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✾| veinte

Abril Anderson

Después de una, dos o algo así de tres horas pasaron. Yoongi era un chico de pocas palabras, pero lo que decía, podía hacer que pensarás en todo, en cómo tu vida avanza hasta un posible final trágico. En cambio, después de todo lo que me dijo, me doy cuenta de las partes sensibles que tiene como persona, en cómo algo pequeño también puede ser capaz de brillar más que nadie. Mientras las oraciones expulsadas por nuestros labios abundaban en el ambiente fresco de la tarde, mi comodidad se hacía cada vez más presente.

En los silencios abruptos que quedaban en medio de la trivial charla, nos dedicamos a ver lo que teníamos enfrente de nosotros, un suspiro y otro atrás, nuestras miradas se cruzaban y no sonreímos, solo nos mirábamos como si estuviéramos conectados y empezábamos de nuevo una nueva conversación. Éramos tan livianos y tan transparentes que fue fácil conocernos mejor.

—Según me has dicho, si acabas la canción pronto ¿me dejarás escucharla?

—Por supuesto. Aún no sé cuándo la acabaré.

—Quiero ser la primera.

Él asintió. Suspiré y giré un poco mi cuerpo para verlo bien. Sé que habíamos hablado mucho, pero amaría saber más, como porque se convirtió en lo que es ahora, si en verdad le gusta, si no le gustaría hacer más cosas con su vida, viajar y descubrir cosas nuevas. Cuándo ocurrió lo de su piano, en ese momento me asustó su mirada, tan gélida que quemaba mi piel, pero en verdad no era así, parecía un joven chico en busca de su más profundo sueño y por un amor. Tal vez sea como yo, una pequeña hormiga habitando en un gigante mundo, terrible y venenoso. Cuándo él iba a ponerse igual que yo para mirarme, su móvil sonó. Se sobresaltó.

—Lo siento mucho, pero me tengo que ir.

—¿Tan rápido?

—Pasaron ya algunas horas.

Algo en mí no quería que se fuera, realmente lo estaba pasando bien con él. Sus ojos me pedían a súplicas que dijera algo, pero creo que lo mejor sería que se fuera para que no tuviera problemas en su trabajo.

—Vete ahora.

Resopló con una sonrisa. Desde donde estaba, miré como comenzó a correr para llegar más rápido. Parecía un niño pequeño. Fueron las 3 horas perdidas más aprovechadas de todas. Descubrí que un chico que yo creía que era el más amargado de todos, es el más adorable.

—Tardaste mucho —Llegué a la habitación y miré a Dahyun tirada en el sofá leyendo un libro. Al parecer ya todos se habían ido.

—Era Yoongi —Dejó su libro a un lado. Se sentó y me hizo una señal para que me sentara a su lado.

—¿Qué quería?

—Saber si estaba bien porque no contestaba las llamadas de Taehyung, pero nos quedamos platicando de muchas cosas y se pasó el tiempo super rápido, ahora somos amigos.

—¿Cómo que Tae te ha llamado y no has respondido? Me habías dicho que no te había llamado, dijiste que le contestaría ¿Por qué te comportas de esa manera? Abril, te he dicho millones de veces que...

—No quería pensar en Taehyung ¿sabes por qué? Me gusta mucho, me gusta demasiado, tanto así que no me importaría nada en esta vida, me lanzaría a él y disfrutaría de un beso estando sobria, atesoraría más sus roces de manos contra mi rostro, que acariciara cada parte de mi cuerpo, que me abrazara para siempre, que me permitiera escuchar cada una de sus historias. Y todo esto, no puede pasar. Él es mi amigo, me ve como una amiga. Es difícil, tan difícil verle a los ojos y saber que está triste pero que no hay la suficiente confianza para que me lo diga, es difícil nada más el hecho de verlo y no hacer nada —Tomé aire

>>>—¿Por qué simplemente los sentimiento no se quedaron como antes? ¿Por qué tenía que sentir esto? Por eso me alejé, porque me lastima estar junto a él. La idea de que me vea vulnerable es tan miserable, tan odioso. La única maldita cosa que podía hacer era alejarme, resolver mi propia error ¿Lo entiendes?

