Consuelo
Clover miraba a sus atacantes de forma desafiante, mientras sujetaba su garra lastimada. Los bichos la tenían acorralada en un rincón del jardín del cual no tenía escapatoria, al menos no en las condiciones en las que se encontraba.
—Atrapada —Se mofó uno de los bichos en armadura— ¿Que se siente estar en esas condiciones? ¿Que te parece ser tú el elemento débil? Demuestra tu fuerza superior ahora mantis, a ver si puedes contra nosotros.
Clover gruñó impotente, obviamente no tenía forma de darles su merecido y ellos lo sabían. Estaba lastimada, no tenía armadura y ellos eran seis guerreros talentosos, desde el inicio nunca tuvo posibilidades. Ella no quería problemas, sabía que su estancia en el castillo era condicional, si causaba un solo problema sería expulsada, aunque la atacaran no podía defenderse, pues ella era una enemiga admitida solo por la benevolencia de Ze'mer.
—Por favor, váyanse y déjenme sola, no quiero problemas —dijo la mantis.
—¿Te crees en posición de exigir algo maldita? ¡Olvídalo! —Gritó el caballero—. Eres una enemiga del rey y no mereces consideración, ahora nos aseguraremos de ponerte en tu lugar escoria.
—¡Que pasa aquí! —Gritó una voz autoritaria.
Tanto los caballeros como la mantis dirigieron sus ojos hacia el origen de la voz y se encontraron con Dryya y Ogrim que los observaban con severidad.
—¡Dryya! —Exclamó el caballero que parecía ser el líder, quien inmediatamente realizó una educada reverencia—. Encontramos a esta mantis en actitud sospechosa merodeando por el lugar.
—¿Y sólo por eso la golpearon hasta este extremo?
Clover lucía muy lastimada, con numerosos golpes en su cuerpo y una de sus garras torcida, aquellas no parecían las heridas de un combate justo, más bien eran la muestra de un acto brutal de abuso de poder.
—Pero es que ella...
—No hay honor en la derrota de un enemigo debilitado, esta chica ni siquiera ha tenido la oportunidad de defenderse, y aún así ustedes han levantado sus armas contra ella ¡Debería darles vergüenza! ¿Y así se hacen llamar caballeros de Hallownest? Largo de aquí ¡Fuera de mi vista!
Los guerreros bajaron sus rostros avergonzados y se retiraron de la estancia sin decir nada. Dryya solo los observó alejarse antes de dirigir su mirada hacia la mantis quien parecía sumamente agradecida por su intervención, incluso comenzó a acercarse a ella, quizás para dedicarle unas palabras.
—Mantente fuera de mi camino mantis —dijo de forma seca la caballero alejándose sin siquiera dignarse a mirarla.
Clover bajó la mirada, se sentía frustrada y con una creciente rabia en su interior, ella no había hecho nada malo, solo había salido a caminar, no era justo que la trataran de esa manera, sus atacantes ni siquiera habían recibido castigo, lo peor es que además la trataban con desprecio, como si todo fuera su culpa.
Ogrim viendo a la insecto tan afectada, quiso dirigirse hacia ella para tratar de animarla con algunas palabras, pero en cuanto la muchacha lo vio le dio la espalda indignada.
—Mantente alejado escarabajo —Y se fue tambaleando hacia sus aposentos...
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—Quizás Ze'mer apoyaba y cuidaba de Clover, pero para el resto era solo una enemiga del rey, nadie la quería, eso la volvió agresiva y desconfiada. Cualquier bicho actuaría de esa forma en una situación así Hollow —Decía Ogrim con calma—. No te lo tomes como algo personal, tú no hiciste nada para que te odie, solo déjala tranquila hasta que se recupere y luego, déjala ir.
Hollow, Ogrim y Big se encontraban en una mesa muy elegante dispuesta en los jardines del palacio, tomando un descanso mientras discutían el asunto de la ilustre invitada que tenían alojada en el castillo.
—(Pero fue rechazada por su familia) —explicaba con señas tratando de que Ogrim lo entendiera— (¿Que va a pasar con ella si la dejo ir? Va a estar sola, no tendrá a nadie que la apoye).
—A Hollow le preocupa que esa mantis se quede sola y desamparada —clarificó Big al ver que a Ogrim le estaba costando un poco interpretar a su hermano.
