✾| uno
Abril Anderson
¿Han pensado alguna vez que tienes que sobrevivir sea como sea a una situación de vida o muerte y lo único que te queda es correr y correr? Pues es eso lo que ocurre ahora.
Detuve el ritmo para poder ajustar la tira de mi mochila. Giré mi cabeza hacia delante y ahí estaba mi amiga furiosa. Se acercó a mí y tomó mi brazo para que volviera a correr. Este es mi primer año estudiantil en el que el mundo está en mi contra, llevo varios días llegando tarde a la universidad.
—¡Corre más rápido Abril!
—¿No ves que es lo que intento?
Correr de tal manera me afectaba, ya que según mi fisioterapeuta, debo de tratar de evitar correr y trotar por momentos. Hice lo mejor que pude hasta llegar al final de la calle, en donde se encontraba ya la universidad.
La persona encargada de cerrar la puerta de la entrada, nos dejó pasar y nos hizo una señal de que la directora nos estaba esperando en su oficina. Mientras subíamos las escaleras, sacamos nuestras botellas con agua y empezamos a beber, de verdad estaba cansada. Toqué la puerta de la oficina de la directora de la universidad. Luego de unos segundos pude escuchar un 'pase' que provenía de adentro. Ahí estaba aquella mujer de carácter realmente fuerte y odiosa.
—No se si lo sepan, pero llevan 6 días llegando tarde, ¿Qué piensan sobre esto? ¿Señorita Williams y Anderson? —Quitó sus gafas y las dejó en su escritorio. Nos miró, Peyton y yo nos miramos y luego devolvimos la mirada hacia ella— Lo peor es que Llevan dos semanas desde que empezaron su segundo año de carrera.
—Prometemos que esto no volverá a pasar.
—Dijeron eso ayer —Elevó una ceja. Se levantó de su asiento y se acercó hasta la ventana de su oficina—. Si mañana vuelve a suceder, las expulsaré. retirense.
Salimos de su oficina, en la puerta soltamos una pequeña risilla. Éramos conscientes de lo que pasaba; esa señora amargada no nos expulsará porque su reputación se mantenía gracias a nuestros padres. Tampoco quería decir que siempre somos así, simplemente que estos seis días habíamos estado mirando una serie hasta tarde y nos levantamos dos horas después de la entrada de la universidad.
—Si solo te hubieras dormido temprano anoche, hoy hubiéramos salido a tiempo, a parte, por culpa de ayudar a esa señora, terminamos llegando aún más tarde.
—¿Estás de broma no?
Será descarada esta chica. Miré como sonrió ladina y le di un golpe en el hombro. Peyton me tiene loca cada día. Recuerdo que nos conocimos apenas en preescolar y nuestros padres se conocían. No nos dejaron entrar a la primera clase, hasta la siguiente, así que tocaba esperar, pero mirando alguna serie en nuestros teléfonos.
De regreso a casa, miré como mi madre me había mandado un mensaje diciéndome que no podría pasar a recogerme y Peyton tenía una cita con un chico, así que me tocaba caminar, no tenía ganas de ir en autobús.
Llegué a casa y no había nadie, solo otro post-it de mi madre de que llegaría tarde, que no la esperara para cenar.
La oscuridad estaba en el cielo, ya era de noche. Estaba tratando de dormirme, claro, si tuviera la seguridad de que no me levantaría de madrugada asustada por mis pesadillas. Mis uñas empezaron a enterrarse en la sabanas con fuerza, hasta que solté un chillido, estaba sudando y mis manos temblaban. La puerta de mi habitación se abrió de golpe y mi madre corrió hasta mí, tomándome en sus brazos como cuando era pequeña.
—Ya pasó cariño, solo fue una pesadilla.
Besó mi cabeza y se adentró más en la cama, casi cargándome para poder tranquilizarme.
*****
Hoy era fin de semana, día de comprar, claro, algo que amaba Peyton y yo debía acompañarla mientras que ella escogía los mejores atuendos de marca, yo anhelaba ir a la tienda de libros o ver cosas interesantes.
Peyton parecía de estas chicas de series, con dinero y odiosa, era todo lo contrario, pero cuándo salía al centro comercial amaba lucir así. A pasos lentos, nos adentramos a una tienda y estuvimos casi una hora. Miré mi reloj, suspiré y me levanté en el taburete de donde estaba sentada. Cuándo estaba en la caja, a punto de pagar todo, empezó a discutir con la dependienta ya que esta me miraba mal, creyendo que era una vagabunda.
—Le advierto que no la vea más así. Vendré muchas veces aquí con ella y como vuelva a ver otro gesto así, juro que la demandaré. A parte, mi amiga podría hasta comprar esta tienda con un chasquido de dedos.
La señorita estaba nerviosa y otras personas estaban apareciendo. Suspiré cansada y tomé el brazo de Peyton. Me disculpé con la gente del lugar y salimos de ahí. No dijimos nada en el camino, ahora realmente quería ir a la tienda de libros, habían publicado uno nuevo y estaba ansiosa por tenerlo en mis manos.
