✾| treinta y seis
Abril Anderson
Debía hacerlo, quería hacerlo. Me levanté para poder buscar una canción y reproducirla. Al escuchar que empezaba sentí cada nota recorría mi cuerpo impulsándolo a bailar; comencé a moverme paso a paso, mientras que esa pequeña sensación de corriente aparecía recordándome lo que había practicado meses atrás.
Me sentí como cuando era pequeña, cuándo mi padre podía pasar horas observando que me abalanzaba de un lado a otro, movimiento mi cuerpo de una manera tan detallada, dedicada y perfecta. Lo que hacía no era tan atractivo como HyunJin lo hizo, lo que hacía tenía pasos lentos pero agresivos. La diferencia cuándo practicaba con Hoseok, es que mi baile era más sentimental, más expresivo, todo por qué mi padre estaba empeñado a que aprendiera ballet, pero nunca acepté.
La canción cambió de ritmo, era una señal sobre que debía cambiar de posición, dando un paso hacia adelante para impulsar a dar un ligero salto mientras caía suavemente hasta el suelo doblando mis piernas a querer rodar, pero todo fracasó. Cuándo quise saltar, mi pierna cogió un pequeño calambre y en el momento en el que lo hice me caí y golpeé mi muslo. Mi mano se fue ahí de inmediato, en verdad me había dolido mucho. Me quejé un par de veces y la música se detuvo. HyunJin se acercó a mí, estaba asustado.
—Esto fue mi culpa. Lo estabas haciendo tan bien, yo...
Negué rápidamente mientras acariciaba mi muslo.
—No es tu culpa. No soy tan buena como antes.
Al fin, miré que se acercó para poder ayudarme. Su mano tomó mi espalda y me levantó como si fuese una muñeca.
—¿Qué ha sido todo esto?
Al mismo tiempo, nuestras miradas se fueron hacia la entrada. Un hombre mayor estaba ahí mientras que pude observar a las chicas atrás. HyunJin me soltó y parecía nervioso. Dahyun se acercó a mí, al parecer habían estado ahí desde que empecé a bailar, porque sabía que me caí.
—Me ha parecido fenomenal lo que has hecho, aunque deberías practicar más porque te has lastimado. Podría hacer que hagas otra audición.
Ese señor había hablado. No entendí a que se refería ¿audición? Lo único que quería era una entrevista para obtener un trabajo, bailé por qué el chico me lo había pedido, bueno realmente lo hice porque mi cuerpo me lo pedía.
Todo esto era confuso. Con la ayuda de Dahyun y la de Sana, me acerqué al sofá donde estaba anteriormente. Me senté poco a poco y ese señor se detuvo enfrente de mí.
—¿Cómo te llamas? —Me preguntó intrigado.
—Abril Anderson. Me gustaría dejar en claro que vengo a que me dan la oportunidad de realizar una entrevista.
—Mucho gusto. Tu apellido me resulta familiar, ¿podrías decirme tu otro apellido? —Estoy empezando a dudar si todos los que están aquí tienen algo que ver conmigo o simplemente están locos.
—Pero, ¿al menos me dirá quién es usted?
—Mi nombre es Lee Byung Hun, el dueño de esta empresa.
Así que era él. La importancia a mi nombre era lo que menos entendía.
—Abril Anderson Grey, señor Lee
En su rostro se dibujó un leve sonrisa y ahí caí en cuenta que seguro conocía a mi familia por los apellidos. Mi padre podría ser por los negocios, lo cual no creo que tenga mucho que ver con lo que ellos hacen, mi madre, bueno, ella había sido modelo de moda cuándo era joven. Luego de tener a Harry, no le interesó más esas cosas, ya que, por una parte, le costó un poco volver a tener aquella apariencia delgada y fina. Era conocida por su inteligencia en los negocios, pero también aprovechaba para hacer publicidad y salir en una que otra revista.
Tenía la leve sospecha que ese hombre lo sabía, ¿quería un autógrafo? ¿Conocerla en persona? Mi cabeza se llenó de ideas tan tontas.
—Perdóname por este momento —Noté que los demás estaban también algo confundidas— Cambiando un poco de tema, tus papeles me llegaron y apenas los pude leer. ¿Quisieras pasar a tener una entrevista especial conmigo?
Normalmente, los jefes no hacen las entrevistas. Un encargado debía hacérmela y luego la información pasaría a él, aunque en verdad parecía interesado.
—Está bien.
Me levanté con cuidado. Mi pierna ya no dolía, puede ser que solo fue el momento. El señor me guio y dio algunas instrucciones sobre la empresa, hacia donde íbamos. Presiento que me aceptará, pero pueden existir intercambios con el tiempo.
*****
Mi cabeza estaba apoyada contra uno de los cojines del sofá. Los canales pasaban y pasaban, hasta que decidí detenerlo cuándo me fijé en un programa de televisión. Parecía que transmitían de estas presentaciones donde hay cantantes, premios y de esas cosas. Me quedé ahí, mirando todo lo que pasaba mientras decidí acurrucarme entre las sabanas. Estaba haciendo mucho frío, también sentía más porque recién salí de tomar una ducha. El invierno era horrible y ya estaban pronosticando la primera nevada.
