Bienvenida a la familia
Había sido un día agotador para Hollow, normalmente su trabajo como capitán de la guardia real no implicaba mayor estrés, dirigir y organizar los turnos, mantener la disciplina en el personal, hacerse cargo de algunos elementos problema y supervisar entrenamientos no era algo difícil ni requería de demasiado sentido común, era más cosa de paciencia y disciplina, cualidades que poseía gracias a la crianza de Hornet.
Incluso cuando le tocaba a él mismo luchar contra algún rufián mantenía la calma y hasta disfrutaba la pelea, pero ahora las cosas eran diferentes. Por primera vez saboreó el miedo de morir y la angustia de abandonar a sus seres queridos. A pesar de su superioridad en batalla estaba asustado, un error, un paso en falso y Orquídea tendría que criar a sus hijos sola.
Aún con todo el estrés que llevaba encima, se desenvolvió bien en combate y se alzó victorioso, el villano que aterrorizaba Ciudad de las Lágrimas fue vencido y la calma retornaba, aunque esto no lograba tranquilizar al caballero.
Ahora Hollow tenía mucho en que pensar. Por primera vez fue consciente de sus actos y se dio cuenta de su absoluta despreocupación por los peligros del mundo, pues claro, cuando es imposible morir por cosas como un golpe en la cabeza o falta de comida, la mayoría de las situaciones no parecen graves, pero luego de este día, finalmente comprendía a Hornet o a Ogrim, la vida era aterradora cuando sabías que podías morir.
Pero si su hermana y sus amigos vivian y salían adelante a pesar de los peligros del mundo ¿Por qué él no podría?
Con todos estos pensamientos rondando su mente, abrió la puerta del cuarto de Orquídea sin tocar, no tenía costumbre de hacerlo pues ella ya no se enojaba con él por esas cosas, aunque a veces sus repentinas entradas lo hacían presenciar sucesos bastante curiosos, como ahora que Orquídea estaba colgada del techo haciendo quien sabe qué cosa.
—¡Orquídea! ¿¡Que haces allá arriba!? ¡Baja de ahí es peligroso!
—Ah, hola Hollow ¿Como te fue en el trabajo? —contestó con absoluta despreocupación.
—¡Orquídea! Piensa en los huevos, baja de ahí.
—Tranquilo, no pasa nada, además ya casi termino.
La mantis realizó un par de maniobras más antes de soltar las agarraderas de las que estaba sujeta y bajar por la larguísima escalera que había metido al cuarto. Sólo cuando sus dos pies estuvieron apoyados en el suelo su pareja se tranquilizó y la interrogó con la mirada.
—No te pongas así Hollow, lo tenía todo bajo control, además , necesitaba colocar la cuerda.
El macho observo la obra de la mantis, era una simple cuerda que pendía del techo. Como era obvio, preguntó para que servía.
—¿Para qué más? Para alimentar a las crías cuando nazcan.
—Orquídea... ¿No quedamos en que no los íbamos a criar al estilo mantis?
—Por supuesto, les daremos mucho amor, juguetes y tiempo para jugar con ellos.
—Claro, pero aquí no les colgamos la comida de un gancho para que luchen por alcanzarla.
—¿Eeehhh? ¿En serio? —Su demostración de sorpresa resultaba casi exagerada—. Pero si luchar por la comida es un ejercicio excelente para la precisión en el vuelo, además de que a los niños les resulta divertido. Es la mejor forma de alimentarlos.
—¿Y no te has puesto a pensar que algunos de nuestros hijos no podrán volar? Incluso existe la posibilidad de que ninguno de ellos pueda, no es seguro que vayamos a tener una mantis.
—Oh... Cierto...
Orquídea tomo una actitud derrotada, bajó la cabeza, las antenas y su cola gordita quedó colgando. Parecía tan desolada que Hollow de inmediato quiso retractarse de sus palabras.
—Pero tampoco hay que ser tan pesimistas, sería muy mala suerte que no saliera ninguna mantis, seguro que tendremos un niño o una niña que...
—¡Una torre! —gritó repentinamente.
—¿Qué?
—Quizás nuestros niños no puedan volar y coger la comida desde la cuerda, pero si les pongo su comida arriba de una torre, entonces podrán ejercitar igual aunque no tengan alas ¡Soy una genio! Ahora solo debo diseñar una torre que no sea demasiado alta ni empinada para que no les cueste tanto comer.