Mis cejas estaban enarcadas, mi respiración agitada, mi manos peinaron mi cabello y desvié mi mirada de ella. Había dicho mucho, tal vez todo lo que sentía. Recosté mi cabeza y sentía que iba a llorar, la presión de todo estaba por afectarme. Dahyun se paró y me miró preocupada, con rasgos de culpabilidad.

—Yo, en realidad lo lamento mucho, no quería, no —Suspiré y cerré los ojos— ¿Cómo te fue con Yoongi?

—Me gustó mucho en realidad. Hablamos demasiado y fue gratificante para mí.

—¿Lo volverás a ver?

—Lo obvio es que sí. Me dio su número de teléfono, así que me llamará seguro para vernos.

Abrí mis ojos y me levanté. Le sonreí a Dahyun, no quería que se sintiera culpable por mis paranoias.

Después de días, no pude evitar hablar con Yoongi, a veces no hablamos, solo era tipo; enviar links sobre videos de música, de cocina, de gatos, al final del día y acabamos desvelándose hablando de nuestro día resumido en una oración. He estado pensando. Seguro que me miraba como la maldita villana por no contestarle Taehyung, pero en verdad necesito descansar a mi corazón de tanta presión.

Hoy era sábado y al parecer Yoongi tenía tiempo libre, me mandó un mensaje sobre que ya tenía la canción, ya estaba lista y quería que fuese lo más rápido posible y eso hice, sin dudarlo. Al llegar a su casa, pasamos por aquel lugar donde estaba su piano, creí que íbamos ahí, pero me llevó a otro estudio con su nombre.

—Pasa, los chicos fueron al supermercado, pero ya volverán.

Era muy acogedor. Los colores neutros oscuros adornaban el lugar, me sentía cómoda. Miré como se sentó en su silla, quedando enfrente de varias pantallas. Movió algunas cosas y buscó unos auriculares de estudio para dármelos. Me miró e hizo una señal para que me acercara. Me senté a su lado y sonreí emocionada. Ahí estaba de nuevo, como todo un profesional, tocó algunas cosas, me colocó los auriculares, parecía también emocionado.

—¿Lista? —Asentí.

Tocó un botón en su ordenador y pude escuchar como una melodía armoniosa empezaba a sonar. Lo que me provocaba era una gran ansiedad de alivio, una en donde mi cuerpo se sentía uno con la música, con la letra de la canción.

'Esta noche que conforta el intenso día feroz que tuve,
cuando incluso la oscuridad se ha ido a dormir.
Me vomita cientos de veces,
porque tu estás sufriendo.
Soy una rincón, un pedazo de tu vida,
un amigo de tus emociones
y a veces familia.
En momentos en los que quieres descansar
cuando estás enterrada bajo la soledad,
cuando estás embriagada con recuerdos
Ahí es cuando me convierto en tu música.
Sí, para alguien soy la primavera
Para otros, el invierno
Soy el final para alguien y el comienzo para otra persona
Soy la felicidad para alguien y el alma para otra persona.
Una canción de cuna para algunos y ruido para otros.
Estaré contigo en tu nacimiento y en tu final.
Recuerda que siempre estamos juntos
en cualquier lugar.
Siempre consolar tu vida
Así que solo apóyate en mí y descansa.

Estaba a punto de acabar, al parecer esta era solo la parte de él, ya que lo escuché cantar un poco de rap.

—Creo que esta canción sería perfecta para un romance casi perfecto. Me gustó mucho, en serio. Es impresionante pensar que tu hiciste esto, en cómo te dejaste fluir por los sentimientos que tal vez sentía alguna persona.

