✾| treinta y siete
Kim Taehyung
Pasó casi un mes desde que salimos del país para poder hacer conciertos en Japón. Hoy, estábamos de regreso por un corto tiempo. En verdad, me sentía tan exhausto y tenía ganas de acostarme a dormir por muchas horas. Quería comer un gran tazón de fideos, carne y una copa de vino ¿qué más podía pedir? Ah, si tenía a Abril a mi lado, sería completo. Hablando de ella, la extrañaba demasiado. Habíamos estado en contacto por medio del móvil, me ha comentado que consiguió trabajo, lo cual me alegra tanto y espero pueda progresar correctamente.
Llegamos a casa, la cual había estado desolada por un largo tiempo. Subí mis maletas hasta mi habitación. No ordené nada, solo me lancé hacia la cama.
—Había esto en la entrada.
Elevé un poco la cabeza al escuchar a Jungkook. Dejó una carta en la mesita y se fue. Rodé por la cama hasta alcanzarla.
No tenía alguna información afuera del sobre que me dijera de quién era, nada más decía "Para Kim Taehyung". Rompí el costado del sobre, saqué la carta y me dispuse a leer.
'Hola Taehyung, espero que cuando leas esta carta hayas llegado sano y salvo de tus conciertos de Japón.
Hace algunos días me encontré a Yein; no sabía si decirte, pero sé que a ti te hubiera gustado que te dijera así que, ella me dijo que haría lo que fuese por separarte de tu novia y, a ella le haría la vida imposible. Creo que debes tener cuidado porque tú conoces como es esa chica. Por otro lado, volvió a atacarme, pero no verbalmente sino que vino a mi casa. No te llamé para contártelo porque por los momentos nos han suspendido los teléfonos, ya que hemos estado practicando mucho y decidí hacer esto, dejándote esta carta para que tuvieras mucho cuidado.'
'Con mucho amor.'
-Joy
Suspiré dejando caer de nuevo mi cuerpo sobre la cama. Solté la carta y la dejé.
¿Qué se suponía que iba a hacer con aquello? Ni siquiera sabía si era cierto, que si lo era, no lo iba a permitir.
No pude descansar ni más de dos horas, mi cabeza retumbaba sobre los hechos expuestos de Joy, sobre como extraño a Abril, como quería solo dormir.
Escuché mi nombre y decidí bajar, seguro comeríamos. Salí de la habitación después de haber tomado una ducha y haberme puesto algo más cómodo. La mitad de los chicos se encontraban ya comiendo, seguro que los restantes se fueron a dormir.
—¿Qué decía? —Sin esperar a que me sentara, Jungkook me preguntó intrigado, con su boca llena de comida.
—Yein... —Así fue como todos mostraron interés— Joy me explicó que se acercó a ella, le confesó algo sobre que quería separar a Abril de mí, hacerle algo.
Creo que arruiné el ambiente de la cena. Dejaron de comer y me vieron atentos, esperando a que siguiera hablando. Sentía como que me miraran con lástima, aquello era extraño, tan solo quería olvidarlo.
—¿Cuándo será el día en que esa chica te olvidará?
Negué con la cabeza. Todos parecíamos indignados por la situación. La comida se miraba deliciosa, pero yo, yo no quería comer. Empecé a tocarla con los palillos, debería comer solamente, un bocado, solo...
—Quisiera ser feliz unos minutos —Dejé los palillos sobre la mesa y tomé el vaso con agua que estaba a un lado.
Me quería ir de ahí, acostarme mientras me acurrucaba entre las sabanas, recordando los momentos donde había sido feliz. Iba a levantarme de la mesa, pero unas palabras resonaron en mi cabeza.
—¿Cómo es que no eres feliz si la tienes a ella a tu lado? Eres un cobarde que no la merece y ya.
Miré mis piernas por debajo de la mesa, esperé unos segundos y me levanté.
—Yoongi, eso era innecesario.
—Puedes dejarlo Jin, no me afecta nada.
No estaba con ganas de discutir, tenía suficiente. Su risa sarcástica hizo que me detuviera cuando les di la espalda.