Ahora Hollow la observaba impresionado, definitivamente todo prejuicio o preocupación respecto a la especie de sus hijos se había esfumado y Orquídea solo pensaba en los cuidados que requerirían los retoños. Daba gusto ver lo entusiasmada que estaba con los niños, seguro que si hubiera seguido adelante con su idea de romper los huevos, hubiera terminado arrepentida, porque se notaba a leguas que ella quería ser madre, no paraba de hablar de los niños y su cola se agitaba mucho con cada palabra.
—Hey ¿Que pasa cariño? ¿Acaso quieres tocar un poco? —Lo desafió la mantis.
Entonces Hollow despertó de sus pensamientos y se dio cuenta de que se había quedado mirando su cola como un bobo. Su rostro enrojeció de vergüenza.
—Yo- yo... No... Esto... Lo siento... No quise...
—Ay Hollow, eres tan adorable.
Y de inmediato Orquídea lo abrazó y lo besó tiernamente. Aunque el macho por alguna razón se tensó en sus brazos.
—¿Qué pasa?
—Lo siento, no debo quedarme mirando a la gente fijamente, es de mala educación, Ogrim lo dijo.
—Ah sí... Es algo molesto cuando alguien hace eso, pero a mí no me importa si me miras... ¡Un momento! ¿Has estado mirando a otras chicas?
Hollow solo asintió con vergüenza incapaz de mirarla a los ojos. A Orquídea le tentaba enojarse con él, pero mantuvo la calma, él estaba viviendo una situación complicada, una especie de pubertad tardía en la que le tocaba aprender a lidiar con su cuerpo y todo lo que eso implicaba, y aunque le dolía en el ego que pensara en otras chicas, debía entender que ella no era la única chica atractiva cerca de él. Además, igual se encontraba en una situación más ventajosa que cualquier hembra de la tribu.
Como las mantis no creían en el amor, no existían ni el matrimonio ni las parejas estables, un macho tenía hijos con todas las hembras que accedieran a ello (aunque solo una por año), claro mientras más fuerte el macho, más hembras lo querrían como el padre de sus hijos. En cuanto al cuidado de las crías, si bien la mayor responsabilidad recaía en la hembra, los machos velaban por la educación y la protección de sus hijos, manteniendo visitas y supervisión constante sobre todos ellos e incluso cooperando regularmente con comida y otras cosas que hicieran falta. Sin embargo, sus obligaciones eran con los hijos, no con las parejas, por lo que no tenían necesidad de preocuparse por ellas mientras los niños no se vieran afectados.
En cambio, ella y Hollow compartían un vínculo importante, él se preocupaba por su bienestar y sus sentimientos y ella también tenía los mismos cuidados con él, eran una pareja, compañeros que se apoyarían mutuamente en todas las vicisitudes que les presentara la vida. Y aunque tenía todo esto claro, igual le enfadaba que Hollow mirara a otras chicas.
—Pero de las chicas que miras... ¿Soy tu favorita?
—¡Claro! —Respondió con una seguridad absoluta que no dejaba lugar a dudas—. No hay ninguna hembra que me guste más que tú, pueden haber muchas chicas guapas, pero ninguna te iguala, me gustas muchísimo, me encanta verte, charlar contigo, pasar el rato, eres tan hermosa y divertida, me alegro cada vez que te veo, solo quiero abrazarte y hacerte feliz, cada día me despierto alegre porque se que estás allí esperándome, yo...
—¡Ya suficiente! —Orquídea le tapó la boca, estaba abochornada ante sus palabras— Ya entendí la idea, me quieres mucho y soy tu favorita.
—Más que favorita, eres mi chica especial —corrigió Hollow— Quizás me gusta mirar a otras hembras pero... No pasa de eso.
—Bien bien, solo sigue así —dijo algo incómoda—. Pero bueno ¿Qué hacemos aquí? yo te estaba esperando para ir a comer.
—¿Me esperabas? Pero Orquídea, sabes que no debes pasar hambre por ningún motivo, no necesitas esperarme.
—No lo hice, ya comí como tres veces sola, pero quiero cenar contigo, además, tengo un montón de cosas que contarte.
—Ah... ¡Pues vamos!