Conocía muy bien amiga, lo que no recordaba era que sus gustos musicales habían cambiado repentinamente. Nos detuvimos en medio de la calle para poder ver una foto gigante de unos chicos que estaban de postre en un edificio.
—¿Me regalas esa foto de ellos?
—No.
Refunfuñó varias veces. Tomé su brazo atrayéndolo hacia mí para que nos fuéramos, pero esta se agarró de unos barrotes que se encontraban en la calle.
—Loca ¡Suéltate ya! —Ella me miró enfadada.
—Si no quieres hacer esto por mí, ¿Cómo cumplirás con lo que me prometiste?
—No lo prometí, dije que lo pensaría ¿Tú crees que yo quiero ir? Creo que ir a corea del sur a conocer a unos chicos es absurdo —Ella asintió mientras que yo suspiraba. Empecé a caminar dejándola atrás, pero esta empezó a seguirme.
—¡Por favor! Yo haría todo por ti.
Le creía porque era una loca, era capaz de crear la peor mentira para mí, hasta devolverse de sus vacaciones en Australia solo por estar conmigo.
—Pero me tendrás que dar algo a cambio —Una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro.
******
Comencé a estirar mis piernas por debajo de la mesa del centro del salón, quité mis gafas y cerré los libros que estaban enfrente de mí. Puse mi cabeza en el asiento del sofá, era cómodo estar en el suelo. Froté mis ojos con cansancio. Había estado teniendo días cansado, llevábamos ya un mes en nuestro segundo año y realmente no era nada igual al principio, no me quiero imaginar el siguiente que dicen que es el más largo y duro. Levanté la cabeza cuándo la puerta se abrió.
—¿Hay alguien en casa? ¡Abril! Mira quien me acompañó.
La voz de Harry, mi hermano mayor, era clara. Me levanté del suelo y miré como una diminuta persona salía detrás de él. No podía creerlo, la pequeña niña saltó de una vez hacia mi en cuanto me miró.
Respondí a su saltó mientras la abrazaba. Mi hermano mayor, Harry, tenía una hija llamada Ally, para mi es Al, mi pequeña Al que apenas estará cumpliendo 5 años.
—Tía ¡Te extrañé mucho! —Escuché como hacía sonar su nariz, haciendo que lloraba, era toda una dramática, como yo.
La abracé tan fuerte porque tenía mucho tiempo de no verla. Ella dio palmaditas en mi espalda para que la soltara ya que la estaba asfixiando de tanto amor. Comencé a preguntarle algunas cosas mientras tomaba su carita; ella me tomó de la mano para ir hacia el jardín a jugar. Cuando se trata de ella, soy una niña de su edad.
Estaba agitada, escuchaba hasta mi respiración por todo el jardín, lo más sorprendente es que ella seguía tan fresca como una lechuga. Me senté en el césped mirando como ella se acercaba hasta mí con su carita toda linda, redonda y sus mofletes rosados.
—¿Ya no duele tu cabeza tía?
La última vez que nos vimos, tuve una pequeña recaída. Vinieron a despedirse y ocurrió un incidente, yo, como siempre me desmayé por un dolor de cabeza horrible y ella por desgracia lo miró.
—No mi amor. Ahora estoy más fuerte que nunca y puedo jugar contigo.
—Eso me emociona mucho —Comenzó a correr para que yo la siguiera.
En resumen de lo que quedaba de día, pasé toda la tarde con ella, comimos unos bocadillos, seguimos jugando hasta que se cansó y se quedó dormida en mi regazo. Ahora estábamos en el sofá, ella dormida y yo mirando un poco la televisión.
—Mi madre me contó que aún sigues con tus pesadillas -dijo Harry, mientras entraba al salón.
—No es nada, ya me acostumbré —Bufó. Se sentó a mi lado mientras miraba como su hija estaba descansando en paz.
—Sabes, es extraño. Siento como si no te gustara hablar de este tema —Volteé hacia otro lugar.
—¿Has hablado con Alex?
—Mi madre también me dijo que aún no piensa regresar a la casa, pero es el encargado de la empresa de tu padre.
—Ya volverá —Él me miró y revolvió mi cabello —. El pasado se tiene que olvidar pero, tienes que reconstruir ese rompecabezas que tienes aquí dentro —Señaló mi cabeza con su dedo.
Así es, mi vida es un caso absurdo, sacado de un libro dramático como los que leo. Hace más de un año, sufrí un accidente automovilístico, mi otro hermano, Alex, se fue a Londres a vivir y desde ese entonces no nos vemos. Por otro lado, la vida a veces no me sonreía.
—Siempre cuentas conmigo. Puede que no sepa algunas cosas porque cuando ocurrió tu accidente, yo no estaba ahí y siempre lo he lamentado.
—No tienes que sentirte mal por ello. Sé que me ayudarás a reconstruir mi estúpido rompecabezas.
Kim Taehyung
Dejé a un lado la silla en donde me encontraba sentado. Ordené unos papeles de mi estudio junto con unas fotografías y estaba por salir hasta el salón, ya que uno de mis compañeros vino a tocar la puerta avisando de que tenía que salir para comer.