—Ah ¿Es eso? Hollow no te preocupes tanto por ella, es una adulta, se las puede arreglar bien sola. Además, recuerda que no todos los bichos son tan dependientes de las comunidades o las familias, algunos prefieren llevar existencias más solitarias.
—(Ella no era solitaria, ella tenía una familia y una tribu a la que pertenecía) —Hollow bajó la mirada con tristeza dándole una idea bastante clara de su sentir a Ogrim.
—Asumo que pretendes ser el reemplazo de la familia que perdió, pero dudo que eso sea posible. Es una mantis, su cultura y la de nosotros es muy distinta, no podríamos llegar a un entendimiento, tú no puedes entender como se siente y tampoco le puedes explicar tu punto de vista de las cosas, por favor, ni siquiera puedes hablar en una forma en la que ella pueda comprenderte.
—(Pero tú más o menos me entiendes Ogrim).
—Pero eso es porque Ogrim quiere entenderte —replicó esta vez Big—. Si ella tiene su mente cerrada a ti, no podrás entrar en ella, sin importar cuánto lo intentes. Cuando las personas no quieren abrirse a los demás son un muro impenetrable. Puedes ofrecerle lo mejor del mundo, pero si ella no está dispuesta a recibirlo es inútil. En realidad estoy de acuerdo con Ogrim, deja que se recupere y luego llévala de regreso a su hogar, no podrás hacer más por ella.
Hollow empuñó las manos, incluso su hermano estaba de acuerdo en que debía dejar ir a Orquídea, pero no podía evitar preocuparse por ella, el verla tratar de acabar con su propia vida lo había afectado demasiado y le aterraba que fuera a intentar algo así de nuevo, no podía imaginar el grado de desesperación de la pobre criatura para hacer algo así.
—(Yo... Le prometí que la cuidaría).
—No creo que estés haciendo un muy buen trabajo Hollow —replicó Big de forma mordaz.
Hollow golpeó la mesa y se puso de pie de forma airada, miró a su hermano y rey con furia y sin decir nada más dio media vuelta rumbo a los dormitorios.
—Mi señor —Ogrim lucía preocupado.
—Déjalo Ogrim, cuando medite un poco en la situación se dará cuenta de qué es lo mejor. A decir verdad no tengo nada en contra de esa mantis y no tengo problemas en que se quede con nosotros, pero es más que evidente su descontento aquí, a veces dejar ir es lo mejor.
—Tiene razón, con algo de suerte quizás pronto este problema sea solucionado y ya no tendremos que preocuparnos más por esto.
De pronto algo llamó su atención, un contenedor con tres cuernos, dos apuntando hacia el cielo y uno que se curvaba frente a él se acercó corriendo. Lucía muy agitado, su pequeña capa violeta se contoneaba a cada paso que daba y la expresión en su rostro daba a entender que algo no estaba bien.
—¿Que pasa Izuri? —Preguntó Ogrim preocupado.
—(¡Hornet está entrando al palacio!)
—Mi rey podría...
—Dice que Hornet está entrando al palacio. Parece que mi hermana ha decidido hacernos una visita sin anunciarse, típico de ella —dijo con una tranquilidad impresionante.
—¡¿Hornet?! —Ogrim sí parecía alarmado por esta noticia—. ¡Si sabe que tenemos una mantis alojada aquí nos va a matar! Sobre todo porque es una mantis Lord.
—¿Y eso por qué? —BIg no parecía comprender el problema.— Hornet tiene una amiga mantis en Ciudad de las Lágrimas.
—Esa es una mantis desterrada, es como si no fuera parte de la tribu, pero esta es distinta ¡Es una líder! ¿Además, no se enteró de la batalla que tuvo con las Lords hace unas semanas atrás? No creo que le haga gracia encontrarse con su enemiga.
—Sí... Seguro se pondrá de mal humor —el monarca se dirigió hacia Izuri que esperaba instrucciones— ¿Podrías decirle a la cocinera que prepare unos canapés de huevo? Seguro eso la calma un poco.
El contenedor asintió y salió corriendo a cumplir la orden recibida.
—Mi rey ¿Cree que unos canapés de huevo serán suficientes para calmar a la bestia roja?
—Tienes razón —Ogrim suspiró aliviado al tener la comprensión de su rey— Ordenaré que preparen filete de cavasuelos, lo mejor es asegurarse.