—Me alegro de que te guste.

Le dije que volviera a poner la música y eso hizo. Me levanté de la silla dejándolo con sus cosas. Me permití admirar las cosas que tenías por el lugar mientras que la canción se reproducía en el fondo. Aparte de aquel salón, este es su lugar seguro, en donde se siente el mismo. Mientras estábamos disfrutando el silencio, quise acercarme para poder conversar un poco, en verdad me gustaba ver lo que hacía pero, alguien entró a la sala casi tirando la puerta.

—Yoongi-hyung, ¿ya está la canción? —Los chicos habían entrado y notaron mi presencia.

—¿Abril?

—Dos cosas; la primera es, ¡¿Cuántas malditas veces les he dicho que toquen la puerta antes de entrar?! —Creo que se molestó, aunque sus minis gritos fueron algo tiernos —. La segunda, si ya está, ya la pueden escuchar.

Todos se apresuraron para poder escuchar la canción, pero antes alzaron la mano en señal de saludo hacia mi, todos menos Tae. Noté como me penetraba con la mirada mientras que yo me aseguraba de ver solo a Yoongi.

—¿Por qué no habías contestado a las llamadas? ¿Tu teléfono se arruinó?

—Tenía algunos problemas.

—¿Estás bien?

—¿Por qué no lo estaría?

—No lo sé, no contestaste mis 140 llamadas, mis 20 mensajes, creo que es algo preocupante —Lo miré de reojo y no dije nada —¿Qué te ocurre?

—¡Nada! —Dije cansada. Lo miré sin ninguna expresión por primera vez desde que llegó. Era increíble, me sentía hasta molesta conmigo misma. ¿Por qué mi corazón empezó a latir de esa manera al tenerlo cerca? Han pasado tres semanas ¿no fui capaz de olvidarlo?

—Me esforcé mucho, fue algo complicado al grabarlo porque no encontraba el ritmo perfecto —Esbocé una amplia sonrisa al verlo tan contento. En verdad había hecho un gran trabajo.

Lo había pensado, sí que parecía una bola de masa. Miré que comenzó a enseñarles otras cosas a los chicos con una sonrisa de oreja a oreja. Por otro lado, sentí que la mirada de Tae no se despegaba de mí, hasta la incomodidad estaba llenándome.

—Por lo visto a Yoongi le contestaste las llamadas.

—Al revés. Ese chico fue a buscarme para saber si estaba bien e intercambiamos números ¿Qué pasa? No creo que haya algún problema.

—Debiste contestarme a mí. Creí que te había pasado algo.

—¿Por qué no fuiste a verme?

—Tenía trabajo.

—Vaya, al igual que Yoongi. Ahora que lo pienso, me llevo muy bien con él.

Relajé mi cuerpo y sonreí de nuevo al verlo. Era cierto, una semana hablando con Yoongi todos los días, es realmente abrumador saber que no lo conocí antes por lo bien que conectamos.

—¿Así? ¿Desde cuándo son tan amigos?

El tono de voz de Tae comenzaba a sonar algo molesto. Mi cabeza estaba confusa. Lo miré ya que antes evadía su mirada. Me miraba extrañado por algo y lo peor era que no entendía nada.

—¿Para qué preguntas tanto? No entiendo que sucede.

Ser tan grosera al principio ocasionó esto, pero no quería verlo. Soy una tonta, si venía aquí, era obvio que me lo encontraría ¿en verdad quería eso? Los chicos desviaron sus miradas hacia nosotros, sin entender qué sucedía.

—Porque me preocupas, no sé si te pasará algo Anderson. Tampoco es que digamos que eres digna en contestar un maldito mensaje —Me miró resignado.

—¡Dios! ¡Qué fastidio! Me confundes más Kim Taehyung. ¿Me harías un favor? Quédate tranquilo de cualquier cosa que me suceda y ya está. Me gustaría recordarte que solo somos amigos.