—Siempre evades todo, eres tonto e inmaduro aún. Ella debería saber escoger, como a alguien que no le mienta como tú, ni la engañe.
Los chicos querían detener lo que supuestamente esta discusión ocasionaría, pero era muy tarde. Resoplé un poco de aire, metí mis manos en los bolsillos de mi pantalón y lo miré. Ahí, comiendo tan tranquilo cuando antes me estaba dejando en claro que Abril no sería feliz a mi lado.
—Aunque ella recordara todo, sé que me escogería a mí. Hasta aquí se puede notar los niveles de un perdedor como tú, hyung.
Mi rostro empezó a arder y no podía dejar de verlo. Su mirada estaba puesta en mí, estaba seguro de que quería levantarse y golpearme, pero se resistía. Esperé a que dijera algo, pero simplemente sonrió para continuar comiendo. Maldita sea. No dije nada más y me fui de ahí para tomar las llaves de mi coche. Quería irme, salir, correr o hacer algo que me despejara de todo.
Habían indicios de que hoy llovería, no me importa nada si sucede. Dentro del coche, armé un pequeño berrinche dando golpes en el volante por la frustración. No sé que es lo que estoy haciendo, no sé que es lo que debo hacer. He estado esperando por tanto tiempo y nunca es el adecuado para decir la verdad, nunca para ser feliz.
Así fue como decidí ir a la cabaña, relajarme un poco y escapar de las personas. Cuándo llegué, no esperé encontrarme ahí con Abril. Parecía destrozada que hacía que yo me sintiera peor por alguna razón. Los sollozos desde el fondo de su garganta me quebraban, haciéndome entender que ella sufría. Cuándo la escuché decir que me amaba, me sentí tan vivo, un cosquilleo desde la planta de mis pies había aparecido, ese que me motivaba a seguir adelante.
Podía admitir que era la primera vez que había escuchado un te amo dicho de aquella manera, la forma en la que me lo dijo, su cuerpo temblaba, sus labios y sus ojos apenas podían verse por las lágrimas que se desbordaban. No sabía como sentirme justo ahora, que decir o hacer, me sentía algo emocionado por lo que dijo, pero también desesperado por su llanto. Expulsé una pequeña sonrisa nerviosa, pensando en que podía hacer para que no me mirara así, ¿por qué lo hacía? ¿Qué la atormentaba tanto? Esta mujer me traía tan loco, que haría cualquier cosa por desaparecer cada minúsculo rastro de tristeza, quería que me dijera que pasara, que lo gritara con la voz quebrada si era necesario, pero era difícil adivinarlo sin algún indicio.
Quise expresar lo mismo, tal vez ayudaba para que se calmara. Me acerqué más a ella, en esa pequeña intimidad, acaricié su rostro y traté de abrazarla contra mi cuerpo. Su sollozo se tranquilizó, dejándome escuchar simplemente su respiración agitada, haciendo que la frustración de minutos antes se fueran con tenerla aquí.
Pegué mis labios hacia los de ella, los besé mientras que los suyos no dejaban de temblar, pero de repente, sus manos apretaron mi sudadera con fuerza, tratando de seguir el ritmo. Su boca se abrió dejando la oportunidad de besarla mejor, dando el permiso de acariciar sus labios con los míos. Todo se sentía tan cálido, sentía por medio de aquellos besos el amor que decía tenerme, me sentía tan bien. Me alejé un poco, mantuve mis labios en su nariz fría y nuestros brazos atraparon nuestros cuerpos.
—Te amo Abril —Su respiración era al fin lenta, sus ojos estaban cerrados, dejándose amar. La chimenea estaba encendida, era por eso que pude sentir calor, sí, por eso. Mis mejillas ardían al igual que mis labios vacíos que querían volver estar contra los de ella. Mi corazón latía tan fuerte mientras la sentía aquí, junto a mí.
Debo dejar de mentir, debo admitir que ahora tengo tantas ganas de hacerla mía, tantas ganas de besarla hasta quedarme dormido, hasta que el sol aparezca y nos haga saber que es un nuevo día, sentir su suave cuerpo rozando contra el mío.