—¡Majestad!
Ogrim parecía exasperado, pero Big solo lo miró con una expresión divertida. A veces las acciones de Big confundían un poco al viejo escarabajo, pues daba la impresión de que no se tomaba con seriedad algunos asuntos, pero de alguna forma las cosas solían resultar bien bajo sus instrucciones, este contenedor parecía haber heredado la sabiduría del rey pálido, o quizás sería el hecho de haber sido criado por él, pero fuera como fuera, no le quedaba más que confiar en su juicio.
Ajeno a la presencia de su hermana y a los dilemas de Ogrim, Hollow caminaba por los pasillos hacia el cuarto de Orquídea, llevaba consigo la pizarra de Soul pues se la había pedido prestada para poder comunicarse con ella. Iban a tener una seria conversación, si había algo que no la tenía contenta entonces lo tratarían, pero ya no podía aguantar que lo estuviera rechazando y se negara a abrirle, estaba genuinamente preocupado por ella y temía que cometiera alguna estupidez encerrada en ese cuarto. Por eso, llave en mano, se dispuso a forzar su entrada en los aposentos de la dama.
Como siempre, Hollow actuaba sin consultar a nadie y obviamente eso iba a conducir a nuevas situaciones complicadas. Aunque en cierta forma no era todo su culpa, hasta el momento nadie le había explicado aún lo que era un celo, nadie lo veía necesario considerando que no tenía la capacidad de engendrar hijos, si lo hubiera sabido, definitivamente no hubiera ido a molestarla, mucho menos entraría sin pedir permiso a su cuarto.
El caballero con mucho cuidado introdujo la llave en la cerradura y sin dificultades abrió la puerta. En cuanto puso un pie en la habitación un extraño olor dulce lo envolvió. Recordaba haber percibido ese aroma alguna vez en la vida, pero no podía relacionarlo con nada en particular. Aquellas eran las fermonoas, obviamente Hollow por su naturaleza de contenedor y su falta de capacidad reproductiva era inmune a su influencia, de lo contrario hubiera mostrado un ávido deseo por acercarse a la insecto.
Orquídea por su parte, no se encontraba muy bien, estaba en pleno celo, y por ello tenía bastantes deseos que no podían ser satisfechos, debido a esto se había puesto muy agresiva y malhumorada. Anhelaba un combate con el cual desahogar sus frustraciones, cada vez que tocaban a la puerta deseaba desquitarse con quién estaba detrás, pero por consideración se limitaba recibir la comida y dejar a su tímido visitante seguir si camino sin molestarlo. Sin embargo, en esta ocasión nadie tocó la puerta, simplemente abrieron sin consultar.
Aquello era una falta menor, pero la mantis estaba tan irascible que decidió castigarla. Sin importarle las consecuencias de atacar a un residente del palacio, se abalanzó contra su visitante agitando sus garras, no con intenciones asesinas, pero si con deseos de herir. Pero Hollow no era un oponente común, aún en las situaciones más tranquilas siempre portaba su aguijón, jamás se despegaba de él y vivía en un constante estado de alerta, ya por costumbre. Aún si la mantis era rápida e impredecible él era capaz de responder a su ataque de forma eficaz.
Orquídea lanzó un zarpazo pero Hollow bloqueó con su aguijón, luego respondiendo de forma instintiva empujó hacia adelante y contraatacó, la mantis logró evitar el golpe y retrocedió, pero no tomó en cuenta la pequeñez del su campo de batalla, por lo que terminó tropezando con la cama y cayendo de espaldas sobre ella.
El caballero de forma implacable y acostumbrado a acabar sus batallas brincó sobre ella y terminó inmovilizándola debajo de él, con una mano sujetando cada garra y con su propio peso sobre el cuerpo de la bicho. Teniendo todos sus movimientos restringidos se podía decir que la batalla había concluido siendo Orquídea la derrotada una vez más.
Hollow se regañó mentalmente por actuar de esa manera, era un mero impulso lo que siempre lo obligaba a reaccionar de forma implacable ante sus enemigos, pero ahora esa no era su idea, él quería comunicarse con Orquídea, hablar con ella para tratar de comprenderla, y en lugar de eso había terminado aplastándola con su poder. Suspiró molesto y observó a la mantis queriendo disculparse, pero como siempre ella resultaba ser extraña y ambigua.