Así se desenvolvía la relación entre Hollow y Orquídea, cada día era una aventura para ambos, tanto para ella que se habituaba a la vida y la cultura de Corazón de Hallownest, como para él, que se acostumbraba a su nueva existencia, pero ambos se brindaron apoyo mutuo en su aprendizaje y disfrutaban de compartir su tiempo juntos. Durante esas semanas conversaban mucho, pues cada uno tenía toda una vida de experiencias que contar. Finalmente comenzaron a conocerse realmente bien, Orquídea le habló de la vida en la tribu, de su familia, de sus logros, inseguridades y sentimientos reprimidos. Hollow por su parte le contó de su gran aventura, su familia y experiencias, incluso de Scarlet y sus anteriores romances fallidos.
Todos en el castillo estaban de acuerdo en que eran una pareja adorable y la mantis poco a poco subía su popularidad. A muchos les agradaba lo trabajadora y voluntariosa que era, no era para nada una dama noble remilgada con alergia al trabajo que miraba en menos a la servidumbre. Se notaba el respeto que tenía por todos y su deseo de trabajar.
Aunque estaba embarazada se negó a abandonar su trabajo como asistente de Ogrim, y si bien, al principio les preocupó el asunto, la médico dijo que no había problema siempre que tuviera una silla para sentarse a descansar y comiera algo cuando hiciera falta.
Aún con sus limitaciones,, Orquídea hizo un trabajo excelso, al punto que al cabo de un par de semanas, Ogrim parecía el asistente de Orquídea. La hembra tenía un liderazgo natural que hacía que los aprendices de caballero la obedecieran sin replicar. La verdad al escarabajo pelotero esto no le molestaba, ya se sentía algo viejo y agotado para el trabajo, quizás en un tiempo pudiera dejar a Orquídea como la entrenadora oficial y él dedicarse a ser el asesor del rey a tiempo completo, aunque primero debería esperar a que ella terminara su embarazo y criara a los bebés durante un par de meses.
Algún día Orquídea recordaría su primer embarazo como uno de los periodos más felices de su vida, ya que la consintieron mucho más de lo necesario, Big hasta contrató una cocinera extra sólo para asegurarse de que tuviera alimento cada vez que quisiera. Le avergonzaba que tuvieran tantas consideraciones con ella, pero nadie parecía enojado, incluso le ofrecían bocadillos todo el tiempo y casi siempre aceptaba.
Por otro lado, la ilusión de preparar todo para la llegada de los bebés la tenía constantemente hablando con Big. Entre los dos tomaron la mayoría de las decisiones respecto a los niños, como el tipo de sábanas que compraron, algunos juguetes extras que consiguieron, incluso evaluaron algunas posibles candidatas a niñera.
Hollow se mantuvo al margen de estos asuntos, no porque no le importaran, pero ya que Big estaba tan entusiasmado e involucrado en eso, él preferia aprovechar sus últimos tiempos de libertad antes de volverse padre y desentenderse de todo. La paternidad le aterraba y no quería pensar en ello ¿Sería capaz de hacerlo bien? ¿Lo querrían sus hijos? Ni siquiera sabía muy bien como debía actuar un padre, considerando los nulos cuidados que le dieron la Dama Blanca y el Rey Pálido. De momento su plan era imitar a Quirrel y a Hornet, y hacer todo lo que Orquídea dijera, que bueno que la tenía a ella, sin su sabiduría sobre la vida estaría perdido.
Pero aunque había elegido abstenerse de opinar sobre los asuntos de los niños, hubo algo en lo que se vio obligado a participar, y eso era la elección de nombres para los niños.
—Aster, Clavel, Jazmín, helecho, Sauce, Gladiolo, Copihue... ¿Por qué son todos nombres de plantas? —Preguntó Hollow.
—Ah, es que es una tradición de mi familia instaurada hace muchas generaciones atrás por el abuelo Castaño.
—Ya veo... ¿Entonces todos tendrán nombres de plantas?
—Bueno... No necesariamente todos, Big dijo que quería nombrar a alguno, no tengo problemas con eso, no es una tradición que haya que seguir al pie de la letra ¿Tú tienes algún nombre en mente para nuestros hijos?
—La verdad sí, también me gustaría nombrar a alguno de los niños con algo que no tenga que ver con plantas.
—¿Y qué nombre quieres ponerle? —Orquídea estaba muy curiosa respecto a la elección de su pareja.
—Si tuviéramos una niña, me gustaría llamarla Scarlet...
—¡¡NI SE TE OCURRA!! —Gritó la mantis golpeando la mesa.
—¿Pero qué te pasa? ¿Cuál es el problema?
—¡No le puedes poner ese nombre a nuestra hija!
—¿Por qué? ¿Qué tiene de malo? Es el nombre de una persona que quiero mucho.