Sin pensarlo, tomé la nuca de Abril para volver a sentirla. Sus manos atraparon mi cuello, dejándola un poco de puntillas a ella. Seguí devorando sus labios carnosos y deseosos. Hice presencia de mi lengua, empecé a jugar un poco con la suya, era tan gustoso.
Tomé su cintura y sin separarme de sus labios, empecé a dar pequeños pasos hacia delante de mí, haciendo que ella retrocediera poco a poco. Parecíamos torpes buscando un lugar donde sentarnos. Cuándo sus piernas tocaron el borde del sofá, su cuerpo cayó en este, haciendo que yo hiciera lo mismo.
Nuestros labios se habían separado y ahora yo estaba encima de ella.
—Tae.
Me dijo en sus labios, estaban rojos, su rostro casi del mismo color. Se sentía tan abrasador aquel sentimiento del momento, sabía que ella también podía sentirlo.
Sus ojos estaban fijos en mí, esperando a que yo hiciera algo, era igual como la primera vez que vinimos aquí, cuándo estaba encima de mí y estaba a punto de hacerla mía ahí mismo, ¿debería hacerlo? Que frustración.
Me levanté y me senté a su lado. Me sentía como un idiota. Puede ser que ella quisiera hacerlo con las mismas ganas que yo, pero si no quiere hacerlo por su pasado, cuándo me dijo que ya había estado con aquel chico y eso lo impida. Ugh, no creo que haya alguien en este mundo que haga esperar tanto a una mujer como yo, peor a alguien tan hermosa como Abril.
—¿Por qué? —Levanté mi rostro para verla a mi lado. Se sentó también como yo. Sus manos cubrieron las mías— Sonará impulsivo, pero cada vez que pareciera que vamos a hacer algo, dejas todo, no entiendo. Yo realmente, no sé si es que así eres tú, optas por dejar a las chicas con ganas de más, hasta que lo decidas, pero yo quiero estar contigo.
Inevitablemente, reí, relamí mis labios. Al principio, me encantaba ver como quedaba con ganas de besarme más, pero nunca creí que al punto de que tuviéramos sexo, más cuándo me dijo... Dios, era un completo imbécil. Era mi novia y no la complacía.
—Iba a decir muchas cosas, pero sonarían como excusas baratas. Soy un desastre, lo sé.
Ella sonrió, ahí estaba otra vez, mi pequeño bollito que ahora se veía tan candente. Se levantó y pasó a estar encima de mí. Adoraba aquello, era como una pequeña adicción para ella. Sus piernas estaban a cada lado de las mías. Bajó su cabeza para besar mis labios. Estábamos tan necesitados de los dos.
El salón era oyente de la aún crepitante hoguera, la leña consumiéndose por el fuego y los pequeños chasquidos que podía producir el beso abrasador que teníamos en este momento. Me hice cargo de besarla lo mejor que pudiese, chupé su labio inferior, lo mordí levemente para luego ir besando su quijada, su cuello y quedarme ahí. Había encontrado lo que tanto deseé, escuché un leve suspiró por parte de ella, comencé a besar ese lugar hasta que se quejó. Sonreí y seguí bajando hasta quedarme en su clavícula que estaba al aire libre, también empecé a dejar besos húmedos en ese sector.
Cuándo me separé de ella, sus manos tomaron su sudadera y desapareció de mi vista, para encontrarme con un hermoso sujetador de color negro, que cubría sus notables pechos. Relamí mis labios con una pequeña sonrisa, estaba tan sonrojada, pero creo que la excitación del momento era más fuerte. Toqué su espalda desnuda y ella dio un pequeño salto.
—Dios, estás tan frío.
Volví a quitar mis manos de encima de ella y las dejé en sus piernas cubiertas por el pantalón que llevaba puesto.
—Como se supone que te quite ese estorboso artefacto que cubre tu maravillosa piel.