Orquídea se debatía entre sus deseos y su decencia, tenía al macho que deseaba encima de ella, dominándola, sus fuerzas simplemente no eran suficientes para liberarse de su agarre y como siempre, de forma inexplicable esto le fascinaba.
Orquídea sometida en la cama y Hollow encima de ella, fue en esta situación que Hornet los encontró.
Al inicio la araña no supo cómo reaccionar, aquella era una situación en la que jamás en su vida esperó encontrar a su hermano. Si Hollow hubiera sido un insecto normal se habría retirado discretamente sin molestar pero... Lo más probable era que él no tuviera la más mínima idea de lo que estaba haciendo y no estaba segura de comprender la situación correctamente.
Los agudos instintos de Hollow hicieron que se percatara de la presencia de su hermana aun cuando ella no había dicho nada. Por lo que se retiró de encima de la mantis para saludarla despreocupada mente. Esto le confirmó a Hornet que Hollow definitivamente no tenía idea de nada.
La retirada de Hollow hizo que Orquídea volviera en sus sentidos y se atreviera a levantarse un poco de su sitio, notó que él estaba pie junto a la cama mirando algo en la puerta del cuarto. La mantis se puso tensa ante la idea de que alguien los hubiera visto en aquel acto indecoroso y su horror fue tremendo al darse cuenta de que así había sido, pero lo más horrible era la identidad de su espectador, la reina araña.
Por desgracia Orquídea no tenía un comportamiento social pulido, en las salvajes tierras de las mantis todo se arreglaba a la fuerza y ella actuó de la única forma en que sabía hacerlo, con violencia.
Debido a su experiencia en el enfrentamiento previo que tuvo con Hornet, Orquídea subestimó el poder de la reina. Ella jamás de percató de que no estaba luchando a su máxima capacidad y supuso que noquearla sería sencillo. Grave error.
La mantis usando su abrumadora velocidad atacó a la araña, pero está usando su habilidad acrobática esquivó de un salto y tomó distancia. Orquídea saltó para realizar una ofensiva aérea, sin embargo fue sorprendida por un contraataque bastante inusual.
—¡Endiro!
El hilo de Hornet cobró vida y comenzó a bailar emitiendo un brillo dorado. Su toque era ardiente y lastiman al contacto, fue por eso que las paredes del cuarto terminaron con marcas de quemaduras y los muebles con pequeños cortes.
La mantis retrocedió adolorida tratando de alejarse del hechizo de Hornet, pero ella era implacable y no pensaba darle tregua. Saltó sobre Orquídea y la golpeó con una fuerza que jamás hubiera esperado ¿En serio esta era la misma patética araña que había enfrentado? Tuvo que contener un grito de dolor, y mientras luchaba por reponerse del impacto, sus extremidades fueron atadas rápidamente por una hebra de hilo. Para cuando se dio cuenta estaba atada de manos y pies en el suelo absolutamente indefensa.
—Bien, espero que con eso te hayas calmado —dijo la mestiza enojada—. Entiendo te enojaras por mi intervención en... Su asunto personal —un ligero sonrojo cubrió su rostro al pensar en lo que había visto— ¡Pero esa no es razón para atacarme de esa manera! En serio, alguien podría haber salido lastimado.
Orquídea la miró algo sorprendida, le parecía extraño que le hablara en un tono tan informal.
—Uff... Por lo que veo parte de los rumores que la prensa ha estado publicando eran ciertos —Se agarró la cabeza exasperada— Hollow, explícame ahora en qué rayos te has metido ¿Y por qué tenías que involucrar a Big en tus cosas? ¡Que te he dicho sobre actuar con decoro y sensatez!
—(Yo no me he metido en ningún problema y he actuado con decoro y sensatez. Ahora solo estaba ayudando a Orquídea a sentirse un poco más tranquila)
—¿Orquídea? —Miró a la mantis con curiosidad— Vaya, tienes el mismo nombre que una de las mantis Lords.
En ese momento la mencionada se percató de que Hornet no la había reconocido, probablemente debido a que no llevaba puesta ni su corona ni su manto real, en parte eso la aliviaba un poco, sería extremadamente vergonzoso si ella se enteraba de su verdadera identidad. Si Hornet lo descubriera se mataría en ese mismo instante por la vergüenza.
—¿Y de donde sacaste a esta chica Hollow?