—¡No quiero que una hija mía lleve el nombre de esa... Esa...
—¿Esa que? —El caballero se cruzó de brazos con notoria molestia.
—No importa, solo no quiero que se llame así.
—¿Pero por qué? Scarlet es una persona muy importante para mí.
Hollow no se daba cuenta que con cada palabra irritaba más a Orquídea, la mantis hervía en celos, pero no lo iba a reconocer. Hollow ya le había contado la historia que tenía con ella y esto había asentado en su corazón el temor de que esa chica ocupara su lugar, sabía lo importante que era esa murciélago y que podía estar viva allá en algún lugar y quizás regresar.
—¡No me importa! ¡No permitiré que llames a ninguna de mis hijas así y es mi última palabra!
Tras dictar esta declaración, se dio la media vuelta y se alejó en silencio.
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Los pequeños hijos de Hornet estaban muy emocionados ese día, su madre había sacado la canasta donde los transportaba, eso siempre significaba que irían a algún lugar divertido ¿A dónde los llevaría hoy? Se morían de ganas de saberlo, así que se montaron en ella tan pronto como la vieron.
—Pero cuánto entusiasmo veo aquí —Hornet soltó una risilla—. Pero tendrán que esperar unos minutos, aún debemos preparar algunas cosas.
—Yi yi yi.
A pesar de lo emocionados que estaban por partir pronto, los niños esperaron pacientemente en su canasta hasta que sus padres tuvieran todo listo.
—Bien, todo ordenado y asegurado —dijo Hornet metiendo un último frasco con comida en un bolsito ¿Cómo vas Quirrel?
—Me falta algo.
—¿Qué cosa? Apresúrate que ya estamos atra... —Quirrel la interrumpió con un rápido beso sorpresa.
—Ahora sí, está todo listo.
—Oye...
Su consorte solo sonrió y fue a coger la canasta. Estas muestras de cariño eran comunes entre ellos cuando estaban a solas, ya que en público su trato era algo más distante y formal, pero de vez en cuando alguien lograba divisar estas conductas, para nadie era un misterio lo mucho que se querían.
Luego de unos momentos y de despedirse de Henry, la familia salió de la guarida para una visita corta. Los guardias que custodiaban la entrada saludaron amistosamente a los bebés, incluso los pequeños les dieron la mano mientras reían felices.
Antes Hornet no hubiera permitido algo así, pero ahora último se había relajado y había asumido que no todo el mundo era un peligro mortal para sus hijos, y la verdad, los guardias aunque no los veían muy seguido, estaban encariñados con ellos.
—Bueno niños, es suficiente, es hora de irnos.
—¿A bu ni?
—Volveremos en la tarde, ya los verán de nuevo. —Esta vez se dirigió a los guardias— Si alguien viene a buscarme, no estaré disponible hoy. Y si tiene un mensaje muy urgente que entregar, que se lo deje a Henry ¿Entendido?
—Entendido su majestad.
—Bien, volveré en unas horas... Ay no.
La reina araña divisó a cierto noble cuya presencia no le resultaba nada grata acercándose a su casa, si fuera por ella preferiría, no tener que relacionarse con aquel individuo tan molesto, pero dado su estatus, estaba obligada a atenderlo.
—Saludos majestad, es un gusto estar en su presencia.
—El gusto es mío Clay. —Ambos sabían que era una mentira, pero a menudo la hipocresía era necesaria en la política y las relaciones públicas.
—Veo que la interrumpo en medio de su salida.
—Así es, pero será un viaje corto, mi retorno se prevee para esta tarde, por lo que los asuntos que lo traen por acá deberán ser tratados después.
—Pero majestad, tengo este decreto que debe ser revisado a la brevedad y requiere de su firma, es de carácter urgente y...
—Puedes dejárselo a Henry, lo revisaré en cuanto vuelva.
—Pero...
—Agradezco tu preocupación Clay, yo misma iré a dejar los papeles cuando los tenga listos.
—Majestad...
—Que tenga un buen día.
Ignoró por completo cualquier otra réplica que tuviera, cogió a Quirrel de la mano y ambos se retiraron a la siervo estación.
Cómo era de esperarse, Clay estaba furioso, odiaba a esa reina engreída que lo menospreciaba y detestaba con toda su alma a esa miserable cochinilla que le había quitado lo que le correspondía. Él era un noble de alta cuna y un macho considerado por muchas como alguien atractivo, él debió ser su consorte, él debió ser el padre de la princesa, ese honor y estatus era algo que le correspondía a él. Le importaba un bledo si hacía a la cochinilla su amante, pero era ridículo que se convitiera en una figura de tanto peso en el reino.