Dije en un tono rudo. Sus ojos se abrieron más, mis labios se separaron y nuestras miradas no se despegaron en ningún momento. Si seguía con esto, mi cabeza explotaría, más por el dolor que incrementan.

—Lo tengo claro.

En sus manos llevaba una bolsa, la dejó a un lado de él, casi lanzándola. Me miró por última vez para luego ver de reojo a Yoongi y salir de ahí.

—¿Qué ha pasado aquí?

Si, está bien, acepto que me excedí. Sentí que estaba perdiendo el aliento, la respiración era agitada. Tomé mi mochila y estaba a punto de salir, necesitaba aire fresco.

—Lamento lo que pasó. Me debo ir.

En el momento que estaba a punto de cruzar la puerta, sentí mi cuerpo muy pesado haciendo que cayera al suelo como si no contara con mis huesos. Mi cabeza dolía y un puñado de recuerdos invadieron mi mente, como una película, escenas tras escenas, pero todo era borroso.

—¿Estás bien?

Me rodearon, me miraron y esperaban alguna respuesta de mi parte. Yoongi me tomó de la mano para que me mantuviera sentada. Realicé un respiro profundo. No entiendo porqué había visto esto, hubiera preferido que no fuese tan borroso. Necesitaba alejarme de ahí, pensar, descansar, dormir o algo para que todo se me olvidara, hasta la vergüenza que había pasado aquí.

Coloqué mis manos en el suelo como apoyo para levantarme, cuando me sostuve sobre mis piernas, sentí que volvía a caerme, pero Yoongi me volvió a sostener, casi cargando mi cuerpo en sus brazos. Giré mi cabeza mirando su rostro pálido, sus ojos me pedían permiso para lo que estuviera a punto de hacer. Una de sus manos pasó por debajo de mis piernas, y la otra en mi espalda, cargándome y sacándome del estudio.

Recosté mi cabeza en su pecho. No se que sentía ante aquella sensación nueva junto a él, pero era cómodo. Elevé mi mano y la puse también sobre su pecho, agarre con fuerza su camisa para que se detuviera.

—¿Qué pasa? Necesitas recostarte, un poco de agua y después podrás irte.

—Bájame, estoy bien.

—Acabas de casi desmayarte enfrente de mi cara, no puedo dejarte ir de esta manera —apreté mis labios, no solté su camisa y mi respiración se alteró. Quería irme de ahí, por más que me sintiera protegida con Yoongi, no quería ver a Taehyung. Me sentía mal, sentía un vacío en mi corazón inexistente y que nunca se llenará.

—Solo, solo se me bajó la presión. Estaré bien. Por favor.

Se percató que escondía mi rostro en su pecho y apreté más mi agarre, en señal de que me bajara. Sentí como suspiró. Emitió un extraño sonido en su garganta. Ahí mismo, se dio la vuelta para dirigirse hacia las escaleras y bajar.

—¿Dejarás que se vaya? —Escuché que dijo alguien.

—Llamaré un taxi para que la lleve hasta el campus.

Aún sin bajarme, nos quedamos en la salida esperando al mentado taxi. Nadie decía nada en esos minutos, ni los chicos que nos acompañaron. El aroma que emitía su camisa hizo que relajara un poco mi cuerpo, era algo masculino, muy fresco. Cuando escuché un coche estacionarse, levanté mi rostro y lo miré. No tenía ninguna expresión en su rostro, solo miraba hacia enfrente, hasta que noté que asintió y empezó a moverse.

—Avísame cuando llegues —Bajó mis piernas con cuidado. Se alejó de mí y abrió la puerta del taxi, metió mi mochila y me miró de nuevo. Asentí por lo anterior que dijo e hice una media sonrisa. Me adentre en el coche y me percaté que le dijo unas cuantas cosas al conductor, tal vez mi dirección —Maneje con cuidado, por favor.

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