Una sonrisa apareció y sus manos se fueron detrás de su espalda. Como lo sospeché, estaba quitándolo. Me miró en señal de que estaba desabrochado, entonces, con cuidado volví a acercar mis manos, pero esta vez por sus hombros, para bajar aquellos tirantes, mientras dejaba pequeños besos.
Cuándo estaban en sus manos, ella misma lo dejó a un lado y no pude despegar mi mirada de sus senos. ¿Por qué no había hecho esto antes?
Volvió a besarme, pegando su cuerpo y rozando sus pezones en mi cuerpo. No sé cómo pude ser posible, tal vez porque sus pezones estaban tan erectos o mi sudadera era fina, pero pude sentirlos, tanto que sentí un pequeño bulto debajo de mis pantalones. Tenía tantas ganas de que hubiera algún tipo de fricción, que ella moviera sus caderas. Cuándo dejó mis labios, mi mirada se fue de nuevo a su torso desnudo, las manos de ella se fueron a mi sudadera para quitármela y la ayudé, también quité la camiseta que llevaba abajo.
Abril contempló también mi cuerpo como yo lo había hecho con ella anteriormente y volvió a hacer aquella fricción de sus pezones erectos, ahora con mi piel desnuda, puedo admitir que solo con esto olvidé todo, me sentía tan caliente, tan excitado que sin pensarlo podría penetrarla.
—No sé si estás jugando conmigo, pero estos juegos preliminares están matándome.
—¿De qué hablas?
Dijo acariciando mi cabello, no sabía que fuese tan coqueta, pero aquella estaba dejándome a mil. La tomé por su cuerpo y la levanté para dejarla a mi costado. Me puse de pie y quité mis pantalones, los dejé en el suelo y volví a sentarme. Ella miró cada una de mis acciones y repitió lo mismo. Cuándo me acomodé en el sofá, sin suponerlo, ella estaba encima de mí de nuevo, semi desnuda, con una prenda cubriendo su parte intima, al igual que yo.
—¿Esto está mejor para ti?
Sonreí sarcástico y le robé un beso. Mis manos empezaron a acariciar sus muslos de arriba a abajo, hasta llegar a sus glúteos y mantearlas ahí. Mi erección estaba creciendo y en medio de aquel beso caliente que teníamos, se separó de mí y me miró buscando alguna explicación.
—Según lo sé, podría decir que justamente ahora hay algo grande debajo de mí. Hace mucha presión.
Tragué saliva, me estaba conteniendo tanto. La podía sentir húmeda, porque de inmediato mi ropa se humedeció. Mis manos se fueron a su espalda, a empujarla para acercar sus pechos a mi boca. Cuándo los tuve cerca, los llevé de inmediato a mi boca, ahora me había convertido como en un bebé, chupé lo más que pude, con las mayores ganas que me pedía mi cuerpo. Lamí, chupé y sentí hasta ganas de mordisquear un poco, pero en eso la escuché gemir, eso me hizo temblar, tanto que quería que ella se moviera ya.
Me puse a pensar, no tenía condones encima, así que no íbamos a poder hacerlo, pero tampoco podía quedarme con las ganas ni dejarla a ella así.
—Abril, no podremos hacerlo porque no tengo algún condón, pero amaría que te movieras solo un poco...
Y ahí fue, sin que dijera nada, me pegó a su cuerpo y empezó a besarme. Sus caderas se movieron hacia adelante y hacia atrás en movimientos lentos, pero tan preciosos que la fricción me estaba volviendo loco. Un gemido por parte de ella salió en medio del beso, se separó y miró había abajo, donde ella seguía moviéndose. Una de sus manos fueron a tocar su pecho, lo manoseo y apretó sus pezones. Mis manos fueron al trasero de ella, quería que se moviera más rápido, ahí fue que guíe el ritmo.
—Tae —Dijo entre dientes. Acaricié su espalda de arriba, hasta donde estaban sus bragas, que ahí empecé a jugar con estas, a querer meter mi mano ahí— Es muy duro.