—Se ven lindos juntos ¿Cierto? —Dijo uno de los guardias.
—Sí, son muy tiernos y sus hijos adorables, es una bonita familia.
—Me alegra que la reina pudiera encontrar una pareja que la haga tan feliz, no muchos tienen esa suerte.
—¡¿Pareja bonita?! ¡Ustedes están locos! ¡Todos aquí están locos! —Gritó Clay antes de marcharse indignado.
Él simplemente no lo entendía, como podían aceptar a ese bicho como la pareja oficial de la reina, era una locura ¿Por qué la apoyaban? ¿Por qué no presionaban para que lo dejara y eligiera a alguien más digno? Hasta trató de esparcir rumores malintencionados y convencer a otros de su punto, pero las cosas no resultaron como planeaba y fue ignorado. Esto era demasiado molesto, necesitaba un trago.
Finalmente llegó a su elegante vivienda, donde fue atendido rápidamente por un par de criadas, quienes luego de cumplir su misión se alejaron rápidamente, ya que notaron el pésimo Humor de su jefe.
Luego de toda la parafernalia de su llegada, el arácnido se dirigió a sus aposentos con una botella de licor en una pata, masticaría su rabia y frustración en soledad, sin embargo, cuando llegó a su destino, se encontró con una visitante inesperada.
—Tú.... ¿¡Estás viva!?
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Durante varios días Orquídea y Hollow no se dirigieron la palabra, en un inicio fue por ella, que se negaba a escucharlo, estaba demasiado celosa del recuerdo de Scarlet e insegura sobre la durabilidad de su amor, esto de las relaciones era algo demasiado nuevo para ella y aún no aprendía a sobrellevarlo correctamente.
Pero eventualmente su enfado se calmó y cuando quiso hablar de nuevo con su pareja, ahora era él quien no quería prestarle atención, y para Orquídea esto era terrible. Era capaz de reconocer que se lo merecía, pues le había hecho lo mismo a él, pero aún así le dolía y no sabía cómo sobrellevarlo, lo extrañaba y sufría cada vez que se lo encontraba en algún pasillo y la ignoraba.
Sobre todo lo echaba de menos en las noches.
Si bien oficialmente Hollow seguía ocupando el cuarto de Green y Lumis, solía visitarla un rato por las noches antes de dormir, aunque con el tiempo, sus visitas se extendieron cada vez más, sobre todo cuando empezaron a hacer otras cosas juntos además de hablar. Llegó un punto en el cual se hizo habitual que Hollow se quedara a dormir con ella, incluso dejó algunas de sus capas en el ropero de la mantis para no tener que ir a buscarlas a su cuarto. Así lentamente la habitación de Orquídea, se transformó en la habitación de Hollow y Orquídea.
Pero ahora esa compañia nocturna de la que solía gozar ya no estaba y solo le quedaba la fría soledad de la noche. Pidió ayuda a Big y a Ogrim, pero ambos le dijeron que esperara con paciencia, pues todo saldría bien.
Pero hubo algo que llamó la atención de Orquídea, la forma en la que le sonrieron, había algo sospechoso en todo eso, casi diría que le estaban ocultando algo. Por un momento se asustó ante la situación, pero rápidamente descartó la idea de que le fueran a hacer daño, en este punto ya debería confiar en ellos completamente, y si le ocultaban algo, debía ser algo bueno, aunque no imaginaba que cosa buena le podrían esconder y por qué.
La respuesta a sus interrogantes llegó un día que se encontraba con Soul practicando el lenguaje de señas, quizás ya no lo necesitaba para hablar con Hollow, pero aún quería comprender a los demás contenedores, por eso se esforzaba mucho. De momento había hecho muchos avances, sabía varias palabras y podía comunicar mensajes sencillos.
De pronto sintió un toque en la puerta y tras indicar que pasaran, Green se asomó y con un par de señas entregó un mensaje.
—Dice... ¿Que Big me llama?
"Casi" corrigió Soul en su pizarra "Te llama y quiere que vayas al salón de fiestas"
No le pareció raro que Big la llamara, a veces compartían una taza de té un un cerro de bocadillos, lo raro era el lugar de encuentro. Así que se despidió de Soul y se dirigió al salón, pero para su sorpresa él la siguió.
"Yo también quiero hablar con el rey" se excusó el contenedor de ocho ojos.