Mientras bajaba las escaleras, miré como estaban todos en el suelo y en el sofá, la televisión estaba encendida, se suponía que debíamos comer.
—Si no miran la televisión ¿por qué no la apagan?
Todos estaban con el móvil en su mano. Decidí sentarme con ellos y mirar un poco la televisión. Comencé a revisar los canales hasta que miré una noticia que me llamó la atención.
'Se cumplirán ya dos años de eso. Vaya, la muerte de George Anderson es una de las noticias más nombradas desde ese día ¿no lo crees Hye Sik?'
¿George Anderson? No quise escuchar más y cambié de canal.
—Estaban hablando de... —Pude notar que Jin, uno de mis amigos cayó al otro.
—Me iré a dormir, hagan lo mismo que mañana miraremos a nuestras reunión de fans.
El día de la reunión de fans
Mis amigos, los cuales también eran mis compañeros de trabajo, somos artistas, es decir, cantamos y solemos bailar un poco. Podíamos observar como algunas chicas iban entrando al gran salón, en donde se realizaba la reunión. ¡Era genial! Nos sentamos en una larga mesa esperando a que esas mismas chicas se acercaran, nos estaban dejando muchos regalos.
Nuestros fans nos estaban tomando fotos. Nosotros comenzamos a hablar con ellas mientras que otras pasaban enfrente, sacando pláticas. Nos detuvimos un poco y empezamos a hacer un poco de ridículo sacando sonrisas a todos.
Después de una hora firmando cosas y hablando; mi mirada se fijó en una chica, dos, mejor dicho, eran extranjeras. Las chicas extranjeras entraron al salón muy rápido creyendo que llegarían tarde. Parecían ser las últimas por el momento y tardarían un poco en llegar por aquí.
Pude notar que las extranjeras se acercaban. Una de ellas tenía ojos verdes y utilizaba gafas así con rasgos extranjeros y cabello castaño claro. Las comisuras de sus labios no se levantaban en ningún momento, solo permitía entre abrir sus labios para decir pequeñas palabras a su amiga. Traté de apartar mi atención de ella, pero era eso que hacía que no lo hiciera, algo en ella me recordaba a alguien.
Luego de varios minutos, miré que ya habían llegado donde nosotros, al parecer la de ojos verdes le tocaba pasar donde Jimin el cual se encontraba justo al lado mío. Disimuladamente, moví un poco mi cabeza para saber qué hablaban.
—Gracias por firmar esto.
Ahora al fin sus comisuras se elevaron de a poco, provocando una pequeña sonrisa, pero parecía falsa al igual que su felicidad por estar aquí. Jimin firmó el último artículo que tenía ella, cuándo ella lo notó, se dio media vuelta para querer pasar donde mi. En eventos como esos, solemos interactuar mucho con nuestras fans, así que Jimin alzó su mano para despedirse o tomarle la mano.
—Espero que vuelvas ¿no tienes alguna pregunta? —Ella negó mientras hacía la misma sonrisa.
—Lo siento, gracias y adiós.
La chica que estaba conmigo, alzó su mano en señal de que se iba y nada más se fue, la de ojos verdes se colocó delante de mí, sin ninguna expresión, esperando a que yo hiciese contacto visual con ella, cuando lo hice, parpadeó unas cuantas veces y empezó a dejar algunas cosas en la mesa, para que también las firmara.
—Hola —Ella me miró e hizo la misma sonrisa. Al tenerla enfrente, pude notar que sus ojos lucían de un verde oscuro justo ahora, constaba con una mirada tan gélida, siento como si antes ya la había visto. Fue algo incómodo, era la primera vez que no sabía qué hacer, ella tampoco ayudaba, no decía nada, solo miraba mis manos que se movían de un lado a otro, firmando todo. Quería romper aunque sea esa incomodidad y miré una foto que no sabía que me había tomado, no lo recordaba— Oh mira, ¡pero que genial, tienes esta foto! —Sonreí y ella me miró al final.
—Sí, sí. Soy una gran fan tuya —De ver su mirada tan gélida, también parecía algo soñolienta.
—Creo que tu amiga te obligó a venir —Dije casi sonriendo.
—Me atrapaste —dijo irónica— Sí, lo siento...lo diré...apenas hace 3 días supe sus nombres... creo que tú eres... tienes cara de ser el que se llamaba Hosok o Jihope ¿no? —Comencé a reír, en realidad ella no tenía ni idea de nuestra existencia.
—Eres una buena amiga por hacer todo esto —Ella asintió dándome la razón.
—Merezco un premio a la mejor amiga, lo sé.
Mojé un poco mis labios, conseguí que formulara algunas oraciones, estaba orgulloso —Mi nombre es Kim Taehyung.
—Taehyung, es un gusto conocerte. Me voy.
Quería decir algo, pero la chica al mirar que había acabado de firmar sus cosas, quería irse, pero volteó al escuchar mi voz— Y tu ¿Cómo te llamas? —Ella me miró alzando su mano para presentarse.
—Ah, soy Abril Anderson.
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