Al final, el señor Lee, dueño de la empresa donde trabajaban las chicas, me contrató. Las preguntas que me hacía, a veces eran extrañas, casi teniendo que ver con mi estado familiar o cosas de ellos, traté de evitarlo. Llevaba apenas dos semanas trabajando en ese lugar, no era tan malo. El sueldo era bueno, teniendo en cuenta en el puesto para el que me contrataron; debía atender los asuntos administrativos de la empresa, con la ayuda de varias personas más. La verdad, espero que todo siga marchando correctamente.
Cuándo las chicas salían temprano de la empresa, veníamos juntas a casa, pero muchas veces no era así y me tocaba quedarme hasta tarde. Debo admitir que ha habido ocasiones en las que me he sentido sola, como si tuviera un pequeño vacío en mi corazón, una forma tan extraña. Lo peor de todo, es que las pesadillas habían vuelto, los dolores seguían firmes en mi pecho hasta dejarme sin respiración. Mi paladar cada día se volvía amargo por alguna razón, náuseas, dolor de cabeza, mi cuerpo estaba descompuesto. Las ganas de llorar incrementaron últimamente, pero parecía que no pudiera por alguna razón.
He llegado al punto de creer mi pasado está afectando mucho mi presente, un presente que realmente está mal, que actualmente me estoy destruyendo. Tengo tanta impotencia, hay veces en que solamente quisiera regresar unos años atrás y descubrir todo lo que me ha pasado, que fue lo que en verdad me ocurrió para que ahora tenga efectos secundarios. No es una coincidencia que piense mucho en un chico que ni siquiera recuerde su rostro, que no sepa quién soy, tal vez sea una paranoia mía, una crisis de personalidad, pero siento que no soy nadie, una 'nadie' que no logra ser feliz al 100% y tampoco será capaz de hacer feliz a una persona que ama, cierto, a Taehyung.
Me levanté de golpe del sofá y apagué la televisión. No me sentía bien, no quería estar ahí, en verdad no sabía donde carajos quería estar. Fui directamente a mi habitación para poder tomar mis zapatos y un abrigo. Era muy tarde, pero el día de hoy mi agonía podía con todo. Si las chicas venían a casa y me veían de esa manera iban a empezar con miles de preguntas, tampoco es que yo quería contestarlas todas.
Pedí un Uber, tenía que ir al sitio que fue llamado 'mi lugar seguro involuntariamente' yo, debía volver a hacer lo de esa noche.
Hace una semana, me sentía igual, no tanto como hoy, pero si lo suficiente para salir. Las chicas estaban en casa y no quería que me vieran. Les mencioné que esa noche no llegaría a casa, creyeron que me quedaría a dormir con Taehyung o algo así, en verdad fui a la cabaña y me quedé dormida ahí. No tenía planeado pasar la noche, pero cuándo estaba en aquel sofá, las lágrimas no dejaron de salir y me quedé dormida. Cuándo me desperté, volví a casa muy temprano.
El Uber había llegado y rápidamente me subí al coche.
—Hola, buenas noches. A esta dirección, por favor.
Dije entregándole un pequeño papel al conductor desde la parte de atrás. Este asintió tomándolo y marcándolo en su GPS.
En camino a la cabaña, no pude dejar de pensar el porqué tengo esta extrema tristeza en mi interior, si debería ir a un psicólogo, aunque en mi opinión, no pienso que hagan gran cosa. Traté de despejar tanto como pude mi cabeza, sabía que si seguía así, acabaría llorando dentro del coche y espantaría al conductor.
Al llegar, me bajé y le pagué a aquel hombre. Caminé un poco por qué normalmente no te dejaban tan cerca de las casas, los caminos se volvían más para los coches que vivían cerca. No pasaron ni 5 minutos cuando llegué ahí. Saqué mis lleves y abrí rápidamente, porque estaba congelándome. Saqué mi chaqueta y la lancé hacia el sofá. Enrollé las mangas de mi sudadera y me acerqué a la chimenea. Tomé los pequeños troncos que estaban a su lado y traté de encenderla.
Luego de varios intentos, la mentada chimenea encendió, el fuego comenzó a consumir la leña y yo fui participé de observar como sucedía.
¿Por qué ahora debía pasarme esto? Recuerdo que dos meses después de que me levanté del supuesto coma que provocó mi accidente, los doctores recomendaron varios psicólogos y más especialistas por la 'grave depresión' que parecía tener. Mi madre inventó tantas cosas, sobre que eso era por la muerte de mi padre, era cierto, pero había algo detrás. Todo lo que pasó conmigo en esos años perdidos, ese chico que al parecer era mi novio, no puedo sacarlo de mi cabeza, no me detengo ni un momento a reflexionar si es él con él que suelo soñar, como puedo verlo y escuchar cosas distorsionadas sobre que me amaba, si fuese así ¿dónde está?