—(La encontré en Sendero Verde, y en realidad ella es....)
Orquídea adivinando que Hollow iba a delatar su identidad, aún atada se arrastró y usó sus piernas para derribar al caballero interrumpiendo su explicación, luego haciendo un gran esfuerzo, se arrojó sobre él y lo aplastó. Obviamente no lo dañó mucho pero sirvió para interrumpir su explicación.
—¡No digas nada! —Gritó desesperada.
—(¿Que rayos te pasa?)
—¡No digas nada! —Orquídea se impulsó con sus brazos y mordió uno de los cuernos de Hollow.
—(¡Suéltame!) —El caballero se agitaba con cuidado tratando de que no se le fuera a salir la máscara por accidente, mientras que Hornet los observaba en silencio con rostro inexpresivo.
—Por lo que veo ustedes se llevan de maravilla. —Suspiró y movió la cabeza, este par actuaban como niños peleándose, no le extrañaba que estuvieran juntos, pero sabía bien que todo esto podía acabar sumamente mal y debía hacer lo posible por evitarlo— Suéltalo Orquídea, Hollow dice que no dirá nada... Lo que sea que no quieres que diga.
Esta declaración pareció calmar a la mantis, quien dejó de morder el cuerno del caballero y rodó alejándose de él.
La mantis maldijo en sus adentros a la araña, el estar con las manos atadas arrastrándose como un gusano era una nueva forma de humillación, además estaba completamente vulnerable, era incapaz de defenderse en ninguna forma posible, cualquiera podría hacer lo que quisiera con ella, incluso... Hollow. La mantis sintió su rostro enrojecer ante aquel pensamiento. Atada y dispuesta para él... Le encantaba pensar en eso.
—¿Y a ti qué rayos te pasa? —Hornet la miró extrañada de que de pronto se pusiera roja y comenzara a frotar el rostro contra la alfombra.
—(Ella siempre es así de rara, ni yo mismo la entiendo pero es graciosa) —Hornet le dedicó una mirada glacial— (¿Qué?).
—Tú y yo vamos a tener una conversación muy seria, me vas a explicar qué significa esto —Sacó el diario donde se hablaba de su supuesta relación con la mortífera mantis y el triángulo amoroso en el que estaba involucrado con su hermano.
El contenedor tomó el diario curioso y comenzó a leer la noticia tranquilamente. A Orquídea le pareció ver la imagen de una mantis en el artículo que Hornet exponía por lo que se arrastró hacía Hollow y se sentó para tratar de leer junto a él, pero tras cada palabra su espanto aumentaba, hasta que finalmente fue tanto su horror que terminó expresándolo abiertamente.
—¡Mátenme! ¡Por favor mátenme! ¡Ya no puedo aguantar esta humillación!
Y tras decir esto comenzó a buscar entre la capa de Hollow su aguijón para acabar con su vida. Obviamente Hollow no iba a permitir que hiciera semejante cosa y se apartó de ella, pero la mantis fue capaz de tomar el aguijón y hacerlo caer al suelo. Orquídea desesperada se arrastró hasta el arma, el caballero intentó detenerla y la atrapó con sus manos, el problema fue que la agarró por el único lugar que quedó a su alcance en aquella rápida maniobra.
Orquídea lanzó un quejido bastante sugerente al sentir su toque sobre su cola y Hornet estalló en furia.
—¡Hollow suelta a esa mantis ahora! —Gritó rabiosa.
—(¿Y ahora qué hice?) —Preguntó inocentemente reconociendo el tono de furia de su hermana.
—¡¿Qué hiciste?! ¿¡Y todavía te atreves a preguntar!? ¡No puedes agarrar a una hembra por ese lado! ¡Pero qué rayos te pasa! ¡Es que acaso no tienes sentido común!
—(Según tú no tengo).
—Ho... Hornet...
En ese momento una voz temblorosa interrumpió los gritos de la reina. Todos los presentes dirigieron su mirada hacia la puerta del cuarto donde encontraron a Quirrel quien lucía un tanto extraño. Su rostro estaba rojo, su postura era vacilante y se aferraba al marco de la puerta con desesperación mientras se balanceaba como si tratara de contener algo, además miraba a Hornet de forma suplicante.
—¿Quirrel? ¿Que pasa? —Parecía extrañada de ver a su esposo así.
—Fe-feromonas....
