agenda para ver cuándo puedo visitarlos —se inclinó sobre la mesa y se agarró la cabeza otra vez—. Hollow... Por qué siempre te tienes que meter en tantos líos...
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Bien, aparecen los primeros vessels prestados, Soul pertenece a xenomorfo61, tiene una personalidad y un background bastante bonito.
El vessel de seis cuernos cuyo nombre aún no es mencionado, pero se llama Shadow, pertenece a ej-dem.
Bien... perdon si el capítulo no es tan divertido como siempre pero... No estoy de ánimos, tengo una mezcla de pena y rabia. Al parecer lo del corte de luz era solo un rumor, así que no estaré desconectada, pero eso no significa que vaya a ser muy eficiente en mi escritura, ultimamente no tengo ánimos para nada.
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