No soy capaz de formular justo ahora alguna palabra, ni expresándola ni pensándola. Siento que esto no tiene ningún sentido, que por qué es a mí la que me tiene que suceder.
Mis manos se fueron a abrazar mis piernas que se encontraban pegadas a mi pecho. Estaba contra el sofá, tirada en el suelo, mientras miraba el fuego. Mis manos temblaban, me ahogaba y sin hacer algún gesto, las lágrimas salieron por si solas, dejándome entender de que ya no me podía detener. Cuándo iba a esconder mi rostro para llorar lo más fuerte que pudiera, el ruido de la puerta abriéndose captó mi atención. Me levanté del suelo y di la espalda a la persona que había entrado. Limpié mis lágrimas con cuidado y tragué cualquier tipo de dolor que pudiese sentir. No podía ser, justo hoy...
Antes de girar, suspiré en lo bajo y lo miré. Ahí estaba él, parado, quieto, mirándome y esperando alguna respuesta o explicación. Sentí como mi cuerpo me pedía por él. Desde que empecé a trabajar no había podido verle, también lo necesitaba.
Las fugases lágrimas se disolvieron con velocidad cuándo corrí hasta él, me abalancé cubriendo su cuello con mis brazos. Sus manos rodearon mi cintura para luego acariciar mi espalda alta, como si estuviese consolándome, eso quería, que me tuviera en sus brazos. Era más evidente que mi necesidad de sentirme protegida incrementó estando con él, yo solo quería sentirme bien, amada, podía sonar egoísta, pero solo quería serlo una vez.
—Mi vida.
—Taehyung —Cerré los ojos con fuerza y solté un silencioso sollozo, así él no se percataba. Con mis manos detrás de él, limpié con cuidado mis lágrimas, inflé mis pulmones con aire y lo solté suavemente. Mi voz al final no había salido entre cortada, así que no corría peligro de que me volviese a ver vulnerable— Te extrañé mucho.
—¿Por eso llorabas?
Sus manos delicadamente pasaron por mis brazos, haciendo un poco de fuerza para que me soltara de él. Me despegó de su cuerpo y ahí estaba, delante de él, expuesta. Bajó su cabeza a la altura perfecta para mirar mi rostro. Lo analizaba, de la misma manera como esa vez que nos vimos en el hospital. No pude evitar sonreír por acordarme de aquello. Sus manos acunaron mi rostro, limpiando los rastros de lágrimas que habían quedado.
—No quería, no quiero que mis problemas puedan afectarte. Todo es una tontería, solo quiero que sepas que te extrañé demasiado.
Suspiró de una manera exhausta y yo únicamente apreté mis labios nerviosa. En serio no quería hacerlo sentir mal, estúpidamente me estaba volviendo tan débil, sentimental, dependiendo emocionalmente de cualquier cosa.
Como si estuviese despejando todos los pensamientos inmundos de mi cabeza, sentí como sus cálidos labios se posaron en mi frente.
—Bollito, tu misma dijiste que la comunicación es importante para que algo funcioné. Desde ese día, no paras de contarme hasta las pequeñas cosas, hasta haces que yo lo haga. Me importa todo lo que te pase, tanto si es que leíste un nuevo libro y lloraste sin parar, hasta los peores penas que llevas en tu corazón.
No sé si es que estaba tan mal emocionalmente, pero sus palabras acabaron conmigo. Taehyung hizo que en vez de tomar mis analgésicos para calmar los dolores, él me ayudaba a superar todo con una sola mirada. Me costó tanto entender que estaba perdidamente enamorada de él, en que me enamoré de las cosas de las que él se siente inseguro, todo me parece perfecto.
No me contuve y volví a abrazarlo, pero estaba vez escondiendo mi rostro en su pecho. Él parecía estar consolándome, sabía que había algo más detrás de esto, me conocía tan bien.
Sentí su mano acariciar mi cabeza y la otra de nuevo en mi espalda baja, quería sentirme protegida. Nadie tiene una vida perfecta y peor yo, todo el peso que no recuerdo y el saber que esos mismos recuerdos fueron olvidados están sobre mi espalda, pesan tanto que me canso y termino derrumbándome así como ahora.
No quería que él volviera a mirarme de aquella manera, desde esa vez de mi graduación, pero era porque tenía miedo de como estaba, ahí empezó todo, el miedo de pensar que lo perdía era más grande que mi estúpido orgullo y rudeza. El llanto que no salía, salió, pero esta vez con un llanto sonoro que hizo que Taehyung se preocupara, sentí como quería alejarme de él, pero lo tenía abrazado hasta que logró zafar mi agarre, sentí mis manos débiles. No podía verlo, tenía los ojos medio abiertos, pero las lágrimas nublaban mi vista. Medio escuché su respiración agitada, sus manos cubrieron rápidamente mi rostro, las lágrimas chocaban contra su mano, me sentía tan cruel haciendo que me mirara así, pero a pesar de ello, me sentía protegida y triste.
—¡Oh no mi vida! ¿Qué pasa?
—Es que... te amo tanto.
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