En ese momento Hornet recién se percató de la situación y de su gravedad, había sentido un aroma dulce cuando entró al cuarto pero le restó importancia, ahora notaba lo que estaba ocurriendo. Orquídea estaba en celo ¡Era obvio! Aquella era la época reproductiva de las mantis, de hecho esa era la razón por la que no había querido posponer la reunión con las mantis Lords, si la celebraban una semana más tarde, ellas estarían en un estado agresivo y menos cooperador de lo usual, eso si es que accedían a reunirse con ella, pues seguramente estarían recluidas lejos de los machos junto a otras hembras.
Ahora tenía a esta mantis expulsando feromonas y llenando el cuarto con ellas, Quirrel acababa de entrar y había sido expuesto, por su forma de actuar probablemente era compatible con Orquídea y estaba sufriendo de las consecuencias de serlo ¡Debía hacer algo antes de que la situación se saliera de control!
—¡Quirrel ven conmigo! —Gritó mientras corría hacia su esposo y le tomaba la mano para llevárselo lejos, pero antes de salir de la habitación le dedicó unas últimas palabras a su hermano— ¡Ahora debo ir a atender a Quirrel pero esto no ha terminado! ¡Tú y yo hablaremos después!
Y luego de eso cerró de un portazo y se fue.
Hollow y Orquídea se quedaron solos en el cuarto, él de pie mirando la puerta sin entender nada, y ella recostada en el piso con las manos y los pies atados. Fue en ese instante que ella se dio cuenta de un cierto hecho que le producía una extraña mezcla de alivio y frustración. Hasta ahora ella jamás le dirigía la palabra directamente al caballero, pero en ese momento se sintió tentada de hacerlo.
—Tú... Eres inmune a mis feromonas, así que... Supongo que no somos compatibles —esto lo dijo con cierto aire de melancolía.
Nuevamente se veía abrumada por sus sentimientos contradictorios, debía estar feliz de que este macho no sintiera la más mínima atracción hacia ella, pero en cambio estaba decepcionada, por mucho que odiara admitirlo quería gustarle, quería ser suya, seguro que eso era culpa de su celo, si estuviera en condiciones normales jamás pensaría en algo tan sucio. Entonces recordó la promesa que le había hecho al Señor de las Sombras, se iba a olvidar de Hollow, lo apartaría de su mente y abandonaría esa atracción enferma que sentía por él.
Pero bastó el tenerlo cerca para caer nuevamente en la tentación.
Comenzó a odiarse a sí misma, otra vez era una pecadora, otra vez tenía esos pensamientos sucios, y sus deseos la llevaban a entregarse a él, el simple hecho de estar atada y vulnerable debería ser algo que la horrorizara en lugar de excitarla.
De pronto sintió un toque suave y afectuoso en su cabeza, una caricia reconfortante que le abrigaba el alma, entonces vio que Hollow con su aguijón cortaba sus ataduras dejándola libre.
—(Todo está bien, tranquila) —dijo queriendo animarla.
Orquídea no entendía su mensaje, pero algo en su mirada le hacía intuir sus intenciones. Contuvo un suspiro ante el fuego que invadía su vientre, no podía evitar encontrarlo hermoso, esos dulces ojos que la miraban llenos de compasión la conmovían. Lentamente se sentó en su lugar y aproximó su rostro al de Hollow quien en ningún momento apartó la mirada de ella. Ambos contuvieron el aliento impresionados por la cercanía que compartían en ese momento, los ojos de ambos destellaban curiosidad y anhelo, como el primer vínculo establecido entre dos mundos completamente distintos, sin mediar palabra, esa era la primera vez que en verdad comenzaban a comunicarse.
Pero tristemente la magia de ese primer suceso fue interrumpida de forma burda y poco elegante.
—(Ya bésense) —decía Izuri mirando a ambos bichos con ojos soñadores.
—(Por qué Hollow se tiene que quedar con las chicas lindas) —Se quejó Soul.
Hollow enrojeció de vergüenza e inmediatamente se puso de pie agitado tratando de explicar por todos los medios que allí no estaba pasando nada y se olvidaran de lo que habían visto. Sus hermanos pretendían seguir molestándolo un rato más, pero sus expresiones divertidas pronto cambiaron en unas de miedo. Al principio el caballero no comprendió este comportamiento, pero un escalofrío le recorrió la espalda y lentamente se volteó a ver.