No cuestionó más su conducta y continuó su trayecto hasta el salon, aunque cuando estaba a punto de abrir la puerta dudó, percibía un gran grupo de gente del otro lado, eso le parecía una emboscada, pero ellos jamás le harían daño ¿Cierto? Adentro llevaba al heredero de Hallownest, nadie podia tocarla. Miró con nerviosismo a Soul y este sonrió animandola a continuar.
Al final suspiró para darse ánimos y abrió.
Casi gritó de la impresión cuando fue recibida con un sonoro ¡Sorpresa! Y le soltaron confeti encima. Le habían organizado una fiesta, ahora finalmente comprendía qué era lo que Big y Ogrim tramaban, aunque por lo que veía había mucha más gente involucrada. Habían un montón de contenedores, algunos que incluso no recordaba, ahí estaban el rey, Orim, Sharpy, la reina araña junto a su familia, otra cochinilla con un sospechoso parecido con Quirrel y.... Hollow.
Ambos corrieron a abrazarse en cuanto se vieron y durante los instantes que duró su abrazo fueron incapaces de decir cualquier cosa.
—Lo siento Hollow, me comporté como una tonta.
—No te preocupes, estoy acostumbrado.
—¿Qué quisiste decir con eso?
Solo cuando Orquídea le contestó enfadada, se dio cuenta de que había metido la pata,. A veces esto de poder hablar y decir cualquier cosa que se le pasaba por la cabeza sin pensar no era algo muy bueno. Pero por suerte tenía un plan de emergencia.
—¡Te tengo un regalo!
—¿Qué? ¿En serio?
Hollow le pasó una cajita con un envoltorio muy elegante, la mantis lo abrió con ansias, emocionada por ver su contenido y cuando lo tuvo entre sus manos, chilló emocionada.
—¡Es un manto precioso! Y es muy fino... Por Wyrm, si hasta diría que es más hermoso que mi manto real.
—Es bastante fino, sí, lo tejió Hornet con su propio hilo.
—¡No puede ser! Es una tela fabricada por la misma reina araña, no puedo aceptarlo.
—Claro que puedes, ahora eres parte de la familia.
Orquídea se quedó muda ante esas palabras, su pareja rio ante su reacción y procedió a explicarse.
—Hornet y Ogrim me explicaron un poco tu reacción, nunca se me ocurrió pensar que podrías ponerte celosa de Scarlet. Ella.... Es cierto que la quiero mucho, pero mi relación con ella es distinta a la que tengo contigo, aún si ella regresara alguna vez, jamás tomaría tu lugar, yo jamás te dejaría de lado. Ahora tendremos hijos, una familia propia que se sumará a la gran familia que ya tenemos, y por eso es esta fiesta.
—¿Para celebrar que la familia crece?
—Exacto, y eso representa ese manto, tu pertenencia a esta familia, Hornet nos ha tejido una capa o pañoleta a todos nosotros, ya era hora de que tú también tuvieras algo. Orquídea... ¿Por qué lloras?
—No es nada... Sólo estoy feliz... Snif...
Aquella fue una fiesta preciosa, mucho más amena y cercana que los grandes bailes en el palacio, Orquídea charló con su amiga y su cuñada, comió mucho y disfrutó el volver a sentir los abrazos de su amado caballero, se rió de las locuras de los contenedores, jugó un rato con sus sobrinos y en general, se divirtió. Ese sería otro de los recuerdos que atesoraría para siempre y que le darían fuerzas en sus momentos más oscuros.
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En Páramos Fungicos Lavanda se encontraba descansando en su nido abrazando los cinco huevos azules que acaban de salir de su cuerpo, recién había terminado de limpiarlos y ahora se disponía a tomar una más que merecida siesta.
Su hermana y su pareja estaban cuidado la entrada a su hogar y eso le bastaba para sentirse segura. Sin embargo, su frágil calma se vio perturbada por unos gritos que resonaron en el exterior de su habitación.
Alzó sus antenas con nerviosismo, no lograba percibir el significado de las palabras que se gritaban, pero su tono le hacía sospechar de alguna tragedia.
Finalmente la puerta de su cuarto se abrió de golpe y una mantis entró gritando.
—¡Mi Lord! ¡Ha estallado una guerra civil!
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Oh si, soy una experta en esto de acabar los capítulos en momentos desgraciados.
Espero les haya gustado el capítulo porque es casi el último capítulo tranquilo y alegre que habrá. Se ha desatado el conflicto final.
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