Casi no pude escucharla, estaba sumido en la excitación. Estaba perdiendo el control, así que me concentré en mi mano en su trasero. Mis dedos llegaron a su entrada y sus movimientos de cadera disminuyeron. Su mirada no se alejaba de mí, preguntándose que hacía. Mis dedos empezaron a acariciar ahí, el tacto frío con su zona caliente y mojada hacía efecto. Los subí un poco para llegar a un punto que su cabeza se fue hacia atrás y gimió de una manera tan deseosa. Su boca se abrió y mis dedos acariciaron más, con estos mismos lo hice más rápido, para luego tocar un punto que hizo que se retorciera. Sus manos se fueron a apretar mis hombros y su cabeza llegó a mi pecho.
—Me gus-ta.
Saqué mis dedos y ella subió su cabeza para verme, ya que me había detenido. Tomé su cadera e hice el intento de que se volviera a mover.
—Quiero tener aunque sea un pequeño orgasmo aquí, junto a ti.
Susurré y sentí su piel por debajo de mis manos como se llenó de escalofríos. Abrazó mi cuello y empezó a besarme de nuevo mientras se movía de una manera deliciosa. Me sentía extraño, porque podría pensar que era demasiado duro mi pene en ese momento, pero ella me tenía así.
Gruñí un poco en cuánto los movimientos que hacía eran tan buenos, suaves, veloces que me hacían perder el control. Creo que ella podía llegar ya a su orgasmo, pero yo quería seguir, tendría que tocarme para lograrlo.
Sus piernas temblaron y sentí como se detuvo. Su aliento era agitado. Tomé su rostro con mis manos y miré como sus labios tenían pequeñas marcas de dientes, seguro se los había mordido. Aún la tenía arriba de mí y hacía tanta presión que me mataba, necesita llegar a mi orgasmo. La levanté un poco para dejar libre mi pene.
—Yo, no he tenido mi orgasmo, permíteme masturbarme un poco.
Sin decir más, alejé mis manos de su cuerpo y fui hasta mi bóxer. Saqué el erecto pene que estaba vuelto loco por cualquier cosa. De reojo, pude ver como ella tragó saliva al verlo. Una de mis manos empezó a masturbarme, de arriba a abajo, de una manera desesperada. Pasé mi cabeza en el respaldar del sofá, cerré mis ojos y me imaginé tantas cosas con Abril, como se lo hubiera hecho si tuviera un maldito condón, como gemiría mi nombre pidiendo por más. Presioné más fuerte, más y más rápido que mi aliento era tan agitado.
Me asusté en cuánto unas pequeñas manos frías se posaron en las mías. Subí mi cabeza y la miré ahí, mirando mi pene, sus manos tratando de hacer algo.
—¿Puedo...?
Si supiera que sí que lo quería. Solté mi pene y de inmediato sus manos se colocaron ahí, mi cuerpo se erizó. Tal como yo lo hacía, ella empezó a mover sus manos. Esta vez me dediqué a ver la dedicación con que lo hacía. Tragué saliva sintiendo aquel hormigueo desde la planta de mis pies. Gruñí tan fuerte, mi espalda dio un brincó y sabía mi pene explotaría de placer. Apreté mis ojos al sentir que ella movía solo una de sus manos más rápido y ocurrió.
Abrí mis ojos poco a poco. Su mano estaba llena de fluidos transparentes y algo blancos, era mi semen. Ella no separaba su mirada de ahí, ni siquiera soltó mi pene. Sonreí por lo emocionante que había sido aquello, por qué no esperaba tener esto al venir aquí, tan solo quería relajarme y olvidar mis problemas, sí que pasó.
Quité su mano e iba a hacer algo asqueroso, pero no quería que ella se sintiera avergonzada. No había nada para limpiarnos, así que tomé mi camisa que había quitado y limpié sus manos, al igual que las mías. Creo que cuándo la lavara y no se fuera aquello, tendría que tirarla.
—No era necesario que lo hicieras, pero en verdad estuvo genial.
Miré su rostro, estaba sonrojada y no pude evitar reír. Volví a besarla, delicada y deliciosamente. Ella se levantó de encima de mí y se quedó ahí parada mientras miraba todo lo que hacía. Nos habíamos ensuciado, deberíamos tomar una ducha y meter a lavar esta ropa.