Orquídea estaba de pie mirándolos a todos con una expresión furibunda. Entonces sin amenaza previa levantó una de sus enormes patas y pateó a Hollow con tal fuerza que salió despedido hacia la puerta donde chocó con sus hermanos y todos cayeron fuera del cuarto. Entonces aún ardiendo en rabia, la mantis caminó hacia la puerta y les gritó.
—¡Fuera de aquí! —Y cerró de un portazo.
Los tres contenedores tendidos en el piso se miraron con sorpresa, esa chica era muy fuerte, lo mejor sería no hacerla enfadar.
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Big caminaba lenta y orgullosamente por los pasillos del palacio, iba muy pensativo, como si algo le preocupara, de hecho parecía tan ensimismado que los bichos que lo veían pasar simplemente se retiraban silenciosamente para no molestarlo, seguro estaba pensando en un asunto muy serio.
En realidad el asunto que lo aquejaba no era nada grave, pero lo tenía sumamente intrigado. Algo así como una hora atrás, Hornet le había pedido con urgencia un cuarto privado para ella y Quirrel, la cochinilla se veía algo extraña, le ofreció ayuda médica por si estaba enfermo, pero la araña fue muy insistente en declarar que su problema era algo que tenía que solucionar ella y nadie más que ella.
Ahora buscando aclarar sus dudas se dirigía al cuarto de Orquídea, aparentemente el problema había empezado cuando Quirrel fue a ese lugar. Además quería hablar con la mantis, ya no quería ver a su hermano preocupado por ella, estaba dispuesto a escoltarla fuera del palacio él mismo de ser necesario con tal solucionar este lío de una vez por todas. Además, aparentemente la mantis tampoco quería estar allí, no era como si la fuera a expulsar de forma cruel tampoco.
Cuando llegó al cuarto de la insecto, golpeó la puerta anunciando que iba a entrar, más por respeto que por otra cosa, pues él estaba acostumbrado a entrar a donde le apetecía sin pedir permiso. Por esto lo sorprendió la respuesta que recibió.
—¡Fuera de aquí! ¡No quiero ver a nadie!
La voz que gritó esto sonó quebrada, como si estuviera llorando con desesperación.
Big no lo pensó dos veces, forzó su entrada al cuarto y lo que encontró adentro le quebró el corazón, la mantis estaba sentada en su cama con sus ojos inundados de lágrimas.
—Te dije que...
No fue capaz de completar la oración, Big se teletransportó hasta donde estaba ella y la envolvió en un cálido abrazo. La mantis se quedó sin palabras, por un instante pensó en luchar y atacarlo, pero su melodiosa voz la disuadió de esto.
—Tranquila, todo está bien, no necesitas preocuparte de nada, solo confía en nosotros.
El confiar era algo que iba en contra de su naturaleza, o más bien de lo que le habían enseñado, no podía hacerlo, no debía hacerlo pero... En ese momento su espíritu estaba tan destrozado que se dio por vencida, le devolvió el abrazo a Big y estalló en lágrimas.
El rey le permitió aferrase a él y guardó silencio dándole espacio para que se desahogara, no sabía cuál era el problema pero sabía que eso era lo mejor para ella, acarició suavemente la espalda de la mantis mientras esperaba a que terminara su catarsis. En aquel momento, por primera vez en muchos días, Orquídea finalmente sintió que su espíritu se tranquilizaba, contra todo pronóstico encontró la paz en los brazos de su enemigo.
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La vasija presentada en este capítulo es cortesía de AoMiyarashi, ya después le haré su dibujo en digital.
La verdad las cosas por mis tierras no están nada bien, pero al menos yo me siento mejor, lo suficiente como para escribir un capítulo que me deje conforme, en serio me gustó escribir este capítulo, el cuál por cierto es el primero que presenta censura, no es mucha pero no quiero incomodar a nadie. El siguiente capítulo ni idea de cuando estará, quizás este tarde menos, ojalá sea así.
Y en otras noticias ya me empezaron a mandar fanarts, como siempre HermolerZB con sus fantásticos diseños, esta vez de un personaje que aún no aparece, pero se ha mencionado, la pequeña reina Clara.
Encantadora, me encanta sobre todo el ramaje de su cabeza, aunque la ropa me la imaginaba más sencilla, aún así me ha encantado!
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