Mi cuerpo estaba frío, tenía frío a pesar de que la chimenea estuviera encendida.
—Pongamos a lavar esta ropa, tomemos una ducha y luego comamos un poco ¿te parece?
Ella asintió sin decirme nada más. Se miraba extraña, era la primera vez que lo hacíamos, bueno, que hacíamos algo, tal vez ahora no quiera decirme nada.
Me levanté, sin ponerme nada y sentí como me seguía. Cuándo me giré, la miré con su sudadera puesta y su otra ropa en la mano. Se miraba tan hermosa, su cabello algo despeinado, sus labios y mejillas rojos, al igual que su nariz. Su cuerpo era tan hermoso. Lo único que me hacía sentir extraño, era su comportamiento, tal vez aún sigo triste, era obvio, no era como que después de hacer esto sus problemas se hayan ido, tan solo espero que se sintiera a gusto.
Me giré de nuevo para subir las escaleras. Fui directamente a la habitación, dejé mi ropa en la cesta de ropa sucia. Abril llegó y me miró, le señalé donde podía colocar la ropa.
—¿Puedo ir a ducharme primero?
Preguntó tímida, no entendía que le pasaba, me daba mucha ternura a la vez. Asentí y vi como fue de volada al armario para sacar algo, seguro su ropa y salió rápido para entrar al baño. Despeiné mi cabello, me sentía tan quisquilloso, feliz, que podía saltar ahí mismo.
Me dirigí también al armario para sacar algún pijama que tuviera ahí, lo dejé en la cama y me encargué de colocarme un nuevo chándal y otra sudadera. Bajé a la cocina para ver que preparaba. En la nevera no había mucho, en los cajones había un par de bolsas de ramen, comidas preparadas, si lo hubiese visto antes, seguro le haría la broma de comer ramen. Saqué algunas bolsas y saqué el ramen tostado de estas. Me fui a la nevera, donde esperaba que hubiera carne, pero me encontré con una carne ya hecha, en pequeños trozos, seguro Abril lo había dejado aquí.
Después de varios minutos, el agua estaba hirviendo, fui a ver la olla y coloqué las especias. La carne estaba lista y los huevos estaban casi listos. Me di la vuelta en cuanto escuché un pequeño ruido. Ahí estaba ella, recién bañada, con un pijama gigante, era mío.
—Bajé lo más rápido que pude en cuánto olí a comida.
Se acercó a mí y dejé un beso en su cabeza. Vi como arrugaba la nariz y alzaba los ojos hacia la olla para ver mejor. Estaba perdidamente enamorada de ella, no podía soltarla nunca.
—Voy a tomar una ducha ¿quieres acabarlo tú?
Cuándo asintió le di un corto beso y subí rápido a bañarme. Me sentía tan bien que no quería que este día acabara, no me imaginé que después de esas discusiones, acabaría aquí con Abril.
.
.
.
.
.
.
Buenas, estamos a nada de llegar a 7K en Jamais Vu y realmente estoy feliz. Yo, empecé en el 2019 aquí, tomé muchas malas decisiones con esta historia, era inmadura para saber que hacer y hace un par de meses atrás comprendí por el mal camino que llevaba a esta maravilla. Me encariñé demasiado después de tratar de cambiarla más de 10 veces, pero al final hice lo que pude y la dejé como la llevo ahora.
Jamais Vu, es una historia que tiene un final desde ya hace un año, pero nunca llegué a subirlo. En este transcurso a llevado muchos cambios, ha estado 3 veces en borradores y casi a borrarla permanentemente. Estoy tan agradecida a las personas que han llegado a leer hasta aquí, a las fantasmitas también, que no votan ni comentan, espero puedan hacerlo. De igual, muchas gracias.
Enserio gracias por leer, me emociona demasiado.
Espero disfruten. Coman saludable, tomen agua, descansen y pasen con su familia.
Los/Las/Les quiero mucho. <3
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro